Tema: AVANCES (de algo, más o menos)

[Raimon]

En un pequeño palacio del complejo de la Mezquita de Al’Mansur, en una estancia interior sin ventanas iluminada con antorchas, una misteriosa figura se está preparando. Lleva puesta una cota de malla completa que le cubre todo el cuerpo, brazos y piernas. Sobre ésta se ajusta una coraza de peto y espaldar, de acero brillantemente bruñido que refleja la luz  de las antorchas. Cruzadas a sus espaldas se sujeta dos pesadas cimitarras. En su cinto lleva una daga y una espada corta. Se coloca una pequeña daga en su manga izquierda y otra en la caña de una de sus botas de cuero. Sobre sus hombros se pone una amplia capa y en su cabeza un yelmo con turbante que le deja al descubierto la cara. Por último uno de sus ayudantes le trae una pesada lanza de caballería. Tras unos momentos dice con voz potente:

“¡Traedme mi caballo!”


Qurtuba Productions presenta:

El retorno de Yahya                               
Cuando los rezos y las buenas palabras no son suficientes                                                             

Próximamente en los mejores campos de batalla de las estepas.




Raimon 

[Raimon]

Estepa asiática, principios del s. XII

La avanzadilla de la horda está acampada para pasar la noche. Hombres y caballos duermen para recuperarse de las largas cabalgadas para preparar el camino a los hombres del Khan. Sólo los guardias están despiertos, protegiéndose de la fría noche esteparia junto a sus hogueras.

De repente uno de los guardias cae atravesado por una larga lanza. Su compañero se levanta pero antes de que pueda coger su espada su cabeza salta cortada por los aires. Una figura pasa corriendo junto a sus cadáveres en dirección a la mayor tienda del campamento, una cimitarra en cada mano y una larga y oscura capa ondeando a sus espaldas.

Otros guardias han visto el movimiento y dan la alarma. Todos los hombres se levantan apresuradamente y se dirigen hacia el intruso con sus armas en la mano. Uno de ellos trata de atravesarlo con su lanza, pero el atacante desvía el golpe con una cimitarra y le golpea con la otra sin detenerse. A otro que se cruza en su camino le abre la cabeza, mientras al mismo tiempo le corta el brazo a un tercero.

Más y más guerreros se lanzan contra la figura misteriosa. Las cimitarras golpean a derecha e izquierda y los esteparios caen sin vida. Uno de ellos ha conseguido subir a su caballo y carga contra el intruso con su lanza, pero éste da un gran salto, gira sobre sí mismo y patea la cabeza del jinete, que cae al suelo con el cuello roto.

Otro ha tomado su arco y apunta al enemigo. En el momento que sale la flecha, el intruso sujeta el brazo de uno de sus atacantes y lo atrae hacia sí para que la flecha le golpee a él. Entonces toma su daga y la lanza contra el arquero atravesándole un ojo.

Dejando un rastro de cadáveres a su paso el intruso se acerca a la tienda del jefe de la avanzada. Lo encuentra saliendo de su tienda, precedido por sus dos guardaespaldas, que arremeten contra él con sus espadas. Antes de que lleguen a él, da un salto y una voltereta, cae a las espaldas de los guerreros de la horda y, sin volverse hacia ellos, golpea hacia atrás con sus cimitarras y les atraviesa con ellas. Cuando extrae las espadas, los guerreros caen inermes al suelo.

El jefe de los esteparios no da crédito a sus ojos. Su avanzadilla de cincuenta hombres, guerreros escogidos, yace muerta o agonizante a su alrededor. Un solo hombre ha acabado con todos ellos, un extraño misterioso salido de la nada. Con un grito de rabia se lanza contra él blandiendo una pesada hacha y golpea. Pero su enemigo detiene el ataque con las cimitarras cruzadas. Con toda su fuerza intenta bajar el hacha hasta tocarle, pero es como empujar una montaña. De repente el intruso le da un cabezazo que hace caer al suelo aturdido al guerrero estepario. Cuando abre los ojos ve al extraño junto a él, sujetando la cimitarra contra su cuello. Un instante antes de morir oye como el misterioso atacante le dice con voz potente:

“Salam Alaikum, baby”


Qurtuba Productions presenta:

El retorno de Yahya                               
A Alah rogando y con la cimitarra dando                                                             

Próximamente en los mejores campos de batalla de las estepas.




Raimon 

[Raimon]

Campamento del Khan, noche sin luna.

La horda está acampada antes de la batalla. Pronto se lanzarán contra los civilizados, los que viven en casas de barro y escarban su sustento de la tierra. Se llevarán su oro, matarán su ganado, violarán a sus mujeres y quemarán sus casas. O matarán su oro, violarán a su ganado, quemarán a sus mujeres y se llevarán sus casas, que pensar en más de una cosa a la vez siempre les resulta difícil a y no pocas veces se confunden.

Lo que les falta en discernimiento les sobra en número: miles de jinetes están acampados, decenas de miles de caballos cubren la estepa. La cubren de lo que suelen cubrir las cosas los caballos. La horda no sólo es temida por lo que hace, sino también por el rastro que deja tras ella. Muerte, destrucción y un hedor que algunos dicen que es peor que la muerte. Los esteparios no parecen notarlo.

Los miles de jinetes duermen. Pero no todos. Entre ellos corren rumores. Se habla de que en esta estepa hay algo maligno. Algo que aparece de la nada, mata guerreros y desaparece sin dejar rastro. Los pocos que lo han visto y han vivido para contarlo hablan de un demonio, veloz como el viento, esquivo como las sombras, mortal como el acero.

El Khan se ríe de estos rumores. Pero varios de sus exploradores han desaparecido. A uno lo encontraron partido en dos. El jinete y su caballo. El Khan hizo decir que fue un accidente, pero algunos de los esteparios parecía que tenían algunas dudas.

Esta noche, como las anteriores, hay quíntuple guardia. No porque el Khan crea esos rumores, claro está, es sólo para tranquilizar a sus hombres más suspicaces. Cada hoguera tiene cinco hombres alrededor de ella. Y hay el doble de hogueras con guardias alrededor del campamento que en una guardia normal. Ni un ratón del desierto puede entrar sin ser detectado (y asado para la cena). Alrededor de la tienda del Khan hay todavía un último círculo de guardias, guerreros de la escolta personal del Khan.

El Khan duerme tranquilo tras estas medidas de seguridad. Ha tomado consigo a su esposa favorita y la ha montado como un buen jinete. Un jinete que se cansa antes que su montura, mucho antes, pero buen jinete igualmente. ¿Quién va a negarlo? Ahora duerme plácidamente.

Uno de los lados de la tienda se mueve ligeramente. Uno de los guardias se vuelve hacia el movimiento. El viento, sin duda. Podría ir a verificarlo, pero ha oído decir que algunos que van a investigar extraños movimientos en la noche sufren accidentes y quedan partidos en dos. Él no teme a nada, es un poderoso guerrero de las estepas, pero… ¿para qué va a ir a mirar si sólo es el viento?

Dentro de la tienda una sombra se desplaza lentamente hacia las pieles que cubren al Khan y a su favorita. Lenta, imperceptiblemente, aparta las mantas. A un lado está el musculoso cuerpo del Khan, cubierto de cicatrices y de unos calzones de ruda lana. Duerme profundamente. Al otro lado está la favorita, su gràcil y esbelta figura y sus voluptuosas curvas insinuándose bajo unas ténues capas de fina seda, su larga cabellera morena extendiéndose alrededor de su bella cara. Sus ojos están cerrados. El intruso desenvaina silenciosamente su daga. De repente, la favorita abre sus ojos rasgados y mira sorprendida al extraño. Antes de que tenga tiempo de gritar, él le ha tapado la boca y la ha inmovilizado contra su cuerpo. Durante unos instantes quedan cara a cara, mirándose profundamente a los ojos a poca distancia. Unos instantes de total inmovilidad, y se funden en un apasionado beso.

A la mañana siguiente el campamento empieza a ponerse en marcha. Los esteparios despiertan, cuecen grasa de yegua para preparar la primera comida del día, preparan los arreos de las monturas. Dentro de la tienda el Khan despierta también. Mira a un lado, pero su favorita no está, y la tienda está desierta. Mira al otro lado. En el cojín junto a su cabeza encuentra clavada una daga cordobesa.


Qurtuba Productions presenta:

El retorno de Yahya                               
El peregrino que llegó del clima templado                                                            

Próximamente en los mejores campos de batalla de las estepas.




Raimon 

[Uve]

Jur, jur, jur, jur...
Mu bueno. Altamente fantasioso, pero mu bueno

Uve.

[Sir DOC]

Excelente, sí señor.

[Gustavsen]

Mal el ultimo acto... deberia haber matado a ese Khan y haberse quedado con la chica... eso es lo que haria todo un heroe de revista Pulp
entonces este Yahya, tampoco puede hacer dos cosas al mismo tiempo ... o si?

el cual me gustaria saber es con todos esos kilos de armadura, espadas y todo eso... como hace para moverse de una forma que dejaria con la boca abierta a Jet LI

igualmente aun con estos pequeños fallos...
EXCELENTE!!!

saludos
Gustavsen

[Vonspee]

Este daredevil musulman es un poco fantasioso, no?  Aunque en realidad esto sólo son sueños futuros, a ver si en realidad va a ser anacleto agente secreto.

[Saladino]

jua, jua, jua....... excelente......



( y eso que fue rechazado para el servicio activo con mis Jinetes Negros )