Días aciagos los que se vivieron en los puertos de Umbar. Sin provocación alguna los ejercitos de Gondor lanzaron su gran ofensiva contra los restos del pacifico imperio comercial de los Haradrim. Nada pudieron hacer para frenar el ímpetu de los dos nuevos generales que comandaban las tropas con sádica eficiencia. Uno de ellos era Denethor, el mismo heredero del Senescal, que con cruel eficiencia aniquilo los reductos en el este sin dejar rastro de los puestos comerciales de los haradrim; el otro era un joven norteño sin pasado al que llamaban Thoronhil, el Aguila de la Estrella, que comando el avance sobre las tierras del sur aniquilando sin piedad a todo ser viviente que se cruzó en su camino. No había amistad entre ambos capitanes pero nadie en la corte de Gondor dudó nunca de su eficiencia. Algo que lamentaron largo tiempo los navegantes a los que no les quedo más remedio que intentar encontrar nuevos puertos en el oeste.
A la vez que esto sucedia, en Mordor los orcos expulsaban a los ultimos reductos de los aurigas obligandolos a retirarse hacia el este. Gente orgullosa como eran no aceptaron su derrota con buena cara y pasaron a cuchillo a todos sus jefes de tribu antes de dirigirse hacia el este en busca de nuevas tierras. Los Hombres del Este desaparecieron para siempre de la Tierra Media convirtiéndose en una nota a pie de página en los libros de historia.
En el norte las cosas seguían igual. Los hombres combatían en las mismas lomas y defensas que lo habían hecho sus padres y en las que seguro lo harían sus hijos mientras las riquezas de los dos únicos reinos que se oponían a la oscuridad se malgastaban en una resistencia eterna. Algo que no contentaba a nadie. Los hombres de Saruman protestaban contra el Mago Blanco al que no veían envejecer mientras ellos malgastaban sus vidas en aquella guerra sin fin, los orcos murmuraban en lugares oscuros contra su señor que los masacraba sin piedad enviándolos contra las defensas de los humanos sin orden ni concierto, los hombres y mujeres de la Marca se resignaban a su destino vendiendo caras sus tierras, y los enanos gritaban contra Thorin Escudo de Roble que los enviaba lejos de sus montañas a las llanuras bajo el sol mientras el vivía encerrado en sus habitaciones cuidando de sus tesoros.
Pero algo cambio en el este. Gondor por fin se atrevió a apoyar a Rohan en las llanuras envalentonados por los éxitos en el sur. Quizás eso cambiara algo en aquella guerra interminable.