No sé. Yo estoy de acuerdo con Raimon salvo pequeños matices. Ahora se vive mejor, pero quizás no tan intensamente. Desde luego prefiero mi vida, mil veces, a la de la familia de mi madre que eran pescadores, en Galicia, y donde abundaban las viudas por "perdidos en el mar" o desaparecidos.
Creo que en cuatro generaciones fue mi abuelo el primero en morir de anciano, sólo tuvo que cambiar la costa gallega por la onubense.
Por parte de mi padre la verdad es que hay muchos altibajos: obrero, director de banco, oficinista, autónomo.... pero más o menos con una vida más cómoda.
Ahora bien... viendo actualmente a mis suegros, ganaderos, trabajando de sol a noche... jejeje, duermen, sí sí, y ganando el sustento y poco más para acabar herniados, sin casi poder andar pero aún así dando estudios a sus hijos, lógicamente ninguno se ha dedicado a la ganadería, un estilo de vida que muere en Cantabria en favor de las grandes exploraciones, aunque sí casi todos en trabajos relacionados con la misma (transporte de ganado, matarife,... carnicero...)
Yo tengo amistades de todos los tipos, supongo que como todos, conozco a gente muy ambiciosa, a veces también avariciosa, para lo cual lo primero es el dinero, conozco a gente vocacional que independientemente de lo que gana, a veces mucho y a veces poco, se dedica a lo que le gusta y gente que se dedica a lo que puede. Yo soy de la opinión que para mi calidad de vida no es tener un A6, ni un chalet de tropocientos metros cuadrados... sino tiempo. Tiempo para leer, para jugar, para charlar o para pasear... eso para mi es oro puro. Si además encuentras otra persona que tiene tus mismos valores perfecto.
Puede ser un tópico pero cuando he estado trabajando unas diez horas diarías entre dos curros, si cierto es que muchas veces era esperar a que llegara la hora, no he disfrutado.. y no por el cansancio o la tensión de estar en dos curros sino por el hecho de que era despetarse, no pronto, podía permitirme hacerlo tarde relativamente, ir a currar, comer en el camino del otro curro, currar de nuevo, llegar a casa, mirar con suerte el ordenador quitándome horas de sueño e irme a dormir... y así día tras día. Vamos... sin alma.
En todo caso y hablando de distintos puntos de vista yo creo que más que herencia cristiana yo hablaría más de caracter latino o anglosajón, esencialmente. Uno prefiere la calidad de vida, tiende un poco a la pereza y sufre los rigores de ésta vida que le serán premiados en la próxima mientras en otro se apunta al éxito, se valora el trabajo.
Consecuencia: todos se ponen como gambas cocidas en nuestras costas
dehm