Tribus de Kerait
(Nestoriano Cristianismo Nómada Nación Abierta)
Soloiew Khan "El que Cabalga la Desgracia", Gran Khan de Kerait, Señor de las Estepas.
Diplomacia:
Soloiew Khan, tomo el mando de la mayor parte de su ejército, dejando al Khan de Liao y al Khan de Chittin para que ocupasen los territorios de Liao con grupos mas reducidos. Si esto fue o no un error, el tiempo lo diría, pero de momento esta decisión costo las vidas de los 15.000 guerreros que acompañaban a Issik Kul.
Por su parte, el Gran Khan, comenzó su viaje en 1085, recorriendo las tierras de los clanes del norte que aun no estaban bajo su mando. Su recorrido le llevo a través de las tierras de Wudan, Shangtu, Parhae, Mudan, Suifenhe, Sikhote, Kunghari y Wusuli, y salvo en Wudan en todas ellas logro aumentar las filas de su ejercito. Pero la fortuna no le acompañaría mucho más tiempo.
Cuando el inmenso ejercito de Kerait llego a las tierras de Jilin, dominadas por el Clan Borte, un poderoso guerrero, llamado Qudhe, había reunido los clanes menores de Jilin bajo su mando, y aunque aun no se consideraba lo suficientemente fuerte para lanzarse en busca de mejores territorios, si se consideraba capaz de plantar cara a “el que cabalga la desgracia”. En un principio, los guerreros de Qudhe se lanzaron contra el enemigo en cuanto las tropas extranjeras pisaron sus tierras, pero tras 2 semanas de enfrentamientos, las bajas en el ejército nativo eran numerosas, mientras el enemigo a penas perdió más de un millar de guerreros.
Qudhe consciente al fin de que sus tácticas y su conocimiento del terreno, no serian suficientes para vencer a su rival, acabo por tomar la decisión de permitir el paso a aquellos intrusos, aunque sin que ni uno solo de sus guerreros se uniese al contingente.
Tras Jilin, el Gran Khan pudo recuperar las bajas sufridas en Sungari, y de haberse cumplido sus planes, aun hubiese reforzado más su ejército, pero si en Jilin los planes se torcieron un tanto, en ningún momento podía el Gran Khan imaginar lo que le aguardaba en la inhóspita región de Heliokang.
Thugradjin, a semejanza que el Khan de Jilin, había unificado a todas las tribus de la región, pero a diferencia de Qudhe, Thugradjin contaba con un ejército del tamaño del que lideraba el Khan de Kerait.
Thugradjin había oído rumores de las intenciones de aquel que se llamaba a si mismo Gran Khan, y sus guerreros armados y pertrechados para hacer frente a “el que cabalga la desgracia”, aguardaban junto a Thugradjin cerca de la frontera, mientras decenas de pequeñas partidas de guerra vigilaban los territorios por los que habría de llegar, necesariamente, el enemigo.
Cuando el ejercito de Kerait llego, el Soloiew Khan se aproximo hacia Thugradjin con animo de dialogar, pues creía que bien de una u otra forma podría lograr que aquellos guerreros pasasen a estar bajo su mando, pero el Khan de Heliokang, se negó a escucharle, y tan solo le dijo “Sois libre de huir, pero si ponéis un solo pie en mis tierras, pagareis por la osadía”.
Furibundo el orgulloso Khan de Kerait, desoyó las amenazas de su rival, y dio la orden de cargar contra el contingente enemigo, pero las fuerzas de Heliokang, además de numerosas, combatían en su propio terreno, y previendo la llegada del enemigo, Thugradjin había situado a sus guerreros en lo alto de una colina, aprovechando la altura, los defensores lanzaron miles de flechas contra su enemigo, causando numerosas bajas antes si quiera de comenzar el combate. Kerait hubo de retirarse, pero no estaba vencido.
Durante los tres días siguientes el Gran Khan trato de entrar en la región por distintos lugares, pero inexorablemente sus hombres caían en emboscadas, o eran rechazados por los guerreros de Thugradjin. Finalmente en una de las emboscadas, sus guerreros quedaron atrapados entre dos frentes, y fueron masacrados por el enemigo. El Khan de Kerait se vio obligado a retroceder, y regresar a Sungari, donde tras reagrupar a sus guerreros descubrió que las bajas ascendían a mas de 5.000 hombres. El Gran Khan de Kerait se entendió entonces, que Heliokang se estaba preparando para una gran migración, y que en pocos años no solo seria una amenaza para las naciones civilizadas del sur, sino para sus propias ambiciones.
Desde lo alto de una colina, Thugradjin observaba a su enemigo retirarse vencido de sus tierras, y acompañando el comentario de estruendosas carcajadas dijo a sus hombres “después de todo, el Gran Khan no es tan grande”