Personaje: Drawen
Jugador: Darthz
Calificacion: Medio
La historia la hacen los héroes, y los cobardes son los que se dedican a contarla. Cuentan escritos arcanos, sobre mi persona y sobre esta mazmorra en la que yazgo, cientos de leyendas. Algunas hablan sobre mi llegada a esta cueva oscura en la que impera el mal por doquier y otras dicen sobre años de guerras desoladoras a las afueras de Earwitz, y sobre poderosas batallas en el interior de este fuerte que encierra un poder desconocido. Y aún sigo aquí, postrado ante este trono en el que difícilmente se me cierran los ojos cada noche, y siempre tengo que hacer planes oscuros, más nunca parece acabar esa ilusión en los hombres buenos de entrar a conquistar mi mazmorra, cuando ninguno de los anteriores consiguieron su propósito. Un propósito ingenuo y tenue como el amanecer.
Los años han pasado, y mi rostro se ha demacrado con el tiempo, pero mis siervos han oído sobre el Elixir de la Eterna Juventud. Han sucedido muchos siglos desde que yo era un altivo y heroico mago, aquellas épocas ya pasadas marcaron un antes y un después en la historia, y es esta la que pretendo cambiar, aun arriesgando vidas que puedan ser revelantes en este mundo y para su porvenir. Aún recuerdo la gran batalla contra el padre de Demonoir, sufrió, quizá más que ningún otro ser en estas tierras por aquellos lares inciertos, pero la realidad es que murió en mis manos, y la piedad era la única suplica que su alma me rogaba, más su intento fue en vano, y vi con una sonrisa infinita como se deshacía en polvo bajo mi báculo ancestral. Ahora no puedo usarlo, mis fuerzas están debilitadas, por ello necesito el Elixir, y aún puedo oler, intuir esa magia que desde antaño me hizo conseguir y hacerme grande en mis oscuros propósitos.
Ahora, uno de mis siervos, se ha acercado para hablarme, una de las cosas que a la vista pueden parecer más ocultas y a la vez vulnerables, más no saben el gran poder que esta alberga en las lindes de su alma. Le he comentado mi intuición, él, absorto, prestó atención y en uno de sus guiños que predicen el futuro me aseguró que acabaría con el mal que nos acecha. Aún así, tendremos que hacer treguas, planes y demás parafernalias para acabar con el enemigo, y en eso nos basamos los malos, en el arte del engaño y en el ente frío que nos gobierna, ese que siempre hace persuadir al bueno y más luego lo envía a un laberinto del que es muy difícil escapar.
A mis oídos ha llegado el rumor de que algo se ha colado de nuevo entre mis tierras, y ya han conseguido entrar a la mazmorra. Qué tiemblen aquellos que han osado amedrentar mi morada, qué sufrirán a causa del pánico y del terror impiadoso que mostraré cuando los tenga arrodillados y suplicando. Por lo visto ya han encontrado a alguno de mis cientos de goblins que pululan por los laberintos y las oscuras sendas de este diabólico lugar, y a uno lo han hecho prisionero. Más no entienden que mis criaturas están creadas desde el acerbo del que otorga un poder inmisericordioso tan solo admirado para obedecer al mal y al poder oscuro. Así, es imposible que le saquen una sola palabra, pues preferirá morir antes que desobedecer a su gran señor y padre.
He mandado a una de mis criaturas preferidas a hacer de las suyas. Mi gran obra maestra. Ella vuela y corre, salta y despedaza cualquier cosa que a su paso interfiere, y está en busca del guerrero Demonoir, al que parece que el destino le va a juntar a la misma suerte de su padre. Pero antes, ha vislumbrado al hafling Dehmente, sólo, solitario como una presa que va ser devorada, justo antes del silencio que asegura una muerte inminente. Esta criatura es abstracta, surrealista, como mi propia alma del que muchas historias cuentan que fue tragada por el diablo en la gran batalla de los tiempos ancestrales, cuando obtuve todo mi poder, algunas leyendas cuentan que es mi propia alma, la que en un estado de subconciencia sale de mí y es imposible de ser palpada, por lo que no podrá ser capturada, pero sí que les creará más de un problema, eso es seguro. Ella alza sus ígneas alas y se apresura hacia su víctima, la acorrala y la engulle entre sus lenguas de fuego.
Motivo 1:
El gran mago ancestral se ha postrado ante su trono desde eras inmemorables y ha visto sucumbir y levantarse reinos enteros a su alrededor, aún así él ha seguido ahí junto a siervos que al ver su gran poder se le han acercado y obedecido. Ganó su trono en la gran batalla ancestral, ante magos que sucumbieron bajo su fuerza, y se quedó con la mazmorra, la cual ahora es presa de muchos reinos de todo el mundo.
Motivo 2:
Drawen envía a su propia alma a por Demonoir, pero en su camino se encuentra con un halfling que mata. Hace muchas eras consiguió ese extraño poder de separar el alma de su cuerpo, aun quedando en un estado semiinsconciente, está bien escondido y no lo encontrarán a menos que pase mucho tiempo su alma fuera del cuerpo, entonces puede morir, pero su alma es un ente casi invencible.
Motivo 3:
Está seguro de que gracias a un Elixir mágico conseguirá de nuevo los poderes que tenía antaño. Y entonces será imposible derrotarlo, pero para ello tendrá que jugar con los buenos… y solo será con alguno de ellos con el que consiga uno de sus oscuros propósitos.
Consecuencias:
Drawen se alza en su trono a gusto con sus planes que marchan bien, tan solo uno de sus siervos ha caído, pero sabe que es inútil recuperarlo, pues prefiere la muerte antes que otra cosa. Así que manda a un ente abstracto, quizá su propia alma, a por una presa fácil de los buenos, y la acorrala, y la ataca… Con la pretensión de acabar con su frágil vida. Y sigue en busca de sus planes aun inciertos… en busca de un mágico elixir, del que nadie más que él sabe su paradero.