El Duce Veneciano tiene a bien informar publicamente la deshonra y humillación que ha sentido ante las nuevas, ahora que acaece el inminente Verano, y más por la perfidia y cinismo que el Señor de Roma es capaz de mostrar. Tal muestra de traición ante Florencia, un natural vecino y eterno amigo, que ha demostrado ser capaz de resurgir de las insurgencias de su guerra civil con una nueva autoridad (Trencavel) al mando, no merecía su desprecio, sino su más firme apoyo.
No puedo más que regalarle, dado mi gran respeto por el Papado y mi incapacidad de derramar sangre en Tierra Sacra (por fe y fidelidad cristiana, no otra cosa), una bolsa de cuero con 30 talentos de plata. Espero que su peso valga para los Romanos en oro lo que las amistades, diplomacia y lealtades no valieron. Tomaré a bien pensar que una traición cometida contra un amigo, puede ser devuelta a otros amigos.
A pesar de ello, Venecia declara su neutralidad en el conflicto. Aún tenemos un innoble rebelde austriaco propugnandose por convertirse en una horda de barbaros que vagan sin rumbo en busca de una Capital y tranquilidad que no poseeran. Si así le desea, nos podemos plantear el extenderle nuestra mano de amistad, demostrando así que la solidaridad Veneciana contra el Ducado de Milán y Austría les es favorable. Nuestra guerra no fue más que una en defensa propia. Y así seguiremos actuando en el futuro próximo.
Respetuosamente,
Venecia.