((En este documento especial se relatan los hechos de guerra que afectaron de forma decisiva durante los años comprendidos entre el 1095 y el 1099 de la era cristiana a las naciones hindús del Reino de Chola y los Rajputados de Vengi y Kakatiya))
GUERRA CIVIL HINDÚ
AÑO 1095
Que el Rajá Rajendra III, Maharaja de Chera y Pandya, y gran Samrat de la India era "El Tocado por los Dioses" era una realidad indiscutible entre los fieles habitantes del gran Reino de Chola. Que tal cualidad agradaba tanto a la plebe como desagradaba a los nobles, era otra realidad no menos indiscutible.
En los últimos años Rajendra III había tomado toda suerte de medidas y decisiones calificables cuanto menos de excéntricas. Sólo la fuerza y carácter de sus hijos y herederos, casi todos muertos por la guerra, habían librado al antaño poderoso reino de la debacle. Cuando a inicios del año de 1095 el gran Rajá apareció en los salones del trono de la cercada capital de Tanjore y dio órdenes a sus administradores para comenzar a gobernar en absoluta tranquilidad el fragmentado reino, todos los Principales del reino se miraron los unos a los otros con incredulidad. Aún mayor fue la incredulidad cuando comprendieron que "El Tocado por los Dioses" no disponía ni una sola medida para la defensa de la ciudad, cuando a todos parecía evidente que su enemigo volvería para asediarla en cuanto tuviera oportunidad. Así, a nadie sorprendió que su hijo y heredero, el Príncipe Apu, desoyendo por completo las extrañas disposiciones de su Padre y Señor, decidiera al fin asumir el control de los ejércitos y la defensa del reino contra el enemigo, el resuelto Rajputado de Vengi controlado por el antiguo general Manjula.
No fue fácil para el Príncipe Apu, "Protegido de Agni", liderar un ejército para el que no llegaban los reemplazos: un terrible error en los presupuestos del gran Samrat de la India dio como consecuencia que los reclutamientos previstos no pudieran llevarse a cabo por completo, al faltar decisivamente oro con que pagar los equipamientos. Mientras el heredero Apu hacía encaje de bolillos con los presupuestos, tanto el Rajputado de Vengi como el de Kakatiya se armaban con grandes reclutamientos, en el caso del pequeño Rajputado aliado de Chola con más de mil jinetes con equipamiento pesado.
A inicios de marzo del año 1095, las tropas de Vengi a las órdenes de su Rajá Manjula comenzaron al fin el asedio de Tanjore, la pieza clave en el futuro desarrollo de la guerra y gran joya de la corona para los dos bandos. Perder la capital supondría tan duro golpe para unos como enorme sería el logro para quien la venciera, y Manjula lo sabía bien. Estaba dispuesto a ceder territorios de su recientemente formado Rajputado, a dejarlos sin defensa, con el fin de poder volcar los esfuerzos de sus ejércitos en el asedio a Tanjore. Junto al Príncipe Tigretamil, y comandando al grueso de sus tropas, más de 17.000 soldados, el Rajputado de Vengi cerró el cepo alrededor de Tanjore.
Pero aunque los movimientos iniciales en toda guerra suelen ser previsibles y se conducen habitualmente por los mismos cauces, el desarrollo es siempre tan inesperado como en el ajedrez. El Rajá Rajkatiya de Kakatiya, pese a las instrucciones del Gran Rajendra III de que se mantuviera al margen, estaba absolutamente dispuesto a vengarse de Manjula realizando una tan arriesgada como ambiciosa maniobra. Al mando de todo cuanto le quedaba en el ejército, unos 3.000 hombres incluyendo los nuevos reclutamientos, el Rajá se mantuvo alerta a las noticias llegadas del sur esperando confirmación de que Vengi iniciaba un nuevo asedio sobre Tanjore. El Raja Rajkatiya, sabedor de que si caía Tanjore y el reino de Chola se derrumbaba también caería su pequeño Rajputado, se preparó para iniciar un nuevo tipo de guerra, basado en continuos ataques rápidos con su móvil ejército sobre las tropas en asedio de Vengi. En cuanto le aseguraron que el propio Manjula comandaba sus tropas, el Rajá Rajkatiya lanzó al ejército de Kakatiya sobre el enemigo.
Mientras las tropas de Kakatiya maniobraban para caer sobre los asediadores de Tanjore, en la capital no cesaba el movimiento. Al mando de los marineros que no partieron junto al Príncipe Mikarma y toda la plana mayor de Chola, así como del resto de la infantería y los ingenieros de que disponían en Tanjore, el Heredero Apu lideró con valentía la defensa de la ciudad. El Príncipe Mikarma, a bordo de los buques pesados de Chola y de unos 9.000 guerreros, partió en dirección a Kalinga donde desembarcarían en Junio del mismo año.
EL SEGUNDO ASEDIO DE TANJORE
Tras tres meses de asedio continuo, el ejército defensor había sufrido terribles bajas. Mientras que los hombres de Vengi apenas perdieron unos mil efectivos entre heridos, muertos y deserciones, en Tanjore habían muerto más de 4.000 soldados. Era evidente que la ciudad iba a caer sin remedio cuando, el cinco de Mayo, apareció por sopresa en la región el ejército de Kakatiya comandado por su Rajá, el cuál cayó como un rayo sobre los campamentos de las tropas de asedio de Vengi.
El ataque fue tremendo. La carnicería se desató alrededor del círculo defensivo de la ciudad, y apenas en dos horas el ejército del Rajá Manjula sufrió tantas bajas como durante los tres meses de asedio juntos. Pero Kakatiya había subestimado terriblemente la fuerza de su enemigo: cuando los gritos de dolor y el sonido del entrechocar de armas fueron aplacándose, sobre el terreno de batalla no quedaba ni un solo hombre de Kakatiya. La cabeza del Rajá Rajkatiya fue separada de su cuerpo y presentada al Rajá Manjula, quien de una furiosa patada la lanzó contra las jaulas de los perros de guerra de Vengi. Tras la muerte de su Rajá y sus más importantes líderes, todo el estado de gobierno del pequeño Rajputado de Kakatiya se volatilizó en el aire y la nación dejó de existir como reino. Su vuelo había sido corto, pero por sus hechos Kakatiya había brillado con enorme intensidad.
Pero pese a que el fatal ataque de las tropas de Kakatiya había supuesto su muerte y la desaparición del Rajputado, lo cierto es que el inesperado golpe había roto la cohesión de la línea de asedio de Vengi justo en el momento en que las tropas de Manjula estaban destrozando a los defensores. Sin órdenes durante casi tres días, las defensas de Tanjore pudieron reorganizar sus fuerzas y recuperar suministros, ganando aire y tiempo.
EL TERCER ASEDIO DE TANJORE
Casi de inmediato, a golpe de fusta el Rajá Manjula, excelente comandante de tropas, logró articular de nuevo sus efectivos alrededor de la capital de Chola, iniciando los bombardeos por tercera vez y los ataques continuos, esta vez con más energía que nunca. En Junio, mientras en Kalinga desembarcaban las tropas de Chola al mando de Dhanyana (pues el Príncipe Mikarma quedó como capitán de la flota), la ciudad de Tanjore iniciaba de nuevo su enconada resistencia ante el asedio de los hombres de Vengi.
Ya en Agosto comenzaba la conquista de la región de Kalinga por parte de los ejércitos desplazados de Chola, región que caería definitivamente en Septiembre. Entre tanto, en Tanjore, los hados quisieron que tras tres meses de asedio constante las tremendamente superiores tropas atacantes sufrieran todo tipo de accidentes; unidos a diversos errores tácticos, la balanza de pérdidas se había desplazado inesperadamente del lado del atacante, quien vio su ejército disminuido en casi 2.500 soldados mientras que las defensas perdían apenas 1.000. Casi tres meses después del ataque desesperado de Kakatiya, Manjula meditaba la retirada al comprender que la situación había empeorado mucho y que podía poner en peligro al resto de su ejército si la situación se prolongaba mucho tiempo. Además, las noticias del ataque de Chola sobre Kalinga le hicieron tomar una decisión: si Tanjore no caía durante el invierno, o en los primeros meses del año 1096, se retiraría para combatir al enemigo en su propio territorio.
UN DURO INVIERNO
En noviembre de 1095, mientras los combates en Tanjore se recrudecían, la sorpresa llegó hasta la región de Chela cuando los ejércitos de Chola se lanzaron sobre la región por sorpresa mientras los navíos comandados por el hijo de Rajendra III trataban de iniciar un largo asedio de desgaste sobre la ciudad de Chalendry. Para ello, parte de la marinería desembarcó rodeando la ciudad, en tanto los barcos bloqueaban el puerto. Pero los hombres de Chola eran demasiados pocos como para poder ahogar con su peso la resistencia de Chalendry, que jamás vio puesta en peligro su cadena de aprovisionamiento.
En Chela, entre tanto, el hijo amado de Manjula, Príncipe Vardana, reaccionó con rapidez al ataque del enemigo. Acompañado por el Señor de Chela, que se encontraba en la región de Vengi, partieron a la búsqueda de los ejércitos de Chola, en lo más frío del más frío de los inviernos que se recordaban en la zona.
Mientras en el Rajputado de Vengi el ejército invasor de Chola trataba de tomar plazas fuertes para forzar la capitulación del enemigo, en el territorio del Reino de Chola eran los de Vengi los invasores y quienes apretaban cada vez más el lazo alrededor del cuello de la capital de Chola, la hermosa y orgullosa Tanjore. Tras un tremendo invierno marcado por las muertes y el frío, por los hombres congelados en sus puestos de observación durante las noches y las continuas bajas civiles, a mediados de Marzo del año 1096 la balanza volvía a desnivelarse en favor de los asaltantes.
Mientras que el Rajá Manjula perdió poco más de 1.000 de sus guerreros de asedio, el Príncipe Heredero Apu vio cómo sus efectivos se reducían de forma ya irreparable: con la muerte de 2.500 de los 3.500 que aún defendían la ciudad, el apenas millar de soldados guarnicionados en Tanjore ya se muestran insuficientes como para seguir aguantando la presión de Manjula.
AÑO 1096
En las tierras de Vengi, la tremenda fuerza del ataque de Dhanyana unida a lo sorprendente de su embestida vencen la resistencia de Chela tras dos meses de combates. En los inicios de Julio, el ejército del Reino de Chola parte hacia Kakatiya, y de allí hasta Madurai dirigiéndose claramente hacia Tanjore, tal vez con la intención de romper el asedio.
Pero para los defensores de la ciudad ya era demasiado tarde. El Rajá de Vengi, el hábil general Manjula, logró el siete de Junio hacer caer al fin las murallas de la capital de Chola. En lo más crudo del asalto final, el Príncipe Apu, "Protegido de Agni", "Amado de los Vedas", murió junto a los últimos defensores en la defensa del puerto mientras los hombres de la Guardia Imperial obligaban al Rajá Rajendra III a embarcar en la única de las naves que quedaba disponible. El capitán del navío en fuga decidió acudir a Mamalapuram con la intención de encontrar allí la flota de Mikharma: aquella era la única posibilidad para el Rajá Rajendra III "El Tocado por los Dioses" de seguir con vida. El sacrificio del Príncipe Apu sirvió para proteger a su padre, quien con sus excentricidades había conseguido poner el futuro de Chola pendiendo de un fino hilo de seda.
Tras la caída de Tanjore, el Rajá Manjula no estaba dispuesto a perder su pieza recién cobrada por mucho que llegaran noticias de los movimientos del ejército de Chola en sus tierras. Manjula confiaba en las defensas de Vengi; pero aún confiaba más en la moral de sus hombres en contraste con la precaria situación en que debían encontrarse los soldados de Chola. Una vez dejado un conjunto de sus hombres como guarnición de la ciudad, situó al resto de sus fuerzas en funciones defensivas mientras el Príncipe Tigretamil trataba de reagrupar con rapidez sus fuerzas.
En Septiembre las tropas de Dhanyana localizaron por pura casualidad al noble Sinsalagan operando en secreto en Karnata. Sinsalagan, bajo nombre supuesto, trataba de levantar en armas a la población de la región para que se uniera al Rajputado de Vengi; gran suerte le observó, pues logró escapar de verdadero milagro de los hombres de Chola y de una muerte segura.
Una vez resuelto el conflicto, ya a finales de año, el ejército de Dhanyana partió de nuevo hacia Madurai, región a la que llegó entrado el año 1097 y que tomó con facilidad en Junio. Ante la absoluta permisibilidad del Rajá Manjula, las tropas de Chola comenzaron un largo asedio sobre la ciudad de Mamallapuram, que no cayó definitivamente hasta el mes de Abril del año siguiente.
EL CONFLICTO SE ESTANCA
Después de la toma de Mamallapuram, Dhanyana dejó las fuerzas terrestres de Chola en la ciudad al mando de Mikharma, y al mando de la flota avanzó hacia Bandar donde trató de iniciar un bloqueo sobre la ciudad que no dio resultados, al carecer de buques suficientes como para cerrar su puerto de forma efectiva. El bloqueo, ineficaz por completo, se mantuvo hasta que a finales del año 1099 las fuerzas de Dhanyana regresaron a la recientemente conquistada ciudad de Mamallapuram con el fin de pasar el invierno a salvo.
Así, tras casi dos décadas de guerra, cuando el año 1099 estaba cerca de finalizar, las tropas de Chola se encontraban protegidas tras las murallas de Mamallapuram en tanto el ejército del Rajá Manjula seguía aislado de sus territorios en la conquistada región de Chola. La región de Chela, en cambio, volvió a ser liberada por parte de los hombres de Anantapurna cuando los guerreros del reino de Chola la abandonaron en dirección sur.
Y el Rajá Rajendra III, Maharaja de Chera y Pandya, y gran Samrat de la India, a quien todos conocían como "El Tocado por los Dioses", tras lograr contactar con su flota se encontraba con los restos del ejército de Chola en la portuaria Chalendry, llorando amargamente la pérdida de sus hijos y de la capital Tanjore a quienes no había sabido defender.