TURNO 7: AÑO 316 a.C
El Rey de Reyes Seleuco I de Persia, sigue expandiendo su poder a costa de los territorios de Escitia, conquistando las provincias de
Nicea, Taxiles y
Cólquida, tratando, además de hacer lo propio con
Yaxartes, donde es rechazado por ejércitos del rey
Dravas I. El Emperador Antígono Monoftalmo, logra poner fin a la
Liga Panhelénica, conquistando las últimas ciudades griegas de
Esparta y la esplendorosa
Atenas, cuna de la cultura occidental, donde Antígono logra, además, hacer que el tesoro real de
Casandro I, de gran cuantía, pase a engrosar sus arcas reales.
Seleuco I de Persia logra, también, hacerse con el dominio de la capital escita,
Cirópolis, fundada siglos atrás por el Rey de Reyes Ciro.
Dos líderes, ex generales de Alejandro, entran de nuevo en conflicto directo, ya que tras ser vencido
Casandro, Lisímaco, Emperador de Macedonia, amplia sus dominios conquistando las provincias babilónicas (antaño griegas) de
Leucade y
Queronea. Antígono se ve enfrentado a tres de sus ex-compañeros de armas simultáneamente.
Amintas I, rey de Arabia, continúa su expansión por terrenos de su enemigo
Antígono de Babilonia, tomando la provincia de
Trapsaco e intentando hacer lo propio en
Aspendo, si bien es rechazado en esta última.
El Rey de Reyes Seleuco I conquista su antigua provincia de
Sogdia, tras varios años de dominación hindú, al
Sátrapa Sofites. Dravas I de Escitia reacciona ante el masivo ataque de su enemigo el
Rey de Reyes Seleuco I y recupera sus antiguas provincias de
Cólquida, Donet, Arat, Maracanda, Taxiles y su capital
Cirópolis en una ambiciosa operación militar.
TRAPSACO LA DESEADA: Así será recordada por la historia a partir de este aciago y sangriento año de 316 a.C, el territorio de Trapsaco que ha visto a
árabes, babilónicos y egipcios luchar con con denuedo y fiereza en dos
ENORMES Y SANGRIENTAS BATALLAS por su posesión. En un principio
Antígono ataca, con proverbial agresividad, las tropas árabes dirigidas por el
rey Amintas que defendían su nueva posesión, logrando una sonada victoria de épicas dimensiones, ajeno a que un ejército egipcio bajo las órdenes directas del
Faraón Ptolomeo I avanzaba rápidamente para enfrentarse con su enemigo y disputarle tan codiciada tierra. Exhaustas por el anterior enfrentamiento, las tropas babilónicas de
Antígono no pudieron sino ceder la provincia ante el ejército Ptolomaico.