Regina Lebranc
Argumento:
- ¿Y cuál sería pues vuestro consejo mademoiselle? Me tenéis intrigado con tanto misticismo.
Regina sonrió. Estaba irresistible, como siempre, y ella lo sabía. Sin retirar la mirada de los acentuados ojos de Alexis, se acercó sigilosa a su oreja como si lo que le fuese a revelar fuera secreto de sumario y nadie más que ellos debiera jamás saberlo.
- Carpe Diem querido. La vida es demasiado corta para pensar en redimir cada pequeño desliz. Aprovecha el momento camarada - los dientes de Regina mosdisquearon su lóbulo justo antes de separarse de Voroshilov. Esto hizo que todo su cuerpo se estremeciera hasta sus mismísimas entrañas en las que habitaba la depravación y los más rastreros instintos de Alexis. Aquellas palabras habían creado una grieta en el dique político que mantenía al príncipe cuerdo y ella lo sabía.
Regina se separó felina y degustó de nuevo su Chardonnay. La pequeña expedición al Ala Oeste transcurría sin altercados. Alexis y Regina se habían separado considerablemente del grupo tomando un poco la delantera en busca de una conversación más íntima y privada. Así fue como llegaron a la pequeña exhibición de animales disecados de Lord Stapleton donde un gran oso pardo los desafiaba sacando las garras y enseñando los colmillos.
- Me aventuraría a decir monsieur, que vuestro interior es exactamente como este oso. Agresivo, fiero, salvaje... - Regina recalcó a proposito las palabras dejando patente sus intenciones. Con un gesto de cabeza le indicó a Alexis que la acompañase. Éste se contuvo y ella se limito a dejar la copa de vino vacía sobre uno de los escritorios que decoraban el salón y volver sobre sus pasos.
- No voy a juzgaros. Soy amante de la locura. - Regina lo atrajo entre sus brazos provocando en el interior del príncipe un completo derrumbe de su raciocinio. Alexis la aprentó contra la pared sucumbiendo a sus provocaciones y dejándose llevar por sus más rastreros instintos. Se estaba volviendo loco intentado refrenarse pero sabía que se volvería aún más loco una vez se dejase llevar.
- Carpe Diem mademoiselle.
Así como el doctor Jenkis se convierte en Mister Hide, la locura y la depravación reflotaron en la mirada de Voroshilov mientras agarraba dominante a Regina por el cuello. Ésta no pudo más que sonreír satisfecha.
Motivo 1:
A Regina ya le llamó la atención el príncipe ruso en el primer turno. Se había propuesto conocer que ocultaba Alexis bajo su fachada religiosa y había visto la ocasión al salir junto a él agarrados del brazo.
Motivo 2:
Alexis es extremadamente religioso pero también es moralmente depravado lo que sumado a su atracción hacia el espiritismo hacen de Regina la provocación perfecta.
Motivo 3:
Lo lógico cuando uno tiene una guerra interna entre lo políticamente correcto, llamemoslo moral, y lo políticamente incorrecto, lo indecente o inmoral, es que uno acabe volviendose loco cuando lucha con todas sus fuerzas hacia el lado correcto pero lo que realmente desea es lo opuesto. Y más si se le añade a la ecuación el factor religioso.
Consecuencia:
Alexis acaba volviendose loco entre las piernas de Regina