Los humanos habían conquistado con cierta facilidad la capital de los engendros y no habían perdido el tiempo, a pesar de mandar varios exploradores a las cercanías sabían que otra ciudad de los engendros se halla a corta distancia al este.
Las noticias no tardaron en llegar... los engendros marchaban sobre la ciudad con medio millar de guerreros guiados por un héroe, un enorme engendro de colosal fuerza.
Los humanos continuaron patrullando mientras algunas unidades se dedicaban a arrasar las construcciones humanas, evidencias de su existencia, que no deberían nunca haber visto la luz del sol.
-¿Como va la cosa?-preguntó Marthin
-Nada, siguen igual, estan acampados pero no parece que haya movimiento.
Los vigias humanos apostados en las murallas del castillo observaban impacientes al poderoso ejercito engendro, constantemente se transmitian las novedades al general de los nomadas, Marthin Khan, el cual, no muy acostumbrado a esperar a sus enemigos, cada vez estaba más impaciente, ahora pasaba el tiempo afilando su espada cuando el jefe de los vigias llego alarmado.
-¡¡Señor, viene alguien!!!
Fuera de las murallas un engendro se acercaba con paso seguro, por sus ropajes debia ser alguien importante, inmediatamente un centenar de arqueros asomaron por las almenas de la muralla y al cabo de un rato fue Marthin Khan quien se asomó y levanto la mano indicando a los arqueros que no disparasen.
-¿Quien eres?
-Soy el general del ejercito que esta acampado a las afueras, vengo a proponerle un reto -el engendro hablaba seguro de si mismo.
-¿Que te hace pensar que no te mataré aqui mismo?
-El que mi poderoso ejercito rodee la ciudad. El reto sera entre tu y yo, aqui fuera el que gane se queda y el que pierda se va. -el engendro iba directo al grano.
Marthin Khan medito durante un instante todavia con la mano en alto, los hombre estaban nerviosos, despues respondio -no acepto- y bajo la mano. Cientos de flechas volaron.
No acepto, ven si quieres morir, vete si quieres sobrevivir, Marthin Khan.