Bueno, si ha caído del lado derecho, todavía podemos disparar al Aeolus, aunque debe de estar tan lleno de agujeros que nuestras balas pasan a través de él
Y no, no voy a rendir mi barco, tendréis que hundirlo si queréis siquiera rozar la gloria.
Aunque con esta suerte uno se plantea a menudo si no se estará mejor con tierra firme bajo los pies, comandando carros (de ruedas o de cadenas, según se tercie) y abandonar de una vez la vida marinera, que parece que los dioses no desean que surque mares y océanos, destinándome a la pesca fluvial