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« en: 18 de Marzo de 2006, 10:30:49 am »
Khanato de Kuban
(Paganos Asiáticos Nómada Nación Abierta)
Vlad, Gran Khan de Kuban
Diplomacia: Pereaslavl Nt, Lithuania Nt, Masuria Nt
Con un objetivo claro en su mente, el Khan de Kuban encabezo a sus fieles guerreros a través de las estepas de Levedia y Pereaslavl hasta la provincia de Cherginov, y después Polotosk atravesando el principado de Kiev (Ver NF de Kiev), hasta llegar a Lituania. Desde allí continuo su carrera hasta llegar a Danzig.
En Pereaslavl, Lithuania y Masuria había obtenido nuevos hombres dispuestos ha seguirle en su viaje a Europa, y cuando llego a Danzig su ejercito se componía de casi 50.000 guerreros, sin tener en cuenta la gran cantidad de población que seguía a estos bravos.
La horda atravesó Danzig sin contratiempos (Ver NF Polonia), y continúo hacia Pomerania, después Lausatia, a donde llego en Julio de 1082.
Mientras la horda avanzaba por el norte, la coalición formada por el SIRG, y los mercenarios contratados por el propio Papa Sebero, había preparado enormes defensas en Bavaria, esperando al Khan de Kuban que debía llegar desde Austria. En Bochnia, la princesa Violant llevaba varios años esperando la llegada del Khan. El propio Vlad había informado al reino de Hungria de que llegaría a Bochnia a principios del tercer año sino antes, pero la ausencia de noticias preocupaba enormemente a la princesa húngara, que tenia la difícil misión de simular que accedía al tratado de no agresión propuesto por el khanato, aunque en realidad le guiaría hacia la trampa. Los meses pasaron, y Violant temiendo que algún retraso hubiese impedido que la horda llegase a tiempo no quiso dejar la región, aunque envió mensajeros a Bavaria y a Vencel para advertir de que no había signos de los bárbaros.
El propio rey Vencel permanecía en Slovakia, al mando de su ejército y de las numerosas tropas proporcionadas por Venecia, preparado para atacar a la horda por retaguardia en cuanto atravesase Austria.
El general Adler junto con el cardenal Jürgen estaban inquietos, la llegada del mensajero parecía confirmar los rumores que llegaban desde Polonia, la horda había cambiado su dirección, y en Mayo de 1082, la defensa se había abandonado y las fuerzas en Bavaria habían comenzado a prepararse para reaccionar en cualquier dirección en que apareciese la horda. El Cardenal Jürgen había recibido ordenes claras sobre la prioridad en la defensa de Italia pero si el Khan entraba en el Sacro Imperio desde el norte era mejor cooperar con el sacro imperio que abandonar el contingente para preparar defensas al sur. Además la muerte en 1081 de Luc de Bordeaux tras caer enfermo durante varios meses, había dejado toda la responsabilidad sobre sus hombros.
En Junio de 1082 se recibieron las noticias sobre la aparición de un gigantesco contingente en Lausatia y la coalición situada en Bavaria comenzó a avanzar para interceptarlos. En Agosto el ejército del SIRG y el Papado intercepto a la horda en Thuringia.
Sin la colaboración de las tropas húngaras y venecianas, que habían sido informadas pero incapaces de llegar hasta el momento, el ejército comandado por el cardenal se encontraba en inferioridad respecto al enemigo, y por si fuese poco, la ausencia del duque Luc dificultaba enormemente el control de tan vasto contingente. Por fortuna el Khan Vlad parecía tener un problema similar aunque en su caso la desorganización de su ejército era mucho mayor, y muchas de las tropas del Khan parecían luchar de forma aislada al resto. El terreno por otro lado daba ventaja a la coalición pues luchaban en una zona conocida, pero la gran cantidad de caballería del Khan compensaba esta diferencia, aunque por fortuna la mayor parte no estaba tan bien equipada como los europeos.
Pese a que Vlad no deseaba combatir con un ejercito tan numeroso para cuando sus hombres descubrieron al enemigo estaban demasiado cerca como para evitar el combate, y Vlad tendría que librar batalla con el contingente para poder atravesar las líneas enemigas en dirección a Franconia. El saqueo de Alsace había quedado desestimado.
La batalla fue cruenta, las fuerzas del Khan en un absoluto desorden cargaron contra las líneas de soldados imperiales con el único y claro objetivo de atravesarlas y continuar su camino hacia el sur. Las fuerzas de Jürgen sabían que no podrían evitar que el enemigo rebasase sus posiciones, pero podían llevarse por delante a gran cantidad de ellos, y lucharon con furor contra ellos. Los combates se sucedían, y pronto el contingente germano-papal se vio luchando en dos direcciones mientras el enemigo trataba de abrir un camino para que el grueso del ejército cruzase. El muro metálico constituido por la caballería pesada europea parecía infranqueable y la mayor parte de los ataques se dirigían contra las tropas de infantería.
Tras varios enfrentamientos sin embargo las fuerzas del Khan lograron atravesar la línea, pero las pérdidas habían sido enormes, mientras que el ejército europeo apenas se resentía de los combates librados.
Sin perder el control de su ejército, el Khan encabezo a sus guerreros hacia la frontera con Franconia, donde podrían reagruparse.
Del contingente europeo apenas quedaban 14.000 soldados que no hubiesen muerto o huido del enfrentamiento, aunque el número crecería enormemente cuando se reagrupasen.
Jürguen sabiendo que podía decidir el combate en ese momento ordeno al contingente que persiguiese a los nómadas, pues no había tiempo de reagruparse si deseaba evitar que el Khan de Kuban avanzase hacia Italia como bien había temido sebero, pero Adler se negó. Jürgen no podía creer que el general germano se opusiese a sus órdenes, e insistió en la imperiosa necesidad de continuar tras el enemigo, pero Adler había logrado proteger Alsace y no se arriesgaría a que otro combate le costase más tropas, pues ya hacia varios meses que tenia otros planes en mente (Ver NF SIRG). Finalmente sin tiempo que perder las tropas del papa dejaron a los germanos atrás y persiguieron por su cuenta al Khan. Solo un milagro podría evitar que fuesen aniquilados, pero dios estaba de su parte, o eso creía firmemente Jürguen.
En Octubre de 1082 las poco mas de 15.000 bárbaros entraron en la provincia de Franconia para reagruparse, Vlad debía recuperar sus numerosos efectivos que habían huido en desbandada tras el enfrentamiento, si deseaba continuar su camino con éxito. Pero no contaba con la presencia de las fuerzas húngaras al mando del rey Vencel, que partiendo desde Slovakia casi a la vez que los germanos, habían llegado en Septiembre a Franconia, y se disponían a avanzar sobre Thuringia cuando avistaron a los primeros bárbaros en su dirección.
Vencel deseaba los refuerzos del sacro imperio para asestar el golpe definitivo a Vlad, pero cuando los días comenzaron a contar, y las fuerzas de la horda empezaron a reagruparse, y por lo tanto a crecer de nuevo, Vencel tomo una difícil decisión, con la ventaja de la sorpresa se lanzo sobre el enemigo, pues si lograba que se retirase no le permitiría reagruparse, y eso le daría ventaja.
Con la ayuda de la infantería veneciana, Vencel contaba con casi tantas tropas como el Khan, y esto sumado a su gran capacidad como estratega, y el elemento sorpresa podían inclinar la batalla en su favor si la suerte le acompañaba.
El primer ataque se produjo cuando los húngaros y los venecianos se lanzaron desde diversas direcciones contra las tropas del khanato. Los nómadas sorprendidos no estaban preparados, y Vencel cerró la tenaza sobre el enemigo con rapidez.
Pese a la brillante estrategia y la superioridad que en la batalla mostraban las tropas de Vencel, la táctica no funciono como debería. Sofía Cardiano al mando de los 4.000 soldados venecianos podría haber aniquilado a gran cantidad de hombres, pero su escasa habilidad junto con la poca confianza que los soldados sentían hacia la mujer hizo que avanzasen en una piña y lentamente. Las tropas feudales húngaras tampoco pensaban arriesgar sus vidas por defender las tierras del imperio y la tenaza se desbarato cuando pese al avance de las fuerzas del rey el resto del contingente no cerro suficientemente la pinza.
Pese a que la estrategia había matado o hecho huir a casi 7.000 guerreros del Khan, perdiendo apenas 4.000 soldados cuando quedo claro que las tropas de kuban resistían el ejército del contingente se desbarato, y pronto Vencel vio con furia que sus hombres se retiraban a la carrera. Había perdido su oportunidad de acabar con la amenaza por la ineptitud de los líderes que le apoyaban, y se viéndose solo se vio obligado a retirarse hacia bavaria con el resto de su ejército. La retirada aumento las bajas en el ejército coaligado, pero ante todo no logro que Vlad huyese, permitiendo que se reagrupase. Si las tropas de se hubiesen percatado de la llegada de Jürgen desde el norte quizá el resultado hubiese cambiado, pero sin darse cuenta de este hecho, abandonaron la región perdiendo gran cantidad de efectivos en el camino.
Mas tarde cuando se reagruparon en Bavaria, las bajas apenas ascendían a 3.000 soldados.
Mientras tanto no bien se habían retirado los húngaros y venecianos, 8.600 guerreros del khanato se encontraron con Jürguen. Las tropas del cardenal seguían siendo muy numerosas, pese a no haberse reagrupado, y a la muerte en Thuringia del mercenario Björn.
Los guerreros del khanato que no habían parado de combatir desde que salieran de Thuringia, aun no habían logrado reagruparse, y aunque contaban con un número similar de efectivos, las tropas del cardenal eran más numerosas y estaban mejor armadas. No hubo estrategia de ningún tipo los dos contingentes cargaron el uno contra el otro en cuanto se encontraron, y comenzó la matanza. Sin el respaldo de las tropas imperiales, y pese al equipamiento las fuerzas del khanato combatían con más disciplina y más habilidad que los guerreros de Jürguen, y la suerte no estuvo del lado de la iglesia. El cansancio de los bárbaros facilito un elevado número de bajas en su bando, que perdió la mitad de su contingente en la refriega, pese a que el cardenal apenas perdió a los mercenarios noruegos que aun se encontraban bajo su mando y unos pocos cientos de guerreros del papado. Pero la desgracia sobrevino sobre el contingente de eclesiástico cuando Jürguen fue alcanzado por un certero golpe de Argen, el poderoso aliado del Khan Vlad. Con graves heridas en su cuerpo, Jürguen fue retirado del combate por su guardia personal, y llevado a retaguardia para que fuese atendido por sus médicos. Pero sin el cardenal a la cabeza del ejercito este no supo luchar con la misma facilidad, y con lagrimas en sus ojos, Jürguen fue obligado a retirarse para no ser aniquilado por las escasas fuerzas enemigas.
Tras la retirada del cardenal, Vlad logro finalmente reagruparse en Franconia, tras los numerosísimos combates, había perdido cerca de 20.000 soldados de sus casi 50.000, pero aun contaba con efectivos suficientes para continuar con su campaña. Sin embargo no tenía ya tiempo para realizar los numerosos saqueos que había planeado, y finalmente solo pudo saquear la región de Swabia a finales de 1083, y posteriormente ocupar y saquear Tyrol.
Las pocas fuerzas que habían aguantado combate tras combate se habían ganado el status de veteranas, y con ellas fue fácil obtener casi todo el botín posible en ambos lugares, sin embargo el dinero del que disponía Vlad era muy inferior al que esperaba, y además ya no tenia tiempo de mejorar su ejercito, con lo que a buen recaudo en Tyrol, la horda espero el invierno de 1084. Para aquel entonces, Vlad habia roto todo contacto con sus tierras de procedencia, o se apoderaba de un nuevo hogar en europa, o pereceria en el intento.