Reino de Borgoña(Cristiano Romano Civilizado Nación Abierta)
Sebastián I, Rey de Borgoña
Diplomacia:
GUERRAS BORGOÑONAS (II)
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Todo parecía en contra del nuevo Rey Sebastián de Borgoña. La muerte del anciano Papa Severo III justo en el momento en que Sebastián podía reclamar al Sumo Pontífice su derecho al trono (tras haber despojado de la corona al Rey anatema Jean Paul), se había convertido en un inconveniente demasiado grande. La resolución del concilio a partir del cuál habría de salir elegido un nuevo Papa se demoraba y demoraba, impidiendo al soberano tomar contacto con la única persona que podía salvar su reino.
Con la esperanza de no despertar a los truenos, el Rey Sebastián se recluyó en Vermon sin hacer movimiento diplomático alguno a la espera de que un nuevo Papa le ofreciera seguridad y paz. Con rapidez ordenó el levantamiento de murallas en el perímetro de la pequeña ciudad, así como el reclutamiento de todo hombre (joven o viejo) que pudiera sostener arma. Sin apenas entrenamiento, con un pobre equipamiento, el ejército de Sebastián se acantonó en el interior de la ciudad y preparó concienzudamente sus defensas, a la espera de la posible llegada del rey francés y sus tropas que habían sido vistas en las cercanías de Orleans (ver NF de Francia). Pero aunque la región cayó en las manos del príncipe Guillermo durante el mes de Julio del año del Señor de 1095, no fueron los ejércitos de Louis VI quienes penetraron en Burgundy. Durante la primera mitad del año de 1096, más de 10.000 soldados del Kaiser Ludovico, bajo las órdenes del Príncipe Lotard, entraron y sometieron la región sin apenas bajas, iniciando el asedio de Vermon. Cuatro meses después del comienzo de los bombardeos, el siete de septiembre del año del Señor de 1096 la ciudad cayó en poder del Sacro Imperio Romano Germano. Todos sus defensores fueron muertos durante el asedio o en las horas posteriores del rompimiento de las murallas, ejecutados en las calles y expuestos sus cadáveres en los muros exteriores de Vermon. Tanto el autoproclamado rey Sebastián de Borgoña, como los ya escasos nobles borgoñones murieron igualmente a golpe de cuchillos, y todos los funcionarios del reino fueron hechos prisioneros y ejecutados en las semanas posteriores a la rendición de la ciudad. El escaso tesoro borgoñón se repartió en concepto de botín de guerra, y sus banderas y corona reales pasaron a formar parte del tesoro Imperial. La sangre tiñó el Rhin, y durante siglos la ciudad fue conocida como Vermon la Roja.
Esa aciaga jornada del siete de septiembre del año del Señor de 1096, el un día próspero reino de Borgoña dejó de existir para siempre.