Estimados Padres Conscriptos:
Como ya le dije al buen Saladinus, la idea con el consulado de Papirius no es hacer frente a dos guerras a un tiempo. Insisto en lo que le comenté frente a esta Augusta Cámara; no es vital hacer frente salvo a los francos. Es más importante, ahora mismo, reorganizar el estado, pues hay numerosas cuestiones a las que hacer frente.
Para ello, os propongo una serie de cosas, para que las vayáis meditando y aportando vuestras ideas al respecto.
En primer lugar, debemos pensar seriamente en ajustar el tamaño de nuestro ejército. Creemos sinceramente que mantener ociosas a una buena parte de las tropas, aunque el estado de las finanzas sea bueno, es arriesgarse a no poder hacer frente a una crisis que pueda llegar a consumir nuestros recursos de manera brutal. El ejército es desmesurado e, insisto, debeía ser ajustado en su número.
Por otra parte, existen provincias que requieren de gobernadores. Hacedme saber quiénes estáis dispuestos a acudir a ellas. No queremos que tal trabajo sea una carga pesada, sino una labor voluntaria desempeñada por el bien de Roma.
Además, existe la necesidad de nombrar un nuevo Pontífice. Señaladme las candidaturas y propondré a alguien recto y piadoso para el cargo.
Por último, no debemos olvidar la cuestión de las concesiones presentes para ser otorgadas. Habladme también de ello, aunque propongo, en principio, que sean los receptores de ellas, por equidad y justicia, los Valerius y Saladinus.
Ahora, aprovecharé para señalar que, mediante el generoso gasto de 5 talentos, Porcius intentará a atrerse al tabernero Panfilus Tonticus, caballero de buenos negocios y pocas luces. No cambiaremos de líder los Alcius, ni celebraremos juegos para un populacho que ya está bastante contento y calmado.
Vale atque vale.