A las gentes de paz y a nuestro buen amigo el Sultán Otomano:
Que nadie haga caso a las barbaridades vertidas por el príncipe florentino, puesto que la única culpa de que me haya visto obligado a continuar la campaña contra él ha sido exclusivamente suya, dado que le propuse un trato especialmente benévolo y, no contento con únicamente decir que no, vertió una serie de improperios y amenazas sobre mi embajador que el pobre tuvo que tomar una buena cantidad de calditos para tranquilizarse.
Más le habría valido aceptar lo propuesto; ahora, tendrá que hacer frente a la ira de Dios.
Quedad en paz.
Offtopic: Creo que lo mejor sería retrasar, como mínimo, un par de días la entrega de turno para poder establecer contactos diplomáticos, no?