Reino de Chola(Hinduismo Civilizado Nación Abierta)
Rajendra III, Raja de Chola.
Diplomacia:
(Lo que aparece en cursiva es obra de Vonspee, enviado a modo de propuesta para el inicio de su NF. Con pequeños cortes, motivados por el desarrollo real del turno, el fragmento se reproduce a continuación)
“Aquel primero de Marzo de 1.090 (calendario europeo occidental actual) caluroso y seco, el emperador Rajendra III entregó el mando de sus tropas a su hijo y heredero Mowgli y a su general Tigretamil, para que desarrollaran los planes largamente preparados con sus príncipes, líderes y vasallos.
Tras una emotiva despedida, Rajendra volvió a su palacio acompañado de la mujer de Mowgli, Lucero de la noche, y de sus nietos. Pensaba que quizás, debido a su ya avanzada edad, no podría volver a ver a su estimado hijo.
Mowgli avanzó rápidamente a través de las regiones de Chola, Madurai y Vengi, hasta el lugar programado de encuentro en Kalinga, donde le esperaba Manjula, con el campamento ya dispuesto en que debía efectuarse el relevo en el mando de la tropa.
Inmediatamente detrás le seguía Tigretamil, que también encontró un campamento preparado para sus tropas, cercano al de Mowgli. Cuando acudió a reunirse con Mowgli, en su campamento, salió a recibirle Anantapurna, gobernador de Chela, que ya hacía días había instalado sus tropas en otro campamento previsto por su amigo Manjula.
Poco hacía que departían los cuatro cuando se presentaron los líderes de Kakatiya, Bathalapalli (rajá de Kakatiya) y su hijo Kaketilon. Reinaba la alegría y el buen humor entre aquellos hombres: llevaban años diseñando la campaña que iban a iniciar, Manjula, Bathalapalli y Anantapurna ya habían demostrado su coordinación y su fiel seguimiento a las órdenes de Rajendra y de Mowgli en las negociaciones para el establecimiento del gobierno de Chela, del señorío de Kakatiya y en la anexión de Kosala. Recordaron los extraños movimientos de Kalinga y la constitución del rajputado de Kakatiya, riendo de la campaña que montaron para hacer correr el rumor de las notas extrañas de Rajendra: ahora comprobarían si había sido útil.
Sim embargo, la reunión fue breve. Todo estaba previsto de antemano y al día siguiente Manjula y Anantapurna debían iniciar su marcha hacia Nadavaria, dejando el campamento listo para la llegada de las tropas de Pawar. A Manjula le hubiera gustado saludarlas personalmente ya que fue él quien condujo las negociaciones, pero tiempo habría en el largo verano para rememorarlo.
Al alba del primero de abril (calendario occidental) Manjula marchó con la tropa que le había cedido Mowgli y Anantapurna con la tropa de Chela. Al día siguiente Mowgli, integrado con la guardia real, ordenó el alzamiento de los otros campamentos: el grupo central lo comandaba Tigretamil. A poco menos de una hora de distancia les seguían Bathalapalli y su hijo Kaketilon con la tropa de Kakatiya. La rapidez de sus movimientos y la discreción con que se movían hicieron que cuando se hallaban en Nadavaria, hacia el 15 de abril, las gentes de Kalinga todavía no se habían percatado que las tropas que estaban entrando en su territorio para ocupar el campamento preparado por Manjula no eran de Chola si no de Pawar. Cuando todavía no se habían recuperado de la sorpresa de ver pasar por delante de Chalendry la imponente escuadra de Chola al mando del príncipe Apu, a quien acompañaba su sobrino Mikharma, hijo de Mowgli, quienes, aprovechando su paso por la ciudad, mandaron nota a Tanjore para expresar que todo iba según lo previsto.
Rajendra y Lucero de la noche habían tenido una nueva despedida ese primero de marzo cuando marcharon el príncipe Apu (que había dado noticia personal del funeral y entierro en Polonaruwa de su hermano Mahadma y de su amada) y el hijo mayor de Mowgli. Rajendra le dio el mando de la flota en la que embarcó la infantería que Apu había traído de Polonaruwa.”
Aunque todo cuando de importante iba a acontecer durante aquellos años tendría lugar con la gran campaña de Pala, lo cierto es que fue un tiempo productivo para el hasta entonces gran Reino de Chola. Fue en aquellos días cuando se ampliaron las ciudades de Seilania, Bandar y Chalendry, y también cuando se construyó la nueva ciudad de Cherry. También se iniciaron las obras de construcción de los tramos cubiertos con fuertes ladrillos y que uniría con el tiempo las regiones de Chola con Madurai, aunque mediado el año 1093 todas las obras se paralizaron a causa de la guerra civil.
Todo parecía estar perfectamente atado en la estrategia planificada para la invasión de Pala. Con el apoyo y concurso de los reinos vasallos de Pawar y Kakatiya, y haciendo buen uso del factor sorpresa, el Rajá Rajendra III "El Tocado por los Dioses" no veía lugar para el fracaso. El ejército conjunto superaría en un factor de más de tres a uno al posible ejército defensor de Pala, aun cuando el pequeño reino norteño parecía haber olido la jugada y había invertido bien sus recursos en mejorar su aparato militar defensivo. Tal era la confianza que tenía el Rajá que sus intenciones eran las de dejar el mando de todos los ejércitos a sus generales, sin situar por encima a los príncipes para controlar la avaricia de los Impuros. Quién sabe qué males peores se hubieran desencadenado sobre Chola de no mediar la intervención afortunada del heredero Mowgli, quien desoyendo las órdenes de su padre hizo valer su posición para pasar a controlar el mando supremo de los ejércitos conjuntos.
Mientras Rajendra III se quedó en la capital Tanjore controlando y supervisando el timón del reino, auxiliado por el general Kanaresi, los ejércitos de Chola se unieron en Kalinga a los enviados por Kakatiya y Pawar. El príncipe Apu, entre tanto, tomó el mando de la flota y esperó en Tanjore hasta que llegara el momento previsto de su entrada en acción. Como ya se ha dicho, el príncipe heredero Mowgli asumió el mando de los más de 10.000 soldados que su padre había destinado al General Tigretamil, así como el de las tropas enviadas por Pawar y Kakatiya: Mowgli era el legítimo heredero al trono, Querido por los Vedas, y el Amado de Vishnu; a sabiendas de que mantener bajo control demasiadas tropas era una tentación para cualquier mortal avaricioso, el heredero jamás permitiría que un militar, por alto que fuera su rango, dirigiera durante años los destinos del grueso del ejército de Chola. Y menos aún que le ordenase al hijo de Rajendra III lo que tenía que hacer.
Mientras Mowgli comandaba la fuerza principal, el general Manjula al mando de unos 12.000 soldados entró en la región de Navadira. Mowgli le siguió de cerca, aunque manteniendo por el momento al ejército principal al margen de los combates. En Nadavira aguardaba un general de Pala con algunas tropas de equipamiento ligero. Aunque los defensores detectaron al enemigo, al comprobar que la relación de fuerzas era desproporcionada en favor del agresor decidió retirarse hasta la región de Chandela para informar al Rajá de Pala del ataque. El Rajá Jalendry preparó entonces sus defensas en Chandela mientras el General Manjula tomó Nadavira con muy pocas bajas.
En el mismo momento en que el general Manjula sometía la región, Mowgli se dirigió con el grueso de las tropas hasta la ciudad de Nadapala con la intención de asediarla; como la ciudad no poseía ni murallas ni apenas defensores, en cuanto sus líderes vieron llegar al gran ejército combinado se rindieron al heredero de Chola para evitar males mayores.
A principios de Abril de 1091 el Príncipe heredero Mowgli asumió el control de todas las tropas, incluyendo las que comandaba el General Manjula, y se lanzó con todo el ejército sobre la región de Chandela. Siguiendo las órdenes del Rajá Rajendra III, las tropas avanzaron en tres frentes con el fin de envolver al enemigo, aunque lo cierto es que tal disposición debilitó la fuerza real del ejército y facilitó en gran medida el trabajo del adiestrado ejército defensor.
Durante las primeras semanas de combate, las compañías de guerreros del Rajá de Pala sufrieron grandes bajas a causa de la superioridad numérica y comenzó a perder terreno, aunque la caballería defensora luchó con tal efectividad que los estragos causados al ejército de Chola fueron muy superiores. Con todo, la desproporción de fuerzas acabó por resultar decisiva y al cabo de un mes de luchas continuadas a lo largo y ancho de la región parecía claro que Chola, quien casi había perdido en combate al malherido general Tigretamil, llevaba las de ganar.
Cuando se reinició la batalla, la desventaja numérica desniveló de inmediato la balanza y las muchas bajas obligaron al Rajá Jalendry a retirarse con su ejército tras las murallas de la capital, Nalanda. El Rajputado de Pala no sólo había cedido el control sobre todos los fuertes de la región, sino que, tras casi dos meses de guerra, había perdido a más de 3.000 guerreros.
Pero la fortuna sonríe de forma caprichosa, y no siempre a quien más trata de ponerla de su lado.
Con pérdidas superiores a los 5.000 guerreros, el gran ejército combinado seguía sumando más de 30.000 soldados. Parecía evidente que el heredero Mowgli lograría vencer la resistencia de la capital de Pala, y con ello condenando la suerte de todo el Rajputado. Probablemente así habría sucedido, si el Príncipe Mowgli, Amado de Vishnu, no hubiera caído de su caballo al final del segundo mes de luchas rompiéndose el cuello y muriendo en el acto.
Aunque nadie en la corte lo sospechaba, lo cierto era que el General Manjula llevaba largo tiempo conspirando contra el Rajá Rajendra III. Hastiado de simular en sociedad que las excentricidades del viejo no eran sino maniobras orquestadas para desconcertar a los posibles enemigos, y tras haber sufrido de las órdenes extrañas del Tocado por los Dioses en más de una ocasión, Manjula había decidido que por su parte ya había tenido suficiente. A espaldas de los nobles, y dando la razón de un modo extraño al previsor príncipe Mowgli, Manjula había aprovechado la ocasión regalada por el propio Rajendra III al ponerlo al mando de los ejércitos junto al general Tigretamil para ganarlo para su causa de modo incondicional; no sólo Tigretamil, sino también la mayor parte de la plana mayor del ejército se mostraba cercana al General Manjula. Y su previsión no acababa allí, sino que hasta había cruzado cartas con líderes de naciones cercanas con el fin de solicitar ayuda para cuando decidiera alzarse en armas contra Rajendra III. Aunque no había recibido respuestas, lo cierto es que tampoco esperaba el ambicioso General que la ocasión propicia estaba aguardándolo a la vuelta de la esquina.
Cuando Mowgli asumió el mando de los ejércitos, Manjula permaneció fiel y en silencio, decidido a finalizar la campaña contra Pala antes de dar su golpe. Manjula había entrevisto la posibilidad de controlar un inmenso ejército cuando recibió las órdenes del Rajá en las que se otorgaba el mando de los diversos contingentes a él y a su fiel amigo el general Tigretamil, a quien pensaba convertirlo en Príncipe de su nuevo Rajputado si su plan conjunto triunfaba; pero el sueño se desvaneció en cuanto el Heredero rompió los despachos del Rajá como todo el mundo cuerdo confiaba que haría. Manjula tendría que esperar.
Pero no esperó demasiado, ya que la muerte de Mowgli cambió el escenario de forma radical. Durante los meses siguientes a la caída de la región de Chalendra, tiempo en que los oficiales trataban de reagrupar a sus tropas, Manjula trabajó intensamente tratando de convencer a los generales y nobles de Pawar y Kakatiya para que se unieran a su causa. El Rey Danjedhana de Pawar prometió no entrometerse, pero el Rajá Bathalapalli de Kakatiya y su hijo Kaketilon trataron de advertir a Rajendra de la terrible traición de Manjula y Tigretamil.
Manjula los descubrió tratando de escapar del campamento, y tras capturarlos ordenó encerrar al Príncipe Kaketilon una vez obligado a ver cómo el General degollaba con sus propias manos al Rajá Bathalapalli. El Gobernador de Chela, el noble Anantapurna, viendo la enorme fuerza de Manjula sobre el ejército y sus oficiales, y la gran determinación del propio General, decidió unirse a él de forma incondicional. Todos los oficiales y nobles de Kakatiya que no mostraron su inmediata lealtad al General Manjula, fueron ejecutados en aquellos días.
Finalmente, y para sorpresa inmensa de las tropas de Pala que se hacinaban tras las murallas de la capital, el General Manjula abandonó al mando de casi todos los ejércitos de Chola la provincia de Chandela que ya había sido reducida, con un objetivo claro en su mente: la misma capital de Chola, Tanjore.
Pero aunque mantenía bajo sus órdenes a prácticamente todos los hombres y oficiales, Manjula no pudo evitar que las noticias de su traición llegaran a la corte gracias a que el Príncipe Apu estaba ya cerca de la costa de Nadavaria esperando a entrar en acción en la siguiente parte del fallido plan de conquista de Rajendra III.
En Junio de 1092, viendo que los ejércitos de Chola se habían ido de forma definitiva, el Rajá Jalendry de Pala recuperó Chandela, aunque sin atreverse a emprender una campaña hasta la perdida Nadavaria, pues aún desconocía la situación exacta del enemigo ni los motivos de sus súbitos cambios de planes. Dicen los cronistas que con aquella precaución perdió una buena oportunidad de recomponer su reino, y tal vez hasta algo más. Sólo los Vedas lo saben.
Así pues, en Mayo de 1092 el General Manjula ya controlaba sin resquicios Nadavaria y Nadapala, y se dirigía hacia la región de Kalinga. Rajendra III el Tocado por los Dioses, apenas podía hacer nada más que rezar pues apenas tenía ya algún ejército a sus órdenes. En Marzo de 1093 Manjula y sus hombres habían ocupado ya las regiones de Kalinga y Vengi, así como las ciudades de Bandar y Chalendry.
En Junio de 1093 Manjula tomó la región de Madurai, y en Julio del mismo año se rindió la ciudad portuaria de Mamallapuram. Por fin, en Agosto entró en la misma región de Chola, y en Septiembre comenzó el combate contra los defensores dirigidos por el Príncipe Apu.
En Chola apenas había unos pocos fuertes y sus guarniciones, en tanto que el ejército completo de Manjula, más las tropas del Señor de Chela, sumaban cerca de 25.000 soldados. En los combates subsiguientes, el General Manjula no perdió ni medio millar de guerreros; a cambio, el Príncipe Apu estuvo a punto de morir, y a duras penas logró replegarse tras las altas murallas de la capital, Tanjore.
La región de Chola fue ocupada totalmente en Marzo de 1094, y en Abril comenzó el asedio definitivo de Tanjore.
Aunque el ejército de Manjula era terriblemente superior al del Rajá Rajendra III, lo cierto es que tras casi tres meses de ataques las bajas se multiplicaban entre las fuerzas del General en tanto las murallas resistían al parecer sin demasiados problemas. Con el respaldo de los soldados y marinos de la flota de Chola, y los recursos ilimitados de que disponía la ciudad al poder aprovisionarse por mar, parecía evidente que el asedio se debería prolongar durante años antes de que la ciudad se rindiera por agotamiento. A finales de Junio del año 1094, el Rajá Rajendra III fue herido de gravedad durante uno de los ataques más furibundos realizados por parte del General Manjula y sus hombres, y fue substituido al mando de las fuerzas defensoras por el Príncipe Apu.
Pero los ataques cesaron.
En Julio de 1094, el General Manjula se replegó con sus hombres con el fin de reagruparse en territorio controlado antes del invierno. En el campamento del que había sido el ejército de Chola, Manjula decretó la creación del nuevo Rajputado de Vengi, de donde era originario el propio General, proclamándose acto seguido gran Marajá de Vengi y Amado de Brahma. Tras casar a su hija de 17 años con el General Tigretamil –y nombrar a éste Príncipe, como había prometido– Vadana, hijo del nuevo Marajá, fue designado heredero al trono. Entre tanto, tras las murallas de Tanjore, el malherido Rajá Rajendra III designó al Príncipe Apu como su nuevo heredero, y nombró Príncipe al joven hijo del héroe Mowgli.
Se avecinaban días oscuros para el antaño poderoso Reino de Chola. Y Rajendra III, el Tocado por los Dioses, estaba condenado a verlos llegar.