Espero les guste
El texto tiene muchas notas. Les recomiendo una primera lectura sin leer las notas, y una segunda ya leyéndolas.
Como todo el formato que le aplico en Word se pierde al pegarlo aquí, adjunto el documento para su mejor lectura.
Los que vayan a leer el relato en el documento, tomen en cuenta que posee dos tipos de notas al final del texto.
Quien desee conocer las canciones, se las puedo mandar.
En una pequeña colina, que estaba situada casi al principio del gran claro, en medio del extenso y hermoso bosque que rodea la bella ciudad humana de Noldilla, se encontraba el más famoso héroe de Adkýndya, el general Almanzor, analizando la situación. Que, no está demás decir, no era para nada esperanzadora. Nada tenía que ver con el hermoso día que ya se había levantando.
- El olor a orco inunda todo el sitio- Le comenta con repugnancia Árrnold; un experimentado e infatigable explorador, rastreador y domador.
Almanzor observaba el bosque con rapidez. Acababan de llegar y no había tiempo para planificar con sumo detalle. Una gigantesca horda de orcos bárbaros estaban comenzando a marchar para asaltar a la célebre ciudad, que se había ganado varios sobrenombres.
¡Había que actuar rápido! Estaba preocupado por la crítica situación, pero por unos momentos tubo recuerdos que lo intranquilizaron profundamente. La primera batalla que dirigió fue muy cerca de aquí, la que desde ahora los trovadores llamarían La Primera Batalla de Noldilla, para diferenciarla de la que estaba a punto de comenzar. En aquel entonces, la ahora reluciente ciudad, que algunos llaman La de la Plaza Bella(1), no existía. Eso fue sólo una escaramuza al lado de la que estaba a punto de comenzar.
Esa batalla fue trágica. Las cosas salieron mal. Las tropas eran demasiado bisoñas. Pocos lograron escaparse de una horda de alocados Ogros que realizaron un asalto indetenible. El propio Almanzor se las vio difícil, mientras, heroicamente cubría la retirada de sus hombres, llegando a matar a 2 de los ogros. Las únicas bajas que tuvo el enemigo, en esa ocasión.
Claro, eso fue hace muchos ciclos. Almanzor había ganado mucha experiencia desde entonces. Incluso había vivido unas tétricas experiencias combatiendo contra no-muertos en lejanas y exóticas tierras. Él y Dákorr eran las personas más cosmopolitas del Imperio, por sus múltiples contactos con otras naciones y seres.
Esperaba, y muy en el fondo oró por ello, para que no se repitiera la historia. Mientras recordaba, había volteado a ver a sus hombres, que terminaban de reacomodar las formaciones tras la marcha de persecución que habían realizado; y la cara de desaliento de la mayoría lo perturbó más aún.
Tomando aire profundamente, buscó serenarse. Recobrando su maduro temple nuevamente, se dio cuenta que no se podía lanzar a la batalla de una vez. Sus hombres debían comprender lo que significaba todo esto, y el horror que vivirían dentro de poco. Un hombre pelea mejor si entiende y comparte la razón por la cual puede morir.
La preocupación y el miedo en las tropas eran perfectamente comprensibles. Hay una diferencia de más o menos 2 a 1, a favor del enemigo; que incluyen todo tipo de unidades. Desde las armas de asedio, que siempre atemorizan a todo combatiente; hasta los famosos cabalgalobos: la caballería orca. Más otros tipos de unidades de combate. Todo en grandes cantidades. Antes de comenzar la batalla, se estimaban en un número alrededor de las 60 unidades enemigas, dirigidos por 2 héroes orcos.
El terreno no favorecía a las tropas imperiales. De eso se daban cuenta los tres héroes adkyndianos; todos reunidos en la colina. Y seguramente, también los dos héroes gnomos, jefes de la pequeña expedición que los estaban apoyando, que también se dirigían a ella. Todo tendía al combate cuerpo a cuerpo, debido a que el pronto campo de batalla era un extenso bosque, y una buena parte del Ejército conjunto era de armas arrojadizas, por lo que veían su eficacia disminuida.
En la planicie, y el bosque que la circunda, se veían las tropas intranquilas. Formadas con sus estandartes y banderas. En algunos escudos y ropas se notaban los emblemas de familias nobles del Imperio; especialmente de casas de la capital. Ahí también estaban las únicas dos unidades sobrevivientes de aquella fatídica primera batalla en estas tierras. Pero ninguna unidad podía clasificarse de veterana.
Árrnold, popular y famoso por su silenciosa hiperactividad –por algo le llamaban el Correcaminos-, pero acostumbrado a trabajar solo, entendiendo la magnitud de lo que se está jugando en ésta batalla, se queda mirando a Almanzor, como diciéndole que hay que tranquilizar a las tropas. Dákorr, famoso por su sangre fría –por algo lo llamaban El Asesino-, hace un gesto igual. Pero Almanzor no necesitaba que se lo dijeran. Ya había estado en batallas con gran inferioridad antes –aunque nunca se había jugado la trascendencia que se jugaba en ésta- y sabia que debía animar a sus hombres.
A pesar de toda la preocupación, los héroes mantenían una cara seria, pues era imposible de ocultar, pero no demostraban sus preocupaciones en demasía, ni aparentaban estar intranquilos. Ellos sabían que la mayor parte de la valentía, moral y disciplina que aún poseían sus hombres se debía a la presencia de ellos tres. Los tres héroes del Imperio, por primera vez pelearían juntos, y todos sabían que darían el todo por el todo.
Almanzor hace una señal con la mano, y todos los héroes y todos los capitanes de las unidades se reúnen con él. Les explica el plan en general, para que todos entiendan lo que se quiere conseguir. Comenta rápidamente con los demás héroes, y da órdenes específicas a cada capitán; que enseguida regresan a sus unidades.
[Se recomienda leer todo el siguiente diálogo de forma continua, sin atender a las anotaciones de fin del texto, para no perder las sensaciones del discurso. Luego, en segunda lectura, si prestar atención a las aclaratorias, para entender todo su significado]
Almanzor templa la voz, y comienza a hablar en un tono alto, para que las tropas lo escuchen, mientras las observaba fijamente.
- ¡Atención! Guerreros Imperiales. Esto lo diré una sola vez
Almanzor cierra los ojos y hace una reverencia inclinando un poco la cabeza y su tórax hacia delante. Luego se queda por un breve momento derecho, pero con la cabeza todavía inclinada hacia abajo (2). Finalmente hace un gesto conocido por todos los adkyndianos con su mano derecha. Se toca el pecho, la boca y la frente, y dirige la palma de su mano hacia las tropas en el extremo izquierdo y la desplaza hasta donde se encuentran las tropas del extremo derecho (3).
Logró conseguir la atención de todos; y cada soldado sentía que era con él lo que iba a decir. Cuando pasaba la mirada por la zona donde se encontraba cada uno, sentían que los miraba directamente a cada uno, individualmente.
Entre frases hacia breves pausas como remarcando la idea.
- Yo aquí no voy a engañar nadie. Por si todavía queda algún despistado, estamos a punto de entrar a la batalla más importante que el Imperio de Adkýndya haya tenido desde su fundación.
Sacó un Escudo Imperial (4) de su bolsillo. La mostró a todos en lo alto y dijo:
- Todos saben que la protectora de Adýndya, de Ádky (5), del Ejército y mi propia persona es Atayka (6). Yo la he invocado (7) en nombre de todos, y le he pedido que manifieste su divina voluntad. Si sale águila quiere decir que nos da su protección y que ¡venceremos!- Y diciendo esto lanza la moneda hacia las tropas con total seguridad.
Los demás héroes se quedaron atónicos. Lanzar a la suerte el valor de sus tropas con tanta tranquilidad les pareció una locura. Todos aguantaron el aliento.
El momento de tensión se podía cortar en el aire. Cuando finalmente la moneda cae al suelo, el capitán de la unidad más cercana no logra resistirse y se acerca a ver el resultado
- ¡Águila! ¡Es Águila! Grita con alegría, pero sin recoger la moneda. Los héroes respiraron, y en el rostro de muchos guerreros surgió una sonrisa.
Almanzor la recoge con rapidez (
y regresa a su puesto; y continúa hablando.
- ¡Todos lo han visto! Atayka ha hablado y ha declarado que ¡vencereemooos!. El destino es nuestro.
El silencioso bosque al que habían llegado las tropas, ausente de sonidos, anunciando que pronto la violencia reinaría en él, comenzó a llenarse de una melodía baja en volumen, más no de energía. ¡La manera preferida en que Atayka se manifiesta es mediante melodías, que son imposibles de reproducir por instrumento conocido hasta entonces! (9)
- La ciudad de Noldilla, sí, La Ciudad Diplomática, La Ciudad de los Embajadores, La de la Plaza Bella, esa misma que tienen al frente (y señala con ímpetu en dirección al horizonte donde se contrasta la cima de las murallas y torres contra el cielo) y que es producto de la admiración de todo el Imperio, está a punto de ser atacada.
- Ustedes saben que no tiene posibilidades de resistir y será destruida a menos que hagamos algo.
- ¡Salvadores de Noldilla La Grande! Pero eso no es todo lo que está en juego aquí
- ¡Ustedes son los únicos que se entreponen entre los orcos y la destrucción de Adkýndya y de sus hogares!
- Ustedes son los únicos que están entre los orcos y la gloria del Imperio, y la seguridad de sus familias. ¡Demostrémosles quienes somos!
- Ustedes están forjando el futuro de Adkýndya. En el futuro los trovadores cantarán lo que harán hoy. ¡Que el Futuro cuente nuestras glorias!
- El Imperio les dará una Barra de Oro a cada unidad que destruya 3 unidades enemigas. El dinero de los caídos será dado a sus familias agradecidas. ¡Sean disciplinados y combatan como los valerosos guerreros que son!
- ¡Miren a su alrededor! ¿Qué ven?
Los guerreros se miraban desconcertados.
- Ahí veo el estandarte de los Arcos de Esmeralda-. Y mientras iba nombrando iba señalando, y los guerreros le seguían con la mirada.
- Allá está el Caballo Salvaje de Ádkyndorr. Allá están Las Saetas de la Muerte, Allá ¡Miren ahí! Es el orgulloso estandarte de los Lanceros de la Guardia Imperial
Cada vez los nombres se sucedían con mayor rapidez, mientras su brazo señalaba de un lado para otro, pues apropósito los nombraba saltando de un extremo al otro de toda la línea, dándoles a los soldados una sensación de ser más de los que realmente eran.
- ¿Ustedes? ¿Quienes son?- Señala a una formación
- Infantes Furiosos- Responden pero sin mucha seguridad
- ¡No! ¡No pueden ser! –exclama, mientras meneaba la cabeza en señal de negación- ¡Mis Infantes Furiosos lo dicen con orgullo! ¡¿Ustedes quienes son?!- Los vuelve a señalar
- ¡Sus Infantes Furiosos!- Esta vez si se escuchó con seguridad, y al momento de decirlo, levantaron su bandera.
- ¿Y ustedes? Señala a otra formación
- ¡Muerte Sigilosa!- responde la unidad de arqueros, y siguiendo el ejemplo de la anterior, también levantó su estandarte.
Así va hasta que pasa por todas las unidades. Cada respuesta se va dando con más fuerza y temple, y su estandarte es levantado.
- Aquí también estas las valerosas tropas gnomas. ¡Dispuestas a vencer o morir con Ustedes! –Y mientras las señalaba, se escuchó un grito general de júbilo.
Ya la adrenalina se comenzaba a sentir en el aire; y hasta los gnomos estaban emocionados.
- ¡Mírense! Es verdad, el enemigo es grande, son más ¿Pero quienes son Ustedes? ¡Son los mejor del Imperio! ¡Son los Guerreros de Adkýndya!
- ¡Imperiales!
- ¡¿Quiénes son Ustedes?!
- ¡Guerreros Imperiales!- A una sólo voz y con gran orgullo se sintió la respuesta
- Libertadores de Adkýndya, Guerreros de Atayka, Justicieros del Imperio, Herederos de la Gloria de Melnibone. Al frente de Ustedes tienen a los Orcos. ¡Ya no mas miedo por sus tierras! ¡Ya nos más miedo por sus hijos!
- ¡Ya no más mentiras de que el mundo también es de esos bichos! (10) ¡Acabemos de una vez con esto!
- ¡¿Ustedes van a permitir a que ellos violen y maten a sus esposas, a sus hijos y a sus padres?!
- Noooooooooooooooo- el grito fue unánime
- ¡¿Ustedes van a permitir que esos monstruos destruyan, quemen y derrumben nuestra civilización?!
- Noooooooooooooooooooooooooooo
- ¡¿Nuestra cultura, tierras, casas, hogares, nuestras personas y cosas queridas?!
- Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
- ¡No más mentiras sobre los orcos! ¡Ellos no son indestructibles! (11)
- ¡No más mentiras! ¡La victoria es nuestra!
- ¡Muerte! – comenzaron a gritar Árrnold y Dákkor, y en un solo coro toda la tropa siguió coreando
- ¡Muerte!
- ¡Muerte a los monstruos!
- ¡Muerte a los Orcos!
- ¡Muerte!
- ¡Vencer o Morir! – Grita Almanzor
- ¡Vencer o Morir! ¡Vencer o Morir! ¡Vencer o Morir!- Se repite en las tropas
Entonces Almanzor, como le correspondía, comenzó a dirigir la Santa Oración (12), que cada individuo iba repitiendo en voz alta, lo que daba la impresión que fuera un gigante quien estuviese orando en el bosque:
- -Veo mis miedos desaparecer (13)
- -Veo mis demonios morir (14)
- -Veo mis enemigos caer (15)
- -Veo a quienes he ofendido saludarme (16)
- -Veo a quienes me han ofendido irse (17)
- -Veo mis faltas limpiarse (18)
- -Veo mis buenas obras fortalecerme (19)
- -Veo a mis padres bendecidme (20)
- -Veo a mis antepasados apoyarme (21)
- -Veo a mi Atayka inspirarme y a mis hijos proteger (22)
- - Veo a la Muerte sonreírme (23)
- -Que el filo de mi espada (24) sea guiado por la justicia del Gran Dios (25)
- -Gloria al Gran Dios Justo, a su creación, a Adkýndya, a mi obra (26) y a mi muerte (27)
Hasta los gnomos habían estado repitiendo la, para ellos, extrañísima oración, que no llegaban ni remotamente a comprender, mientras veían sorprendidos como todos los adkyndianos tenían sus cabezas mirando en dirección al Oeste y sus ojos ligeramente dirigidos hacia el cielo, mientras la pronunciaban (28).
- Hoy consagramos este bosque (29) a Atayka, y procederemos a darle una gran ofrenda. Esta noche estará empadado de sangre. ¡De sangre orcaaaaaaaaaaaaaaaa!- El bosque se lleno de la algarabía de los soldados.
- ¡Avanzad sin temor guerreros imperiales! ¡Luchad sin piedad! ¡No queremos prisioneroooos!
- ¡Larga Vida a Adkýndya y a su Emperador! ¡A matar orcosssssssssss!- La espada de Almanzor, alzada con la palabra orcos y reflejando la luz tan intensamente que parecía tener brillo propio, provoca un grito de furia en toda la tropa que golpea sus escudos con sus armas, y las trompetas y cuernos gimieron al conjunto un largo estruendo que ordenaba avanzar.
Almanzor con el pecho lleno de satisfacción, y su alma en completa paz, se voltea hacia los demás héroes y en voz tranquila les dice:
- -Bueno muchachones, tenemos trabajo que hacer. ¡Vayamos a patear esos culos orcos!
Y los 5 héroes comenzaron a bajar la colina. Rápidamente sus monturas, un dragón azul, un pegaso y un murciélago gigante, se les unieron. La visión era impresionante para quien los viera, caminando a paso tranquilo, firmes, con sus miradas en el bosque y su diestra agarrando con firmeza sus armas desenvainadas, pero no en guardia. La música celestial parecía ir al ritmo de sus pasos y el tiempo transcurrir con lentitud, deleitándose de la firmeza de sus espíritus.
Treinta tres unidades de combate de diversas clases se movilizaban, siguiendo las órdenes de sus capitanes, tomando sus posiciones, internándose en el bosque.
El grupo expedicionario gnomo, al dirigirse a su puesto de partida, notó que la música de fondo había cambiado para ellos (30). Atayka también los estaba bendiciendo, y les dedicaba una música exclusiva, acorde con su espíritu.
Cuando comenzaron a zumbar las primeras flechas y saetas en el bosque, Atayka comenzó otra melodía para las tropas adkyndianas (31), inspirando más aún sus espíritus, guiando el filo de sus armas, dirigiendo a sus tropas.
Anotaciones sobre Adkýndya
(1) Este sobrenombre se lo había ganado debido a una hermosa plaza-monumento que había sido construida en ella, llamada originalmente la Plaza del encuentro de las Naciones, pero que la gente titulo sencillamente la Plaza de las Naciones. El centro de la plaza es un gran obelisco, cuya base es una hermosa y adornada fuente. En todo el rededor, hay jardines con varias fuentes talladas en mármol y rodeadas de setos, flores y una gran arboleda que tiene un precioso paseo empedrado que dibuja desde el aire el escudo del Imperio en el suelo.
(2) La reverencia indicaba un momento de respeto. Por el contexto y el procedimiento, Almanzor en ese momento debía estar haciendo alguna oración a la divinidad en la que cree. Por estar dirigido a sus tropas, también indica una muestra de respeto a ellas, y que lo que a continuación diría era completamente serio y se debían prestar completa atención.
(3) El gesto completo es un saludo de respeto que se puede resumir en la frase “desde mi corazón, mi voz y mi pensamiento”. Por la forma en que es realizada se refiere tanto a la muestra de respeto que acababa de hacer, como a lo subsiguiente que iba a decir.
Este saludo posee gran significado para los adkyndianos. El toque en el pecho indicaba “intención”, pues consideran que el alma está alojada en el corazón, y que es ella quien contiene a los sentimientos. Y consideran que la más profunda y sincera intención es un sentimiento. [Se debe aclarar que llamaban sentimiento a muchas cosas, pero todas eran incontroladas (por ejemplo, los instintos, las intuiciones)]
El toque en la boca indica “acción”; pues la voz es un acto voluntario (sin contar que el sonido es muy tomado en cuenta en la cultura adkyndiana). También indica que tanto lo que se dice, como todos los demás actos están en perfecta concordancia con la intensión sincera. O sea, no hay nada oculto (con doble intención) en los actos.
El toque en la frente indica “presencia”, “concentración” y “pensamiento”, indicando que todo el esfuerzo está concentrado, realizándose de manera consciente, en concordancia con los otros dos. Pues, al contrario de muchas otras naciones, consideran que el pensamiento, la inteligencia y la conciencia está en la cabeza [los egipcios y muchos pueblos del Medio Oriente la ubicaban en el corazón]
El gesto terminaba separando la mano de la frente hacia arriba, lo que indicaba que Dios era testigo de que todo era verdad. Como poner a Dios de testigo era algo considerado muy serio, y altamente pecaminoso si se hacía malintencionadamente, este tipo de saludo no se hacia a la ligera, ni frecuentemente.
(4) Es una moneda especialmente valiosa en Adkýndya, de oro muy puro, difícil de conseguir, que tiene labrado a mano un dragón por una cara y un águila por la otra.
(5) La capital del Imperio.
(6) Después del dios supremo, ella era la divinidad más venerada en el Imperio. Se trataba de una diosa virgen, guardiana de la sabiduría, y protectora de guerrero de causa justa.
Adkýndya es una nación politeísta. Aunque también posee una corriente religiosa que afirma que sólo existe un único dios, todo poderoso y justo, que no pocos sabios y letrados siguen. Éste se manifiesta de infinitas formas a cada individuo y pueblo, y es por eso que lo suelen llamar El Dios de los Mil Nombre, entre otras varias formas de denominarlo, como Demm-ymuur-r [r-r indica una letra “ere” alargada en su pronunciasión; no una “erre”], que es otra de las más conocidas.
Aún así, el pueblo adora muchas divinidades “especializadas”. Pero después de El Gran Dios Creador, al que todos adoran y veneran, la siguiente en respeto y cariño en los corazones de los adkyndianos es Atayka, a la que consideran como el equilibrio (la furia encausada; no lo bueno y lo malo en contraposición, como en otros pueblos; sino mas bien lo duro y lo blando, lo caliente y lo frío, etc… en equilibrio dando resultados siempre buenos a quien ella decida darle su beneplácito). La tienen en tal alta estima que la representan como la inspiración y conciencia del propio Gran Dios Justo, siendo creada de su misma naturaleza.
[Ella es mi versión personaliza de Palas Atenea; mi diosa griega preferida]
(7) Los generales adkyndianos, en campaña, posee ciertas atribuciones de sacerdotes.
(
Mucho tiempo después, sólo unos pocos se enteraron que, sin dudar de la fe de Almanzor, éste había utilizado un truco. Su moneda era una moneda “defectuosa” que poseía grabada un águila de cada lado.
(9) En ese momento comenzó a sonar No More Lies [Iron Maiden]
(10) Existe una corriente religiosa que dice que todos los seres con cierta inteligencia tienen derecho a vivir en este mundo; planteando un pacifismo que es completamente irreal ante los complejos odios, racismos, y belicosidad generalizados entre la mayor parte de las especies y razas del mundo.
(11) Adkýndya, como una nación nacida en la Quinta Era, nunca se había enfrentado a los orcos (la mayoría no los habían ni siquiera visto nunca antes de ésta batalla; y sólo algunos los conocían por dibujos de textos muy antiguos; muy poco los habían tenido cerca, como Almanzor); y por las tabernas corrían toda clase de historias sobradamente exageradas de lo que eran capaces de hacer, y de lo que supuestamente estaban haciendo en el Norte del mundo.
(12) Es una oración muy antigua, que se cree es de origen fryndiano [una región en el norte de Adkýndya no representada en este juego]. Los estudiosos dicen que era originalmente una oración funeraria, que luego fue agarrando trascendencia. La mencionada aquí es la que los combatientes acostumbraban decir antes de una batalla. Es interesante hacer notar que la oración tenía 13 frases; número mágico para los guerreros.
(13) Los miedos eran considerados fantasmas atormentadores, por eso desaparecen, se desvanecen.
(14) Aquí “demonios” implica las bajas pasiones, los tormentos, las debilidades, las adicciones y las tentaciones.
(15) No sólo se refiere a personas, sino también a cualquier obstáculo, trampa y mala intención, provenga del mundo tangible, intangible o de la magia [que es muy importante en Klaskan].
(16) El saludo es considerado sinónimo de amistad, y por tanto de perdón.
(17) Los adkyndianos consideran que cuando se odia a una persona o cosa, se tiene reconcomio, u otra obsesión, el alma queda atrapada en los alrededores de esa persona o cosa. El “irse” implica que se le ha perdonado, olvidado, y por tanto ambos han quedado liberados.
(18) Los adkyndianos consideran que la maldad mancha el alma. Es por eso que las faltas se “limpian”, y por tanto se perdonan.
(19) La creencia popular es que las buenas obras tienen la energía y la bendición del Dios Justo, alimentando y fortaleciendo el alma y el pensamiento.
(20) Sin importar si están vivos o muertos. Aquí “padre” también incluye otros seres queridos, como los tutores o protectores.
(21) La creencia popular es que los antepasados más queridos (en cadena sucesoria acumulativa) y los héroes antiguos de la nación (fueran leyendas o mitos), en los momentos más cruciales, apoyan a sus seres preferidos.
(22) Normalmente, en esta oración, cada quien pone el nombre de la divinidad que cree es su protectora o la que está consagrado, o la preferida; pero en esta ocasión todos nombraron a Atayka.
El “inspirarme” implica guía; e “hijos” implica tanto a los hijos como las obras que ha realizado.
(23) El ver al dios de la muerte sonreír es una creencia popular que dice que puede ser que éste decida o no venir por la persona; pero en todo caso será una buena muerte, que es aceptada por el individuo, en caso de que llegue.
(24) Se cree que esta línea de la oración surgió en la adaptación realizada por los combatientes. También se cree que la versión original decía sencillamente “Que mi arma”. Era costumbre de muchos guerreros que en vez de decir “espada” dijeran el nombre del arma (del tipo de arma o el nombre propio con que algunas armas eran bautizadas). Pero en todo caso, la palabra “espada”, en esta frase, se había generalizado que implicara cualquier arma, y fue en ese sentido en que fue pronunciada en esta ocasión.
(25) Implicaba que las últimas acciones del individuo estén guiados, acordes, del agrado de la divinidad máxima.
(26) Del pasado, las del presente, y las que pudieran haber en el futuro (fuera en este mundo o en el espiritual)
(27) Que fuera buena, digna, y que valiera la pena. Para un guerrero también implicaba gloriosa y recordada.
(28) La mirada hacia el Oeste era porque éste punto cardinal representaba el futuro incierto; del que no se sabía si el individuo quedaría en la oscuridad de la noche (muerte) o volvería a ver otro día. La vista ligeramente hacia arriba –pero con la cara derecha- la enseñaban los sacerdotes [esa pose induce al estado alfa de la mente, donde se estimula la imaginación, y se concentra la energía mental]
(29) El bosque era conocido como El Bosque de los Enanos o de los Duendes. Se cree que le decían así por las historias de duendes que aparecían en él, o porque la ciudad de Noldilla estaba construida sobre los restos de una antiquísima ciudad, que se presume de origen enano.
(30) En ese momento comenzó a sonar The Drums of Gaugamela [Vangelis-BSO Alexandros]
(31) En ese momento comenzó a sonar Dark Chest Of Wonders [Nightwish]
Alan Dryiceman von Kastner
25/1/2005
