A los fieles creyentes en Cristo y a los poderosos súbditos del Sultán:
Es una auténtica vergüenza, una obra de Satán, un acto de terrible iniquidad, lo que la maligna duquesa, no contenta con despreciar una paz honrosa que se le ha propuesto, no contenta con no asumir que su desgobierno ha causado el dolor y el sufrimiento a su estado, ha intentado.
Por fortuna, mis fieles recién adquiridos guardias suizos han logrado desbaratar el complot para acabar con mi persona y, por tanto, ratifico desde ahora la pena de excomunión para la duquesa y para todo aquel que apoye sus demoníacos planes.
Asímismo, hemos de hacer saber al resto de potencias que me veo en la terrible tesitura de considerar al vecino florentino como enemigo, y que mis tropas han debido moverse para un rápido restablecimiento del orden en el interior de dicho estado, junto con la colaboración del Sultán Otomano, dado que los informes señalaban la conjura de agentes enemigos de Dios para tomar el poder en Florencia.
Espero fervientemente que el orden sea restablecido y se promulgue un decreto de creación de gobierno en Florencia lo antes posible. Mientras, las tropas de mi aliado y mías garantizaremos la seguridad de los ciudadanos de Florencia.
Quedad en paz.