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General / Re: III Concurso de Relatos de Klaskan
« en: 17 de Diciembre de 2006, 02:39:04 pm »
RELATO 5:
El Origen de Klaskan
En el principio, en un tiempo más allá de las eras, cuando ni siquiera se podía hablar de tiempo, estaba la nada. Y sobre la nada, como una ligera niebla, flotaba toda la magia. La nada tejía en silencio entonces con la magia enormes tapices con sus sentimientos, de la misma forma que una araña hace su tela. De vez en cuando, los hilos invisibles de la magia formaban un nudo. Así se originaron los espiritus, dispersos por la nada y unidos entre ellos por la magia. Se encontraban centenares de miles de ellos, todos durmiendo congelados. Eran como huevos en un nido o niños dormidos en sus cunas. Así trascurieron Eones.
Entonces, como por azar, la nada se pinchó con sus agujas de costurera y de su sangre surgió el tiempo. El tiempo se desparamó sobre toda la madeja y le dio vida. Pero solo un espiritu despertó. Era el espiritu de la música, claro como una gota de agua. Tembló una vez y volvió a quedar quieto. Así pasaron miles de eones, pues aunque había despertado, al ver a sus hermanos en reposo tuvo miedo. Cuando reunió valor suficiente, volvió a temblar. Y un sonido celestial, más bello que la que cualquier instrumento pueda fabricar, rodeó a los espiritus que había en la nada extendiéndose entre los hilos de la magia. Era como cien mil cantos de aves y cien mil flautas de agua una mañana de primavera. Poco a poco, el resto de espiritus empezó a despertarse lentamente. La luz despertó en segundo lugar y desparramó su poder sobre la nada. Después despertó el viento y tomando la música como si fuera el velo de una virgen, la llevó riendo allá donde aun no se llegaba. La nada, asustada de ver su obra moverse, huyó al infinito. Así surgieron los espíritus.
Cuando llegó el momento, todos se miraron y exclamaron:
- Es nuestro mundo hermoso. Vivamos en paz y armonía, tengamos cada uno nuestro reino y sea la felicidad entre nosotros. Somos todos iguales en fuerza y esplendor. Hay sitio para todos.
Trabajando juntos crearon Klaskan, un enorme universo regido por la justicia y gobernado por los espiritus, que a partir de entonces se hiceron llamar “los creadores”. Llenaron las nuevas tierras con altas cumbres, profundos océanos, inmensas junglas e infiernos de fuego. Crearon la raza de las criaturas mortales, pequeños seres pensantes que se movían por Klaskan con libertad, cazando bestias y cultivando los frutos de la tierra. En aquellos olvidados tiempos había cientos de razas y cada raza adoraba a un espiritu y cosnstruía imperios como jamás los ha habido y habrá. Las riquezas de aquellos tiempos son legendarias: La ciudad de oro de Duseret, los bosques de cristal de Linderal, las islas aéreas de los Anyales...Nada de aquel universo queda sino su eco.
Pues la nada desde el infinito lloraba de miedo. Y con sus lágrimas despertó un nuevo espiritu, la discordia. El nuevo espiritu alcanzó Klaskan y lo habitó secretamente. Con sus malas artes enfrentó a sus hermanos por el gobierno de los grandes imperios. Pronto estallaron disputas entre las criaturas, disputas que en vez de ser zanjadas por su justicia suprema, fueron alimentas y alentadas por la mayoría de los creadores, que apoyaron a las que les eran más afines. Las criaturas ante esto, llamaron a los creadores dioses y demonios, según fuesen amados y protegidos u odiados y destruidos respectivamente. Pronto empezaron a luchar abiertamente unos contra otros y Klaskan empezó su declive.
Los dioses y los demonios despertaron las fuerzas ultimas en sus locas guerras de Klaskan. Alteraron la realidad, movieron la rueda del tiempo a su antojo, hicieron tuneles en el espacio para sus tropas, crearon aberraciones y removieron todo en su afan de poder. Mientras, la discordia reía. Hasta Klaskan empezó a agotarse y las energías comenzaron a fluir sin control.
Los dioses y los demonios atribuyeron esto a los hechizos de sus enemigos y lucharon más abiertamente, empezando a morir algunos. No se daban cuenta que Klaskan dependía de ellos y ellos de Klaskan, pues sus esencias estaban unidas. Cada vez que un espiritu moría, algo se perdía y Klaskan se destruía un poco. Hasta que se abrió la brecha.
La brecha fue el colapso total. La realidad comenzó a autodestruirse, a colapsarse. Hay quien dice que la nada, al ver como se emborronaba el tapiz que había tejido, trataba de deshacerlo para volver a tejerlo. Sea como sea, los dioses y los demonios firmaron una tregua y trataron de tapar la brecha. Muchos perecieron intentado conternerla, y todo era en vano. Otros quedaban atrapados entre las realidades cambiantes y caóticas en las que se deshacía Klaskan. En este caos perdían su personalidad y se tornaron brutales, convirtiéndose en criaturas sin alma, las bestias.
Un grupo de espiritus se dio cuenta de cual era la terrible solución. Sacrificándose, deshacieron sus esencias y con sus poderosas almas sellaron los trozos de Klaskan, los cuatro planos. A estos espiritus, cuya magia se disolvió por todo el universo que quedaba se les llamó “Elementos”, pues forman todo lo que queda. Los dioses y demonios firmaron la paz y crearon a los dragones, las ultimas criaturas, para velar por la seguridad de los nuevos planos. Pocas criaturas sobrevivieron, y las que lo hicieron tuvieron que luchar encarnizadamente contra las bestias que aun pululaban sin control por los planos.
El Origen de Klaskan
En el principio, en un tiempo más allá de las eras, cuando ni siquiera se podía hablar de tiempo, estaba la nada. Y sobre la nada, como una ligera niebla, flotaba toda la magia. La nada tejía en silencio entonces con la magia enormes tapices con sus sentimientos, de la misma forma que una araña hace su tela. De vez en cuando, los hilos invisibles de la magia formaban un nudo. Así se originaron los espiritus, dispersos por la nada y unidos entre ellos por la magia. Se encontraban centenares de miles de ellos, todos durmiendo congelados. Eran como huevos en un nido o niños dormidos en sus cunas. Así trascurieron Eones.
Entonces, como por azar, la nada se pinchó con sus agujas de costurera y de su sangre surgió el tiempo. El tiempo se desparamó sobre toda la madeja y le dio vida. Pero solo un espiritu despertó. Era el espiritu de la música, claro como una gota de agua. Tembló una vez y volvió a quedar quieto. Así pasaron miles de eones, pues aunque había despertado, al ver a sus hermanos en reposo tuvo miedo. Cuando reunió valor suficiente, volvió a temblar. Y un sonido celestial, más bello que la que cualquier instrumento pueda fabricar, rodeó a los espiritus que había en la nada extendiéndose entre los hilos de la magia. Era como cien mil cantos de aves y cien mil flautas de agua una mañana de primavera. Poco a poco, el resto de espiritus empezó a despertarse lentamente. La luz despertó en segundo lugar y desparramó su poder sobre la nada. Después despertó el viento y tomando la música como si fuera el velo de una virgen, la llevó riendo allá donde aun no se llegaba. La nada, asustada de ver su obra moverse, huyó al infinito. Así surgieron los espíritus.
Cuando llegó el momento, todos se miraron y exclamaron:
- Es nuestro mundo hermoso. Vivamos en paz y armonía, tengamos cada uno nuestro reino y sea la felicidad entre nosotros. Somos todos iguales en fuerza y esplendor. Hay sitio para todos.
Trabajando juntos crearon Klaskan, un enorme universo regido por la justicia y gobernado por los espiritus, que a partir de entonces se hiceron llamar “los creadores”. Llenaron las nuevas tierras con altas cumbres, profundos océanos, inmensas junglas e infiernos de fuego. Crearon la raza de las criaturas mortales, pequeños seres pensantes que se movían por Klaskan con libertad, cazando bestias y cultivando los frutos de la tierra. En aquellos olvidados tiempos había cientos de razas y cada raza adoraba a un espiritu y cosnstruía imperios como jamás los ha habido y habrá. Las riquezas de aquellos tiempos son legendarias: La ciudad de oro de Duseret, los bosques de cristal de Linderal, las islas aéreas de los Anyales...Nada de aquel universo queda sino su eco.
Pues la nada desde el infinito lloraba de miedo. Y con sus lágrimas despertó un nuevo espiritu, la discordia. El nuevo espiritu alcanzó Klaskan y lo habitó secretamente. Con sus malas artes enfrentó a sus hermanos por el gobierno de los grandes imperios. Pronto estallaron disputas entre las criaturas, disputas que en vez de ser zanjadas por su justicia suprema, fueron alimentas y alentadas por la mayoría de los creadores, que apoyaron a las que les eran más afines. Las criaturas ante esto, llamaron a los creadores dioses y demonios, según fuesen amados y protegidos u odiados y destruidos respectivamente. Pronto empezaron a luchar abiertamente unos contra otros y Klaskan empezó su declive.
Los dioses y los demonios despertaron las fuerzas ultimas en sus locas guerras de Klaskan. Alteraron la realidad, movieron la rueda del tiempo a su antojo, hicieron tuneles en el espacio para sus tropas, crearon aberraciones y removieron todo en su afan de poder. Mientras, la discordia reía. Hasta Klaskan empezó a agotarse y las energías comenzaron a fluir sin control.
Los dioses y los demonios atribuyeron esto a los hechizos de sus enemigos y lucharon más abiertamente, empezando a morir algunos. No se daban cuenta que Klaskan dependía de ellos y ellos de Klaskan, pues sus esencias estaban unidas. Cada vez que un espiritu moría, algo se perdía y Klaskan se destruía un poco. Hasta que se abrió la brecha.
La brecha fue el colapso total. La realidad comenzó a autodestruirse, a colapsarse. Hay quien dice que la nada, al ver como se emborronaba el tapiz que había tejido, trataba de deshacerlo para volver a tejerlo. Sea como sea, los dioses y los demonios firmaron una tregua y trataron de tapar la brecha. Muchos perecieron intentado conternerla, y todo era en vano. Otros quedaban atrapados entre las realidades cambiantes y caóticas en las que se deshacía Klaskan. En este caos perdían su personalidad y se tornaron brutales, convirtiéndose en criaturas sin alma, las bestias.
Un grupo de espiritus se dio cuenta de cual era la terrible solución. Sacrificándose, deshacieron sus esencias y con sus poderosas almas sellaron los trozos de Klaskan, los cuatro planos. A estos espiritus, cuya magia se disolvió por todo el universo que quedaba se les llamó “Elementos”, pues forman todo lo que queda. Los dioses y demonios firmaron la paz y crearon a los dragones, las ultimas criaturas, para velar por la seguridad de los nuevos planos. Pocas criaturas sobrevivieron, y las que lo hicieron tuvieron que luchar encarnizadamente contra las bestias que aun pululaban sin control por los planos.