Mostrar Mensajes

Esta sección te permite ver todos los posts escritos por este usuario. Ten en cuenta que sólo puedes ver los posts escritos en zonas a las que tienes acceso en este momento.


Mensajes - Martin

Páginas: 1 ... 4 5 [6] 7 8 ... 39
76
General / Re: III Concurso de Relatos de Klaskan
« en: 17 de Diciembre de 2006, 02:39:04 pm »
RELATO 5:

El Origen de Klaskan

En el principio, en un tiempo más allá de las eras, cuando ni siquiera se podía hablar de tiempo, estaba la nada. Y sobre la nada, como una ligera niebla, flotaba toda la magia. La nada tejía en silencio entonces con la magia enormes tapices con sus sentimientos, de la misma forma que una araña hace su tela. De vez en cuando, los hilos invisibles de la magia formaban un nudo. Así se originaron los espiritus, dispersos por la nada y unidos entre ellos por la magia. Se encontraban centenares de miles de ellos, todos durmiendo congelados. Eran como huevos en un nido o niños dormidos en sus cunas. Así trascurieron Eones.

Entonces, como por azar, la nada se pinchó con sus agujas de costurera y de su sangre surgió el tiempo. El tiempo se desparamó sobre toda la madeja y le dio vida. Pero solo un espiritu despertó. Era el espiritu de la música, claro como una gota de agua. Tembló una vez y volvió a quedar quieto. Así pasaron miles de eones, pues aunque había despertado, al ver a sus hermanos en reposo tuvo miedo. Cuando reunió valor suficiente, volvió a temblar. Y un sonido celestial, más bello que la que cualquier instrumento pueda fabricar, rodeó a los espiritus que había en la nada extendiéndose entre los hilos de la magia. Era como cien mil cantos de aves y cien mil flautas de agua una mañana de primavera. Poco a poco, el resto de espiritus empezó a despertarse lentamente. La luz despertó en segundo lugar y desparramó su poder sobre la nada. Después despertó el viento y tomando la música como si fuera el velo de una virgen, la llevó riendo allá donde aun no se llegaba. La nada, asustada de ver su obra moverse, huyó al infinito. Así surgieron los espíritus.

Cuando llegó el momento, todos se miraron y exclamaron:

- Es nuestro mundo hermoso. Vivamos en paz y armonía, tengamos cada uno nuestro reino y sea la felicidad entre nosotros. Somos todos iguales en fuerza y esplendor. Hay sitio para todos.

Trabajando juntos crearon Klaskan, un enorme universo regido por la justicia y gobernado por los espiritus, que a partir de entonces se hiceron llamar “los creadores”. Llenaron las nuevas tierras con altas cumbres, profundos océanos, inmensas junglas e infiernos de fuego. Crearon la raza de las criaturas mortales, pequeños seres pensantes que se movían por Klaskan con libertad, cazando bestias y cultivando los frutos de la tierra. En aquellos olvidados tiempos había cientos de razas y cada raza adoraba a un espiritu y cosnstruía imperios como jamás los ha habido y habrá. Las riquezas de aquellos tiempos son legendarias: La ciudad de oro de Duseret, los bosques de cristal de Linderal, las islas aéreas de los Anyales...Nada de aquel universo queda sino su eco.

Pues la nada desde el infinito lloraba de miedo. Y con sus lágrimas despertó un nuevo espiritu, la discordia. El nuevo espiritu alcanzó Klaskan y lo habitó secretamente. Con sus malas artes enfrentó a sus hermanos por el gobierno de los grandes imperios. Pronto estallaron disputas entre las criaturas, disputas que en vez de ser zanjadas por su justicia suprema, fueron alimentas y alentadas por la mayoría de los creadores, que apoyaron a las que les eran más afines. Las criaturas ante esto, llamaron a los creadores dioses y demonios, según fuesen amados y protegidos u odiados y destruidos respectivamente. Pronto empezaron a luchar abiertamente unos contra otros y Klaskan empezó su declive.

Los dioses y los demonios despertaron las fuerzas ultimas en sus locas guerras de Klaskan. Alteraron la realidad, movieron la rueda del tiempo a su antojo, hicieron tuneles en el espacio para sus tropas, crearon aberraciones y removieron todo en su afan de poder. Mientras, la discordia reía. Hasta Klaskan empezó a agotarse y las energías comenzaron a fluir sin control.

Los dioses y los demonios atribuyeron esto a los hechizos de sus enemigos y lucharon más abiertamente, empezando a morir algunos. No se daban cuenta que Klaskan dependía de ellos y ellos de Klaskan, pues sus esencias estaban unidas. Cada vez que un espiritu moría, algo se perdía y Klaskan se destruía un poco. Hasta que se abrió la brecha.

La brecha fue el colapso total. La realidad comenzó a autodestruirse, a colapsarse. Hay quien dice que la nada, al ver como se emborronaba el tapiz que había tejido, trataba de deshacerlo para volver a tejerlo. Sea como sea, los dioses y los demonios firmaron una tregua y trataron de tapar la brecha. Muchos perecieron intentado conternerla, y todo era en vano. Otros quedaban atrapados entre las realidades cambiantes y caóticas en las que se deshacía Klaskan. En este caos perdían su personalidad y se tornaron brutales, convirtiéndose en criaturas sin alma, las bestias.

Un grupo de espiritus se dio cuenta de cual era la terrible solución. Sacrificándose, deshacieron sus esencias y con sus poderosas almas sellaron los trozos de Klaskan, los cuatro planos. A estos espiritus, cuya magia se disolvió por todo el universo que quedaba se les llamó “Elementos”, pues forman todo lo que queda. Los dioses y demonios firmaron la paz y crearon a los dragones, las ultimas criaturas, para velar por la seguridad de los nuevos planos. Pocas criaturas sobrevivieron, y las que lo hicieron tuvieron que luchar encarnizadamente contra las bestias que aun pululaban sin control por los planos.

77
General / Re: III Concurso de Relatos de Klaskan
« en: 17 de Diciembre de 2006, 02:38:20 pm »
RELATO 4:

Introducción a la historia de los no muertos

Los recuerdos son algo borrosos pero con un poco de tranquilidad uno es capaz de recordar hechos acaecidos hace eones.

Los no muertos aparecieron por primera vez antes de la destrucción del mundo primigenio. En aquellos ciclos de lucha y destrucción  muchos dioses y demonios cayeron en la cuenta de que podían conservar con cierto grado de conservación los cadáveres de los caídos en la batalla y reutilizar las legiones una y otra vez.

En medio de enormes batallas y guerras pronto fue obvio que si bien tales legiones de no muertos eran eficaces en batalla su numero crecía de un modo demasiado elevado como para controlarlas de un modo eficaz y dado que a los niveles más básicos sólo atendían a órdenes sencillas pronto se delegó en otras razas su creación, mantenimiento y dirección.

Cuando aquel mundo desapareció el conocimiento de muchas cosas se perdieron pero no fue axial con el arte de la nigromancia que siguió siendo usado en mayor o menos frecuencia por magos y razas.

A lo largo de las eras ese arte se ha mantenido cuando no perfeccionado logrando nuevas cotas. Sin embargo el origen de los no muertos es distinto, al menos en el caso que nos atañe, pues tuvo su origen en la vida.

El continente perdido, como era conocido por los reinos menos avanzados de otras zonas de klaskan era un raro hallazgo y fue colonizado por pocas razas entre las cuales en muchos casos había odios y guerras nunca finalizadas cuyo origen se desconocía.

En mitad de estas condiciones algunos de los miembros más avanzados de muchas de las razas se unieron en un conclave para intentar evitar que la guerra que los había destruido tantas veces repitiera el ciclo de muerte y destrucción.

En dichas reuniones, llevadas a cabo en un lugar apartado de las continuas guerras se buscaba eliminar el peligro a desatar de nuevo el terror y tras ciclos y ciclos de discusiones y negociaciones se llegó a un acuerdo.

Los sabios volvieron a sus naciones y anunciaron en ellas las buenas nuevas. Al fin la guerra acabaría. Y entonces, para su tristeza, fueron rechazados. Nadie podía comprender como traicionaban a sus raíces para enterrar los insultos y las disputas, las pérdidas de seres queridos y las ofensas recibidas, y dentro de sus propias naciones fueron rechazadas y repudiadas casi en su mayoría.

Decididos a hacer realidad su sueño abandonaron con sus familias y posesiones las tierras que los habían acogido y viajaron a un nuevo lugar donde pudieran dar forma al sueño que tenían en mente.

El inicio, como todos los principios, fue prometedor. La sociedad prosperaba, la vida era pacífica y próspera, muchas razas y seres convivían en poblaciones que pronto llegaron a ser ciudades populosas donde el comercio y la paz estaban defendidos por unas oligarquías de hombres sabios que velaban por el resto.

La nación creció en poder y riqueza manteniendo sus ideales intactos mientras alrededor continuaba la guerra y la muerte hasta que los ojos de aquellos que los habían expulsado cayeron sobre ellos. Su riqueza levantó envidias y ambiciones y pronto se levantaron ejércitos dirigidos a acabar con ese remanso de paz y prosperidad.

La riqueza no sirvió de mucho ante el poder de las armas pero los ciudadanos no querían volver a vivir en el miedo y muchos, centenares, prefirieron una muerte honorable antes que ser prisioneros o doblegarse al yugo de otros.

Así que tras la derrota de los ejércitos, mucho menos habituados a la batalla que sus homólogos, y acosados por todos los frentes las ciudades se  fortificaron y decidieron resistir a toda costa.

La lucha tras los muros de las numerosas ciudades permitió algunas victorias y los enemigos se retiraron en algunos casos ante lo imponente de las defensas aunque otros porfiaron y continuaron en su acoso y sus ataques.

Sin embargo ninguna muralla puede resistir si dentro no hay defensores y el acoso continuo trajo el hambre y la enfermedad. Varias ciudades cayeron y tras docenas de ciclos de asedios los asaltantes no tuvieron piedad ni los defensores la buscaron. Fueron asoladas y destruidas hasta sus cimientos, sus riquezas repartidas por todo el continente y la envidia desatada al contemplar el resultado de tales éxitos levantó esperanzas en otras naciones y razas que no dudaron en continuar los ataques.

Durante un centenar de ciclos la nación, antaño dueña de la paz y la vida, resistió tras sus murallas los embates pero una a una las ciudades fueron cayendo en manos de sus asaltantes y el ritual de sangre se  perpetuó de generación en generación.

Naciones enteras vivían y esperaban con ansia la temporada de  saqueos y asaltos a los pacíficos como comenzaron a llamar por aquellos tiempos a los descendientes del conclave donde pudo haberse ganado la paz.

Sin embargo en años de guerra y acoso los pacíficos habían desarrollado un estoicismo, en algunos momentos heroico, en otros patético, resultado de generaciones de humillaciones. Algunos se rebelaron contra esta situación e  intentaron aprovechar sus conocimientos arcanos y tecnológicos para expulsar a sus atacantes.

Pronto tales acciones  tuvieron consecuencias y se sucedieron algunos éxitos pero sus vecinos tenían una potente maquinaria bélica resultado de eras de guerra y asimilaron pronto los adelantos armamentísticos de forma que se volvieron contra sus creadores.

Las ciudades reunieron sus fuerzas y en la capital, tras las imponentes murallas del Horacio el constructor, reunieron fuerzas y conocimientos, de modo que decidieron proseguir en la línea arcana mejorando aún más sus conocimientos en tales artes.

Muchos magos alcanzaron cotas de poder hasta entonces desconocidas y provocaron tales bajas en los grupos de asaltantes y saqueadores que éstos se unieron en ejércitos mayores y volvieron a sus primeras acciones. Los pequeños saqueos o asaltos se cambiaron por enormes asedios sangrientos que les proporcionaban grandes beneficios y minimizaban las bajas.

Las grandes ciudades resistieron con fuerza usando todo su antaño envidiado dinero en mercenarios y hombres de fortuna pero la balanza no podía ser inclinada de nuevo a su favor.

Una tras otra las ciudades cayeron, aunque tras ciclos de resistencia, lo que provocaba en la mayoría de las ocasiones terribles consecuencias. Sin embargo cada ciudadano tenía conciencia de lo que perdía y cada uno luchaba en su puesto o defendía su barrio, su calle, su plaza hasta la muerte. Grupos enteros, una vez perdida la esperanza o abierta la brecha, se entregaban a la muerte para no ser hechos esclavos. Las madres mataban a los hijos, los padres se quitaban la vida y arrojaban maldiciones y entrañas sobre los asaltantes en una lujuriosa orgía de muerte.

Tras centenar y medio de ciclos de la próspera nación de los pacíficos sólo quedaban pequeños puntales en mitad de la tormenta y en mitad de ellos se alzaba la gran ciudad de la torre negra.

La razón de su nombre era la piedra, de basalto negro, usada en la construcción de la edificación más alta de toda la ciudad, su torre de magia. Los señores de la ciudad habían elegido con cuidado su ubicación en lo alto de una cordillera a la que sólo se podía acceder por medio de un angosto camino que subía bordeando abismos y defensas. La ciudad apenas había sufrido acoso alguno, en parte por la dificultad de cualquier acción y en parte  porque los magos de la ciudad, versados en las artes arcanas de la vida, habían castigado la osadía de quienes lo habían intentado.

Por otro lado la ciudad estaba construida aprovechando múltiples grutas y cuevas y aunque poseía minas de gran riqueza no poseía más que  pequeños huertos y el resultado de las cosechas de los valles limítrofes de modo que su población no era la mitad de cualquiera de las otras ciudades.

Sin embargo a pesar de que los pacíficos sentían un gran apego por sus hogares algunos supervivientes acabaron por llegar a la gran ciudad de la torre negra. Allí la vida era más sencilla y espartana pero mucho más tranquila que en las llanuras y colinas.

Si hubo alguna esperanza de vencer a los enemigos o incluso de hacerles entender que podían alcanzar su propia prosperidad con la paz está murió con la conquista de la gran capital.

Aunque había sufrido en otras ocasiones largos asedios, uno llegó a durar 32 ciclos, ninguno fue Fran cruel ni tan corto como el último. Una coalición de razas, unidas por y para la guerra, logró que la desesperación hiciera mella en algunos defensores que abrieron las triples puertas de la ciudad.

Se sucedieron siete días de continuo saqueo y se dice que la sangre tiñó los ríos de rojo y en la desembocadura el mar estaba sembrado de cadáveres de tal modo que la putrefacción fue tal que los mismos peces murieron.

Los últimos islotes fueron sucumbiendo uno a uno y en todos la orgía de sangre y muerte se perpetuó aunque aún se narra en canciones populares la heroica defensa del puente rojo por parte de Merik y sus hijos donde durante dos días y dos noches pararon a las hordas de asaltantes que penetraban por las puertas arrancadas de sus goznes o la canción de liviana y como se arrojó sobre sus asaltantes con su espada llameante y murió rodeada de una montaña de cadáveres.

Pero toda su heroicidad se ahogó en un mar de sangre que alcanzó finalmente la torre negra donde  las gestas y hazañas borraron el adjetivo de pacíficos de sus habitantes. Ninguna de los asaltos tuvo éxito ya que una docena de hombres podía defender la menor de las poternas del camino de ascensión a la ciudad.

Llegaron ejércitos de todas las razas conocidas pero uno tras otro fueron derrotados aunque a cambio los valles fueron asolados y los cuídanos pasaron hambre y muchos murieron en los  sucesivos asedios.

Los antaño ricos saqueadores veían en la ciudad una última joya por expoliar. Y una y otra vez volvieron a asediar la ciudad en continuos intentos que  acabaron por perpetuar un campamento de asaltantes permanente al pie de las montañas.

Los ciclos pasaron y ocasión tras ocasión los defensores rechazaron cada asalto hasta que finalmente un día no hubo nadie que  respondiera a las flechas ni a arrojase las escalas de las almenas.

Los sorprendidos atacantes tomaron la poterna que sus padres habían atacado por primera vez hacia casi cuarenta ciclos y llamaron a los refuerzos sin atreverse a proseguir su ascensión ya que nadie durante las últimas décadas había ni siquiera puesto un pié en más allá de la puerta del viento, como se conocía a dichas torres.

Del campamento, ya ciudad, envalentonados y decididos acudieron las huestes y entraron por el camino hasta la segunda puerta tras una ascensión de cientos de metros de sendero cortado a pico pero tampoco en esta ocasión hubo defensor alguno.

Las estancias estaban vacías, algunas llenas de polvo y sin señales de haber sido usadas en mucho tiempo y de hecho mostraban un penoso estado de conservación, como si hubieran sufrido ciclos de asaltos aún cuando ninguno de los atacantes había soñado con tocar alguna vez esas piedras.

Tras dicha puerta el camino se ensanchaba  para llegar a una monumental muralla tras la se extendía una corta meseta de tierra y piedra endurecida donde se podían ver raquíticos huertos cubiertos de escarcha y más allá una ciudad.

Las puertas colgaban sobre los goznes abiertas de par en par y los edificios, de piedra negra parecían empequeñecidos por la elevada torre que se elevaba hacia las alturas cual lanza hendiendo el cielo.

Aunque la temperatura era baja los soldados, ligeramente sorprendidos de la quietud, observaron a un viejo arar un patatal en el cual no podía crecer nada más grande que un guisante.

Los soldados observaron la postal un momento antes de que uno se adelantase y lanzase una jabalina que atravesó la espalda del anciano encorvado cuyo cuerpo cayó sobre la azada que  quebrándose por el peso rompió el silencio ligeramente otoñal liberando la tensión contenida mientras una avalancha de soldados comenzaba a entrar por las enormes puertas en dirección a la ciudad.

Un avezado soldado espero hasta que el caudal fue menor para hacerse a un lado. Como en todos los asaltos al comienzo había resistencia y podía haber riesgo, innecesario, ya que con tiempo hasta el más duro y resistente contaba donde había ocultado el oro.

La hueste de soldados fue disminuyendo y desapareció entre los edificios en ensordecedor griterío mientras aquí y allá empezaban a elevarse columnas de humo, aunque muchas menos de las habituales en tales libes. Recordaba con cierta satisfacción el relato de su padre del asalto a la capital y como el humo de los incendios oscureció la luz del sol durante varios días perpetuando la noche durante la que se inició el asalto.

Durante unos minutos unos soldados aporrearon la poterna lateral de la puerta como si realmente alguien la hubiera trancado y se hubiera ocultado en su interior pero cuando la oxidada puerta cedió y vieron un par de habitáculos desnudos se  precipitaron hacia la ciudad como el resto y un silencio roto de vez en cuando por el estallido de una puerta o algún grito de sorpresa volvió a reinar en el lugar.

Caminando con tranquilidad y una habilidad que sólo dan largos años de marchas militares el soldado comenzó a andar hacia la ciudad tomando nota de la posición de las torres de los más altos palacios, aquellos que sin dudas contendrían mayores riquezas, hasta que su instinto le hizo detenerse.

Llevándose  la mano a la empuñadura de la espada, la desenvainó, su hoja, ligera, silbó al viento mientras la engrasada vaina la dejaba escapar a la mañana. A veces los anteriormente conocidos por pacíficos mostraban una resistencia fútil pero costosa a los asaltantes y él no quería ser la última baja de una guerra de dos siglos.

A su alrededor el huerto, o más bien, el empedrado jardín, estaba tranquilo y más allá los primeros edificios no parecían contener señal de vida alguna. A lo lejos le llegaron unos gritos y sonidos de lucha, quizás al fin alguien presentaba su póstuma resistencia antes de unirse a los antepasados.

Un par de rezagados cruzaron en ese momento las puertas, al parecer abajo había aún un buen contingente intentando decidir si se trataba de una broma o de verdad habían caído las defensas.

Uno de los soldados, cual burdo mercenario, se agachó junto al cadáver del anciano dispuesto a buscar cualquier posesión que pudiera tener. Ignorándole el otro soldado, apenas un muchacho imberbe, seguramente de la segunda generación de los nacidos al pié de las montañas negras, observó fascinado el espectáculo hasta que su rostro se congestionó y comenzó vomitar su desayuno al pié del arco de la puerta.

Sobre la misma había talladas unas palabras ininteligibles, seguramente en alguna lengua perdida, que habrían helado su tuétano y sacudido su médula. Mientras ayudaba al joven aprendiz de soldado a sus espaldas se escuchó un gorgoteo que les hizo volverse a ambos rápidamente, el joven buscando ansiosamente un posible enemigo, el veterano con la certeza de tenerlo cerca.

La escena los dejó pasmados por igual. El cadáver del anciano sostenía en su mano el mango de la azada en cuyo extremo ensartado, por el cuello, el otro soldado, con los ojos desorbitados mirando aún la jabalina que atravesaba el pecho del viejo. Un pecho, que a la luz del amanecer, aparecía cubierto de pústulas, mostrando el hueso aquí y allá, con un externos quebrado bajo el que se adivinaba un vació frío hace tiempo.

Aunque aterrado por la situación el viejo soldado no perdió el tiempo y con un par de fuertes golpes de su espada seccionó la cabeza al cadáver que seguía aferrado a su presa. Maldición pensaba mientras cavilaba sobre lo que acababa de observar. Un grito de terror le sacó del ensueño, el joven, que evidentemente, por el olor, acababa de vaciar su cuerpo por todas las vías posibles, señalaba espantado hacia la ciudad.

La escena era demasiado terrible para ser descrita. Unos pocos soldados corrían, arrojadas las armas, hacia la puerta de la ciudad negra, aunque la mayoría eran cazados por un ejército de sombras que los perseguía con una velocidad asombrosa, y con armas que nadie querría ver en su vida.

Comprendiendo lo fútil de intentar resistir en ese lugar y habida cuenta de la matanza que se desarrollaba ante sus ojos el soldado dio media vuelta dispuesto a alejarse todo lo posible, pues es evidente que no está vivo lo que está muerto desde los primeros evos del tiempo y no está muerto lo que yace eternamente y aún con el paso del tiempo la muerte puede ser vencida.

Mientras empujaba al muchacho a través de la puerta algo atenazó con una férrea fuerza su tobillo provocando su caída, soltó un mandoble y algo se quebró a su espalda liberándole.

El descenso fue infernal pero para cuando llegaron a la puerta del viento habían logrado explicar más o menos lo sucedido a varias docenas de soldados y a un capitán de la guarnición que les ordenó tomar posiciones en la puerta a fin de mantenerla hasta que llegaran refuerzos.

Minutos después llegaron unos pocos soldados, algunos heridos, otros locos, que continuaron corriendo sin atender orden alguna y tras ellos, como una marea, aquellos de quienes huían.

El jovenzuelo ha logrado afirmar su estomago y alza ahora una alabarda, y con una veintena, sabedores de lo sencillo que es defender el estrecho pasillo entre la pendiente y el abismo, forma dos líneas de lanzas y picas.

Sin embargo, tras un par de minutos, ninguno de esos soldados respira, los atacantes se han ensartado en sus armas, en ocasiones cayendo al vacío, en ocasiones asfixiando a los defensores con sus garras o hiriéndoles de muerte con armas recogidas de los dioses saben que lugar.

Sobre las almenas de la puerta del viento la escena fue igual de  rápida, atacantes que ascienden, ignoran las heridas que a otros les habrían matado y otorgan la muerte allí donde alcanzan.

Finalmente unos pocos quedan o aterrados o heridos al otro lado de las puertas abiertas. El veterano aprieta su vientre allí donde una espada le ha dado un tajo por el cual se le escapa la vida. Recostado sobre el cadáver de otro compañero contempla como los últimos defensores son barridos.

Los no muertos quedan quietos justo bajo el vano de la puerta del viento. Esperan. Unos ojos vacíos le observan. Durante unos minutos no sucede nada y entonces abren filas. Entre ellas sale una oscura figura de porte majestuoso con una capona negra que le cubre la cabeza y en la cual se adivinan unos ojos que arden cual teas.

La figura observa un momento el camino y después asiente. El ejército de las sombras avanza imparable camino de la ciudad que hay en el valle. Uno de ellos se para a su lado, en su mano una daga, en su mirada la vacuidad de la vida y la plenitud de la muerte, y mientras la daga se lanza a por su cuello su mirada escapa del rostro maldito para observar, provocando una sonrisa, como una mano, cortada por la muñeca, aún agarra su tobillo. Y el último pensamiento de una vida anterior es que morir quizás  no sea tan malo.

Y la muerte lo acoge, como una madre, para liberarlo de su dolor y de su cansancio.

78
General / Re: III Concurso de Relatos de Klaskan
« en: 17 de Diciembre de 2006, 02:37:26 pm »
RELATO 3:

La biografía de Jarlaxe
(CAPITULO 3)

Los cuatro caballos cabalgaban deprisa, sus jinetes, amigos de toda la vida, tenían la cara desencajada de terror y miraban había atrás constantemente.
-Pero mira que eres burro Jarlaxe, tenias que hacerlo.- Dijo la única mujer del grupo, una bella elfa con ropajes de hechicera pero bastantes ajustados.
-Lo siento, no sabia que iba a salir así.- Se defendió el aludido.
-¿Pero visteis que grande era?- Dijo otro jinete, también con túnica de mago.
-¡Si!, si lo vimos. Y espero que no lo volvamos a ver.- El ultimo jinete portaba una armadura brillante y un mandoble a la espalda, además montaba un poderoso caballo de guerra.
De repente a la elfa se le desencajo la cara aun más y comentó-Pues me parece que eso no va a ser posible, mirar quien esta ahí, y parece que tiene amigos…

-------------------------Un mes antes---------------------------

El grupo de amigos había acudido a su cita puntualmente, sus nombres eran Jarlaxe, Iklinya, Banesh y Lej’ Masoj, todos hechiceros menos Banesh que era un poderoso guerrero. O al menos eso aparentaban.
Eran amigos desde la infancia y se habían reencontrado hacia poco en un torneo de magia, ahí habían decidido viajar los cuatro juntos en busca de aventuras, pero como no encontraban ninguna comenzaron a crearlas ellos para ganarse la vida. No les había ido mal hasta entonces, cuando Jarlaxe descubrió que una anciana conocía un poderoso hechizo de ilusión, lo cual les vendría muy bien para su “trabajo”. El hechizo en si consistía en crear una ilusión casi idéntica a lo que representaba con el aliciente que la ilusión representaba la peor pesadilla de la victima.
Un contacto les había dicho que la anciana vivía cerca del mar, en una cabaña. El mismo contacto les llevaría hasta el lugar, pero este no aparecía.
-Joder, que frío hace aquí, más vale que llegue pronto.- Dijo Lej.
-Vendrá, vendrá porque para eso le pagué.- Respondió Jarlaxe.
-¡¿Qué ya les pagaste?, pero ¿tu eres tonto o que?!- Gritó irritada Iklinya.
-Pero mujer, yo es que de esto no sé nada.
-Tu es que no sabes nada de nada. Si es que de donde no hay no se puede sacar nada.
-Eh, mirad, por allí viene. –Dijo Banesh.
-Menos mal.- Dijo la elfa mirando de reojo a Jarlaxe.

-Saludos amigos, siento el retraso, tenia que hacer unos recados.- Dijo el contacto.- Vamos, está a un día de viaje.

Efectivamente la cabaña de la vieja estaba a un día de viaje normal, pero cuando Lej, por equivocación, echo el hechizo de terror a su caballo y luego lo durmió para que se calmase, supusimos que el viaje duraría algo más. Tras tres días de duro viaje alcanzamos un claro del bosque donde había una cabaña de madera con un pequeño porche. En el porche, sentada en una mecedora, había una anciana con un bastón y un pañuelo en la cabeza.

-¿Quién esta ahí?-Pregunto está cuando oyó los caballos.
Jarlaxe, ilusionado por haber llegado a su destino respondió-Disculpe, somos unos viajeros que…
-¿Quién esta ahí?-volvió a preguntar la anciana.
-Vaya, esta medio sorda.-Dijo Lej, que se acerco a la anciana y gritó- Somos unos viajeros que…
-¡A mi no me grites!- grito, también, la anciana mientras se levantaba increíblemente rápido y comenzaba a golpear a Lej con el bastón.
-Lo… ¡ay!, lo siento señora- Dijo el agredido mientras se apartaba de la trayectoria de un bastonazo. Para su asombro, la anciana siguió golpeando el lugar donde antes estaba Lej, aparentemente, sin haberse percatado del movimiento de este.
-¡Encima la vieja esta ciega!- Exclamó Lej asombrado todavía de la reacción violenta que había tenido.
-¡Yo no estoy vieja!, todavía soy muy joven.- Dijo la anciana, más tranquila, mientras se volvía a sentar en la mecedora palpándola con el bastón.

Una risa atrajo la atención del grupo, en la linde del bosque había otra anciana, mucho más joven que la anterior, con un montón de leña cargada a la espalda.
-Disculpen a mi hermana, los forasteros le ponen nerviosa- dijo la recién llegada todavía recuperándose de las risas.
Banesh, tal como le habían educado en su infancia corrió a ayudar con la leña a la anciana. Pero esta respondió a tal gesto levantando su propio bastón y diciendo:
-¿Qué pasa?, ¿Qué por ser mayor no voy a poder con cuatro leños? Si quieres ayudar trae más madera del bosque.
Banesh, desconcertado miro al resto del grupo y se adentró en el bosque.
-¡Eh!, necesitaras esto. –Dijo la anciana cogiendo una pequeña hacha del cinto. Banesh la cogió y se fue a coger la leña.

Una vez dentro de la cabaña la anciana se presentó como Abilna. Su hermana mayor se llamaba Edelfesia. El contacto de Jarlaxe se disculpó y regreso a la ciudad.
-¿y que os trae por aquí?- Pregunto Abilna- No parecéis leñadores, a diferencia de vuestro amigo.
-Jajaja, Banesh es un caballero de los de antes.- Dijo Iklinya- Le han educado para ayudar a los más débiles, o a los que lo parecen.- Añadió resaltando la ultima frase.
-Vaya, me parece que conozco el motivo de vuestro viaje. –Respondió, más seria, Abilna. -¿no tendrá algo que ver con la magia?
-Lo ha adivinado, hemos venido por….

Tras contar la historia de su viaje adornada, como solo Jarlaxe sabia hacer, para que pareciese más emocionante, le preguntaron a la anciana sobre el famoso hechizo de la pesadilla y esta, agradecida por la compañía y la ayuda de Banesh, que se había puesto a reparar el tejado, explico al grupo como se podía conjurar:
-Otra cosa-Añadió después Abilna- Este conjuro crea una ilusión medio real de la peor pesadilla de la victima, esto quiere decir que, aun siendo una ilusión, podrá realizar muchas acciones como si fuese el objeto real al que representa, veamos un ejemplo.- Dicho esto sacó de una bolsa unos polvos, los lanzó al aire y, apuntando a un gato que estaba por la cabaña, dijo la salmodia que activaba el conjuro.
Una neblina se creo alrededor del animal que bufo y marcho corriendo, de la niebla salió un perro de caza lanzado tras el gato. Entre los dos comenzaron a tirar sillas, mesas y todo tipo de objetos hasta que salieron por una ventana. Fuera Edelfesia, que seguía en la mecedora levanto el bastón y cuando el perro pasó delante suyo le dio un golpe que hubiese tumbado a un dragón, el perro, sin embargo, en vez de quedarse en el suelo se convirtió otra vez en niebla y desapareció.
-Ya veis, el perro era una ilusión, pero los destrozos que ha causado son reales. La ilusión actúa como si fuese real y solo desaparece cuando es dañada gravemente. Tenéis que tener cuidado con este conjuro, si se lo lanzáis a un rey, podéis hacer que un ejercito de un país rival aparezca a las puertas de su castillo, además la ilusión se crea a través de la imagen que tiene la victima de su pesadilla, es decir, igual el ejercito era de mil hombre, pero si lo que el rey temía era un ejercito de un millón de hombres, eso es lo que aparecerá ya que la mente del objetivo del conjuro distorsiona, muchas veces, el recuerdo.

Todos salieron contentos del encuentro, bueno, todos no. Banesh estaba agotado, había reparado el tejado, cortado leña, arreglado los destrozos del perro y del gato y recibido una paliza de Edelfesia cuando había intentado reparar, también, el porche. Aun así su moral estaba alta, había ayudado a un par de ancianas “indefensas” y eso le producía una sensación de haber hecho bien su trabajo, algo que no conseguía desde que se había unido a sus amigos en busca de aventuras.

El grupo cabalgó a lo largo de la costa, Jarlaxe fue practicando por el camino su nuevo conjuro con animales, normalmente salían depredadores, perros, águilas e incluso un gran grifo cuando lo lanzo sobre su caballo. Tras varios días de viaje llegaron a una pequeña ciudad donde arribaban barcos de muchas partes del mundo, era un buen lugar para realizar su “trabajo”. El plan era simple, a un desafortunado comerciante rico (fundamental lo de rico) se le aparecía delante su peor pesadilla pero gracias a Dehm, nuestros “grandes héroes” estaban allí para salvarle y cobrar una cuantiosa recompensa.
Los cuatro amigos se separaron y comenzaron a tantear la ciudad en busca de su victima, al final del día, cuando se reunieron en la posada solo Lej había tenido éxito:
-Hay un mercader en el puerto que parece muy rico. Las piezas que expone, sobre todo artesanía, las trae de un lejano continente y parecen muy valiosas. Solo hay un problema, es pez.
-¿es pez?
-Si bueno, es uno de esos mitad hombre mitad besugo.
-Ahh, un atlante. –Dijo Iklinya.- No creo que eso sea un problema, por lo que he oído son bastante abiertos con los humanos a la hora de comerciar y tendrán pesadillas como nosotros.
-Yo no tengo problema.- Dijo Banesh.
-Ni yo, nunca fui muy racista, me da igual robar a un humano que robar a gente de otras razas.- Dijo Jarlaxe.- Así que adelante.

Al día siguiente por la mañana observaron al comerciante, en efecto era un atlante y parecía bastante rico. Por lo que al medio día, cuando la gente estaba comiendo, Banesh y Lej se acercaron a su puesto simulando estar interesados por sus productos, mientras Jarlaxe iba por detrás preparado para lanzar el conjuro. Era fundamental que nadie le viese hacerlo, porque podrían relacionar los hechos, además Iklinya, por ser elfa, se había quedado bastante apartada para no llamar la atención.
A una señal de Banesh (preguntar el precio de una estatuilla) Jarlaxe lanzó los polvos al aire y, apuntando al atlante, dijo la salmodia que le había enseñado Abilna.
Al principio se pensó que no había tenido efecto pues la neblina negra no aparecía pero este pensamiento cambió cuando unas calles más abajo, en el puerto, se empezaron a escuchar gritos. Todo el mundo que los oía se acerco al lugar para ver lo que pasaba, también lo hicieron los cuatro amigos y el mercader atlante. La escena que se encontraron se les quedaría grabada en su mente para siempre, la neblina negra ya alcanzaba los 10 metros y seguía creciendo y varios barcos estaban destrozados. Solo una persona en el puerto sabia lo que había dentro de esa niebla, el atlante estaba paralizado en el centro de puerto hasta que un tentáculo gigante se abalanzo sobre su barco y lo destrozó por completo, en ese momento el atlante dio la vuelta y echó a correr, pero Banesh lo paró y le pregunto que que era eso:
-…sablo…Abs…
-Pero bueno, deja de lloriquear y dime que cojones es eso.
-¡Es Absablo!, ¡ha regresado para destruirnos a todos!- Esto lo dijo gritando mientras se iba corriendo. Mucha gente que le oia no sabia que pasaba, pero había otras personas que solo al oir el nombre de Absablo también huian corriendo.

La sombra seguia creciendo, pero ya empezaba a disiparse dejando ver multitud de tentáculos. Los cuatro amigos decidieron que hacer:
-¿Qué es eso de Absablo?-Pregunto Banesh.
-Es un demonio que en la antigüedad destruyo a los atlantes-  Explico Iklinya- ¿no atendiste en las clases de historia?
-Bueno, ¿pero lo puedo destruir?-Dijo Jarlaxe.
-¡No!, es un demonio y para los atlantes es su génesis, lo consideran indestructible. No se como será el real, pero este también debe ser muy fuerte.
-Mierda, yo pensaba que su barco se hundiría, le robarían o aparecía una araña gigante. Para todo eso estaba preparado, pero no para un demonio, la pesadilla del pez tenia que ser un demonio. Mierda.
-Lo mejor es que nos vayamos, si saben que fuimos nosotros nos ahorcaran… o algo peor- Dijo Lej mirando al monstruo mientras decía esto ultimo.

Los cuatro amigos volvieron a la posada, ensillaron a sus caballos y se fueron de la ciudad intentando pasar desapercibidos. Una vez fuera de ella se marcharon al galope hasta que llegaron a una pequeña aldea. No sabían como pero la noticia ya había llegado allí y muchos habitantes salieron a preguntar por el monstruo, si era verdad, etc. Ellos dieron las menos explicaciones posibles y pidieron alojamiento por una noche, tras lo cual comprobaron que aun en tiempos de crisis aquellos campesinos eran unos avaros y les cobraron incluso el doble “por si acaso”. Nadie del grupo sabía que era ese “por si acaso”.

A la mañana siguiente Iklinya los despertó a todos.
-Venga, nos vamos.
-¿pero porque?, yo estoy muy bien en la cama.- Protesto Lej.
-Ahí fuera hay unos soldados preguntando por nosotros, igual nos has descubierto.
Lej se levantó con una expresión de miedo en la cara gritando-Mierda, tíos nos vamos ya.
El grupo entró en las cuadras por la puerta trasera mientras los soldados subían a sus habitaciones. Cuando los soldados bajaron corriendo al ver que no estaban lo único que quedaba era una estela de polvo dejada por los caballos.

Durante el camino nadie habló hasta que Iklinya dijo:
-Lo he estado pensando esta noche, lo que hemos hecho puede destrozar muchas vidas y cambiar el curso del mundo en el que vivimos.
-Ala, no será para tanto, seguro que cuando se acerque a una ciudad gorda saldrá un ejército delante y se lo llevará por delante.
-Pero mira que eres burro Jarlaxe, tenias que hacerlo.- Respondió Iklinya.
-Lo siento, no sabia que iba a salir así.- Se defendió Jarlaxe.
-¿Pero visteis que grande era?- Dijo Lej.
-¡Si!, si lo vimos. Y espero que no lo volvamos a ver.- Banesh parecía afectado de verdad, para su visión del bien y del mal acababa de atravesar un línea que le convertía en un monstruo.
-Pues me parece que eso no va a ser posible, mirar quien esta ahí, y parece que tiene amigos.

Al alcanzar una loma Iklinya había visto el mar y lo que en había. Cuando el resto le alcanzo vieron a “su monstruito” rodeado de un ejercito de atlantes, había miles de criaturas a su alrededor, parecían caballitos de mar si no fuese porque median metro y medio y algunos llevaban atlantes encima. En los acantilados de los alrededores había mucha gente, atlante y humanos, presenciando la batalla que iba a comenzar en breves.
De repente un barco se acercó al monstruo, Iklinya gracias a su gran vista, pudo distinguir al mercader atlante que intentado estafar al frente del barco, no era un barco de guerra ni llevaba soldados, por lo que Iklinya pensó que se estaba suicidando, claro que en ese momento nada le parecía muy real ni lógico. Cuando el barco se acerco lo suficiente viró y comenzó a alejarse de absablo que le siguió. Fue en ese momento cuando grandes grupos de las pequeñas criaturas se lanzaron contra el demonio.  La batalla había comenzado.

Transcurrida media hora de batalla el grupo decidió no seguir viendo la masacre y marcharon lejos de aquel lugar.

Un mes después Banesh y Lej estaban en un mostrador de un mercado. El propietario, un rico comerciante, les contaba las últimas noticias:
-Y entonces, los barcos persiguieron al monstruo, pero este dejo una especie de neblina negra y desapareció tras ella. Nadie lo ha vuelto a ver. ¿no les parece extraño?
Banesh sonrió y dijo:
-Si que es extraño, si.
-Disculpa- Dijo Lej cambiando de tema -¿Cuánto vale esta estatuilla?

79
General / Re: III Concurso de Relatos de Klaskan
« en: 17 de Diciembre de 2006, 02:36:52 pm »
RELATO 2:

Don Benito:

Lunes las 8:15 horas de la mañana, un día soleado, y como cada mañana, desde hacia 25 años el Señor Benito, iba a la oficina de correos ha trabajar, como era
respetuoso con el horario y muy estricto donde los haya, salía con tiempo suficiente para dar un paseo.
Por supuesto los días de lluvia cogía un taxi, pero solo los días de lluvia, que uno no ganaba para tanto coche, bueno, cada día pasaba por delante del quiosco del
Señor Marcelino, hombre bonachón que hacia 30 años regentaba el puestecillo, ya había pasado la edad de jubilarse pero el seguía en su sito, pues como el decía;
-De aquí solo me mueven cuando me muera o cuando caiga un meteorito.
El Señor Benito paseaba mirando los árboles del parque , los pájaros que volaban y las palomas que comían de la mano de alguien que madrugaba para darles de
comer, se paraba delante del quiosco y compraba el diario.
-Buenos días Señor Benito. Preguntaba Don Marcelino
-Buenos día Don Marcelino, ¿como andamos del lumbago?.
-Hoy mejor que ayer pero peor que mañana , decía con sorna.
-Bueno, bueno, eso esta bien, optimismo, en fin que le quería decir que su paquete ya llegó, si quiere se lo traigo en cuanto pase por mi mesa.
-Ah, estupendo muchas gracias muy buen amigo, así no tendré que dejar el puesto.
¿ sabe que es lo que espero?.
-Pues no señor mío, ya sabe usted que en correos somos muy serios con los paquetes;
Decía irguiéndose con orgullo y dando medio taconazo como en el ejercito, pues Don Benito, fue cabo de la legión hasta que una bala lo dejo para el arrastre y le
licenciaron con muchos honores.
Imagínese;
-Es un orgullo que hombres valerosos den todo por la patria como el soldado
Benito, que demostró un coraje y una frialdad, cuando el enemigo atacaba por la retaguardia, el, con todo el valor les dio para el pelo. Algo así debió ser el discurso
Y así dos horas de discurso y con un calor de 40 grados en fila de a dos y con el rifle y el macuto encima y acordándose medio regimiento de los padres del
capitán. Que ellos tan frescos bebían limonada, debajo de un tenderete sentados y con unos ventiladores puestos.
-Bueno, bueno, yo lo decía por preguntar.
-Pero en fin es una cosa de La Habana, ¿sabe usted?, son unos puros, que me manda mi viejo amigo el conde Don Ramírez;
Decir tiene que este hombre amigo del Kioskero ni era conde ni era Don pues el pobre desgraciado, los robaban de la fabrica y se los mandaba por correo, por la
vieja amistad que le unía desde hacia mas de 50 años.
-Ah, puros , pues los habanos son de los mejor que hay oiga, yo me fumé uno hace mucho tiempo y que aquello oiga, era mano de santo, como se lo digo; le
respondía Don Benito.
-Pues ya ve, uno que conoce gente importante, presumía el viejo Don Marcelino.
-Mire, cuando me los traiga, nos vamos a tomar algo a la tasca de doña Remedios, y le doy un par para que se los fume, pero solo para usted amigo mío ; decía
levantando la mano con autoridad.
-Solo para usted,
Repetía entre dientes y ya mirando a un cliente que se le acercaba para comprar el periódico.
Con un guiño y un
-Buenos días tenga usted Don Marcelino; seguía su camino a su oficina de correos

80
General / Re: III Concurso de Relatos de Klaskan
« en: 17 de Diciembre de 2006, 02:36:18 pm »
RELATO 1:

Todo comenzo con un destello, un haz que vagando por el sin fin, prendio su fuego eterno, su fuego sagrado. Los dias las noches el tiempo, viajaron hasta el rozandolo con su dedo, señalando el destino; aquel incomprensible, aquel que a prueba te mantiene y no deja que se corte el hilo que algunos suspende.

-Mas no supiste abrir los ojos en el momento, ya sea por miedo o por incrédulo, con o sin razon, pero lo cierto es que aquí yaces frente a este portal- Se aclaraba la mente con una voz  sencilla y tranquila llenándolo de misterios a cada frase.

Alta, con casi diez hombres de altura, maciza de piedra con dos guardianes a su lado, inmoviles, mirando al mas alla, esta especie de Gárgolas le impedia el paso por el umbral hacia el otro lado. No habia tierra donde pisar, no habia mundo ni dios conocido, algo suspendido entre las tinieblas y las hilarantes luces que viajaban a travez del no tiempo, iluminaban aquel paso entre los planos, entonces, volvio a resonar en su mente una voz mas ronca aun.

-Eres casi lo que tu piensas, pero sabe bien, que apenas has llegado y no conoces, enciende tu llama.¡ pelea !- Esta vez le consumia por dentro aquel alquitranado vomito.
-¿Tu sabes que Umbral es?- Le dijeron aquel guerrero de luz azul.!!-Entonces ve y pasalo!!!

Los huecos se prendieron en llama viva y las Gárgolas que antes permanecían inmutables, esta vez se incorporaron con fuerza propia obligándolo a retroceder unos pasos y empuñar la espada “Shamhaim, la virtud de los dioses”. En guardia espero unos momentos, cuando podia vislumbrar como esos dos guardianes accedian al poder que les habia sido concedido, mientras sus mandibulas enseñaban sus afilados dientes, se desprendian de la capa de piedra que las envolvia, poco a poco se deshacian de las cadenas que los amarraba a su destino. Uno de ellos se disparo hacia arriba en movimiento veloz desafiándolo a blandirla contra su cuerpo, aunque todavía no estaba al alcance del guerrero, y la otra yacia aun sin movimiento, que de un salto y un rapido cruce de brazos desenfundo aquella forjada por los ancestros dando golpe certero contra  su pecho, cortándole de lado a lado. No sangro, solo emitio un aullido ensordecedor, que a cualquier alma debil podria hacerle temblar. Con ímpetu dio el segundo golpe siguiendo el movimiento feroz que el puño acaecia, sentenciando a su sombra a desaparecer, cayendo su horrenda cabeza de bestia al confin de los mundos. El otro guardian que en vuelo descendente viajaba hacia donde estaba, con sus garras de dragon listas para desgarrar, estaba a punto de alcanzarlo, cuando observo una fugaz luz brillar y de rodillas casi levantándose, a espaldas de la bestia giro reflejando el grandioso haz, que con la hoja de la espada hacia sus ojos llameantes dirigio, no pudo soportar el dolor frenando un instante la embestida de aquel demonio alado.El tiempo parecia dedicarle su mas extenso esfuerzo, pues el instante se transformo en una eternidad, que aquel con su espada supo aprovechar.

Ellos abrieron el gran portal, otorgandole al guerrero, el primer paso de la penumbra hacia aquel manatial indescifrable que algunos aprovechan y otros descartan por falta de valentia.

En la historia de los mundos nunca mas se oyo hablar del guerrero de llama azul, pues lunas se han apagado, soles han virado su curso y los portales no han sido descubiertos nuevamente, aunque recuerdo solo unas unicas palabras que seran recordadas...

"He sido un instante en el tiempo, una eternidad en el espacio y un momento en la inmensidad."

81
General / III Concurso de Relatos de Klaskan
« en: 17 de Diciembre de 2006, 02:35:32 pm »
Bueno para finiquitar este tema que nos ha llevado más de un año y con el que celebramos el 1º y el 2º aniversario de la web voy a recopilar todos los relatos que fueron publicados en el otro hilo y vamos a dejar una semana para que los que tengan relatos que no han sido publicados o tengan un relato a punto de terminar me los puedan enviar por privado.

Despues de esa semana abrire una encuesta para votar los mejores relatos. La encuesta sera como las de siempre, ya discutiremos el sistema de votación tipo eurovision para la proxima convocatoria. Y todo esto con la venia de Dehm, por supusto.

El que sea el limite de tiempo sea tan corto es para terminarlo, no es un tiempo para escribir un relato (aunque si alguien se anima ya sabe, a correr) sino para terminar los comenzados o enviar los que no tengo.

LIMITE PARA ENTREGAR ULTIMOS RELATOS: Domingo 24
FIN DE LA ENCUESTA: Domingo 7

Coloco ya la encuesta, si alguien tubiese algun relato que enviar todavia, se lo podeis enviar a alguno de los supermoderadores para que os lo coloque aqui y modifique la encuesta ya que yo me voy de vacaciones.

                     Saludos, Martín.

PD: Los relatos seran anonimos hasta despues de la votacion.

82
Jugadores / Re: Opiniones y desopiniones sobre el juego
« en: 16 de Diciembre de 2006, 12:46:25 pm »
Yo puse 5% de modificadores por seguir con la linea de Bansee, pero si al final habra muchos más eso habria que medirlo y moderarlo.

Lo de los terrenos, no se si lo hara asi o no, pero me acabo de dar cuenta que lo habia oido para otro juego no para este. :princess_h4h:

Y la moral... que va que va, eso si que no lo veo nada claro. Si conseguis que sea algo muy simple vale, pero vamos no me convence nada (para este juego, hay juegos que tienen mas variables que si que va bien la moral)

           Saludos, Martín.

83
Jugadores / Re: Opiniones y desopiniones sobre el juego
« en: 15 de Diciembre de 2006, 06:10:13 pm »
Lo de las fortificaciones me parece bastante bien, podria ser algo asi como un 5% más a las bajas (como si eres defensor).

Mover dos provincias... bueno, si Alejandro iba a poner tipos de provincias (montañas, colinas, llanos, etc) se podria poner segun el tipo de terreno, o lo que dice Verttygo de pagar algo de oro.

Aunque parezca increible, las propuestas de Verttygo me parecen acertadas, sobre todo la de modificar las bajas si esta el rey presente (aqui me gustaria añadir que no todos los modificadores tienen que ser positivos, yo pondria un 5% menos de bajas tuyas si eres defensor por ejemplo).

Ante todo queda una cosa clara... con el dinero se consigue todo ^-^'

                    Saludos, Martín.

84
La Sfida / Re: Navidades
« en: 15 de Diciembre de 2006, 06:03:16 pm »
El Papa se va predicar la cristiandad al condado de Barcelona del 24 de Diciembre al 1 de Enero, asi que durantes ese tiempo estare sin conexion util (lo de util es porque seguramente podre acceder a internet algo, pero solo para mirar mails, foros, etc, nada de enviar turnos)

          Saludos, Martín XIX.

85
La Sfida / Re: Verano 1455
« en: 14 de Diciembre de 2006, 08:42:10 pm »
Ehh, que tampoco hace falta que te lo tomes al pie de la letra..., puedes rendir armas y vivir una vida de paz y tranquilidad exiliado en otras tierras. ¿no cuela verdad? :princess_h4h:

86
Siguiendo los primeros pasos / Re: Turnos recibidos y enviados
« en: 14 de Diciembre de 2006, 04:01:53 pm »
A mi no me importa reiniciar, como bien decis lo que más me costo fue abrir el turno y despues enviarlo, hacerlo más o menos fue cortito.

            Saludos, Martín el pirata.

87
La Sfida / Re: Verano 1455
« en: 12 de Diciembre de 2006, 07:29:38 pm »
Hombre, si alguien quiere Austria sabiendo en que situación está que se le de, no veo el problema.

                 Saludos, Martín XIX.

PD: ¿Alguien pedia indulgencia por ahi?, me parece que ultimamente estaban a 3 ducados las leves y a 6 las graves asi que ya sabeis donde mandarlos.

88
Klaskan Renacimiento / Re: Prueba de Lanzador
« en: 11 de Diciembre de 2006, 02:58:47 pm »
¿hay tantos orcos? :horse-2:

89
Jugadores / Re: Opiniones y desopiniones sobre el juego
« en: 11 de Diciembre de 2006, 02:55:58 pm »
El sistema de batallas que propones me gusta, pero le veo el fallo de que las bajas que sufras sean en funcion de tu fuerza y no de la del enemigo, es decir, que si tu tienes un millon de soldados y el otro 1, ¿tu sufres un 30% de bajas?, ¿un solo soldado se lleva por delante a 300000?. O bien veo ese fallo, que puede ser bastante grave (la gente se pondria a defender con pequeños ejercitos para debilitar al enemigo) o bien entendi mal la forma de calcular las bajas.

             Saludos, Casandro defenestrado.

90
Az lleva sin conectarse desde el dia 6 y seguramente tendra sus motivos para esto. Esperemos a ver que pasa, pero animo Az que estabamos a punto de terminar.

             Saludos, Martín.

Páginas: 1 ... 4 5 [6] 7 8 ... 39