Yo mismo. Es que no se trata de esos extremos sino de matices en la personalidad y actuación del líder. Sin necesidad de cambios totales en la política de alianzas (aunque sin descartarlos), un rey puede poner énfasis en unas cosas y otro rey en otras, tanto en política interna como externa. Es una combinación de continuidad y cambios.
Debe ser muy sutil, porque en los NFs yo no lo he sabido ver.
A Ivam: es posible que coincidiera mi actuación con la que tú pensabas realizar; en tal caso, es simple casualidad. Tomé la información que me diste de la horda, pero como el Khan era nuevo decidí hacer lo que me dio la gana mayormente. No sé dónde pensabas tú asentar a la horda, pero de hecho da lo mismo porque seguro que no es el lugar que yo escogí y mucho menos el que elija el nuevo jugador. Kerait hará lo que le plazca a su nuevo Khan, y si coincide con tus antiguos objetivos será por pura casualidad.
A Tronco: Córdoba no es el mejor ejemplo, ya lo sabemos, pero en el juego abundan los jugadores que cambian la personalidad y objetivos de sus líderes. En algún caso, de forma radical. Yo creo que es enriquecedor para el juego, pero depende mucho de los jugadores y de cómo enfocan ellos su experiencia en la partida; es como las ambientaciones, o lo mucho o poco que un jugador se dedica a mantener interesante el hilo de "Lo que sabemos de las Naciones". No es obligatorio jugar roleando, ni tampoco tomar LOTE como un juego estratégico limitándote a gestionar datos fríamente. Puede jugarse de ambos modos, y supongo que es igual de satisfactorio para unos y otros su estilo propio de juego.
Uve.