Estimados Padres Conscriptos:
Me dirijo a la Cámara con tristeza. Tristeza porque, en el escaso tiempo que he tardado en realizar el holocausto a la memoria de nuestro héroe caído, en mi casa se han amontonado las misivas que, en vez de mirar por el bien de Roma, no hacen sino manifestar quejas y enfados acerca de las elecciones de cargos, sazonados además con chantajes y amenazas.
Por fortuna, no todas las familias han obrado de este modo.
Así, me encuentro en una incómoda posición, pues sé que una u otra propuesta levantará ampollas en unos o en otros, lo quiera o no.
Por tanto, anuncio a la Cámara que mi única opción es presentar a los Estimados Padres las propuestas del modo en que creo es más conveniente para la República, intentando, y eso os lo digo ya, augustos, equilibrar en la manera de lo posible los cargos disponibles, pues, si miráis, éstos son varios y suficientes para poder satisfacer a todos.
Así pues, mi primera acción es invitar al insigne Julius Saladinus a compartir el liderazgo militar en la campaña que, junto a mí, partirá para derrotar a los bárbaros.
Del mismo modo, también anuncio que la República firmará el pacto de neutralidad por el cual la 1ª Guerra Macedónica quedará eliminada; no creo necesario recordar a los Insignes Padres que el secreto es fundamental, dado que los Macedonios son, precisamente, nuestro principal objetivo en esta legislatura, y habrá que no dar motivo para que desconfíen ni teman una añagaza.
Por último, deseo presentar la doble propuesta para el puesto de Censor de la República:
-Propuesta 1 - Ratificar a Calpurnius Valerius en el cargo
-Propuesta 2 - Nombrar a Sulpicius Nicolaus como nuevo Censor de Roma
Ambos senadores nos parecen de sobrada eficiencia y riguroso proceder, por lo que los Alcius votamos en bloque al SÍ a ambas propuestas.
Vale atque vale.