Las tropas estaban listas para partir, Hanhu observo los miles de jinetes que le acompañarian hacia el oeste y su mirada se fijo en el carruaje real, donde viajarian la princesa Chandramitra y su madre, la reina Shiari.
No entendia porque no podia retrasarse aquella boda hasta que todo estuviese calmado, la princesa era aun una niña, Tarain estava lejos y si los astrologos estaban en lo cierto se acercaban tiempos de guerra.
Pero no era asunto suyo, era la hija del rey.
Levanto su brazo y ordeno que empezara la marcha.
El raja se le acercó sobre su montura y le dio las ultimas instrucciones:
- Recuerda, el Raja Samprati estará al mando.
- Si, señor. Lucharemos junto a sus tropas y todos los hombres de honor que acudan a la llamada.
- Manten la calma y todo ira bien. Mi hijo esperara tu vuelta para casarse con Shanai, tu hija estara a salvo en la ciudad sagrada.
Ambos se despidieron, y Hanhu cruzo las nuevas murallas de la ciudad de Kasi en dirección a Tarain. Y a pesar de su coraje deseo que sus ojos no vieran nunca la batalla que los sabios habian predicho.--------------------------------------------------------------------------------------
Por este sacrifico ritual nutris a las potencias divinas y esas Potencias os nutren;
sustentandoos mutuamente, obtendreis mas tarde la mas alta dicha.
Bhagavad Gita
El sol estaba bajo, y los soldados habian terminado el entrenamiento de la tarde. Hanhu se preparaba para la ceremonia de fuego, el aarati, mientras las dudas le asaltaba.
Habian pasado varios meses desde la llegada del ejercito de Rajput a Tarain. Y cada dia los hombres se levantaban antes de la salida del sol, realizaban los ritos a los dioses y se preparaban para la gran batalla. Pero los hombres murmuraban sobre aquel que comandaba la defensa, el principe de Tarain, pues su orgullo era mucho mayor que su habilidad.
Al fin aparto sus pensamientos y se dirigio hacia el rio, cuando llegó Datamara.
- Señor
- Si?
- Ya hay fecha para la boda.
- Perfecto. Y el tratado?
- Las negociaciones no avanzan, sus oidos estan sordos a mis palabras. Si me permite...
- Expresate con claridad.
- Es orgulloso y engreido, solo ve su propio ombligo. Nunca se molestaria en defender nuestras tierras... si por mi fuera no firmaria nada.
- Esta dispuesto a firmar la neutralidad mutua?
- Si, creo que si.
- Y permitir nuestra estancia en el pais hasta que la amenaza se desterrada.
- No esta tan ciego.
- Eso sera suficiente. Bien, esta noche hablaremos con la princesa y mañana ataremos cabos.
Ambos descendieron juntos, el templo estaba rodeado por una multitud de soldados, se hicieron paso entre ellos hasta las primeras filas, alli estaban lo sacerdotes que oficiaban los ritos y los sacrificios, junto a ellos un gran fuego.
De pronto uno de ellos empezo a entonar una oración a Ganesh, el que aparta todos los obstaculos, el general de los ejercitos celestes. Pronto los cantos se encadenaron, invocando las fuerzas de los devas, pues pronto las hiban a necesitar.Este combate obtenido como por azar es una puerta abierta sobre el cielo;
¡felices son los Kshatriya, oh Partha que obtienen tal batalla!
Pero si tú no libras esta batalla conforme tu dharma,
atraerás sobre ti la desdicha, faltando a tu propio dharma y a tu gloria.
Bhagavad Gita
A finales del mes de Marzo del año 1101 Gaochan atacó al fin las tierras de Tarain.
Los nomadas habian sido avistados hacia una hora, los hombres de Rajput al igual que todos los demas defensores se encontraban en formación, nerviosos, mirando al horizonte.
Hanhu observo el inmenso ejercito que se alli se encontraban reunido, alli estaban los reyes, principes y nobles, portando bellas armaduras y dispuestos a morir junto a sus tropas.
A la vanguardia del ejercito se encontraba el Príncipe Dil'Bahadur de Tarain, "corazon de oro", respaldado por los Señores de Ajmer y Jats, con sus ropajes coloridos, propios de las gentes del desierto.
Junto a su ejercito estaba el joven Raja de Nasik, Jagannat hijo de Bhoja, que contaba entre sus tropas decenas de elefantes de batalla, e infantes con armas prodigiosas que explotaban.
Y lejos de alli, estava el carruaje del Gran Raja Samprati, protegido por una guardia personal, cuyas armaduras brillaban a la luz del sol. Y su hijo el Principe Mahudí gran arquero sin igual, que recorria las filas de jinetes dando las ultimas ordenes.
Hanhu estaba orgulloso de luchar junto a tales hombres... y de tener junto a él al noble Datamara, de fuerza sin igual y gran carisma, que en esos momentos alentaba a los kshatrya (guerreros) con sus palabras:
"A todos nos espera un glorioso futuro. No hay gloria ninguna en el hecho de que un kshatrya muera en su cama después de una enfermedad. Un kshatrya solo debería morir en el campo de batalla. Preparaos para ganar o morir."
Y entonces sobre las colinas aparecio la terrible nube de nómadas de la horda guerrera de Gaochán, y el miedo recorrió las filas indias como un gigantesco escalofrío. Los cuernos de guerra sonaron, y los soldados alzaron sus armas gritando para sacar fuerza y valor en lo que podia ser su ultimo dia. Volvieron a sonar por segunda vez, y los jinetes de Tarain, impacientes, se lanzaron al combate abierto...Quien piensa que mata y quien piensa que es muerto,
estos dos se engañan; ni este mata ni aquel es muerto[/i]
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Bhagavad Gita
Las tropas se replegaron de nuevo en lo alto de la colina. Hanhu miro el horizonte, mientras se ponia el sol, como si intentara entender donde estaria Datamara y su regimiento.
La guerra no hiba bien, a pesar de que habian derribado centenares y miles de barbaros, habia perdido el contacto con los lideres de las otras naciones, seguramente muertos o vencidos en batalla. Incluso el general Datamara se habia separado con un contingente numeroso de jinetes.
Hanhu volvio la vista hacia sus hombres y las fogatas que empezaban a encenderse.
"Mis hombres estan cansados, muchos de ellos heridos y confusos con el motivo de esta guerra en un pais extranjero. Pero la guerra debe librarse."
- Señor.
- Si?
- Ha llegado un mensajero de Nasik.
- Que venga aqui, traedle agua y comida.
Aun en la semioscuridad pudo reconocer el elefante blanco en la toga del mensajero, un guardia le retiro las armas, y se acerco.
- General Hanhu.
- Si, que noticias traes.
- Los ejercitos se retiran. Los ejercitos de Tarain han huido hacia el sur, y hace cinco dias que Nasik se replego hacia la frontera este. La caballeria pesada y el Raja Samprati mantienen las posiciones para dar tiempo a los infantes, pero mañana se retiraran a sus tierras.
- Desalentadoras pero necesarias noticias.
Durante unos instantes Hanhu se detuvo en silencio, pero era un hombre de ideas claras y gran determinación.
- Mis hombres aguardaran tres dias mas, esperando noticias de uno de mis generales, y cuidando de los heridos. Tras esos tres dias partiremos hacia oriente. Lleva mañana estas noticias a tu rey y al señor de Uttar-Pradesh. Ahora come y descansa.
Y asi sucedio todo, tres dias mas tarde Hanhu se replegó abandonando el campo de batalla, el viaje fue lento debido a los numeroso heridos. Tras dos semanas de viaje encontraron los campamentos aliados, cerca de un afluente del rio Yamuna, y alli encontro tambien al general Datamara con su compañia de caballeria.
Al llegar su contingente, se elevaron banderas verdes y moradas en recibimiento, un grupo de ginetes se les acercó velozmente. Entre ellos estaba el mensajero que semanas antes habia conseguido llegar a su campamento.
- Señor.
- Si, aqui estamos como prometimos.
- Señor, los barbaros han desaparecido.
- ¿Que?
- Se han retirado. Hemos ganado la guerra.
Hanhu le miro fijo a los ojos, y el emisario volvio a repetirlo -hemos ganado la guerra-. Sus ojos eran firmes y vidriosos, era verdad, habian ganado.
Pronto los cuernos sonaron, y los soldados estallaron en gritos de alegria, los estandartes de Rajput se elevaron y hondearon. Un sol sobre un fondo negro, como si el astro se elevara en la mas oscura noche, asi fue la noticia de la victoria como un sol inesperado en la noche.Satisfecho con lo que el azar le depara, más allá de la dualidad,
desprovisto de sentimientos egoistas,
permaneciendo el mismo en el triunfo y la derrota,
Él no esta ligado siquiera después de haber actuado.
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Bhagavad Gita
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