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Temas - Maldito Heroe

Páginas: [1] 2
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General / Espacio para los escritores...
« en: 13 de Septiembre de 2006, 09:09:07 pm »
Hey ke rollo, kitaron el foro donde se podia subir historias.

Maldita sea no encuentro IVLAK, ademas de ke ya habia empezado a redactar una nueva "DarkWolf", espero ke arreglen este asunto enputiza. Sale, al rato.

Saludos...!!!!

2
General / La vueltita verde...
« en: 22 de Junio de 2006, 12:26:00 am »
Juan llevaba de enamorado tres años con una chica muy linda llamada Alexandra, y hasta el momento no había intentado tener relaciones sexuales con ella. Un día empezó a acariciarla apasionadamente, le quitó toda la ropa, pero cuando intentó hacerle el amor, ella se excusó diciendo que solo haría eso después del matrimonio, pero que una vez casados podría hacer hasta “La Vueltita Verde” con ella.

Muy confundido con esto, Juan llamó a Johanna (una mujer con quien el tenía sus escapadas). Fue al departamento de ella y le pidió que hicieran “la vueltita verde”. Johanna, asustada, comenzó a gritar diciendo que ella era una mujer respetable y que nunca se le pasaría por la cabeza hacer una cosa de esas y le ordenó salir inmediatamente de su casa diciéndole que se olvidara para siempre de ella.

Mas confundido todavía, Juan decidió ir a un prostíbulo. Escogió una mujer linda, se fue para un cuarto con ella y le preguntó si ella hacía de todo. Ella le respondió que hacía cualquier cosa por dinero. Entonces Juan le pidió que hiciera “La Vueltita Verde” con él. Ella, puta de profesión, respondió que a pesar de ser una prostituta y ramera, era una mujer que se respetaba mucho y lo empezó a agarrar a golpes.

Oyendo aquel alboroto el cabaretero abrió la puerta de una patada y preguntó ¿Qué carajo está pasando? Juan, más confundido que nunca, le dijo que solo le había pedido a la mujer hacer un poquito de “La Vueltita Verde” con él. Al oír esto, el cabaretero enfureció y lo saco a empujones del prostíbulo gritándole que no volviera a aparecer por ese lugar.

Aún confundido, Juan fue a buscar a Fulvio (un gay) para aclarar las dudas al respecto. Cuando lo encontró en su peluquería, se saludaron muy efusivamente, y Fulvio le dijo que estaba dispuesto a pasar una noche con él. Juan se lo llevó y le propuso también hacer “La Vueltita verde”. Fulvio no soporto oír eso y comenzó a golpearlo con la secadora de cabello y le dijo que era un desgraciado que no quería volver
a verlo más en su vida y lo echo, ayudándose de otros peinadores que estaban con él.

Juan estaba ya ansioso, enloquecido… Fue, buscó a Alexandra (su enamorada) y le pidió que se casara inmediatamente con él. Quería hacer el amor con ella pero más que eso mataba por hacer “La Vueltita Verde”.

Alexandra aceptó y muy eufórica enfatizó que lo haría muy feliz y que harían “La Vueltita Verde” todas las veces que quisieran. Se casaron… y fueron de luna de miel.

Juan, muy inquieto, quería interrumpir el viaje para hacer la tal “vueltita verde”... En esa ansiedad, desvió su atención del camino, y se estrelló contra un trailer, provocando un accidente. Alexandra… murió.

Él está hasta ahora tratando de averiguar que es “La Vueltita Verde”... y yo también.


3
Novela corta y prosa / Ivlak... (Final)
« en: 21 de Junio de 2006, 12:43:00 am »
FINAL

Los cuerpos de los hombres que habían caído fueron preparados para sus funerales, serian inmortalizados en el Recinto Sagrado donde serian gravados sus nombres como defensores del reino. Sus cenizas esparcidas en el campo de batalla como debía ser, el más grande honor que un soldado pudiese tener.

Al estar limpiando el cuerpo de Rafnar me vinieron recuerdos de mi primera batalla, cuando Eglar salvo mi vida y murió frente a mis ojos, ya se había derramado sangre y eso parecía no importar. No entendía el porque de esta guerra, no sabia los motivos por los que un Señor de otras tierras se plantaba en nuestro Reino.

Por la noche un emisario de Drako toco las puertas del castillo y pidió una audiencia con el Rey, no sabíamos cual era la pretensión de este, pero fue recibido en el Palacio Real:
   -Puedes hablar.
   -Mi Señor,-dijo el mensajero-Drako, Dragón de Fuego envía sus condolencias por la muerte de su líder y lamenta de todo corazón haber sido el quien lo haya matado.
   -Entiendo.
   -Se que mañana le rendirán homenaje a Yunker, como debe ser,  es por eso que Drako y sus tropas no atacaran mañana.

El Rey acepto, por fin tendríamos un día de descanso...

Más tarde y acompañado de Altaria lleve las urnas de las cenizas de Rafnar al campo de batalla. También acudieron mujeres y niños, llevando consigo las  cenizas de sus esposos, padres o hermanos. Fue una noche demasiado triste.



Al día siguiente todo quedo preparado para rendirle honores a Yunker. En el Palacio Real, su cuerpo fue bañado con perfumes y su armadura limpiada con aceites de blancos. Le fue puesta su armadura, la Espada Roja y el Escudo Blanco que siempre portaba en combate.

Su cuerpo fue cargado por muchos hombres hasta el patio principal, donde  el Rey debería encender la llama inmortal, en la pira que se había confeccionado para nuestro aun líder. Sus cenizas descansarían en el Recinto Sagrado y su nombre se gravaría en las paredes y viviría por mil años. Mientras el fuego consumía el cuerpo de Yunker, la Princesa Valya tocaba el arpa, sus notas hacían más triste la ceremonia. No pude resistir más y me dirigí a otro lugar.

Por la noche anduve caminando sin rumbo fijo, estaba harto de esta situación, quería marcharme de este lugar y no mirar atrás. Como todas las noches me dirigí a las torres a contemplar el cielo y las estrellas, pero últimamente los días y las noches no habían sido buenos. Altaria llega hasta mí y dijo:
   -En que piensas.
   -En irme y dejar todo esto…
   -Y… Porque te irías?
   -No tengo motivos para quedarme.

Los dos quedamos callados, “no tengo motivos para quedarme” fueron mis palabras que lastimaron su corazón, me di cuenta y tome su mano.
   -Perdona, no quise lastimarte.
   -Te ves muy triste-dijo ella.
   -Si, me han pasado muchas cosas últimamente, la muerte de Rafnar y Yunker sobre todo.
   -Si quieres llorar hazlo, no te detengas.
   -No, si no derrame lagrimas cuando mi hermano murió, no empezare hoy. Además ya habrá tiempo para eso, debemos pensar en el día de mañana…
Y nos retiramos de ese lugar…



El día habia amanecido muy callado, nublado y frío, era cuestión de tiempo para que el enemigo sonara las trompetas de ataque. Sin ganas me dispuse a afilar mi espada, mientras Altaria preparaba la armadura.
   -Estas muy callado Ivlak?- dijo ella
   -Tengo miedo…
   -De que?
  -De todo, de morir, de dejarte…
  -No temas, estaremos juntos en esta vida o en la siguiente.

Se acerco a mi, y me acaricio el rostro con su mano blanca y delicada, posiblemente estos momentos serian los últimos que estaríamos juntos, aun así ella se mantenía tranquila y no parecía temer a su destino.
   -Anoche tuve un sueño…-le dije
   -Que soñaste?
   -Era de noche y me encontraba en el campo de batalla, pero no habia nadie, seguí adelante buscando al enemigo y llegue hasta donde estaba un grupo de guerreros sentados alrededor de una fogata, los reconocí inmediatamente bebiendo y cantando, mis amigos muertos en combate: Rafnar, Astur, Morggesten, Milo, Helfdane y Yunker. Todos alrededor del fuego y al fondo mi hermano, me hablo… me dijo: “venid Ivlak y toma tu lugar el en consejo de fuego, solo faltas tu…”

Entonces ella me abrazo y empecé a llorar como nunca antes lo había hecho. No quería dejarla, pero muy dentro de mi sabia que esos momentos eran los últimos que estaríamos juntos.




Las trompetas de alerta sonaron un largo rato, alguien golpeo la puerta, afuera  se escuchaban los gritos que llamaban a los hombres a formarse. Me apresure a ponerme la armadura, bese a Altaria y salí a formarme. Este día seria quizás el último de muchos de nosotros.

Corrí hacia las torres y subí rápidamente, al llegar arriba vi algo aterrador, el enemigo se abalanzaba sobre el castillo con todos sus guerreros. Esta vez no esperarían a un ejército en el campo de batalla, tratarían de entrar derribando nuestros muros y puertas. Se aproximaban rápidamente, con torres móviles con cientos de orcos, catapultas, escaleras para trepar los muros.

Dentro del castillo todo era confusión, no habia orden y los soldados no terminaban de formarse, los pocos arqueros que quedaban corrían presurosos a tomar posición. Entonces vi caer flechas encendidas y una gran bola de fuego golpeo el muro. El ataque habia iniciado y con ello un día muy difícil.

El enemigo llego hasta nuestras murallas donde recargaron las escaleras e intentaban subir. Los impactos de las catapultas provocaban más desorden y temor hacia nuestros soldados. Con hachas cientos de orcos intentaban derribar el portón.

Hassler y Karsten trataban desesperadamente de ordenar una defensa en la puerta principal:
   -Traed troncos y madera para sellar el portón, deprisa!!!-gritaba Karsten

Los muros del castillo se estremecían con los ataques de catapulta, que cada vez se volvían más destructivos. Hassler corrió presuroso hacia las torres junto con otros hombres, yo los seguí, debíamos de detener al enemigo que intentaba subir los muros. Los impactos de las catapultas enemigas estaban destrozando el castillo, además el ataque con flechas encendidas causaba pánico y terror en las mujeres y niños.

Con furia y coraje me enfrente al enemigo que se atrevió a subir nuestras murallas, otros de mis compatriotas hacían lo mismo, luchábamos sin descanso alguno, sin dejar de pensar en nuestras vidas. El ataque ya duraba horas, y nosotros no cedíamos, nos aferramos a una victoria que no estaba a nuestro alcance pero aun así no soltamos las espadas.

Entonces el enemigo logro abrir el portón que había resistido, los primeros orcos que entraron sucumbieron ante las flechas de los pocos arqueros que se mantenían de pie, en el primer choque vi caer a Karsten y Hassler, entonces baje deprisa de las torres y fui a defender la entrada.

Cada vez éramos menos, pero nuestro coraje nos hacia valer por mas de un hombre, y el enemigo al fin entendió que no seria tan fácil derrotarnos y sonaron las trompetas de retirada, una retirada que solo fue temporal ya que se habían agrupado en el campo de batalla, planeando un nuevo golpe, que quizás fuera el definitivo.

Dentro del castillo, el Rey pasó lista y contó a los soldados que aun nos manteníamos de pie: 95 hombres dispuestos a dar su vida por la libertad de nuestro pueblo.

“95 soldados, solo somos 95” pensé yo, era tiempo de cumplir con mi destino. El Rey entro al salón principal algo desconcertado, fui con el y lo mire a los ojos, vi en su rostro la derrota, miedo y desesperanza, y eso me dio tristeza.

Salí al patio y vi a los hombres derrotados sin antes haber presentado batalla, en sus caras se notaba el miedo, agache la cabeza y escuche su voz:
   -Entonces… hoy se termina todo, se quedaran sentados mirando al suelo, derrotados sin haber luchado…-era Altaria.

Alce la cabeza y su rostro me dio valor nuevamente, me dirigí con los soldados y hable fuertemente:

“¡Hombres del reino, yo soy un soldado, un guerrero de esta gran nación, y lucharé hasta el mismísimo final para defender esta ciudad que representa el ultimo bastión del nuestro pueblo ante las fuerzas de la oscuridad, no pueden pasar porque entonces sus tropas camparan libremente por nuestras tierras!”

”Quizás no venzamos hoy, quizá no venzamos mañana, quizá pereceremos todos hoy, pero habremos luchado por una gran causa, habremos luchado y entregado nuestras vidas por nuestras familias, a una raza libre! Yo digo que resistiremos hasta el último aliento”

“Esta castillo no puede caer, y no caerá mientras un solo hombre se mantenga en pie empuñando una espada. Toda esta inmundicia oscura que nos acecha, todas estas legiones del orcos, bárbaros y mercenarios que se avalancha sobre nosotros, no podrán vencernos, porque nosotros representamos un ideal y una vida, nosotros representamos al ser humano de todas las naciones de este viejo continente. Creedme soldados, hoy será un gran día, en el que se decidirá nuestro futuro y el de los nuestros, hoy libraremos la más grande batalla de estos siglos, comparable a las batallas de los antiguos dioses. Hoy forjaremos el nuevo destino de la humanidad con hierro y fuego, hoy moriremos por nosotros y por los nuestros”.

  -Están conmigo soldados?
  -Están conmigo guerreros?

“Pues luchad hasta el final, luchad hasta la última gota de nuestra sangre y hasta el último aliento de nuestro cuerpo, luchad hasta la muerte!!!!!

Entonces 95 espadas lanzas y arcos fueron alzados al cielo, y un gutural grito unánime se alzo al  ahogando por unos instantes la amenaza que había delante.

Corrí al Palacio Real y tome el estandarte del Rey, el estandarte de una nación libre y lo puse en mi hombre, los 95 soldados que estábamos de pie salimos al campo de batalla, mientras detrás de nosotros el portón fue cerrado y sellado.

Los ejércitos enemigos eran dirigidos por Drako, la batalla final estaba a punto de comenzar mientras nosotros nos aferramos a nuestras armas, al tiempo que las legiones oscuras se acercaban.

Con algo de miedo vacile a los hombres:
   -Bien, luchen sin piedad, luchen hasta la muerte, no tomaremos prisioneros…
Y todos reímos, tratando de hacer nuestros últimos instantes algo gratos.

Después comenzó la batalla, hicimos un círculo con escudos, colocados de dos en dos, uno encima de otros, y por las esquinas las lanzas eran empujadas tratando de asestar golpes mortales.

Los primero ataques los resistimos, pero conforme avanzaba la batalla los escudos empezaban a ceder y los hombres sin fuerza y debilitados caían derrotados. Los combates duraron horas, paso la noche y siguió con la llegada del sol la batalla por la libertad.

¿Todo estaba perdido? ¿Íbamos a fracasar? ¿Así terminaba la historia de los hombres libres? Al menos habríamos presentado batalla con valor y honor. Entonces el enemigo dejo de atacar y retrocedió, vi en el horizonte las banderas blancas de los reinos del Oeste, los primos del Rey.

Drako formo a sus tropas para enfrentar a los ejércitos blancos que habían acudido a nuestro llamado, por fin las suplicas de auxilio tuvieron respuesta.

Los dos ejércitos eran muy numerosos y el choque fue duro, yo corrí al campo de batalla y me enfrente a Drako, sentí en mi cuerpo la fuerza de Yunker y sin más lo derrote. Al fin, el enemigo, se dio cuenta de que no podrían salir victoriosos de esta batalla, porque nuestro defenderíamos la libertad en esta vida y en la otra.

Y todo termino, cuando sonaron los cuernos de retirada y las tropas oscuras enemigas empezaron a huir en desbandada la gente dentro del castillo empezó a llorar de alegría.

Ese día la nuestro pueblo lubricó a fuego y acero un nuevo futuro para su historia y aplazaron su final, ese día los hombres vencieron a la muerte, ese día 95 hombres valerosos encontraron la paz eterna.

En cuanto a mí, me encontraron arrodillado, con la espada rota, la armadura destrozada, lleno de sangre y heridas, pero en mi hombro aún descansaba derecho, imponente e imperturbable el sagrado estandarte de Rey, ningún enemigo había logrado derribarlo si quiera una sola vez, el símbolo de la libertad nunca se sometió a ningún enemigo, el signo de la vida y  de la raza humana se había mantenido invulnerable una batalla más.

Me han llevado a Palacio Real, el Rey me ha jurado que mis cenizas se esparciran en el campo de batalla, el maximo honor que un soldado puede tener, y mi nombre sera gravadao en las paredes de Gran Salon, solo los nombres de los grandes heroes pueden escribirse ahi, y el mio Ivlak, el ultimo heroe... sera recordado por cientos de años...



4
General / Mägo de OZ...
« en: 08 de Mayo de 2006, 03:57:10 pm »
Falta poco para que esta banda legendaria llegue a mis tierras, en el  norte de Mexico.

Me desplazare a tierras que no son de mis dominios para presenciar a este valeroso grupo de guerreros y disfrutar de su musica.

La Cruz de Santiago, Fiesta Pagana, Satania, El Santo Grial, Molinos de Viento, Judas, Kelpie, etc, canciones que me hacen alucinar con el mas puro heavy metal.

24 de mayo es la cita en Hermosillo, los boletos estan algo caros, pero creo que valdra la pena.

saludos.

5
Novela corta y prosa / Ivlak, el ultimo heroe... (VI)
« en: 03 de Abril de 2006, 06:29:58 pm »
CAPITULO VI

Las trompetas sonaron fuerte y largamente, me levante y me dispuse a ponerme la armadura, ella también se levanto y me ayudo, primero el cinto de plata, la pechera y hombreras y la protección en las rodillas y antebrazos. Mientras tomaba algo de vino y comía pan de trigo ella limpiaba el escudo y afilaba la espada.

Afuera se escuchaban los hombres que respondían al llamado y acudían a formarse, Altaria y yo no dijimos nada, solamente nos miramos, ella me abrazo y me dio el escudo. Sabíamos que el día de hoy podría ser el último de mi vida, pero también el día de hoy podría ser el de nuestra derrota definitiva.

Así empezaba el día de hoy, el que posiblemente seria el más largo y duro de esta guerra. Por mi parte tenia el presentimiento de que algo grave ocurriría de nuestro lado.

Fui a donde Rafnar, todavía estaba postrado en la cama un poco repuesto, pero sin oportunidad de salir al campo de batalla, me dio la mano:
   -Bien Ivlak, deberás mandar al otro mundo a varios en mi nombre!
   -Así lo haré Rafnar.
   -Prométeme que al final del día nos reuniremos en la taberna y brindaremos por la victoria de hoy.
   -Así será, ganaremos esta batalla y nosotros beberemos vino hasta el amanecer…

Salí y me dirigí a formarme con el resto, los batallones estaban casi listos. Antes de salir del castillo, Yunker se dirigió al frente y hablo fuertemente:
   -Se que al animo esta decaído y se que muchos de ustedes están cansados y ya han perdido a hermanos, padres, hijos y amigos…

Las palabras de Yunker empezaron a despertar a todos, apretábamos fuertemente nuestras armas.

…”hoy es un hermoso día para morir, como todos lo hemos soñado alguna vez, morir en el campo de batalla, dando nuestra sangre por nuestro Rey. Pues les digo también que es un buen día para ganar y hacer retroceder al enemigo…”

   -Son muchos-dijo alguien de atrás y se escucharon varias voces.
   -Hay que pactar la rendición…
   -Huyamos todavía hay tiempo…

…”el que quiera huir que lo haga, pero no pactaremos la rendición, no, no someteremos a nuestro pueblo a un ejercito oscuro como el que nos espera afuera, habremos de salir y luchar hasta el final, pensando en nuestras familias. Porque si huimos o nos rendimos que pensaran nuestros hermanos que ya cayeron?... Que su muerte y esfuerzo fue en vano?... Que su sangre no ha valido la pena?...  yo digo que realicemos un ultimo esfuerzo y hagamos temblar al enemigo…”

Entonces Karsten lanzo un grito de guerra que hasta ese día yo nunca había escuchado. Levanto su espada al cielo y muchos, algo desconcertados pero motivados, lo seguimos golpeando nuestros escudos con las espadas. En un instante el patio principal se inundo de gritos de victoria, la confianza perdida por el día anterior hoy se recobraba.

El Rey y la Princesa Valya, salieron al patio principal con la Jarra del Vino de la Victoria, que bebieron y después la bebimos todos. El Rey portaba el Estandarte Real, con las insignias del León y la Espada Sagrada, ese estandarte en más de doscientos años jamás había sido derribado en el campo de batalla y era el principal vestigio de nuestro pueblo. Fue entregado a Yunker, que lo tomo con ambas manos y lo empezó a ondear. El Portón se abrió y los batallones salieron al campo de batalla, al frente de todos, Yunker nuestro líder y mejor guerrero.

Cuando me encaminaba a salir y cruzar el Portón, sentí una mano en mi hombro, me volví y me encontré con Rafnar, que sonriente portaba su espada y escudo listo para salir a combatir:
   -Quita esa cara de preocupación Ivlak, el discurso de Yunker me ha hecho ponerme de pie…
   -Pero Rafnar, no estas en condiciones de pelear.
   -Lo se, pero tengo una cuenta pendiente con Väldher, tengo que vengar la muerte de Milo…
   -Y por que has de hacerlo tu?
   -Vamos, que mas da, si he de morir que sea en esta batalla, además faltan hombres en el frente. No te preocupes me mantendré en las filas de atrás.
   -Bien, pero no intentes hacerte el héroe…

Y así salimos a formarnos, como había dicho, Rafnar se mantuvo atrás. Me acerque a donde Yunker, Karsten, Hassler y Helfdane discutían sobre la estrategia a seguir:
   -Nos superan en hombres-dijo Helfdane.
   -Nos formaremos igual que ayer, con escuderos al frente…-dijo Yunker
   -Es un suicidio-dijo Hassler- no debemos de cometer el mismo error de ayer…
   -Escuderos al frente, cinco pasos atrás una línea de infantería con lanzas largas, el resto otros cinco pasos atrás…
   -De igual forma no creo que detengamos la Caballería Negra- dijo Karsten.
   -Los detendremos, además quiero a la mitad de los arqueros en las torres y la otra mitad abajo, detrás de la infantería, los arqueros de arriba apuntaran a los soldados que vengan detrás de la Caballería Negra, los que están abajo esperaran ordenes…
   -Muy bien ya escucharon-dijo Karsten- vamos a nuestros puestos…

Todos hicieron lo que les había indicado Yunker, se abrió el Portón y salieron los arqueros, en las torres también se podían observar arcos y flechas listas para ser lanzadas. Hassler ordeno que las primeras filas de cada batallón formaran la línea de defensa de escudos, que recibiría el choque de los jinetes enemigos, yo sin pensarlo tome un escudo y me dirigí a formar la línea.

En el frente las trompetas resonaban hasta donde nos encontrábamos y las filas enemigas tomaron posición de ataque: al frente la Caballería Negra, seguidas de orcos y Bárbaros de Este, además de varias líneas de arqueros, atrás de todos ellos los Guerreros de Fuego. Todavía no entraban en acción la Infantería Inmortal, de quienes se contaban historias sangrientas y violentas. De nueva cuenta estaríamos en desventaja, y aunque su ataque era enorme, todavía quedaban batallones atrás que no formarían parte del combate de hoy.

Inicio entonces la avanzada de la Caballería Negra, detrás se podían escuchar los cánticos del Este. De nuestro lado había un enorme silencio, pero en los rostros de nosotros no se percibía miedo o temor alguno, al contrario esperábamos con ansia el choque de espadas. Me aferraba al escudo sabiendo que de cada uno de los que estábamos en esa línea debíamos de resistir. La avanzada enemiga ya estaba cerca, detrás de nosotros el resto de la infantería nos alentaban. Yunker ordeno a los arqueros tomar posición.

La Caballería Negra avanzaba a gran velocidad, entonces me aferre con todas mis fuerzas al escudo. Recibí un impacto brutal que me lanzo unos metros atrás, la mayoría de nuestros hombres había resistido el embate, entonces las líneas portadoras de lanzas largas atacaron a los jinetes. Me puse de pie algo aturdido y tome de nueva cuenta el escudo empujando los caballos y protegiendo a nuestros hombres. Hassler tomo una lanza y ataco a Higlak, Sombra Negra, lo derribo de su caballo y lo despacho rápidamente.

Yunker ondeo el Estandarte Real, era la señal para los arqueros que estaban posicionados en las torres atacaran, quienes rápidamente lanzaron una lluvia de flechas a los orcos y Bárbaros que venían detrás de la primera avanzada. Eso dio tiempo a nuestros hombres de vencer a la Caballería Negra, y hacer retroceder a la segunda avanzada. El grito de victoria lo celebramos con júbilo.

Pero Drako molesto hizo que avanzaran  más batallones, así una segunda embestida se aproximaba. Rápidamente formamos la línea de defensa.

   -Arqueros al frente…-ordenaba Yunker, y avanzaron delante de la infantería y detrás de los escuderos.

Los orcos y Bárbaros que se mantenían de pie avanzaban con furia, detrás de ellos muchas líneas enemigas encabezadas por Väldher y los Guerreros de Fuego, detrás de ellos más batallones. De nuestro lado, la infantería estaba ansiosa de encontrarse con el enemigo, pero Yunker mantenía su estrategia que hasta el momento nos había dado resultado.

   -Resistan…-grito Karsten al tiempo que el enemigo se encontraba a unos pasos de los escuderos.
   -Abajo los escudos…-grito Yunker.

Los arqueros lanzaron flechas a quemarropa al enemigo, y uno tras otro fueron cayendo quedando aniquiladas por completo las líneas de orcos y Bárbaros del Este. Los arqueros cargaron nuevamente, tanto los de las torres como los que se mantenían en el campo de batalla, lanzando sus flechas a los Guerreros de fuego que avanzaban lentamente a la batalla. No hubo muchas bajas del enemigo en ese lance de flechas, por el contrario siguieron avanzando sin mucha prisa. Yunker ordeno la avanzada de infantería:

   -Infantería! Al frente…                                                                                                    -Arqueros tomen posición en la retaguardia…-ordenaba Karsten, pero los arqueros sacaron espadas cortas y siguiendo a la infantería lucharían hombre a hombre con el enemigo.

Corríamos al encuentro de Väldher y compañía, entonces mire al cielo y una lluvia de flechas caía sobre nosotros, apenas si pude levantar mi escudo y protegerme. Muchos fueron alcanzados y heridos por las flechas, otros con menos suerte cayeron al instante. El enemigo viéndonos algo desconcertado y sin formación corrió a nuestro encuentro, apenas si pudimos formar la línea que nos permitió resistir el choque.

El choque de espadas en el campo de batalla era sangriento, nuestra línea no cedía y el enemigo trataba de quebrantarla con lanzas, espadas y hachas. Nosotros respondimos con una carga de lanzas que no pudieron rechazar y muchos de la primera línea enemiga cayeron. Pero eran demasiados y bien armados, del lado izquierdo lograron abrir nuestra defensa, varios hombres encabezados por Hassler se apresuraban a detener el paso del enemigo, demasiado tarde ya, toda nuestra línea defensiva estaba siendo abierta.

Con escudo al frente trataba de rechazarlos, peleaba entonces con un guerrero portador de un hacha, sus golpes estaban destrozando mi escudo pero no cedía, yo también lanzaba golpes que hacían a mi enemigo retroceder. Después de un rato de pelea por fin pude vencerlo, no fue fácil y estaba cansado, retrocedí a las últimas líneas para descansar.

Volví a la carga, no había tiempo de descansar demasiado. Väldher con dos espadas se abría paso entre nuestros hombres que no podían detenerlo. En otra dirección vi entonces a Rafnar  atacando con furia, pude observar que sus heridas se habían abierto nuevamente por el esfuerzo, iba al frente buscando a Väldher que seguía derribando a nuestros soldados. Trate de alcanzar a mi amigo, pero cada que derribaba a un guerrero otro salía a mi encuentro. Rafnar herido y desangrándose, seguía luchando, tropezaba y volvía a levantarse-Maldita sea Rafnar no sigas adelante-decía dentro de mi al tiempo que me acercaba lentamente a el.

Rafnar logro llegar hasta Väldher, lo ataco con todas sus fuerzas, pero no pudo ni siquiera herirlo, al contrario recibió un golpe en la cara. Väldher lo dejo levantarse, Rafnar tomo de nuevo la espada pero la soltó cuando recibió su pecho fue abierto por el filo del enemigo, antes de caer fue atravesado por la espada de Väldher.

Por fin pude llegar a donde mi amigo, lo arrastre fuera del centro de batalla. Me arrodille a su lado,  todavía respiraba, trate desesperadamente de que dijera algo o que me mostrara signos de vida. Mi esfuerzo fue inútil, había muerto en mis brazos.

Me puse de pie nuevamente, tome entonces su espada y la mía y fui a la batalla. Con furia y coraje derribaba a todo aquel que me desafiaba o salía a mi encuentro. Busque desesperadamente a Väldher. Después de un rato lo ubique y fui a su encuentro:

   -Väldher!!!- grite con enojo, desgarrando lo mas profundo de mi alma.

El me escucho y me miro fijamente, sonreía cínicamente y levanto entonces sus espadas al cielo aceptando el desafío. Corrí hacia el, que me esperaba para la pelea, abrió sus brazos al tiempo que lance mi espada y se incrustó en su pecho, cayo de rodillas tratándose de sacar la espada, pero su esfuerzo fue inútil y dejo caer los brazos, alzo la vista y me miro fijamente a los ojos, aceptaba su final, con la espada de mi amigo corte su cabeza de un tajo. Había vengado a Rafnar.

Yunker logro hacer que nos reagrupáramos nuevamente, y así formar la línea de defensa y resistir el ataque de Drako y sus hombres. Nosotros ya éramos menos la batalla con los Guerreros de Fuego nos había dejado cansados y disminuidos. Lluvias de flechas caían sobre nosotros, teníamos que retirarnos o perderíamos otra batalla. 

Una vez mas el enemigo avanzaba hacia nosotros, al frente de todos ellos iba Drako
y Spielkur, por fin entraban en la pelea la Infantería Inmortal.
   -Hay que retroceder Yunker…-Decía Karsten.
   -No, debemos resistir este ataque también…
   -Cual es el plan Yunker? –pregunto Helfdane.
   -Si cae Drako, no solamente habremos ganado la batalla sino también la guerra…

Entonces Yunker ordeno que avanzáramos, de nuevo nos dirigíamos a la batalla. El choque esta vez fue mas fuerte, la infantería Inmortal estaba descansada y nosotros bastante agotados, heridos y golpeados. Nos estaban venciendo, y no había forma de ganar.

Vi a Helfdane luchar con Drako, la pelea era muy pareja, ninguno retrocedía. Esta era nuestra oportunidad si Helfdane vencía habríamos de alcanzar la victoria. Pero la suerte con la que habíamos comenzado la batalla de hoy parecía estar en contra y Drako logro salir victorioso. Retrocedíamos, ya no aguantaríamos otro embate, apenas si podía sostener la espada y mantenerme de pie.

   -Sigan adelante, no cedan…-gritaba Yunker desesperado.

Drako se encontró frente a frente con nuestro líder, la pelea que ellos dos esperaban por fin había de darse. Ambos con sus insignias de combate, portaban las más esplendorosas armaduras que nunca antes había visto. Yunker con su sagrada Espada Roja, portando además el escudo Blanco, Drako con su casco de Dragón y la Espada de Velaher. Seria el combate decisivo, estaba en juego algo más que el orgullo. Antaño amigos, hoy luchaban en bandos y por causas diferentes.

Hassler en otro frente había estado luchando cuerpo a cuerpo con Spielkur, pero la pelea se detuvo, toda la batalla se detuvo. Estábamos a punto de presenciar la lucha de los dos más grandes guerreros que se conocía hasta entonces. Dos héroes que no conocían el miedo.

Drako ataco primero, siendo su golpe detenido por el Escudo Blanco. Yunker respondió con la Espada Roja siendo esquivado ágilmente por Drako. Se enfrascaron en un duelo que por momentos no parecía inclinarse a favor de ninguno. Pero Drako tenia una pequeña ventaja, Yunker había participado en las batallas anteriores y se estaba cansando rápidamente. La pelea se había prolongado por horas y parecía no tener fin, ninguno había logrado herir al otro. Drako ataco con mas fuerza, Yunker retrocedía pero finalmente fue alcanzado y herido en el brazo izquierdo, con el que portaba el escudo. Yunker empuñaba la Espada Roja con ambas manos, estaba debilitado y herido, baje la cabeza esperando el desenlace, no podía hacer nada y eso me llenaba de impotencia.

Yunker volvió a la carga, pero sus ataques eran débiles y no lograban hacer daño en Drako, que con un golpe hizo caer a Yunker.
   -Acepta tu derrota y ríndete, no vale la pena morir viejo amigo...
   -No-dijo Yunker, al tiempo que se incorporaba, sangraba de la boca y tenia una herida en el brazo.

De pie nuevamente Yunker fue herido en la pierna, volvió a atacar pero Drako lo rechazo y con un giro rápido desarmo a nuestro líder al mismo tiempo que encajaba en su corazón la Espada de Velaher. Yunker caía al suelo ante la mirada incrédula de sus hombres y el jubilo de nuestros rivales. La pelea había terminado, entonces Drako ordeno a sus hombres regresar al campamento.

Llevamos rápidamente a Yunker al castillo todavía seguía respirando, lo recostamos en el patio principal, todos de rodillas implorando a los dioses antiguos que nuestro líder tuviera fuerzas para continuar en la batalla. Pero nuestras oraciones no fueron escuchadas. El Rey salió a donde yacía Yunker.

...Y la Princesa Valya hermosa y sincera, saco la espada de su corazón, vuelve la vista y mira hacia el cielo, las lagrimas caen, la gloria acabo...

...Yunker ha muerto...

6
Novela corta y prosa / Ivlak, el ultimo heroe...(V)
« en: 30 de Marzo de 2006, 05:08:57 pm »
CAPITULO V

Habían pasado dos días ya de nuestro regreso, el ambiente que se vivía dentro del castillo era tenso e incierto. Se esperaba que pronto Lord Kronn llegara con su ejército a nuestras tierras de nuevo.

Rafnar y yo estábamos con Milo y Karsten en una taberna, tratando de olvidar lo sucedido días atrás. No tenia ganas de beber vino con mis amigos, salí del lugar pensando en muchas cosas, en lo que era antes, en lo que me había convertido y si sobreviviría esta guerra. Seguía caminando sin rumbo fijo, recordaba todavía a Astur y Morggesten.
 
Vi a cinco jinetes reunidos en el portón y me acerque a ellos:
  -A donde se dirigen?
  -Somos emisarios y vamos a pedir ayuda a los primos del Rey…
  -Primos del Rey?
  -Los Condes del Oeste…
  -Y vendrán??

Entonces se acerco Yunker y dijo:
  -Claro que vendrán Ivlak, son enemigos de Lord Kronn…

Antes de que partieran los jinetes, entraron al castillo los soldados que resguardaban los límites de nuestro reino.

  -Ya vienen, el enemigo se aproxima avisad al Rey… -Gritaba uno de los soldados desesperado.

Los emisarios del Rey partieron de inmediato, seria un largo y difícil camino. Yunker pregunto:
  -Cuanto hombres calculas que tiene el enemigo?
  -Son muchas líneas Yunker, tantas que cubren todo el horizonte…
  -Cuanto tardarán en llegar?
  -Posiblemente mañana…
  -Ivlak, alerta a Milo y Karsten para que preparen al ejército.

Avise rápidamente lo que sucedía, Milo se dirigió entonces a la bodega de armerías y Karsten hizo sonar las trompeta de alerta. Todos los hombres se dirigieron entonces a donde Milo y empezaron a tomar armas. Yunker se dirigió con el Rey, había que tomar precauciones.

No éramos suficientes hombres para derrotar al enemigo pero si teníamos el valor y el coraje suficiente para vender cara nuestra derrota y morir en el campo de batalla. Antes del anochecer el ejército estuvo completo: arqueros, infantería y escuderos, todos preparados para morir si era necesario.

En Palacio Real, el Rey se reunió con Yunker, Milo, Karsten, Hassler y Helfdane. Rafnar algo despreocupado seguía en la taberna. Yo subí a las torres, el cielo nublado no me permitió observar las estrellas, aun así era una noche hermosa. Por mi mente pasaron los recuerdos de mi hermano, que había caído en el primer ataque del enemigo, hubiera deseado que estuviera conmigo y luchar juntos.

Baje de las torres y me dirigí al patio principal, había una fogata en medio,  y mucha gente, hombres y mujeres que trataban de sentir algo de alegría antes del día de mañana. Las flautas y gaitas eran tocadas por unas hermosas doncellas, Rafnar por su lado trataba de impresionar a todos los presentes hablando del rescate de la Princesa. me acerque al fuego a escuchar el relato de mi amigo.

Y ahí estaba ella, tocando la flauta, su nombre lo ignoraba entonces, pero su figura delgada, pelo largo y negro, piel blanca y los más hermosos ojos que nunca antes había visto me impresionaron de inmediato. Las doncellas dejaron de tocar, y no tuve el valor de acercarme a ella, entonces nuestras miradas se cruzaron, estaba bastante nervioso y ella me sonrió.

  -Si aquí esta el, Ivlak mi amigo, el también realizo el viaje a la Fortaleza…-dijo Rafnar, y me puso mas nervioso todavía.
  -Me retiro a descansar- dije yo- mañana será un día largo y duro…
  -Vamos, que alguien le de a mi amigo vino…
  -No Rafnar, no es necesario.

Entones ella se acerco a mi, con una botella de vino que no me resistí a rechazar, no sabia que decir entonces.
  -Toma este trago de vino valeroso guerrero-dijo ella.
  -Gra- Gracias.
  -Mi nombre es Altaria…
  -Ivlak, el mío…- y sonreímos los dos sin decir nada, no supe que hacer en ese momento.



Al día siguiente, y muy temprano nos levanto Milo, todavía no salía el sol y en el patio principal había mucho movimiento. Los líderes de los batallones estaban pasando lista, Rafnar estaría en el batallón de Karsten y yo con Hassler. Los arqueros se preparaban, los escudos estaban en el portón, esperando que los hombres de las primeras líneas los tomaran. La infantería ansiosa de entrar en batalla. Una vez mas la guerra llegaba hasta las puertas de nuestro reino.

Ya cada quien sabia que lugar debería tomar en el campo de batalla, aun así había preocupación y temor, el enemigo nos era superior en cuanto a soldados. Los emisarios  del Rey aun no se reportaban, había el riesgo de que ninguno de ellos hubiera llegado a cumplir su misión.

Los batallones se estaban formando entonces, antes de tomar mi posición fui con Rafnar y nos estrechamos las manos:
  -Suerte Rafnar...
  -Igualmente Ivlak, nos vemos en la taberna al final de la batalla...

Se abrió el portón, las primeras líneas estaban al mando de Yunker, los Escuderos Rojos habrían de soportar la primera embestida del enemigo. Mire al frente y vi el horizonte lleno de enemigos, al frente de todos ellos Drako, lo acompañaban Väldher, dirigiendo a los Guerreros de Fuego; Higlak, Sombra Negra al frente de la nuevamente formada Caballería Negra; Tottenhaz, jefe de los Barbaros; Spielkur, al frente de la Infantería Inmortal. Eran demasiados, de nuestro lado había desconfianza.

Drako avanzo al centro de campo de batalla, acompañado de sus generales. Lo mismo hizo Yunker, acompañado de Hassler, Helfdane, Milo y Karsten. Todos portaban estandartes de guerra. Algunos hombres hablaban en voz alta, pensando que se negociaria la paz.  Después de un rato, Yunker y los demás regresaron a las filas, Drako también regreso.

  -Todos a sus puestos...!!!-grito Karsten y de nuevamente nos posicionamos como debía ser.

Escuchamos las trompetas de guerra en el otro lado, el enemigo se estaba formando para su primer ataque, los Escuderos Rojos empezaron a avanzar, se detuvieron y tomaron posición, los demás recibimos ordenes de no movernos, no entendía nada todavía. Una vez mas escuchamos las trompetas enemigas y la Caballería Negra avanzo, detrás venían soldados a paso lento. Los Escuderos Rojos juntaron los escudos sacando lanzas por las esquinas, estaban preparados para el primer choque.

El impacto de la Caballería Negra hizo que las filas de escuderos se descompusieran por completo, estaban siendo masacrados, la infantería avanzo al rescate de nuestros amigos a tiempo que nos encontramos con Väldher y los Guerreros de Fuego, luchábamos sin piedad, tratando de hacer retroceder al enemigo, pero ellos también eran fuertes y valientes, además no cedían.  Milo salió al encuentro de Väldher, al tiempo que las trompetas enemigas hacían avanzar a la batalla a los Barbaros.

Milo, viejo guerrero de numerosas batallas se encontraba luchando con Väldher, guerrero valiente que portaba la armadura de sus ancestros, cada quien luchaba por causas diferentes. Pero Väldher era mas joven y mas rápido, Milo por su parte se estaba cansando, retrocedía y no podía sostener el escudo y la espada a la vez, así que empuño con sus manos la espada dejando caer el escudo  y ataco con furia, sus golpes los esquivaba fácilmente Väldher que contesto el ataque con su espada hiriendo a Milo en el brazo izquierdo e hizo que bajara la guardia, entonces lo atravesó con su espada, Milo cayo y murió.

Los Barbaros hacían que nos replegáramos, no aguantaríamos demasiado, Hassler trataba de formar el  batallón pero era imposible teniendo al enemigo encima. Yo atacaba violentamente tratando de avanzar, pero eran demasiados y me estaba cansando. Vi a Rafnar malherido y retrocediendo, Karsten desesperado empujaba a sus hombres al frente, pero caían uno tras otro. Entonces Yunker y Helfdane ordenaron la retirada, no quedaba mas que eso, retirarnos y aceptar la derrota de esta batalla. Cuando me dirigía al castillo volví la vista y observe a Tottenhaz  Väldher que ordenaban a sus hombres volver a su campamento.

Habíamos tenido muchas bajas, el animo de los soldados era deprimente, el desánimo y el temor se reflejaba en nuestras caras, este día habíamos perdido muchos amigos, los Escuderos Rojos habían sido masacrados y el enemigo se regocijaba por eso.

Ya dentro del castillo lleve a Rafnar al salón donde atendían a los heridos, yo tenia algunos golpes, pero nada de cuidado. Las heridas de Rafnar eran profundas así se perdería la batalla de mañana, mejor así pensé yo. La Princesa Valya y otras doncellas ayudaban a atender a los heridos, deje a Rafnar para que curaran sus heridas.

Salí al patio principal, sus pisos estaban manchados con sangre. Me dirigí a la torres, al ir subiendo las escaleras recordé a Milo, me había enseñado muchas cosas sobre lo que debería hacer un guerrero en el campo de batalla, pensé que en esos momento Karsten estaría en la taberna brindando por su amigo.

Al estar arriba, en las torres dirigí mi vista al campo de batalla, posiblemente mañana cumpliría mi destino ahí. Empezó a llover, no me moví entonces, ella me tomo la mano, Altaria, y nos dirigimos a otro sitio...

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Novela corta y prosa / Ivlak, el ultimo heroe... (IV)
« en: 23 de Marzo de 2006, 03:45:00 pm »
CAPITULO IV

Después de salir vivos de las Costas Muertas nos dirigimos al Bosque Negro, donde las antiguas leyendas decían habitaba el ultimo dragón y que servia a las fuerzas oscuras que comandaba Lord Kronn.

Anduvimos por senderos oscuros y solitarios, hasta que llegamos a una aldea donde habríamos de pedir posada. Nos atendió un anciano en su cabaña:                                                                                                               
   -Pasad! pasad! Bienvenidos forasteros…                                                                 
   -Mi nombre es Yunker Espada Roja y necesitamos comida y caballos, anciano…                                                                                                                       
   -Y vino también viejo…-dijo Milo
Entonces Yunker saco una bolsa con monedas de oro que entrego al anciano, este sin vacilar nos trajo vino y comida, y encendió la fogata.
El anciano nos comento que en los últimos días hordas de orcos habían estado rondando por esas tierras. Entendimos que lo más probable era que nos atacaran en el Bosque Negro, nuestro tiempo se acababa y teníamos que seguir. Tomamos provisiones y caballos, no había tiempo que perder.
Dejamos la aldea atrás, el Bosque Negro nos esperaba. Hassler que siempre se mantenía al frente encontró rastros de los orcos y pisadas de dragón:                                                                                                             
   -Orcos y algo peor… -dijo Hassler.                                                                               
   -Que puede ser peor que los orcos en este momento?- preguntó Karsten.                                                                                                               
   -El Dragón, encontré rastros de cenizas y sus huellas están cerca de una cascada donde se pierde el rastro…                                                                             
   -Entonces sigamos adelante con cautela- dijo Yunker.

Entramos con mucha precaución al Bosque Negro, era muy oscuro y callado el ambiente. A lo lejos podíamos escuchar los gritos de los orcos que se acercaban, desenvainamos nuestras espadas y seguimos adelante. Hassler nos hizo una seña y nos detuvimos. Dejamos los caballos y seguimos a pie:                                                               
   -Si nos atacan pelearemos de dos en dos, para cubrirnos las espaldas-dijo Yunker.

De la oscuridad de los árboles una lluvia de flechas cayó encima de nosotros, apenas si tuve tiempo de levantar mi escudo para protegerme, una flecha logro herir a Morggesten. Se empezó a escuchar mucho ruido, los orcos venían hacia nosotros.                                                                                                                       
   -De dos en dos!!!-gritaba Yunker.

Miraba en todas direcciones sin distinguir nada. Los orcos aparecieron y nos atacaron, a  mi espalda estaba Rafnar, Milo y Karsten peleaban por otro lado, Hassler y Morggesten juntos también al igual que Yunker y Helfdane.  Durante la pelea tuvimos que separarnos todos, nuestras espadas estaban destrozando a los orcos, pero estábamos muy juntos y eso hacia que chocáramos y nos estorbáramos, era difícil.
 
Mi armadura estaba cubierta con sangre, no sabia si era mía o del enemigo, aunque ya había recibido algunos golpes no sentía el dolor de una herida profunda. Al fin pudimos vencer a los orcos que se osaron en atacarnos, pero sabíamos que vendrían más, así que nos apresuramos y avanzamos hasta llegar al río, ya no había camino que seguir.

Llegamos hasta la cascada que anteriormente nos había señalado Hassler, el agua caía y no había a donde seguir, delante de nosotros se posaba una gran montaña:                                                                                                                           
   -Detrás de la montaña esta la Fortaleza…-dijo Hassler- habremos de entrar a la caverna que esta debajo de la cascada, es la única forma de entrar…                             
   -El dragón esta ahí dentro…-dijo Rafnar con cierto temor.                                                 
   -Vamos, no hay tiempo que perder. -dijo Yunker.

Entramos sin vacilar, ya no había marcha atrás, con las pisadas sentimos en el suelo huesos y cráneos, Hassler logro encender una antorcha y seguimos avanzando. Sentí un golpe en la espalda que me derribo, eran los orcos de nuevo, nos habían sorprendido, me puse de pie y ataque. Nos estaban haciendo retroceder, pelábamos con furia, lanzando gritos con cada golpe que asestábamos, pero el rugido de una bestia retumbo en todo el lugar, los orcos huyeron rápidamente y nosotros nos mirábamos unos a otros sin saber que hacer.

Seguimos adelante, sin saber lo que nos esperaba, aferrandonos a nuestras espadas. De nueva cuenta se escucho un rugido e hizo que Hassler se detuviera:                                                                                                                         
   -Que pasa Hassler? – preguntaba Milo…                                                               
   -El dragón esta esperándonos, pero alguien tendrá que quedarse mientras los demás lo pasamos…                                                                                                     
   -Y bien, quien se queda? – decía Karsten.

Nadie decía nada, el silencio que había en la caverna era imponente, hasta que una llamarada ilumino todo el lugar. Era el dragón que salía a nuestro encuentro, el rugido de sus entrañas me atemorizo bastante y estuve a punto de correr, pero Yunker con escudo al frente y empuñando su espada lanzo un golpe al dragón, los rugidos de la bestia casi hicieron que explotaran nuestros oídos. El calor dentro de la caverna era terrible. No podíamos quedarnos mucho tiempo o acabaríamos rostizados. Morggesten y Milo atacaron también, Karsten nos empujo a Rafnar y a mí al frente:                                                                                           
   -Corred y alcanzar la salida…-nos dijo, apresurados logramos salir, detrás de nosotros Hassler, Helfdane, Yunker y Karsten.
   -Milo… Morggesten…? –pregunte, pero Yunker con un movimiento de cabeza me hizo entender que nuestros amigos se quedarían a combatir al dragón. Hassler se adelanto a buscar la entrada a la Fortaleza, el resto avanzamos lentamente, Rafnar y yo mas callados que de costumbre
  -Hay orcos en la entrada trasera, no son mas de diez no tendremos problema en entrar…-decía Hassler.

Así de nueva cuenta desenvainamos nuestras espadas que ya estaban manchadas con sangre de orcos. Nos detuvimos detrás de unas rocas y observamos por un rato, los orcos se estaban alimentando, tenían sus armas en el suelo y aprovechamos para atacar.
Hassler lanzo su espada que atravesó a uno de los orcos, los demás atacamos rápido y ferozmente sin dar oportunidad a los orcos de tomar sus armas y repeler el ataque.  Entramos de prisa y sin miramientos, vimos las torres donde supusimos tendrían a la Princesa Valya. Un grupo de bárbaros estaban haciendo guardia en la entrada principal, de igual forma que contra los orcos atacamos rápidamente sin dar oportunidad al enemigo.

   -Hay que tomar sus cascos y sus capas, para pasar inadvertidos… -decía Yunker, entonces nos hicimos pasar por bárbaros para entrar a la torre. Subíamos los escalones de prisa, en poco tiempo descubrirían los cuerpos de los orcos y los bárbaros y entonces si estaríamos en graves problemas.
Derribamos la última puerta que mantenía prisionera a nuestra Princesa, entramos al salón y ahí estaba, vestida de blanco y encadenada. Helfdane se quedo afuera para alertarnos. Yunker de un golpe rompió con su espada las cadenas y libro a la Princesa, con su espada.
   -Yunker!, sabia que vendrías por mi…-decía la Princesa.                                     
   -Princesa, el enemigo esta afuera…-dijo Karsten.

Los cuernos de Velaher resonaron en la Fortaleza, era la señal de alerta, me asome por el balcón y vi que orcos y bárbaros corrían en todas direcciones, alistando sus armas. De otra torre salía Drako, empuñando su espada y dando ordenes a sus hombres. Helfdane entro en la sala y nos alerto:
   -Orcos suben rápidamente, hay que salir de este horrendo lugar…

Salimos del lugar con nuestras espadas al frente, y no tardamos en toparnos con los orcos que subían deprisa, chocamos y peleamos, nos abrimos paso entre sangre y muertos, corrimos a la salida pero los bárbaros ya nos esperaban.

   -En circulo, en circulo!,  protejan a la Princesa…!!! –nos gritaba Yunker desesperado. Los bárbaros atacaron y los rechazamos, no cedíamos pero el enemigo cada vez se hacia mayor. Drako se aproximaba al sitio de encuentro.

Cuando el enemigo más nos abrumaba aparecieron por detrás de ellos Milo y Morggesten, luchando como fieras y sin temor de caer. Yo quede sorprendido porque los creía muertos, pero verlos me dio más fuerza y seguí atacando haciendo retroceder a los bárbaros.
   -Salid de prisa…!!! –gritaba Milo. Yunker protegía a la Princesa, Rafnar y yo los cubríamos de los orcos, atrás quedo el resto para asegurar la salida de la Princesa. Drako y sus hombres nos alcanzaron afuera.

   -Sigan adelante, y cuiden ella- dijo Yunker que se enfrentaría a Drako. Entonces salio el resto y enfrento  a los hombres de Drako, Yunker fue al encuentro del líder del enemigo, pero Morggesten lo detuvo.
   -Sigue adelante, yo peleare con el…-dijo, estaba herido y su tiempo se terminaba. Yunker acepto y le dio un apretón de manos. Hassler llego con caballos que montamos rápidamente al tiempo que seguíamos lanzando golpes. Cabalgamos de prisa, vi atrás Drako no tuvo mayor problema en vencer a Morggesten.

Cabalgamos toda la noche hasta estar seguros que el enemigo no nos alcanzaría. Habíamos logrado rescatar a la Princesa Valya, pero su rescate costo la vida de dos grandes guerreros: Astur y Morggesten.

Al día siguiente llegamos a los límites de nuestro reino, cansados, heridos y hambrientos. Una escolta nos llevo al Castillo, donde nuestro Rey nos recibió como autentico héroes.  Se preparo en la Sala principal del Castillo un gran banquete en nuestro honor, pero Yunker y los demás lo rechazamos.
   -Dime Yunker, que se merecen tu y estos valientes guerreros que arriesgaros sus vidas por mi hija- dijo el rey                                                                           
   -Dos valientes hombres quedaron atrás, así que no podemos festejar, solo le pido que sus nombres sean gravados en el Salón Real, donde se encuentran los restos de nuestros héroes… -dijo Yunker.                                                     
   -Así será entonces Yunker-dijo el Rey                                                                           
   -Ahora es tiempo de descansar, que muy pronto Lord Kronn y sus ejércitos atacaran con furia…

Entonces nos retiramos del lugar, porque sabíamos que la batalla final estaba cerca…
 

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Novela corta y prosa / Ivlak, el ultimo heroe... (III)
« en: 23 de Febrero de 2006, 01:45:29 am »
CAPITULO III

Por la tarde, Rafnar y yo, nos dispusimos a preparar nuestras cosas. Afile mi espada, además de la bodega de armerías tome un escudo más ligero y dos espadas cortas. También cambie mi armadura, por una un poco más resistente al acero.  Por su parte Rafnar se quedo maravillado con una espada que tenia grabados las insignias de la Orden de Plata.
  -Esa espada le perteneció a uno de los diez guerreros que alguna vez fueron parte de la Orden de Plata-dijo Karsten, gruñendo como siempre.
  -Y que fue de esa orden?- pregunte yo.
  -La mayoría murió y sus cenizas descansan en el Recinto Sagrado.
  -La mayoría dices??—pregunto Rafnar –Cuantos viven?
  -Solo dos, Yunker Espada Roja y Drako Dragón de Fuego. Bien ahora vayan a descansar, mañana partiremos al amanecer.

En la noche Rafnar y yo nos dirigimos a donde llevaban a los heridos, queríamos ayudar antes de partir. Posiblemente no volveríamos a casa. En el lugar todo era muy callado, muchos heridos no lograrían sobrevivir la noche, pensaba que si tendría que morir seria en el campo de batalla y no en una postrado en una cama.

Alguien golpeo la puerta y nos levantamos aturdidos:
  -Arriba, maldita sea, que hay que partir…-Era Karsten.

Nos apresuramos a cargar los caballos. Yunker y Morggesten hablaban sobre la ruta a seguir. Milo y Karsten llevaban todo el vino que podían cargar. Llegaron Hassler, Helfdane y Astur ya listos para el viaje. Del Palacio Real salio el Rey y hablo dirigiéndose a los guerreros que habríamos de rescatar  a la Princesa Valya:
  -Confío en ustedes, valientes guerreros, y les juro que si regresan con mi  hija, recibirán los más grandes  honores que ningún guerrero haya tenido.
  -Volveremos con su hija, y de paso con la cabeza del traidor de Drako y de Lord Kronn- dijo Milo.
  -Entonces que tengan suerte y espero recibirlos a todos nuevamente….

Se abrió el portón y emprendimos el viaje. Al frente iba Hassler de Littia, reconociendo el terreno. Me acerque a Yunker y Helfdane. Hablaban sobre los peligros que habríamos de sortear antes de llegar a la Fortaleza, donde reinaba Lord Kronn:
  -Debemos pasar por Las Montañas de Fuego si es que queremos llegar rápido…-dijo Helfdane
  -Así es,- contesto Yunker- después tomaremos una embarcación para llegar a las costas Muertas, entraremos a las cavernas de Boüros, cruzaremos el Bosque Negro y llegaremos a la Fortaleza…
  -Sencillo el viaje, pero antes de llegar a las costas Muertas deberemos enfrentar a los orcos y carroñeros de Las Montañas de Fuego, claro que si sobrevivimos, en las Costas Muertas nos esperaran los Guerreros  Ariox, y esos amigo son los mas feroces que yo he combatido.

Esos lugares de los que hablaban me daban miedo, nunca había estado allí y  no sabría que esperar.
Desde nuestra salida del Castillo nos acompaño una patrulla de veinte soldados hasta las colinas, ahí Yunker dio órdenes a uno de ellos:
  -De aquí en adelante avanzaremos solos, dile al Rey que mande emisarios al Norte y que pida ayuda a su primo el Barón  Morlor, y que tenga listo el ejército, si logramos el rescate, Lord Kronn moverá a su ejército también…

Y durante  días estuvimos cabalgando. Por las noches acampábamos y  cuando descansábamos Karsten y Milo siempre hablaban de antiguas guerras y batallas en las que ellos participaron. Rafnar y yo estábamos bastante aburridos. 

Después de varios días de viaje por fin llegamos a las Montañas de Fuego, donde según decían los veteranos del grupo habitaban orcos y carroñeros. Entramos por unos caminos bastante estrechos, rocas y cuevas se podían observar en las montañas. Llego Hassler, que siempre se mantenía adelante:
  -Hay rastros de carroñeros, hay que tener cuidado…

Sacamos nuestras armas y aceleramos el paso. Antes de salir de esos caminos nos atacaron. Uno de ellos se echo encima de mí, me derribo del caballo pero logre quitármelo de encima y destriparlo con mi espada. Astur logro atravesar a varios con sus flechas. Yunker y los demás no tuvieron problemas en acabar con algunos de ellos. No lograron hacernos mucho daño, cuando vieron a varios de sus compañeros muertos el resto salio huyendo.

Nos apresuramos y entramos a una caverna que estaba al final de esos rocosos caminos. Estaba oscuro y tenebroso. Hassler entro primero con una antorcha exploro los primeros metros:
  -Sin novedad, pero el camino es muy angosto, especial para los orcos, así que deberán dejar los caballos aquí.

Dejamos los caballos y tomamos las provisiones necesarias, por supuesto que Milo y Karsten tomaron el vino.  Seguimos avanzando hasta llegar a un río que corría por esas cavernas. Avanzábamos muy cautelosos, sabíamos que podríamos encontrarnos con orcos. Mas adelante Hassler nos detuvo:
  -Adelante esta la salida, es una puerta pero hay que abrirla.
  -Entonces apresurémonos…-dijo Morggesten.
  -No es tan simple amigo- Hassler.
  -Porque?? –pregunto Yunker.
  -Orcos.
  -Muchos? –Rafnar.
  -Unos veinte, pero estoy seguro que si hacemos ruido pronto estaremos rodeados de muchos de ellos…

Seguimos adelante y llegamos al lugar que Hassler nos había señalado, nos escondimos detrás de unas rocas y pudimos observar a los orcos que cuidaban esa puerta. Algunos estaban dormidos y se alimentaban. Helfdane ideo un plan:
  -Hay orcos dormidos, dos hombres podemos acabar con los despiertos, el mas ligero de nosotros puede correr sin armadura y abrir la puerta antes de que se despierten los demás.
  -Si, pero quien se atreverá a correr sin armadura en medio de esos orcos?-dijo Milo.
  -Ivlak es rápido- dijo Rafnar. Maldito Rafnar.

Me quite la armadura, y deje el escudo, avanzaría solo con mi espada. Delante de mí correrían Rafnar y Hassler para eliminar a los orcos despiertos. Astur con sus flechas mataría a los orcos que estaban un poco mas adelante.
  -Listo Ivlak? – pregunto Milo.
  -No, maldita sea porque yo-
  -Ja Ja Ja –rió Milo- ahora muchacho…

Me empujo y corrí, delante estaban Hassler y Helfdane, los orcos se sorprendieron y reaccionaron muy tarde, mis compañeros los atravesaron con sus espadas. Yo ya iba adelante y otros orcos trataron de detenerme pero las flechas de Astur los derribaron. El ruido y los gritos de los orcos hicieron que los demás despertaran. Yunker y los demás entraron en acción y pelearon. Yo tenia el camino libre solo dos orcos me podrían detenerme, pero no pudieron, los ataque ferozmente y de un golpe rompí las cadenas.

 Atrás de mí estaba la batalla, era bastante dura, los orcos aparecían por doquier. Regrese y luche contra ellos. Los hicimos retroceder y corrimos hacia la puerta, pero Astur había quedado rezagado. Tratamos de regresar pero no podíamos, eran demasiados orcos. Astur había disparado todas sus flechas y se defendía ahora con su espada corta. Antes de caer mato a varios de ellos.
  -Hay que regresar…-gritaban Rafnar.
  -Corre muchacho ya no hay nada que hacer…-dijo Morggesten.

Logramos salir de las cavernas, cansados y con algunos golpes dejamos atrás las Montañas de Fuego. Tomamos el camino nuevamente hasta llagar a las costas. Ahí tomaríamos una embarcación. Durante el viaje por el mar, Rafnar y yo estuvimos muy callados, la muerte de Astur nos puso tristes.

Después de dos días de viaje llegamos a tierra, a las Costas Muertas. Pudimos observar calaveras y huesos por la playa, además de banderas negras que eran los estandartes de los Guerreros Ariox.

Avanzamos y dos jinetes nos salieron al paso:
  -Extranjeros, a que han venido?
  -Mi nombre es Yunker Espada Roja y deseamos paras por sus tierras, nos dirigimos a la Fortaleza.
  -Antes deberán presentarse con nuestro Rey Venn Xir y pedir permiso.

Nos guiaron hasta un pequeño castillo rodeado de aldeas. Se abrieron las puertas del castillo y nos presentaron con Venn Xir:
  -Si quieren pasar por estas tierras deberán pagar tributo-dijo el rey
  -No poseemos oro o joyas,-dijo Yunker- vamos a la Fortaleza.
  -Si no pagan no pueden pasar-
  -No hay forma de pasar sin pagar??
  -Si, si alguno de ustedes derrota a mi mejor hombre pasaran libremente.
  -Y si no?
  -Todos morirán.

Yunker acepto el desafió, no teníamos opción. El Rey llamo su hombre que habría de combatir con alguno de nosotros.
  -Vormok…!!!!- grito el rey.

Y de una puerta salio el tal Vormok, era muy alto, vamos si Helfdane era alto, este tipo lo era aun más. Yunker desenvaino su espada y tomo el escudo, pero Helfdane lo detuvo:
  -Dejadme a mí…

Yunker retrocedió. Vormok y Helfdane caminaron al centro del patio. Se miraban fijamente a los ojos. Ambos sacaron sus espadas. Rafnar y yo estábamos nerviosos, sabíamos de la ferocidad de Helfdane, pero este Vormok parecía invencible.

Empezó la pelea. Vormok ataco primero, sus golpes eran duros e hicieron retroceder a nuestro amigo. Varios golpes de Vormok lograron destruir el escudo de Helfdane, pero este no mostraba temor alguno. Vormok seguía atacando y Helfdane solo se defendía. Se estaba volviendo lento y cansado, entonces Helfdane aprovecho eso y atacó, lanzo golpes a la cabeza que fueron detenidos por el escudo del rival, luego ataco abajo y logro herirlo en una pierna. Vormok cayó al suelo:
  -He vencido y con ello el derecho a pasar por estas tierras…-dijo Helfdane temerario.

El Rey acepto de mala gana pero cumpliría su palabra. Helfdane envaino su espada  y cuando le dio la espalda a Vormok este trato de atacarlo, pero el Helfdane el alto volvió a desenvainar rápidamente y con un golpe abrir el pecho de Vormok.

Nos apresuramos a pasar esas tierras, no deseábamos permanecer más tiempo ahí. Nos dirigimos a el Bosque Negro, donde se habríamos de sortear nuevos peligros…


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Novela corta y prosa / Ivlak, el ultimo heroe (II)
« en: 21 de Febrero de 2006, 02:44:16 am »
CAPITULO II

Por la noche celebramos los funerales de nuestros compañeros que habían caído en la batalla. Como señalaba la tradición los cuerpos deberían arder en llamas antes de la medianoche para que sus almas cruzaran al otro mundo y descansaran en paz.  Rafnar y yo nos encargamos de los rituales fúnebres de Eglar.

Yunker ordeno a los que habíamos estado en el campo de batalla que descansáramos y tratáramos de dormir, ya que al día siguiente era probable que nos enfrentáramos a los Bárbaros de Este. Toda la noche apenas si pude dormir, todavía escuchaba los gritos en el campo de batalla y me despertaba a cada rato pensando que  posiblemente no lograría sobrevivir esta guerra.

Las trompetas sonaron e hicieron que me levantara violentamente, todavía adolorido me puse de pie, Rafnar se estaba poniendo una armadura:
  -Toma Ivlak, traje estas armaduras de la bodega de armerías.
  -Nos llaman a los soldados?- pregunte.
  -Así es amigo, y esta vez no serán simples orcos, al parecer los Bárbaros del Este atacaron hoy.

Me levante rápidamente y me dispuse entonces a ponerme la pechera, las hombreras. El casco y el escudo tenían la insignia de un águila, tome una espada corta y la coloque junto al escudo, la espada de mi hermano envainada a la espalda, escudo en mano izquierda y en la derecha una lanza.

Rafnar y yo nos apresuramos al portón, ahí estaba Karsten de Löria, viejo guerrero que indicaba a los hombres que posición tomar. Nosotros llegamos hasta el y nos dijo:
  -Jóvenes guerreros, ustedes hasta la cuarta fila, deprisa maldita sea…

Así es, era un viejo gruñón, pero no entendimos porque hasta la cuarta fila. Dentro del castillo había mucho movimiento, los arqueros tomaban flechas y subían a las torres.

Nosotros salimos y nos formamos como nos había indicado Karsten. Entonces entendí porque nos habían mandado hasta la cuarta fila, las tres primeras estaban cubiertas por los guerreros más veteranos y de muchas batallas. Pude observar al frente a Milo Puño de Hierro, inconfundible con su parche en el ojo izquierdo, hacia muchos años que lo había perdido en combate. Hablaba con otros veteranos.

Se abrió el portón una vez más y salio Yunker Espada Roja, montando un caballo de la realeza. Nos llamaron a cargar los estandartes del Rey. Karsten nos dio órdenes:

  -Ustedes dos venid acá, tomen un estandarte cada uno y sigan a Yunker, que presentara los términos a esos malditos…

Y así, nos apresuramos a seguir a Yunker que se dirigía al centro del campo de batalla. Del otro frente otro jinete con vistosa armadura se dirigía al encuentro con nuestro general. Era nada más y nada menos que Drako Dragón de Fuego, antiguo guerrero de la Orden de Plata, y que después de su traición luchaba en el otro frente.

Rafnar y yo nos manteníamos a unos diez pasos de Yunker. Al llegar hasta el punto medio del campo pude observar en el ejército enemigo a los Bárbaros del Este, eran por supuesto mas grandes que los orcos y sus armas mas poderosas, no portaban sencillas espadas cortas, luchaban con espadas, lanzas, hachas y todo aquel instrumento que pudiera matar.

Yunker y Drako se encontraron, no alcanzábamos a escuchar su conversación, pero por momentos reían…

...porque me dio la sensación que hablaban dos amigos queridos... solo eso.
(Gracias Salsbury Deth)

Se dieron la mano entonces y cada uno se dirigió a formarse con su ejército. Al llegar con nuestros hombres Yunker con una señal ordeno a Astur Comandante de los Arqueros que se retiraran de las torres. Abajo Yunker hablo con Karsten y con Milo:
  -Ya esta pactado…-dijo Yunker.
  -Habrá batalla?- preguntaba Milo.
  -Así es.
  -Entonces mi querido amigo,-dijo Karsten-creo que tu deberás estar atrás, Milo y yo podemos dirigir en el frente.

Y así quedo todo listo…

En el otro lado se empezaron a escuchar cánticos del Este, los que entonaban los Bárbaros en combate. Una bandera empezó a ondear y avanzaron lentamente, pero sin dejar de cantar. Los que estábamos atrás alzábamos la cabeza tratando de ver al enemigo. Un jinete paso frente a nosotros con el estandarte del Rey y la primera fila avanzo, las demás filas hicimos lo mismo.

Los Bárbaros apresuraban el paso y sus cánticos se volvían más intimidantes. De nuestro lado también aceleramos el paso pero algo confundidos y con cierto temor. Karsten y Milo que iban al frente empezaron a golpear sus escudos, y los demás hicimos lo mismo. Lo hacia con fuerza y el temor de la batalla era menos.  El enemigo empezó a trotar y nosotros también, ahora corríamos a la batalla. Los dos ejecitos se dirigían al encuentro con mucha velocidad, seria un choque violento…

Las primeras filas de ambos ejércitos chocaron y muchos de ambos bandos cayeron. Se escuchaban los golpes de las espadas con los escudos.

Ya tenia al enemigo enfrente, un bárbaro venia al encuentro conmigo, lanzo un grito aterrador, pero le tire mi lanza que le atravesó el cuello y quedo tendido. Al segundo lo golpee en la cabeza con mi escudo y también cayo, saque mi espada corta y degollé a un par mas.

Antes de desenvainar mi espada, tome una lanza de un compañero y la enterré en el corazón de otro enemigo. Rafnar luchaba sin escudo, sin embargo ocupaba sus manos con dos espadas e iba al frente muy temerario.

Vi a Milo matar a varios y a Karsten partir a varios con su espada, estábamos venciendo y nos sentíamos con mucha confianza. Entonces vi que los mercenarios cimerianos avanzaban, si entraban en combate estaríamos perdidos. La pelea contra los bárbaros era casi igual en número.

Pero para nuestra sorpresa rodearon por los lados el campo y se dirigieron al castillo, si entraban todo adentro estaría perdido. Yunker desesperado ordenaba a las reservas tomar armas y a los arquero tomar su posición.
En el campo de batalla los bárbaros no cedían y eso nos desesperaba porque queríamos correr a defender el castillo.

El portón se cerro, adentro Yunker trataba de ordenar la defensa. Los mercenarios llegaron hasta la puerta y la empezaron a golpear con gruesas hachas. En las torres los arqueros disparaban sus flechas, pero su posición no era muy buena. Otros arqueros bajaron a ayudar y se pusieron de frente al portón apuntando con sus arcos, esperando el momento de disparar.

Por fin los mercenarios entraron y atacaron, eran pocos los hombres que estaban dentro para defender al Rey. En el interior Drako dirigía el asalto y Yunker corrió a su encuentro, ambos pelearon durante un buen rato hasta que unos hombres salieron del palacio real cargando a la Princesa Valya.
  -Si tienes el valor-dijo Drako- te espero en mis tierras.
  -Vuelve a la batalla cobarde…-grito Yunker

Los mercenarios salieron del castillo dejando muchos muertos y heridos. Alguien gritaba que el Rey había sido herido y Yunker y Astur corrieron en su auxilio.

Afuera los bárbaros no aguantaron mas, estaban siendo vencidos y la señal de retirada los hizo correr. Nosotros no fuimos tras ellos, rápidamente entramos al castillo.

Después de ser atendido el Rey llamo a todos sus generales al Palacio Real. Rafnar y yo logramos escabullirnos y entrar.
  -Han secuestrado a la Princesa Valya, mi hija…-dijo el Rey angustiado.
  -La restaremos dijo Yunker.
  -Pero no puede ir todo el ejército y dejar el castillo desprotegido-dijo un noble.
  -Entonces iré solo…-replico Yunker.
Hablaron otros guerreros:
  -Será una misión difícil, yo iré contigo…-dijo Astur.
  -También cuentas con mi espada-esta vez fue Karsten.
  -Bien yo no me puedo perder este viaje-Milo.
  -Soy Helfdane, el Alto y puedo servir de ayuda-dijo otro guerrero.
  -Hassler de Littia, también iré-otro más.
  -Morggesten Hacha del Norte.


Entonces fui al frente y dije:
  -Ivlak el valiente- me siguió Rafnar.
  -Y yo Rafnar el temerario-

Y así quedo listo el grupo de guerreros que se adentraría en tierras oscuras y lejanas, para salvar a la Princesa Valya…


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Novela corta y prosa / Ivlak, el ultimo heroe... (capitulo I)
« en: 17 de Febrero de 2006, 12:17:19 am »
La lluvia caía sin cesar, el campo de batalla estaba cubierto con sangre y los heridos seguían llegando.

Durante siete días el castillo había sido asediado por las tropas infernales al mando de Lord Kronn.

Eran muchos los enemigos y pocos los que estábamos ahí para defender a nuestro pueblo, a mis veinte años yo nunca había peleado, ni siquiera sabia usar la espada. Pero todos fuimos llamados a luchar y morir por nuestro Rey.

Mercenarios cimerianos, orcos y  bárbaros del Este habían llegado a las puertas del castillo con el fin de destruir todo lo que había dentro.  La Caballería Negra había despedazado nuestras primeras filas de infantería y nuestros arqueros  no podían penetrar las armaduras del enemigo.

Yo estaba en las reservas, dentro del castillo ayudando a los heridos, pero sabia que pronto seria llamado al campo de batalla, dentro de mi no deseaba que eso pasara. Los gritos de los heridos retumbaban en mis oídos, muchos de ellos no sobrevivirían y eso me asustaba aun más.

Fui llamado a cargar  a los arqueros que estaban arriba en las torres, al llegar y desde lo alto pude observar el campo de batalla, nuestros hombres estaban siendo derrotados, el enemigo superaba en gran número al ejército del Rey, o lo que quedaba de ese ejercito.

Dentro del castillo Yunker, Espada Roja llamaba a todo aquel que pudiera levantar una espada:
-Necesito valientes que vayan al frente y detengan  a la Caballería Negra…
 
Muchos hombres tomaron espadas, lanzas y escudos y se dirigieron al portón. Ahí les darían palabras de aliento y las instrucciones a seguir en el combate. Me arme de valor y tome una espada que apenas si la podía. Me reuní con los hombres que saldrían a pelear, ya estaban en el portón. Hablo Yunker:
-Bien escuchen con atención, formaran tres filas: la primera portara los escudos rojos, apoyados por la segunda que cargara al enemigo con las lanzas y la tercera al final para matar a todo aquel enemigo que logre pasar los escudos y lanzas.

Yunker se acerco a mí y me dijo:
-Ivlak, tu hermano ha muerto en combate y le prometí que no dejaría que tu lucharas…
-Dejadme pelear, mi hermano era la única familia que tenia.
-Bien pero  iras en la tercera fila, al final.
-Esta bien...-dije y me dirigí

Y me entrego la espada que mi hermano había portado durante muchos años. Me forma rápidamente, a mi izquierda estaba Rafnar y a mi derecha Eglar, igual de jóvenes que yo. Se podía sentir el miedo que cada uno de nosotros emanaba.

Se abrió el portón y salimos al campo de batalla, la lluvia había cesado, nos formamos como nos había dicho Yunker, el campo estaba enlodado. Hubo silencio durante un rato. Tambores de guerra se escuchaban en el horizonte y se podía ver que se aproximaba la Caballería Negra, la batalla estaba cerca y no podía evitarla. Del castillo salieron las últimas filas de infantería que se postraron detrás de nosotros.

Me temblaban las manos, pero seguía aferrandome a mi espada, Rafnar y Eglar hacían lo mismo. El enemigo de acercaba muy veloz. La primera fila juntó los escudos y las lanzas se asomaban encima de ellos. Yunker hablo fuerte a todos:
-Luchen hasta el final, sin temor y con coraje…-grito alguien.

El enemigo estaba ya demasiado cerca, pude observar que detrás de la Caballería Negra venían filas de orcos, que era a los que mas le tenía miedo. La tierra se cimbraba con el galope de los jinetes. Entonces escuche el choque de los caballos con los escudos, fue un impacto brutal, yo me quede paralizado. Nuestros escuderos habían soportado el feroz embate del enemigo. Las lanzas de la segunda fila estaban matando a los caballos…

La Caballería Negra había sido derrotada, pero no todo el enemigo. Los orcos se abalanzaron contra los escudos, eran muchos, demasiados, torpes en la batalla, pero demasiados al fin. En el lado izquierdo lograron abrir un boquete y entraron muchos a pelear contra la infantería.
  -Junten los escudos…-gritaba Yunker.

El líder del ejercito orco era mas grande que los demás. Portaba una gran hacha y con ella estaba haciendo estragos a nuestras filas. Los escudos cedieron y todo se volvió un caos y el desorden en nuestras filas denotaba nuestro temor. Los gritos que lanzaban los orcos me aterraban, no sabia hacia donde correr. Entonces vi a Rafnar que peleaba con furia. Yo fui herido en una pierna por un orco, estaba tirado en el suelo y cuando parecía que ese orco me mataría Eglar lo ataco por la espalda y lo mato. Me dio la mano para levantarme y al momento de estrechársela una espada enemiga lo atravesó y mi cara quedo cubierta con su sangre. Eglar había muerto, era dos años mas joven que yo y había luchado como un gran guerrero.

Me levante y empuñe mi espada con furia, sin pensarlo lance un golpe que corto la cabeza de ese orco, el miedo que sentía había desaparecido y ahora luchaba al igual que los demás. Rafnar estaba luchando con varios orcos a la vez, mientras yo y otros hombres tomábamos los escudos de los caídos para formar de nuevo la línea. Pero los orcos eran demasiados y nos estaban venciendo.

  -No cedan…-gritaba uno de nuestros hombres.

Entonces salio el, con su gran armadura, el escudo con la marca de los antiguos guerreros y su Espada Roja, Yunker iba hacia el frente matando a orcos a diestra y siniestra, eso me dio mas valor y fui junto con el, al igual que Rafnar y muchos otros. Ahora la batalla estaba pareja, ninguno de los dos bandos cedía.

Yo estaba ya muy cansado pero seguía luchando, a unos metros estaba el líder de los orcos, sabia que si lo enfrentaba podría morir, con coraje mas que con fuerza me mantenía de pie. Vi que el venia hacia mi y trate de retroceder, lanzo un gran golpe que destruyo mi escudo y me tiro al suelo, -Este será mi fin pensé yo- y cuando lanzo el golpe que debería matarme Yunker lo detuvo con su escudo. Entonces la batalla se detuvo, estaban frente a frente los líderes de ambos ejércitos, el que ganara decidía quien seria el triunfador del día.

Me levante y me dispuse a observar el choque de guerreros que iba darse, Yunker y el orco se miraban mutuamente, estudiándose el uno al otro. El orco ataco primero, lanzo un hachazo que nuestro líder supo esquivar, y respondió con su espada que se estrello en el escudo del rival. El orco levanto su hacha para darle mas impulso a su golpe, pero Yunker fue mas rápido y con la Espada Roja le corto un brazo seguido de un golpe a la cabeza que le partió el cráneo. Habiendo muerto su líder los orcos emprendieron la huida mientras los demás los seguíamos tratando de matar a los más que se pudiera.

Yunker alzo su espada y  gruño al enemigo que huía, al tiempo que los demás hacíamos lo mismo. Todo quedo en calma entonces, mire el campo de batalla y pude ver a muchos compañeros heridos y muertos. Caí de rodillas recargándome en mi espada, estaba herido y cansado, pero vivo, había logrado sobrevivir a mi primera batalla...

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General / Mejores Batallas En El Cine...
« en: 14 de Febrero de 2006, 12:47:05 am »
creo y estoy seguro ke a la mayoria de estos foros nos alucinamos con historias epicas, de fantassia, donde se mezclan guerreros, cabaalleros, pricncesas, reyes, ejerctios y grnades batallas

este post es precisamente para recordar las mejores batallas de esas peliculas

-imperio vs barbaros germanos(gladiador) :2handed:
-wiliam wallace y cia. vs ejercito ingles (corzaon valiente) :battleaxe:
-griegos vs troyanos, a las afueras de la ciudad (troya) :medieval: :KingIkthusiussCastle:
-vikingos vs wendol (13 guerreros), la ultima batalla cuando recitan el valhalla :sword:
-robin hood y cia Vs barbaros y ejercito, en el boske :bow_arrow:
-la comunidad vs orcos, en las cuevas (señor delos anillos I) :medieval:
-aragoern y cia VS urukai, (anillos II) :medieval:
-gandalf, jientes de rohan, etc VS orcos y olofoantes (anillos III) :2handed:
-akiles vs hector (troya) :mf_swordfight:

ke otras recuerdan.

proximamente "Ivlak, el ultimo heroe...", escrita por mi

Saludos...


12
Novela corta y prosa / La venganza de un pistolero... (final)
« en: 03 de Febrero de 2006, 12:24:42 am »
Después de cabalgar por el río Serpiente, Sánchez llego hasta una vieja cabaña, estaba seguro que el viejo indio yaqui, José le ayudaría a curar sus heridas y recuperarse en poco tiempo para ir en busca de Hernández.
Se bajo del caballo y grito:
-Hey viejo, un amigo te anda buscando...-no hubo respuesta, solo salió un perro bastante flaco a mover la cola y lamer la mano de Sánchez-Donde esta tu dueño?
Juan jugaba con el perro cuando de repente sintió un cuchillo en el cuello
-Siempre debes estar alerta amigo Sánchez... ja ja ja
-Si a mi también me da gusto verte José...

Después del apretón de manos entraron a la cabaña. Juan contó todo a José, y le pidió que le curara las heridas.
-La venganza no es buena amigo...
-Lo se José, pero es lo único que me ha mantenido vivo desde que salí de prisión.
-Entonces... iras por Hernández?
-Si, solo queda el, y ya se donde se esconde.
-Será difícil llegar hasta San Fermín, en el camino te encontraras con soldados, caza recompensas y pistoleros de otras regiones que vienen a matarte.
-Tan famoso ya soy eh?
-Mi consejo es... que actúes rápido, como una serpiente que se arrastra sigilosamente para atrapar a su presa.
Y José saco una botella de tequila y los dos bebieron toda la noche, recordando viejos tiempos.

Y paso el invierno, y Juan se recupero de sus heridas, todo ese tiempo que estuvo con su viejo amigo José, estuvo practicando el tiro al blanco, quería mejorar su puntería, sabia que se encontraría con pistoleros peligrosos, además practico con un rifle de largo alcance que recogió después de liquidar a los Valdivia. Ahora era un pistolero mas completo, sabia disparar con ambas manos, y era un poco mas veloz. También medito mucho, ya había matado a muchos hombres en su peregrinar de venganza, aunque estaba seguro de que todos los que había despachado se lo merecían.

Llego el momento de partir a culminar su venganza:
-Adiós viejo amigo, a mi también me queda poco tiempo para cumplir mi destino, así que espero me guardes un lugar en el infierno Juan.
-Por supuesto amigo, nos veremos pronto en el otro mundo, y gracias por tu ayuda.
Y partió entonces hacia San Fermín.

En su andar llego hasta San Patricio, pueblo chico que estaba de camino hacia San Fermín. Recordó que en su estancia en prisión había conocido a Demetrio, un viejo que era oriundo de San Patricio, así que Juan decidió buscarlo. No fue difícil dar con el, trabajaba en el establo del pueblo y se dirigió a ese lugar.
-Por fin nos encontramos Demetrio.
-Juan que gusto de verte amigo.-
-Igualmente viejo, igualmente.
-Hacia donde te diriges?
-A San Fermín, cerca de aquí.
-Si, me imagino que buscas a Hernández?
-Así es, como lo sabes?
-Toda la región sabe que lo buscas, y que has despachado muchos hombres. Pero pensamos que habías muerto después de liquidar a los Valdivia, desapareciste el resto del invierno.
-Si, tuve que esconderme un tiempo.
-He sabido que Hernández no huirá mas de ti amigo, pero también se que contrato a dos pistoleros gringos...-
-Sabes sus nombres?
-Si... Richard Smith y John McCoy, has oido hablar de ellos?
-Si, cuando anduve con Hernández y compañía cabalgando por rumbos de la frontera.
-Pues es toda la información que puedo darte.
-Gracias Demetrio, me has servido de mucha ayuda.
Entonces llego hasta ellos un niño que traía un mensaje para Juan:
-Es usted el famoso pistolero Juan Sánchez, señor?
-Así es pequeño. Que se te ofrece?
-Un señor me dijo que tenia información que es de interés para usted.
-Y donde esta?
-Me dijo que lo esperaría en el panteón, no quiere que nadie sepa.
-Entiendo, entonces iré para allá. Demetrio adiós.
-Suerte Juan...

Al llegar al panteón no encontró a nadie, pero pronto se dio cuenta que había un hombre escondido detrás de una lapida apuntándole, y se escucho una voz:
-Vaya vaya, hasta que saliste de tu madriguera Juan Sánchez...
Por el acento Juan reconoció al tipo.-
-Así que has venido por mi cabeza...
-Sabes quien soy?
-Si Rigo López, alias el Sureño, un pistolero que no es capaz de enfrentarse en un duelo hombre a hombre, siempre tienes a alguien escondido, como en esta ocasión, para hacer el trabajo sucio.
-Jajaja eres listo Sánchez y eso me gusta, bien ahora tira tus armas lentamente...
Y así hizo Juan, saco sus armas y las dejo en el suelo, al tiempo que observaba como el otro tipo seguía apuntándole.
-Sal Chico-dijo el sureño- este ya no representa peligro, ayúdame a atarle las manos
Chico dejo de apuntarle a Juan, el sureño recogió las armas, un mínimo descuido que aprovecho Sánchez para tomar su rifle y correr entre las tumbas, Chico y el Sureño le dispararon con resultados negativos. Juan se escondió bien, y ahora los tenia a merced de aniquilarlos. Se movió un poco mas buscando una posición perfecta para despacharlos, tenia el rifle de largo alcance que antes perteneció a los Valdivia.
Ahí estaban Chico y Sureño con sus armas volteando todos lados tratando de ubicar Sánchez:
-Sal maldito cobarde, enfréntate a mi si te crees ser bueno...
Sánchez hizo un disparo intencionalmente cerca de donde estaban ellos, asi que se movió rápido hacia otro lugar, mientras Chico y Sureño decían en voz baja.
-Bien Chico yo seguiré hablando, para distraerlo claro, el disparo vino de aquel lado, así que lentamente y sin hacer ruido vas por el y...
Un disparo de Sánchez le voló los sesos a Chico bañando en sangre al Sureño.
-hijo de peerra....-dijo y salió corriendo y monto su caballo tratando de huir, pero ya Sánchez lo tenia en la mira y mientras sureño cabalgaba a toda prisa, Juan se tomaba su tiempo, disparo y cayo el Sureño.

Después de eliminar a esos dos tipos, Juan se dirigió con mas prisa a San Fermín, el rastro de muertos que iba dejando en el camino conduciría a los soldados y otros caza recompensas hasta ese poblado.

Por fin llego a San Fermín, ya había pensado muy bien lo que haría, buscaría la iglesia del pueblo y sin mas mataría a Hernández, parecía demasiado sencillo, pero algo extraño le hizo sospechar, San Fermín era un pueblo algo grande y alegre y ese día no se miraba un alma por las calles, siguió avanzando y sonaron las campanas de la iglesia, que ubico rápidamente Juan que dijo dentro de si-Bien, es por aquella calle- y espoleo el caballo.

Al doblar en una esquina para dirigirse a la iglesia dos tipos estaban parados a media calle, eran nada mas y nada menos Smith y McCoy, inconfundibles como siempre. Juan se detuvo y bajo del caballo. Camino hasta ellos, por unos instantes cruzaron las miradas nadie decía ni hacia nada. Smith encendió un cigarro, mientras McCoy y Juan se miraban fijamente, estudiándose, sin conocerse antes trataban de buscar e punto débil del contrario.
Entonces Smith y McCoy intercambiaron palabras.
-Bien-hablo Smith- tu dices, quien va por el, de todas formas nos pagaran, lo mate quien lo mate-
-Entonces yo lo haré-dijo McCoy, al tiempo que Smith se retiraba a un lado.
Ahí estaban Juan Sánchez y John McCoy frente a frente. Sin decirse nada, como esperando cualquier cosa para disparar. Pero el lugar estaba demasiado callado, parecía un pueblo fantasma, y seguían esperando una simple señal, que solo ellos sabrían cual seria...
Entonces el ladrido de un perro los hizo desenfundar, era como si ese ladrido fuera la señal que esperaban.
Un tiro limpio que atravesó el cuerpo de McCoy hizo que cayera al suelo, Juan enfundo su revolver, a tiempo que Smith tiraba su cigarro y se dirigía hasta donde yacía tendido McCoy, se quito la gabardina que siempre portaba y tapo el cadáver de su antiguo compañero.
-Reconozco que eres bueno Sánchez, has liquidado a McCoy, bueno al parecer me tocara su parte- Juan no decía nada.
Entonces Smith se puso se dirigió a Sánchez:
-Pues entonces creo que me toca a mi matarte.
-No lo creo.
-Entonces desenfunda maldito...
Juan saco sus dos armas y los vació en Smith, que cayo al suelo totalmente muerto, ni tiempo tuvo de repeler eL ataque de Sánchez.
-Hoy no hijos de puta, hoy no...
Al dirigirse a la iglesia cargo su armas nuevamente, era tiempo de terminar su venganza, tenia en la mente un solo nombre “Pedro Hernández”...
Entro a la Iglesia con mucho cuidado, adentro había muchas velas prendidas, y se escucho una voz:
-Son por los hombres que has liquidado, viejo amigo...
Juan se sorprendió a ver a Hernández, que tenia un aspecto de enfermo, parecía que estuviera muriéndose.
-Sabes a que he venido Hernández.
-Así es, pero no era necesario, me queda poco tiempo de vida y decidí pasarlo aquí con los curas tratando de hacer algo de bien.
-Tengo que hacerlo.
-Entiendo.
-Antes de mandarte al infierno quiero que me digas por que lo hicieron, porque mataron a mi familia, si ni ellos ni yo les habíamos hecho algo.
-Fue por dinero, nos atraparon el gobernador intercedió por nosotros, e hicimos un trato, matábamos a tu familia y vendíamos sus tierras al gobierno y recibíamos el perdón...
Se quedaron callados los dos, Juan sentía lastima por Hernández al verlo en ese estado, pero hizo una promesa y era tiempo de cumplirla totalmente. Hernández se sentó es una banca y dijo:
-Hazlo ya, si eso te hace sentir bien.
Entonces Juan saco su revolver y pensó si matarlo o dejar que muriera en poco tiempo. Bajo el arma, pero recordó a lo que había prometido, y puso su arma en la nuca de Hernández. El disparo hizo que retumbara la iglesia. El fin de Pedro Hernández había llegado...

Entro corriendo un cura, bastante asustado y se impresiono al ver a Hernández tirado con la cabeza hecha pedazos:
-Por Dios, que has hecho hijo...
-Cumplir con una promesa.
-Este es un templo del Señor, no puede hacer esto.
-Pues ya lo hice y no me arrepiento de nada.
Entro corriendo el sacristán:
-Acaban de llegar los soldados, son como veinte...
-Vienen por usted me supongo-dijo el cura a Juan-
-Si, vienen por mi...
-Entonces le suplico que se entregue, yo se los motivos por los cuales usted ha derramado sangre, y le juro por Dios que abogare para que tenga un juicio justo.
-No habrá juicio padre, me mandaran directo a la horca o me fusilaran.
-Y que piensas hacer, huir?
-No, es tiempo de cumplir con mi destino...
-No te entiendo.
-Vaya afuera y diga a los soldados que si quieren arrestarme que vengan por mi. Antes de morir me llevare a algunos cuantos mas.
-Ya te entendí.

Y salió el cura y hablo con el capitán, entonces este ordeno a cuatro soldados que entraran y lo arrestaran y que si oponía resistencia lo mataran. Entraron los cuatro soldados y apenas estuvieron dentro se escucharon varios disparos...

Por unos momentos todo quedo en silencio, hasta que el capitán hablo:
-Ustedes dos, vayan adentro a ver que paso.
Y así lo hicieron, a entrar los dos se escucharon disparos nuevamente. Solo salió un soldado con una bala en el hombro.
-Maldita sea, ustedes cinco por enfrente y ustedes tres por atrás, y tengan cuidado...
Esta vez dentro de la iglesia hubo intercambio de disparos, los hombres que entraron por atrás lograron sorprender a Juan, que fue herido dos veces. Otra vez hubo silencio.
Llegaba otro grupo de soldados a lugar, mientras dentro Juan malherido recargaba sus revólveres, afuera los capitanes de ambos regimientos discutían el plan para entrar.
-Bien, yo ya tengo muchas bajas, así que manda a tus hombres y que los míos que restan los cubran.
-Esta bien, ustedes prepárense para entrar...
Esta vez por el frente entrarían cinco por enfrente y otros cinco por atrás, Juan esta vez cambio de lugar lo habían sorprendido un vez, no volvería a pasar. Al entrar por el frente los soldados cayeron uno por uno, mientras los que entraron por atrás lograron disparar y herir nuevamente a Sánchez antes de caer muertos.
Juan se encontraba muy malherido y sin balas, estaba desangrándose y apenas si se podía mover.
Afuera los capitanes nerviosos decidían que entrarían los que restaban, diciéndose por enfrente y por detrás. Y así lo hicieron, pero al entrar encontraron a Sánchez sentado en una banca, perdió mucha sangre y había muerto...

Hasta San Fermin, llego el viejo gomez a reclamar el cuerpo de Juan Sánchez. Lo sepulto junto con su maddre y hermano, por fin se descansaria en paz.

Y aquí termina esta historia acerca de un hombre que juro venganza y cumplio su promesa...

13
General / de donde son los foristas y el porke de sus nicks??
« en: 03 de Febrero de 2006, 12:20:46 am »
yo empiezo

soy del norte de mexico, del bello estado de sonora

mi nick, pues simplemente por mi grupo favorito "heroes del silencio" tome el maldito de mi rola preferida "maldito duende" y el heroe de la rola "heroe de leyenda"


saludos...

14
Novela corta y prosa / La venganza de un pistolero... (III)
« en: 02 de Febrero de 2006, 03:43:12 pm »
Habían pasado dos meses y ahora era invierno. Solo quedaba uno, y todavía no tenia pista alguna de el. Solo faltaba matar a Pedro Hernández quien alguna vez fuera su mejor amigo. Sánchez se escondía en la sierra, esperando el momento oportuno para buscar a Hernández, aunque sabia que detrás de el andaban los hermanos Valdivia, mejor conocidos como los perros, tipos de alrededor de 50 años, caza recompensas que alguna vez fueron militares. Además de los Valdivia, también lo buscaban los soldados, y otros pistoleros pocos conocidos que querían hacerse famoso liquidándolo.

Se había quedado sin provisiones y bajo al pueblo de San Miguel, entro al viejo almacén y compro lo necesario. Subió las cosas a la carreta, pero antes de regresar a su guarida decidió buscar información, así que se dirigió a la cantina, estaba seguro que por algunas monedas algún borracho le podría decir algo.

El lugar era como todas las cantinas, con un ambiente desagradable. Se sentó, como era su costumbre, en una esquina, prefería los lugares apartados porque así tenia una vista de todo el lugar. No miro a nadie conocido, no tampoco pareció que lo hubieran reconocido. Entonces al lugar entró un tipo, los dos cruzaron miradas, pero el tipo no dijo nada, se sentó en la barra y pidió un trago. Intercambio palabras con una rameera. Así como así, se dirigió a los presentes y empezó a recitar unas palabras, que según el eran de su inspiración:
“... y el llego a casa, pero nadie lo recibió,
solo muerte y desolación encontró,
entonces juro venganza
y el derramamiento de sangre empezó,
lo que no sabe es que pronto llegara el final
y su muerte nadie llorara”

Hubo aplausos y felicitaciones, y entonces camino hasta donde se sentaba Sánchez y le dijo:
-Te gustaron mis versos, amigo-Sánchez no respondió.
Los dos se miraban fijamente, Juan había comprendió que las palabras eran dirigidas a el y que el tipo que tenia enfrente era nada mas y nada menos que “Chaco” Villegas, pistolero de poca monta, que se decía era escritor y poeta. Hablo nuevamente Chaco:
-Estas palabras las grabare en tu lapida...
Y los dos desenfundaron rápidamente, Sánchez ni siquiera le dio oportunidad de efectuar un solo disparo, fue certero y rápido, todos se quedaron callados.
-Guárdate tus palabras bastardo, para que las recites en el infierno, que nadie se mueva, ni intente nada que quedara como este pobre diablo-salió del lugar y regreso a su escondite.

Juan Sánchez pensó que después de despachar a Chaco Villegas, los soldados y demás caza recompensas que lo buscaban se dirigirían a San Miguel y sus alrededores a buscarlo. Así que decidió partir a otro lugar y buscar a Hernández. Cabalgo mas al norte. El frío era aterrante, los caminos desiertos y un viento helado que congelaba la sangre.

Después de un par de días de cabalgar llego hasta una posada, pensó rápidamente en una taza de café y un plato de frijoles. Dejo su caballo en el establo y entro al lugar, un lugar agradable, gente sencilla atendía el lugar, algunos pioneros sentados en mesas distintas que hablaban de pueblos y lugares donde pretendían vivir y forjar su futuro.
Juan estaba pensativo, mientras tomaba su taza de café, le preocupaba no tener idea de donde pudiese encontrar a Hernández. Sus pensamientos le hicieron recordar cuando eran amigos y compañeros en la misma banda, robaban ganado y bancos, y se repartían las ganancias por igual, hasta que una familia adinerada hizo un trato con Pedro Hernández para secuestrar y matar al nieto de un famoso ganadero de la región. Sánchez se rehusó y se alejo de la banda. También recordó como había enfrentado en un duelo al hijo del anterior gobernador, había sido en San Isidro, en las fiestas regionales, Juan iba de paso, esa vez el hijo del gobernador golpeaba en la calle a una mujer, Sánchez la defendió y de ahí se origino todo. En su conciencia quedo que lo había matado en un duelo justo.

Después de un rato, entro en la posada un tipo corriendo y algo asustado…
-Se aproximan dos hombres de aspecto temerario, parece que son los Valdivia-dijo

Entonces Juan Sánchez supo que no podría escapar de ellos fácilmente, saco sus armas para revisar que estuvieran cargadas, y se escucho a uno de los hermanos que grito:
-Sal de ahí maldita sabandija, hemos venido por tu cabeza y cobrar la recompensa que ofrecen por ti desgraciado.
Juan salio sin mucha prisa, pero consciente de que estaba por enfrentar a dos viejos lobos de mar.
-El gobernador ha incrementado a $20 000 la recompensa Sánchez, así que te pido  tires tus armas, levantes las manos y te des vuelta.
-Si han venido por el dinero, entonces vengan por el hijos de perra…
Y los hermanos sacaron sus armas al igual que Sánchez, y los disparos hicieron a la gente que estaba en el lugar que corrieran a buscar refugio. Uno de los Valdivia hirió en un brazo Sánchez que se cubría detrás de una carreta. Mientras uno de los hermanos disparaba el otro se acercaba por otro lado para matarlo. Sánchez se dio cuenta de ello y salio a enfrentarlo, los dos dispararon, pero Sánchez fue mas certero, el Valdivia cayo muerto, pero antes de ello logro asestar otro disparo a Sánchez en una pierna, que quedo tirado sabiendo que aun quedaba otro Valdivia que venia por el.
Malherido Sánchez se arrastraba tratando de alcanzar su arma, mientras el otro Valdivia miraba a su hermano muerto en el suelo.
-Maldito seas Sánchez, pagaras caro por esto-llego hasta Sánchez y le asesto una patada en las costillas y recogió el arma.
Ahí estaba Sánchez en el suelo, y tenia enfrente a Valdivia que le apuntaba diciendo:
-Tu tiempo ya llego Sánchez, esta vez serás tu el que vaya al infierno…
-Lo se-dijo Sánchez- pero antes dime… en donde se esconde Hernández…
-Para que quieres saberlo, si ya no podrás buscarlo-
-Curiosidad simplemente…
-Se esconde en la iglesia de San Fermín, ahí se escondió después de que liquidaste a el Zurdo, pero no te preocupes que hoy te reunirás con todos los que has matado, si serás imbecil, pensaste que tu solo…. Ahggggg-entonces en un movimiento rapido Sanchez logro sacar un cuchillo y lanzarlo al viejo.
Y valdivia cayo al suelo, mientras se llevaba la mano al cuello, tratando sacarse el cuchillo que Sánchez le había ensartado.
-Hablaste de mas viejo, y eso te ha costado la vida-dijo.
Malherido monto su caballo, ya sabia en donde encontrar al ultimo asesino, pero antes debería curar sus heridas, asi que se dirigió al Rio Serpiente, a buscar a un viejo curandero. Durante el camino se preguntaba porque un hombre como Hernandez se escondia.

Asi Juan Sanchez estaba mas cerca de culminar su venganza…

15
Novela corta y prosa / La venganza de un pistolero... (II parte)
« en: 01 de Febrero de 2006, 04:07:14 pm »
Despues de haber despachado a el Tuerto y a Perez, Sanchez penso que iria primero por la cabeza de el Zurdo, hacia que se dirigio al pueblo de San Jacinto, ya que le habian dicho que por aquellos rumbos vivia. Después de un largo andar llego a dicho lugar. Al llegar a ese poblado, se encontro con tres tipos de aspecto temerario, a los que pregunto por el Zurdo Ramon Garcia, pero ninguno de ellos le pudo dar información. Siguió avanzando, desmonto del caballo, de reojo miro que aquellos tipos venian detrás de el. En un movimiento rapido desenfundo sus revólveres al tiempo que los otros enseñaban sus armas, pero la suerte y la puntería estaban del lado de Sánchez, que dejo a los tres tipos bien muertos:
-Hijos de putta, me quisieron matar a traicion-dijo Sánchez y se retiro del pueblo.

Se escondio un par de dias en las viejas minas de cobre, era el escondite perfecto. Se preguntaba quienes serian los tipos que habia despachado, y porque querian matarlo. A la mañana siguiente se dirigio al mismo pueblo de San Jacinto, buscaria información. Entro en la cantina y rapidamente reconocio a esa mujer, era Silvia, una rameera que habia conocido años atrás. Ella tambien lo reconocio, se sento con el y pidieron una botella.
-Te has vuelto muy famoso Sánchez- dijo ella.
-Porque??
-Los hombres que liquidaste, te buscaban.
-A mi? Para que? Quienes eran?
-Cazarecompensas, el gobernador puso precio a tu cabeza.
-En serio?
-Así es.
-Entonces sere breve, donde localizo al zurdo?
-En los Altos, rio arriba.
-Gracias, debo partir ya.
-Espera, todavía hay mas, mañana se casa con la hija del Alcalde. Ahora el zurdo es o quiere ser hombre de bien y sirve a la ley.
-Como sea, tenemos cuentas pendientes el y yo.
-Otra cosa Juan, debes cuidarte de los Hermanos Perro.
-Los Hermanos Perro?? Los Valdivia??
-Si, dicen que te mataran y llevaran tu cabeza al gobernador.
-Maldita sea, esta bien tendre cuidado. Adios.

Y Juan Sánchez partio a los Altos, rio arriba a liquidar a el Zurdo....

Al dia siguiente Sánchez llego a los Altos, no se miraba mucha gente por las calles, asi que avanzo despacio, pregunto a una señora por el Zurdo Ramon Garcia, ella le dijo que estaban celebrando su boda con la hija del Alcalde, y que alli se encontraba la mayoria del pueblo, en la Hacienda propiedad de el Zurdo.

Se dirigio entonces al lugar, el cual no fue difícil de localizar. Al interior el ambiente era agradable, gente de todas las condiciones sociales celebraba tal acontecimiento, el Zurdo era respetado y querido por la gente, era el comisario de aquel lugar. Habia musica y mucha comida. Cuando mas se divertia la gente se escucho un disparo, todos se quedaron sorprendidos, el silencio se hizo rapidamente y se escucho el grito desde afuera:
-Zurdo Ramon Garcia… He venido a matarte…
Todos se preguntaban que es lo que estaba pasando, el Alcalde le pregunto a el Zurdo que diablos pasaba. Sanchez volvio a gritar, esta vez mas enfurecido:
-Zurdo te habla Juan Sanchez, tenemos cuentas pendientes tu y yo, sal y da la cara bastardo…

-Que pasa Ramon? Quien es ese tipo?-pregunto la bella esposa.
-Tengo que salir, no te preocupes no me pasara nada.
-No vayas, te lo suplico, corres peligro-.
-No hay nada que temer-dijo el y le dio un beso

El zurdo se dirigio a adentro de la casa y tomo su cinturón con la funda y el revolver cargado. La esposa salio a pedirle a Sanchez que se retirara del lugar.
-Lo siento, pero he venido a matarlo- dijo Sanchez.
-Por favor mi esposo es un buen hombre, todos aquí en el pueblo lo saben.

Entonces salio el Zurdo:
-Ve adentro Lupita, esto es cosa de hombres- le dijo a su esposa y ella entro a la casona
-Nos volvemos a encontrar Zurdo.
-Vienes a interrumpoir mi fiesta sin ninguna invitacion Sanchez, que quieres de mi?
-Nada, solo tu vida maldito.
-Entiendo, pero recuerda desde que nos conocemos sabemos quien es mas rapido, nunca nadie me ha ganado a desenfundar.
-Lo se y no me importa, te matare aquí enfrente de todos.

Desde adentro la gente se preguntaba que hablaban aquellos dos hombres, de los que estaban seguros es que alguno de los dos cumpliria su destino con la muerte.
El Zurdo saco su reloj del bolsillo y lo miro detenidamente, entonces Sanchez y el Zurdo definirian su destino:
-Te propongo algo…-dijo el Zurdo.
-Te escucho.
-En unos minutos el padre hara sonar las campanas de la iglesia para recordar a los muertos en las minas de cobre, lo hace todos los dias, cinco campanadas son las que se escuchan.
-Y?
-Al sonar la ultima campanada desenfundamos y empezamos a disparar, te parece??
-Si.
Y cada uno retrocedio 10 pasos esperando las cinco campanadas. Se miraban el uno al otro. El Zurdo se frotaba las manos al tiempo que sonreia con confianza-Soy mas rapido-decia dentro de si. Sanchez saco su revolver para checar que estuviera cargado. Lo mismo hizo el Zurdo. Enfundaron nuevamente, impacientes por disparar y matar al contrario. El Zurdo volvio a mirar el reloj, faltaba poco. El silencio era terrible, todos esperaban que el Zurdo quedara de pie. Entonces…

CLAN la primera campanada, los dos pistoleros no se quitaban la vista de encima…
CLAN segunda campanada, la ansiedad de hizo presente en ambos pistoleros…
CLAN tercera campanada, adentro la esposa rezaba, afuera olía a sangre y muerte…
CLAN cuarta campanada, pusieron las manos en poción de desenfundar…
CLAN ultima campanada…

Todo ocurrio muy rapido, fue en centesimas de segundo, el Zurdo fue mas rapido y disparo primero, seguido de un disparo de Sanchez, el Zurdo hizo un segundo disparo…

Todos los hombre tienen virtudes y defectos, asi como estos dos hombres que peleaban por su vida. La virtud de el Zurdo era sin duda su rapidez, la de Sanchez su punteria y esto fue lo que definio el duelo. Aunque el Zurdo desenfudo primero su punteria era bastante mala, no asi para Sanchez que puso su unico disparo en el corazon del Zurdo que cayo de rodillas y solto su arma, al tiempo que se le iba la vida…
La esposa salio corriendo…
-No, no te mueras…-lloraba desconsolada. Sanchez se acerco a ella…
-Dios te bendiga por amar a este asesino-dijo el.
-Y que su alma se pudra en el infierno maldito- dijo ella.

El se retiro, pensando simplemente en que faltaba uno de matar. Al tiempo que recordaba que los Valdivia iban detrás de el. En los siguientes días, y ante el derramamiento de sangre el gobernador ordeno al ejército fuera en busca de Sánchez.

Así Juan Sánchez, tendria que andarse con cuidado porque sabia que podia morir en su intento de matar a Hernandez…

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