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« en: 22 de Marzo de 2006, 12:06:54 pm »
Heraxtor era un tipo corpulento, alto y de ojos oscuros que cuando miraban parecían penetrar en lo mas profundo de una persona, como escudriñando, que es lo que esconde, una melena negra y una barba ambas con ya algún signo de vejez. En tiempos perteneció a la Orden de los Caballeros de Asghar, una ciudad imponente... hace tiempo pues las continuas guerras, y alguna conspiración que otra hizo que Asghar se fuera al traste en una guerra interna, y su orden que combatió hasta el final fuere disuelta, muchos fueron ejecutados, y otros como Heraxtor, consiguieron escapar.
Desde entonces deambula por cualquier sitio como mercenario, luchando en alguna batalla, escoltando a los Señores, estos últimos pagaban muy bien, pues eran primer plato para los salteadores, pero también cuando tenían que ir por tierras orcas o de golblins.
Hacia días de la lucha con los golblins, en el cual salió herido en un brazo a causa de una flecha, ahora se dirigía al Castillo de La Franja que sabia que estaba cerca, allí descansaría repondría fuerzas se informaría y seguiría su camino hacia las tierras del norte a entregar el mensaje al rey. Esta aldea estaba dentro de una gran fortaleza en lo que se llamaba La Franja, pues era un espacio de terreno ganado a base de luchas contra los Orcos y Golblins, ahora habían construido un gran castillo rodeado de dos murallas que le rodeaban. Esta fortaleza protegía el paso hacia tierras de humanos, como solían denominar algunos.
Pero aun quedaban dos jornadas de camino, los caminos los había abandonado hacia tiempo y prefería ir campo a través así, podría esconderse mejor, no encendía hogueras y comía solo carne seca y frutos, era una dieta dura pero era mejor que morir ensartado por una partidas de orcos.
-Maldita sea, mi suerte; se dijo cuando apareció un bicho dentro de su bota eran de esos bichejos que en cuanto sienten peligro te pican y esto tenían un veneno que si bien no te mataba si te hacia que la zona picada se hinchara, esto retrasaría el viaje.
Lo aplasto y siguió calzandose, cuando de pronto hoyo un ruido no muy lejos de allí, eran sonidos glutorales.
-Orcos¡¡ se dijo y cogió la espada, cuando también oyó voces de seres humanos.
-Socorro, por el amor de los Dioses que alguien no. aggh.....
-Maldita sea; juro Heraxtor.
Rápido se dirigió hacia las voces y encaramandose a un árbol vio como un grupo reducido de fieros y salvajes bestias, atormentaban por diversión a un grupo de viajeros.
-Por que nunca hacen caso cuando se le sugieren una escolta, siempre se lo recuerdan a todo aquel que quiere aventurarse por estas tierras; se decía para si.
Analizó el terreno, vio que no eran mas que tres y se aseguro que no había mas, Se fijó también en la dirección del viento, pues sabia que los orcos leerían su presencia. Así se dispuso a atacar, dos de ellos estaban jugueteando con un cadáver aun caliente los otros prisioneros habían ya dejado de gritar, como si supieran que ya era imposible un rescate, de pronto no eran mas que figuras humanas con la mirada perdida.
-Maldición espero que esos pobres desgraciados huyan cuando este en plena lucha, y no se me queden ahí.; Se dijo Heraxtor.
Agazapado poco a poco, iba ganado terreno hasta los orcos, ya había decidido, a cual combatir primero, estaba seguro que los otros se le echarían encima rápidamente, así que decidió matar al primero lo mas rápido posible. Unos d ellos Orcos estaba mas alejado de los otros, estaba claro que vigilaba. Pero por suerte, lo hacia en la dirección equivocada. Así cuando nadie miraba, saco su cuchillo de caza, y de un salto, se tiro a la espalda del Orco, clavandolo en el cuello, el orco soltó un grito de dolor glutural, la peste que hechaba, y la sangre viscosa que tenia un color negro o era granate muy oscuro saltaba a chorros. Aun así se zafó de Heraxtor, cayendo este al suelo, y cuando el orco con una mano al cuello y la otra en la espada estaba a punto de darle un mandoble, a este le fallo la pierna y tropezó, así Heraxtor cogió su espada y le inserto en las tripas, ya a esta situación los otros se habían dado cuenta y ya corrían hacia ellos.
Heraxtor se levanto, y se dispuso a la lucha, ambos orcos, se pusieron como fieras que eran al ver a su compañeros muerto ya.
-GRRF Grrfusiu¡¡¡ gritaba uno de ellos.
Una de las cosas que ocurrían en estas tierras que sabían pronunciar a duras penas el idioma humano, y con los años Heraxtor se había acostumbrado a ciertos gruñidos que en realidad eran palabras , así deducción que le estaba llamando sucio.
LA pelea era feroz, pero Heraxtor estaba acostumbrado a esto y procuro terminar lo mas rápido posible, así a un giro de engaño hizo creer que tiraba por la izquierda y fue a la derecha.
-Ya te tengo bestia inmunda; le dijo con sorna.
Y un revés de espada le secciono el brazo y otro seguido se lo clavo en el costado, este cayo redondo sin apenas que un sonido.
-SGRFEES Graarund¡¡¡ Grfaatidooo ; Chillaba el vivo.
Y se lanzo con mas furia aun, Heraxtor paró varias embestidas pero la ultima le dio en el pecho y se quedo sin respiración, apenas unos segundos tenia antes de que el orco vivo lo insertara con su lanza.
Cogió el cuchillo y lo lanzo pero con mala fortuna que le dio en la pierna, eso apenas le hizo quejarse, ya sabia el que la piel de los orcos eran duras.
Con un rápido rodamiento se colocó debajo de el y espada en mano lo atravesó, matandolo en el acto.
Heraxtor miraba al los tres muertos, y se volvió para ver si se habían ido, pero no los supervivientes aun seguían allí. - Ineptos; fue lo único que dijo.
Se acerco a ellos y estos se levantaron, le dieron las gracias
-Gra....Gracias; decía el mas anciano
-Somos un humilde familia que intentaban ir Hacia la Franja, pero no nos dimos cuenta de que entrábamos en tierras orcas, ahora mire lo hemos pagado con al vida de dos de nuestros amigos.
-De nada; contesto Heraxtor aun mirando por si se acercaban mas.
-No deben quedarse aquí deben salir cuanto antes.
-Usted nos a salvado la vida y somos pobres pero acepte este dinero por su ayuda.
Heraxtor miro al anciano y al dinero, dedujo que era lo único que tenían, y a el le hacia falta dinero, pero por lo pobres que se veían decidió que no aceptaría el dinero.
-Mire, La Franja no esta lejos, yo los guiare, y allí me pagan.
Los ojos del Anciano se iluminaron, tenia salvador y no le quitaba el dinero tan pronto.
-Muy amable, señor no me atrevía a pedirlo por si decía que no, sois muy gentil.
La mujer que ya había dejado de llorar, le dios las gracias y le ofreció cuando salieran de allí que en La Franja tenían unos amigos y el podria quedarse a dormir el tiempo que necesitase.
Así lo acordaron y se dispusieron a partir una vez enterrados los cuerpos. .........
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