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Temas - Karnak

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     De un baile en el jard?n y sones de boda desafinados


Los primeros rayos de sol provocaron una mir?ada de colores al encontrarse con las ventanas de la habitaci?n, adornadas con un mosaico de cristales que hac?a de prisma, ba?ando la habitaci?n con diversas tonalidades.
Con un suspiro Hrolf se desperez? y una mueca de disgusto cruz? su cara al notar que era el ?nico ocupante de la cama, como cada ma?ana por mucho que intentase despertarse a la vez que lo hac?a Ginebra.
?Otra vez se me ha adelantado? maldita mujer?? rezong? Hrolf mientras perezosamente retiraba las mantas que lo cubr?an y se dirig?a a la jofaina para lavarse la cara y acabar de desperezarse.
Estaba sec?ndose la cara cuando la puerta se abri? bruscamente y Ginebra entr? en la estancia con una bandeja llena de comida reci?n hecha enlas manos y cara de pocos amigos, que se suaviz? al ver a su amado de pie, desnudo y mir?ndola ligeramente atontado mientras reprim?a un bostezo.
?Buenos d?as cari?o? dijo Ginebra sonriendo dulcemente mientras cerraba la puerta con un pie y dejaba la bandeja en la mesilla al lado de la inmensa cama con dosel y un colch?n, esquivando los otros tres que hab?an quitado de la cama para poder dormir. Hrolf respondi? con otra sonrisa bes?ndola en la boca mientras la abrazaba, para preguntar ??Por qu? no me has despertado cuando te has levantado? Siempre haces lo mismo??
Riendo Ginebra lo hizo sentar en la cama y poni?ndole una servilleta al cuello respondi? ?Por que necesitabas la hora de sue?o? Por mucho que te duela no est?s acostumbrado a madrugar, y yo siempre he dormido poco? no podr?as seguir mi ritmo??
?Alg?n d?a te dar? una sorpresa y te despertar? con el desayuno preparado? ya lo ver?s?? afirm? solemnemente Hrolf, lo que hizo brotar la risa en los labios de Ginebra mientras respond?a ?Claro cari?o, claro? cuando los ciervos vuelen??
Hrolf ri? tambi?n y mientras devoraba las tortas de trigo con tocino que hab?a tra?do Ginebra le pregunt? ?Por cierto, ?a qu? ven?a la cara que ten?as al entrar??
Ginebra puso un gesto de fastidio y respondi? ?He tardado casi una hora en lograr que preparasen el desayuno, las cocinas estaban desiertas y casi no hab?a criados de servicio en los pasillos? parece que el palacio funciona con los pies, se vive de noche y de d?a la gente duerme? pero no te preocupes, a partir de ma?ana ser?n de lo m?s sol?citos??
?Espero que no se te haya ido demasiado la mano? no te ofendas Ginebra, pero tienes mal despertar?? dijo cautamente Hrolf
??Y t? qu? sabes de c?mo me despierto?... si siempre est?s roncando?? brome? Ginebra antes de responder al comentario de Hrolf moviendo la mano rest?ndole importancia ?No temas, han sido s?lo algunos chichones y una nariz rota, me he contenido??
Hrolf sonri? al imaginarse qu? opinar?an los sure?os de la contenci?n de su amada, antes de comentar ?Ahora hablaremos con el resto e iremos a entrenarnos un rato. A media ma?ana visitaremos a algunos mercaderes y pilotos, y por la tarde algo de entrenamiento m?s y la reuni?n con el Duque, a ver qu? quiere esa vaca??
?Pobres vacas? ?qu? te han hecho para que las insultes con tanta crueldad?? repuso riendo Ginebra


?Menuda birria de campo de entrenamiento?? pens? Hrolf mientras se mov?a esquivando y deteniendo los ataques de Ginebra y Thomas, que en veinte minutos de combate hab?an llenado su cuerpo de moratones.
El motivo de la queja de Hrolf era que el campo m?s parec?a un jard?n que un lugar donde entrenarse, con avenidas de flores y cuidadas extensiones de c?sped verde y bien regado sobre suelo blando donde era casi imposible afirmar con garant?as los pies.
Con un grito de indignaci?n Ginebra resbal? sobre el c?sped h?medo cayendo de culo entre ruidos de metal y Thomas la sigui? en breve tropezando con Hrolf al verse obligado a desviar un golpe bajo que pod?a haberla alcanzado en la cara, derribando tambi?n a su se?or que cay? de bruces al suelo con un gru?ido de sorpresa. Durante unos segundos los tres quedaron en el suelo mir?ndose sorprendidos antes de empezar a re?r mientras se levantaban.
?As? es imposible continuar?? dijo Hrolf quit?ndose los restos de c?sped y tierra del casco ?? vamos a hablar con los jardineros, a ver si nos d?n unas palas y mazos y podemos dejar el suelo en condiciones??
De repente Lydonn sali? a la carrera por las puertas de palacio agitando las manos y gritando ??Mi se?or! ?Mi se?or! ?Por favor!?
Sorprendido al ver al formal y tranquilo kelt tan nervioso Hrolf se gir? hacia Ginebra y Thomas y les dijo ?Encarg?os del campo, voy a ver qu? pasa?? antes de acercarse corriendo al anciano kelt, que parec?a estar al borde del ataque de histeria y jadeaba visiblemente.
?Mi se?or, por piedad, d?os prisa y dirig?os a nuestras estancias? Gwnn est? en peligro? un guardia le est? atacando?? dijo entrecortadamente el kelt, provocando que Hrolf saliera disparado a la carrera hacia sus habitaciones, levantando expresiones de asombro e incredulidad entre los criados que ve?an lo incre?ble en esas tierras: un noble con armadura corriendo.
Al llegar a la peque?a salita que daba entrada a sus habitaciones y a las de los miembros de su s?quito Hrolf observ? c?mo un orondo y perfumado guardia vestido con sedas de colores chillones intentaba acorralar a Gwnn contra una de las paredes mientras el joven criado kelt lo esquivaba fren?ticamente interponiendo sillas o girando alrededor de la mesita que ocupaba el centro de la habitaci?n, manteni?ndose alejado de la enjoyada espada larga que el guardia bland?a torpemente.
Acerc?ndose al guardia Hrolf aferr? su mano derecha y con una llave simple de torsi?n hizo caer el arma provocando un gritito femenino de sorpresa y dolor, para acto seguir aferrar el cuello del guardia y empujarlo contra la pared m?s cercana levantando a peso al orondo vikir con gran esfuerzo dado el enorme peso del individuo.
Tras girar moment?neamente la cara al oler el intenso perfume que expel?a el guardia, Hrolf logr? mirarlo a la cara, donde apreci? con agrado que entre el maquillaje que cubr?a el rostro del guardia y el carm?n de sus labios se observaba un hilo de sangre que manaba de un corte producido por un golpe de pu?o con toda probabilidad.
??Qu? haces b?rbaro? ?C?mo te atreves a atacarme?? pregunt? airado el guardia con voz de falsete ?Te har? arrancar la piel por esta afrenta, soy un miembro de la guardia del Duque??
Ignor?ndolo Hrolf desenvain? su daga y la coloc? justo debajo de su entrepierna, dejando ir su cuello para mirar al criado kelt, obligando al s?bitamente p?lido guardia a mantenerse de puntillas si no quer?a arriesgarse a comprobar la resistencia de sus pantalones de seda amarilla con el filo de la daga del norte?o.
??Qu? ha pasado Gwnn?? pregunt? apaciblemente Hrolf al nervioso kelt antes de agregar ?Tranquilo, no te castigar? si no te lo mereces??
?Hab?a ido a las cocinas a devolver los platos del desayuno cuando al pasar por el sal?n del servicio esta cosa se me ha acercado?? dijo nerviosamente el joven criado mirando con asco al orondo vikir ?? me ha empezado a decir que lo acompa?ase si quer?a pas?rmelo como nunca, que me abrir?a horizontes nunca imaginados por mi y no s? qu? tonter?as m?s, y cuando le he dicho que no se ha enfadado? he venido corriendo hasta aqu? y me ha seguido, y al entrar me ha cogido y me ha dado un beso??
Hrolf fij? su vista en el rostro de su criado y vio que efectivamente hab?a marcas de carm?n en sus labios, y con calma dijo ?Contin?a??
?Me lo saqu? de encima y le atiz? un pu?etazo, y se volvi? loco? sac? la espada y empez? a perseguirme, y lo he estado esquivando hasta que hab?is llegado? creo que Lydonn sali? corriendo y Aoife se encerr? en su habitaci?n, es todo lo que s?
??Lo ves? ?l mismo lo admite? se atrevi? a alzarme la mano?? dijo con voz chillona y satisfecha el guardia ?Ahora d?jame ir si no quieres compartir su destino, bruto sudoroso y apestoso??
Hrolf clav? su mirada en el rostro satisfecho del guardia y con voz fr?a dijo ?En estas estancias la ley la dicta el hu?sped, eso dicen las leyes de la hospitalidad? y el hu?sped dice que te largues si no quieres que te corte las pelotas por atacar a Gwnn??
??Bruto! ?Grosero!? chill? el orondo guardia indignado ??Esto no quedar? as?, tu se?or se enterar? de esta afrenta!?
Con un r?pido gesto Hrolf acall? a Gwnn, que estaba a punto de re?rse en la cara del guardia, y sonriendo aviesamente coment? ?Si lo deseas y no te molesta rebajarte a luchar conmigo te puedo ofrecer una compensaci?n en el campo del honor, que las armas decidan qui?n tiene la raz?n? ?en el campo de entrenamiento esta tarde a las tres??
?Hecho, te arrepentir?s de haberme atacado?? respondi? satisfecho y seguro de s? mismo el guardia con voz de falsete ?? acabar?s pidi?ndome clemencia de rodillas, rufi?n??
?Seguro, seguro?? concedi? sarc?sticamente Hrolf antes de a?adir ?? y si me haces el favor, tr?ete a todas tus amigas? perd?n, a tus aguerridos compa?eros de la guardia? quiero decirles unas cuantas cosillas??
??C?mo te atreves a insultar a la guardia del Duque?? chill? indignado el vikir antes de callarse de golpe al notar que Hrolf sub?a ligeramente la daga apretando su entrepierna y oblig?ndolo a alzarse todav?a m?s sobre las puntas de sus pies.
?Es f?cil, abro la boca y digo lo que pienso?? respondi? riendo el joven vikir antes de envainar su daga y empujar al vikir hacia la puerta de salida ?Y ahora largo antes de que me lo repiense y te cape? y no te dejes tu espadita de juguete, forma parte del uniforme de trabajo aunque no lo creas??
El vikir recogi? su espada y abandon? con aire de ofendida dignidad la estancia mientras Gwnn se mord?a los labios para no re?r, y Hrolf suspir? mirando al techo antes de decir ?Me temo que este Ducado es m?s peligroso de lo que cre?a? a partir de ahora s?lo saldr?is de aqu? si Thomas, Ginebra o yo os podemos acompa?ar, para el resto usad al in?til del criado que os mand? anoche? que por cierto, espero que se aplique y aprenda r?pido, no quiero que me manche otra vez? ten?is permiso para usar los m?todos que cre?is m?s convenientes??
?Descuidad mi Se?or, se comportar? como es debido, os lo prometo?? respondi? Lydonn, que acababa de llegar a la habitaci?n y intentaba recomponerse con visible esfuerzo tras la carrera.
?S? mi Se?or, nos encargaremos de que aprenda?? corrobor? Gwnn antes de a?adir con nerviosismo ?? Mi Se?or, muchas gracias por salvarme de esa cosa, os lo agradezco de coraz?n??
?Un placer Gwnn, un placer? ahora me voy, encarg?os de tranquilizar a Aoife, decidle que me asegurar? de que nos dejen en paz mientras estemos en estas habitaciones?? respondi? sonriendo Hrolf antes de salir de la habitaci?n.

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General / Y el Dios se hizo Verbo, y la que arma con esta pinta....
« en: 06 de Octubre de 2005, 08:16:32 pm »

  He descubierto un espeluznante testimonio de la ?ltima venida del Dios Dehm-i-Moore a la tierra de los mortales.  Menudos avatares que tiene.... :binkybaby:

  http://www.doubleagent.com/video.php?v=756&ct=39


   Saludos
   Karnak.

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1 Concurso de Relatos de Klaskan / La batalla de los Abismos de Holms. autor Karnak.
« en: 28 de Septiembre de 2005, 09:14:11 am »
 ? ?2.- LA LEYENDA DE LA BATALLA DE LOS ABISMOS DE HOLMS (Orcos)


1.- Un cumplea?os.


   Muggrath jugaba alegremente con su hacha reci?n estrenada en el los campos traseros del grupo de chozas donde viv?a, en los arrabales del Oasis que hab?an dado en bautizar Maus-Shakutarb?k. ?Su madre que no pod?a ocultar su ascendencia Ogra, le hab?a forjado personalmente el Hacha de doble filo para que su criatura tuviera una sorpresa el d?a de su octavo ciclo, y la cr?a jugaba con el arma manej?ndola a dos manos como si fuera fabricada de madera. No se pod?a negar que hab?a heredado de su madre algo m?s que esas espaldas anchas. ?
   Tumbado bajo un ?rbol su padre lo observaba con mucha atenci?n, desde peque?o lo hab?a instruido en el manejo de las armas con la esperanza de que se convirtiera en un gran guerrero, y ahora ve?a la soltura con que manejaba un hacha que ni un orco adulto tendr?a fuerza para blandirla en combate. ?Tambi?n se fijaba como los taponez esclavos le elud?an con un temor ancestral, no tanto por respeto al hacha que manejaba torpemente. ?Ahora se daba cuenta que siempre que pod?an los taponez lo evitaban y eso que Muggrath contrariamente a las cr?as de su edad no era especialmente cruel con los esclavos. ?Cualquier otro ya hubiera comprobado el filo de su hacha con uno de los taponez. ?Su padre sonri? asintiendo.
   Ahora los invitados estaban engullendo el pastel de carne de tap?n confitada que la madre de Muggrath hab?a hecho especialmente para la ocasi?n. ?El orco que ya iba por su segundo barril de Grog, volvi? su cabeza desde su hijo hacia su esposa. Qu? mujer, capaz de forjar un hacha y al mismo tiempo de hacer un pastel delicioso. ?Y es especialmente hermosa... No pudo terminar sus fantas?as porque un enorme plato se estrell? contra su cabeza ?Levanta de ah? gandul???-, que est?s todo el d?a haraganeando-. Ahh y ese genio....

   El plato de hierro rebot? contra la cabeza del padre de Muggrath y ?ste se limit? a girar la cabeza hacia el grupo que se reun?a junto a la tarta de carne de tap?n. ?All? se hab?an congregado varios familiares y algunos mandos de la Kazg?mhoth. ?La sonrisa no se hab?a borrado del rostro del orco pero hab?a tomado un tono burl?n y desafiante. ?Tom? un largo trago de Grog de su barril, y se dirigi? a la mesa tambale?ndose para observar c?mo su hijo iba a cortar el pastel para los asistentes a la fiesta.

   Muggrath descarg? su hacha sobre el pastel, lo cort? limpiamente por la mitad y atraves? la mesa de madera maciza. ?Despu?s de unos instantes de estupor los asistentes ?soltaron una enorme carcajada, riendo ante el asombro causado por la proeza del peque?o. ?Su padre orgulloso le palme? la espalda.
- Ser? un gran guerrero como su padre
- ?Continuar?s ense??ndome a manejar las armas padre? ?Pregunt? Muggrath-
- Por supuesto hijo ?Contesto con orgullo-
   
Entre los asistentes se intercambiaban rumores y cuchicheos, hasta que uno de los oficiales m?s j?venes con un distintivo que lo identificaba como perteneciente a la Mak-Ur-Hoth, la Unidad de ?lite de la Horda, sin poder aguantar coment?:
-?Y qu? podr?a ense?arle un viejo borracho como t? al peque?o?, Muggrath, si deseas ser un gran ?guerrero, yo mismo te adiestrar? en el arte de la guerra.
-Deber?as respetar a tus mayores jovencito ?Contest? el padre de Muggrath visiblemente molesto-
-?Y si no qu? me har?s?, ??anciano?   -Respondi? el otro desafiante-
-Oh vamos... ?vino al rescate su esposa- estamos en una fiesta, no discutamos hoy.
-El anciano tiene una gran Dama que lo defienda, est?s de suerte ?viejo? ?dijo masticando las palabras- en otra ocasi?n no hubiera sido muy ben?volo contigo.
Desde el fondo se oy? una voz de alguien. ??D?jalo ya Altg?th, ten un poco de respeto por uno de los h?roes de la Batalla del Abismo de Holms-
-?Este anciano estuvo en Holms?, es lo m?s rid?culo que he o?do en mi vida, no le creo capaz ni de manejar una cuchara para revolver un guiso de tap?n. ?Respondi? con desd?n-

El Padre de Muggrath arrug? el entrecejo, y en un movimiento imperceptible salt? hacia delante como un lobo de guerra, ?arrollando al insolente y rodando unos metros por el suelo. ?Al instante le hab?a atenazado el cuello con la mano izquierda dobl?ndole la cara hacia el cielo mientras le empujaba con su hombro la espalda contra el suelo. ?De la nada apareci? un cuchillo en la mano derecha que se enfil? en la garganta de Altg?th. ?Una gota de sangre resbal? del cuello y el sudor comenz? a gotear de la frente del ofensor.

-Pues s? que estuve en Holms peque?ajo, esta espada la traje de las ruinas de la ciudad enana que la Horda arras? en aquella famosa batalla. ? ?Ves las runas en su hoja?, hacen que no se oxide y su filo corta igual que hace 17 a?os, cuando estuve en aquella incursi?n y la cog? del Tesoro Real como bot?n. ??Apret? un poco m?s el filo sobre la garganta y el gotear de sangre aument?- Hace tiempo que la espada no se cobra su tributo de muerte, y creo que va siendo hora de saciar su sed. ?Entre sus manos la espada parec?a una daga orca y la manejaba como tal-
-Vamos cari?o, vas a ensuciar tu hermoso cuchillo con la sangre de ese bastardo? ? La madre de Muggrath intentaba calmar a su esposo-, d?jalo que arrastre su verg?enza por la Mak, un viejo lo humill? con una espada tapona, ser? la risa de toda la Horda, con toda seguridad si el Gonon se entera de este incidente le quitar? sus hermosos galones de Kritar.
-Oh s?. ??La presi?n sobre el cuello disminuy?- ? eso me gusta m?s, mi amigo Tor-Wuazi, estar? encantado de darte una lecci?n por insolente. ?

Levantando al Orco por el cuello lo estrell? contra un ?rbol cercano donde qued? malherido y avergonzado. ??Conoces al Gonon-u-Kazg?mhoth Tor-Wuazi?- baj? su mirada como sopesando el negro futuro que se le ven?a encima.

-?No te he dicho que estuve en el ?Abismo de Holms, imb?cil?. ?Tor-Wuazi y yo fuimos dos de los doce supervivientes de la Gloriosa Incursi?n de la Horda en la fortaleza Tapona. ?Si hubiera aceptado la propuesta de Tor-Wuazi en estos momentos hubiera sido tu superior. ? Y ahora desaparece de mi vista, la pr?xima vez que vuelva a verte te matar?. ? ?Y encamin?ndose hacia el ?rbol nuevamente se sent? a su sombra observando jugar a su hijo y bebiendo Grog de su barril como si no hubiera pasado nada-


El resto de asistentes se apresuraron a dar cuenta de lo que quedaba del Pastel de tap?n y con diversas excusas comenzaron a desfilar calle abajo. ?Pronto no qued? nadie en la choza de la familia de Muggrath, pero ?ste que hab?a seguido con mucho inter?s la lucha de su padre se dirigi? a su madre y le pregunt?: -Maaa, ?es cierto que pap? estuvo en la batalla del Abismo?, ?Es cierto que conoce al Gran Orco?-
   Su madre que ya empezaba a recoger los restos de comida, dando buena cuenta de las sobras, y tirando al estercolero trasero lo que no era aprovechable le dijo que lo mejor era que fuera a preguntarle directamente a su padre. ??ste segu?a sentado bajo el ?rbol, bebiendo la ?ltima gota del barril de Grog que arroj? al estercolero con furia contenida.
   Muggrath se acerc? a su padre y le ofreci? otro barril de Grog, se sent? a su lado y le mir?. ?Ten?a la vista perdida en el horizonte, m?s all? del Gran Desierto, hacia las dunas ondulantes. ?Sobre su regazo estaba el cuchillo de manufactura tapona, finamente trabajado cubierto de filigranas de oro y piedras preciosas. ?El nunca lo hab?a visto.

   -Pap?...cu?ntame c?mo fue esa batalla. ?Todo el mundo dice que fue una gran gesta del Gran L?der, pero no sab?a que t? tambi?n estuviste en ella. ? Cu?ntame la batalla.
-Oh s?. ??Contest? melanc?lico- fue una gran gesta, una gran matanza, y una victoria gloriosa. ?Y Tor-Wuazi fue quien nos condujo a la victoria, pero s?lo 12 de los 150.000 que salimos en busca de bot?n pudimos regresar para contar la haza?a. ?Ac?rcate. ?Te contar? la Batalla de los Abismo de Holms.


2. Los antecedentes

   Hace 17 a?os yo era un miembro m?s de la Mak-Ur-Hoth, los cuerpos de ?lite de la Kazg?mhoth, la gloriosa Horda de la Sombra Silenciosa. ?Cierto d?a unos exploradores del Grimb?rg trajeron noticias al campamento de que se hab?a organizado una ruta de caravanas al norte del Gran Desierto. ?Aunque seg?n sus informes estaban a m?s de un ciclo lunar completo del campamento el Mak-Urd?nuk orden? a un Kritar y a su Agar-Hoth que saliera a inspeccionar el terreno con m?s detalle, casi 500 orcos de la Hueste de Sangre marchamos durante un ciclo Lunar hacia el norte hasta la zona donde los exploradores hab?an situado la ruta de caravanas. ? All? permanecimos bastante tiempo aguardando, hasta que al d?cimo ciclo solar apareci? por el oeste una caravana enorme. ?Se trataba de un gran convoy comercial de taponez, lo formaban unas 200 mulas cargadas de pertrechos y mercanc?as, la caravana ten?a muy poca protecci?n armada, as? que nos dividimos en dos grupos y al caer la tarde mientras los comerciantes se ocupaban de las mulas atacamos con fiereza. ? Logramos tomar por sorpresa a los escasos guardias y los comerciantes apenas opusieron resistencia, as? que al d?a siguiente regresamos al campamento con todo el bot?n y unos 300 taponez esclavos. ?
   Una vez en el campamento el Gran Gonon que comandaba la Horda en aquella ?poca, Mogg-Sisay, se ocup? personalmente de interrogar a los jefes de la comitiva de comerciantes. ?Finalmente y con algo de tortura averigu? que la ruta un?a una pr?spera ciudad enana que se hab?a creado la frontera norte del Gran Desierto con las ciudades humanas de las llanuras cerca de las monta?as conocidas como el Abismo de Holms. ?Adem?s con un poco de tortura adicional a?adi? que la ciudad prosperaba gracias al reciente descubrimiento de una veta de oro en sus minas lo que hab?a fomentado el comercio y la afluencia de colonos, uno de los prisioneros que formaba parte de la guardia de la caravana habl? de fant?sticas riquezas que se guardaban en la c?mara del Tesoro Real.
   Los ?nimos de saqueo de la Horda se reavivaron, el brillo del oro deslumbr? los corazones de los Orcos y pronto la historia de la fant?stica ciudad de Kharaz-Dh?ram recorri? todos los rincones del Gran Desierto, desde el m?s grande asentamiento Orco hasta la cueva m?s peque?a que pudiera albergar Goblins. ?
   El Gonon envi? nuevos grupos de exploradores al norte y la Grimb?rz continu? enviando informes de los movimientos de caravanas, aumentando la leyenda de ciudad rica en joyas y oro, sedas y Grog. ?La Imga-Ur-Hoth fue enviada al norte y se dedic? a hostigar el comercio de la ciudad y las patrullas de enanos que vigilaban las rutas de la ciudad, y pronto en Kharaz-Dhur?m comenz? a circular el rumor de que los pieles verdes se hab?an desplazado hacia el norte saqueando las caravanas. ?Contingentes bien armados custodiaban ahora las caravanas y las rutas eran perfectamente vigiladas por lo que ya no se pudo conseguir m?s bot?n saqueando comerciantes. ?Fue entonces cuando el Gonon plane? atacar la propia ciudad.


                                                                                                                      (......contin?a).

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                                              DE MALAS NOTICIAS, INTRIGAS Y BOLOS

                                                            La saga de Hrolf el Almirante II



?Bienvenidos a la gran ciudad de Capital, la joya del imperio, la m?s bella de las ciudades al oeste de las monta?as negras y no s? cuantos t?tulos m?s?? anunci? con sorna Hrolf al coronar el peque?o mont?culo y divisar a lo lejos la gran ciudad que atestaba la mitad del gran llano ?Grandes nombres para una ciudad tan fea, ?no cre?is??
?Por el hedor que desprende un buen incendio o una inundaci?n no le ir?a nada mal?? coment? disgustada Ginebra tap?ndose la nariz, mientras a su espalda Aoife cerraba s?bitamente la boca mirando con disgusto a la altiva vikir a la que detestaba, sin duda reprimiendo un comentario similar.
Lydonn y Gwnn guardaron silencio como era habitual en ellos, mientras Thomas observaba nervioso la ciudad y con tono preocupado comentaba ?La zona de extramuros es enorme, y buena parte parecen campamentos improvisados? ?es eso normal mi Se?or??
?No, me temo que son refugiados, debe haber m?s de veinte mil ah? abajo?? repuso con seriedad Hrolf olvidada ya su broma inicial al observar con atenci?n la ciudad y sus alrededores ??y si hay tantos las incursiones no se han detenido durante el invierno y son m?s serias de lo que dec?an los informes Ludovicos??
?Entonces esto nos beneficia?? dijo con una sonrisa feroz Ginebra ??el Duque te ver? como un regalo ca?do del cielo y te dar? su apoyo para levantar la flotilla que bajo tu mando defender? sus costas??
?Tal vez Ginebra, tal vez? pero te recomiendo que no olvides esta frase? ?nunca se debe subestimar la estupidez humana?? es una de las m?ximas de Leif que mi maestro de protocolo no se cansaba de repetirme?? dijo Hrolf meneando la cabeza y clavando los talones en los flancos de Brioso puso a su temperamental corcel al trote mientras murmuraba ??y mucho me temo que en extramuros la gente no dispone ni de un mendrugo de pan duro que llevarse a la boca??

Con mal disimulado disgusto Hrolf observ? al guardia que guardaba las doradas puertas que guardaban la entrada a la zona amurallada de la ciudad, un enorme vikir que pese a medir unos 6 palmos (1) deb?a pesar m?s de cuarenta piedras (2) y no precisamente de m?sculo. La brillante armadura recubierta con la sobreveste del Duque estaba finamente trabajada y brillaba al sol y las joyas refulg?an en la empu?adura de la espada, lo que aument? las dudas de Hrolf sobre su competencia en combate, y para su disgusto el orondo guardia ten?a la cara maquillada con colorete, las cejas y pesta?as marcadas con l?piz y sombra de ojos en los p?rpados, exhibiendo unas u?as largas y pintadas como las de una dama y apestando a perfume femenino.
?Alto en nombre del Duque Grodo? exigi? el rid?culo fantoche con voz aflautada y forzada adoptando lo que en el sur deb?a ser una pose intimidante o orgullosa ?identific?os y exponed los motivos de vuestra visita a Capital?
Recordando los rostros demacrados de los refugiados y los llantos de los ni?os fam?licos abrazados a sus madres que hab?an suplicado desesperadas que por piedad Hrolf y su s?quito las ayudaran a alimentar a sus reto?os, el joven vikir tuvo que reprimir su impulso de descargar su ira en el pat?tico guardia, limit?ndose con hast?o a mostrar el anillo de acero de su Casa, que ?nicamente los nobles vikir con un sesentaycuatroavo de Sangre en sus venas pod?an exhibir.
El guardia mir? el anillo sin reconocerlo, exigiendo una vez m?s que se identificasen mientras alzaba su lanza adoptando una titubeante postura de ataque y gritaba alertando al cuerpo de guardia. Thomas y Ginebra acercaron sus caballos al de Hrolf desenvainando sus espadas mientras a su alrededor los viandantes y los refugiados que suplicaban comida y ayuda empezaban a correr, aterrorizados ante la perspectiva de verse envueltos en un combate.
Torpemente varios guerreros salieron de la caseta de guardia a medio armar gritando asombrados y perplejos. ?Menuda panda de bolos? pens? Hrolf observando sus enormes barrigas y torpes movimientos, bajando de su caballo ?gilmente. ?A ver pat?tica excusa de guardia, ?cu?l de ?sos in?tiles es el oficial al mando?? pregunt? altivamente el joven noble apoyando su mano en la empu?adura de su espada.
El guardia enrojeci? de ira y lanz? un torpe golpe con su lanza que habr?a hecho sonrojar de verg?enza ajena a los guerreros que hab?an instruido en el uso de las armas a Hrolf, que el joven esquiv? con calma antes de desenvainar su espada y cortar de un tajo la punta de la lanza ante la incredulidad del guardia. Con un r?pido movimiento lanz? su mano y cogi? al guardia por el cuello, empuj?ndolo contra el muro y poniendo la punta de su espada antes sus ojos.
??Me has atacado y me amenazas!? chill? hist?ricamente el s?bitamente p?lido guardia mientras el sudor corr?a el grueso maquillaje sobre su grasiento rostro ??Nadie se atreve a atacar a la guardia del Duque! ?Morir?s por esta afrenta!?
?Mira idiota, estoy empezando a perder la paciencia? ?d?nde est? el oficial?? dijo con voz fr?a Hrolf inclin?ndose sobre el guardia (3) y soportando con mal gesto el mareante olor a perfume que desprend?a el guardia mientras a su espalda Thomas y Ginebra manten?an a raya a la otra media docena de guardias con la mera amenaza de sus espadas desenvainadas.
?Ser Sigurd no ha llegado todav?a? dijo con voz temblorosa un kelt vestido con los colores del Duque, que se acerc? haciendo reverencias tanto a los guardias como a Hrolf antes de preguntar con voz queda y atemorizada ??En qu? puedo serviros mi Se?or??
??Es casi mediod?a y a?n no ha llegado?... menudo incompetente? Ac?rcate t?, a ver si alguien en esta puerta sabe hacer su trabajo?? dijo altivamente Hrolf, que dejando ir al guardia ense?? con impaciencia el anillo de acero al kelt ??he venido a ver al Duque, si segu?s retras?ndome sin motivo voy a enfadarme y no os va a gustar??
El kelt palideci? al ver el anillo y se postr? cuan largo era en el suelo gimiendo ?Perdonadnos Su Grandeza, no era nuestra intenci?n incomodaros? pod?is continuar, faltar?a m?s? os aseguro que en el palacio del Duque os recibir?n como os merec?is??
Los guardias titubearon al ver la reacci?n del kelt intrigados al verlo postrarse ante un viajero ataviado con resistentes prendas cubiertas de polvo, dudando si dejar pasar al peque?o s?quito cuando la voz del kelt los sac? de su incertidumbre al advertir la inactividad de los vikir ?Honorables guardias, perm?tanme recordarles que su Excelencia el Duque Grodo ha ordenado que todos los sesentaycuatroavos que lleguen a la ciudad han de ser tratados como merece su elevada situaci?n y una escolta de honor debe acompa?arlos hasta su palacio??
Los guardias palidecieron al saber que el extra?o visitante era un noble tan poderoso y salieron de su estupor corriendo hacia la caseta entre gritos hist?ricos mientras el guardia que hab?a atacado a Hrolf se desmayaba y ca?a al suelo.
??Dejar que estos in?tiles perfumados me escolten? Ni loco?? pens? Hrolf reprimiendo un estremecimiento al imaginarse la escena, y alz?ndose en la silla de Brioso coment? al criado kelt que era el ?nico que manten?a algo de compostura ?No hace falta que me acompa?en, se ha de tener en cuenta que no se puede dejar la puerta sin vigilancia? no temas, no tendr? problemas en llegar al palacio?? y sin esperar respuesta azuz? con las riendas al caballo y parti? al trote, dejando atr?s la puerta sumida en el caos.
??A qu? ha venido esa arrogancia y esas est?pidas posturitas que has puesto?? pregunt? intrigada Ginebra poniendo su caballo a su altura.
?Soy un sesentaycuatroavo? es el comportamiento que se espera de m? respondi? Hrolf encongi?ndose de hombros ??y por lo que he o?do en este Ducado los nobles son extremadamente altivos, les pondr?a en guardia si actuase de otra manera??
??En guardia?? se extra?? Ginebra ??Esperas tener problemas?? a?adi? tocando la empu?adura de su espada en un acto reflejo.
?De los peores querida?? repuso Hrolf poniendo mala cara ?? voy a tener que jugar a pol?tica? eso significa que sonreir?, alabar?, mentir? y lo que haga falta con gente a la que despreciar? en cuanto vea y a la que odiar? una vez conozca? y me temo que tendr? que hacerles creer que podr?n lograr una alianza matrimonial conmigo, ser? el m?todo m?s seguro y r?pido para conseguir lo que quiero??
Hrolf se interrumpi? mirando a Ginebra, y dese? haberse mordido la lengua al observar la expresi?n dolida que se dibuj? en su rostro. A duras penas contuvo su impulso de abrazarla y mostrar su afecto en p?blico, limit?ndose a sonre?rle con toda la entereza que pudo y explic?ndole en voz baja ?Ginebra, no significar? nada para m?, ser? todo un enga?o? ninguna mujer es capaz de llamar mi atenci?n estando t? a mi lado, no temas?? y ante la mirada de duda de ella gui?? un ojo y acab? con una risa ?? adem?s, por duro que sea estoy dispuesto a demostr?rtelo cada noche tantas veces como sea necesario, en el castillo del duque podremos dormir juntos sin levantar el m?s m?nimo comentario, raro es el noble en este Ducado que no mantiene un peque?o har?n para su solaz??
La chanza alivi? un poco a Ginebra, que asinti? mientras murmuraba quedamente ?No lo dudes ni por un momento cari?o? te voy a dejar tan cansado que no tendr?s fuerzas ni para levantarte, mucho menos para mirar a otras??
Hrolf ri? al o?rlo provocando que Ginebra se ruborizase violentamente, avergonazada al darse cuenta que hab?a expresado sus pensamientos en voz alta, y mir?ndola con cari?o a lo ojos el joven dijo ?Por estas gestas se distingue a los meros hombres de los h?roes, ?no es cierto?? con una risa franca el noble continu? diciendo ?? no dudes que pese a los peligros perseverar? y me enfrentar? a todos los desafios que me propongas sin pesta?ear? de hecho, estoy deseando a que llegue la noche y empieces a llevar a cabo tu mal?vola venganza??

El so?oliento y nervioso Senescal del Duque Grodo, ser Sigdried, se deshac?a en excusas por haber hecho esperar casi media hora al noble reci?n llegado y aseguraba a Hrolf que dispondr?a de estancias adecuadas a su nivel mientras el joven intentaba reprimir la risa. Y es que el aspecto del noble vikir era realmente grotesco, ataviado con una larga t?nica holgada de chillones colores rosados y azul pastel bordada con hilos de oro y plata que no pod?an disimular el enorme est?mago o las piernas patizambas, todo ello adornado con un rid?culo gorro de dormir con una borla dorada en el extremo que mostraba a las claras que el Senescal segu?a en la cama al llegar Hrolf al palacio y hab?a llegado corriendo sin perder tiempo en cambiarse.
?Tras el desayuno estar?n preparadas, os lo prometo? dijo ser Godfried se?alando con la cabeza a su ayudante kelt ?har? que Hergist se encargue personalmente de ello tras el desayuno??
??Desayuno?? se extra?? Hrolf ?Ya ha pasado el mediod?a, ?a qu? hora se desayuna en el palacio??
?En el castillo del duque Grodo somos austeros y frugales? dijo con sonrisa satisfecha su interlocutor ??nicamente comemos dos veces? el desayuno se empieza a servir a las dos y la cena empieza a las once??
Hrolf enarc? una ceja mirando al orondo Senescal y dijo despreocupadamente ?Intentar? adaptarme? estoy acostumbrado a levantarme con el alba y entrenarme hasta media ma?ana, as? que posiblemente haga que mis criados me traigan comida de las cocinas, si no ten?is inconveniente??
?Como dese?is ser Hrolf?? dijo sorprendido ser Godfried ?aunque os advierto que dificilmente os podr?is levantar tan temprano. Tras la cena se debaten los asuntos de gobierno del Ducado y se administra la justicia, y los asuntos son tan delicados y el trabajo tan arduo que habitualmente se prolongan hasta bien pasada la madrugada, a veces se levanta la sesi?n poco antes del alba? y estoy convencido que su Excelencia el Duque insistir? en que particip?is en las reuniones y los juicios??
?Ser? todo un honor?? respondi? Hrolf con una inclinaci?n de cabeza antes de a?adir ?Me retirar? ahora si no dese?is nada m?s, debo entregar unas cartas e informes a los Ludovicos??
Ser Godfried y Hergist no pudieron evitar un gesto de disgusto al oirlo, que el kelt r?pidamente disimul? a diferencia de ser Godfried, que no se molest? en hacerlo ?Indicar? a uno de los criados que os gu?e hasta su zona? dijo fr?amente el noble vikir mientras Hrolf preguntaba con inocencia ??Os pasa algo ser Godfried? Os noto molesto??
?Nada que os deba preocupar ser Hrolf? quit? importancia al asunto el orondo Senescal moviendo disciplientemente su mano de dedos grasientos y rechonchos llenos de brillantes anillos ?es que micer Artorius lleva unos meses intentando obstaculizar las sabias medidas y propuestas del Duque, y ahora mismo los Ludovicos no son precisamente muy populares en la corte??
?T?pico de los Ludovicos?? suspir? Hrolf notando la mirada inquisidora de Hergist sobre ?l ??siempre obstaculizando las iniciativas que les pueden quitar poder o pueden mejorar el gobierno de un feudo? no era mi intenci?n hacer otra cosa que limitarme a entregarles unas cartas e informes que sus colegas de mi provincia me hab?an suplicado que les hiciera llegar, tras saber la desfachatez con que se comportan los evitar? en la medida de mis posibilidades??
?Ser? lo mejor?? asinti? ser Godfried ?? son mala gente, mezquinos y envidiosos? no son dignos de que los tom?is en consideraci?n??
Con gesto autoritario el Senescal agit? una campanilla y r?pidamente se abri? una peque?a puerta lateral del enorme y lujoso despacho por la que entr? un criado kelt, que hizo una profunda reverencia y se qued? inm?vil a la espera de instrucciones.
?Acompa?a al caballero al ala de los Ludovicos? orden? ser Godfried antes de inclinarse ante Hrolf ?Ser Hrolf, ha sido un placer conoceros. No dud?is en pedirle a Hergist lo que dese?is, estomos a vuestro servicio?
?Muy agradecido ser Godfried?? respondi? afablemente Hrolf sonriendo antes de girarse e indicarle con un gesto al criado kelt que los guiase fuera de la sala, que abandon? seguido de una silenciosa Ginebra que no hab?a abierto la boca en toda la reuni?n limit?ndose a aguantar con mal disimulado disgusto las miradas apreciativas que el orondo Senescal le lanzaba de vez en cuando.
Una vez en el pasillo Ginebra se acerc? a Hrolf y abri? la boca, mas ?ste alz? su mano indicando que se separara y ante la mirada dolida y confundida de la mujer se?al? con la cabeza el criado kelt, que pese a precederlos un par de metros seguro que podr?a o?r todo lo que dijeran.
Hrolf sonri? para s? mismo y pens? ?Bien, vamos a darles de qu? hablar?? antes de decir en voz alta ?A ver si esta noche podemos disfrutar de una fiesta como Leif manda Ginebra, tener que pernoctar tantas noches en esas infectas posadas kelt ha sido m?s de lo que puedo soportar? estas ?ltimas jornadas han sido tan arduas que me despertaba mucho m?s cansado que antes de irme a dormir??
?Estoy de acuerdo con vos Alteza Imperial? asinti? gravemente Ginebra luchando por no sonre?r abiertamente ?ha sido una viaje agotador...?
?S?? tan largo y duro?? suspir? Hrolf con falso pesar mientras Ginebra conten?a a duras penas la risa al captar el doble sentido de la frase de su amante y su obsceno gesto ?Pero con suerte esta noche podremos relajarnos y disfrutar? por fin hemos llegado a un lugar civilizado??
?S? mi Se?or, el palacio del Duque Grodo es magn?fico?? afirm? sin mentir Ginebra, algo impresionada por el apabullante lujo que los rodeaba a medida que se adentraban en la sede del Duque.
Tras varios minutos de charla intrascendente mientras recorr?an los largos pasillos adornados con tapices y lujosos candelabros sobre suelos de piedra pulida recubiertos de gruesas alfombras el criado kelt se gir? y con una profunda reverencia se?al? una puerta de aspecto m?s austero que las anteriores que hab?an cruzado mientras dec?a con respeto ?Hemos llegado ser Hrolf??
?Puedes retirarte?? dijo Hrolf ignorando al criado mientras llamaba con desidia a la puerta imitando el porte de los lamebotas y cortesanos que tanto hab?a aprendido a detestar en su Ducado ?Ya llamar? a otro de los tuyos cuando me haga falta??
El criado hizo una reverencia que mantuvo el tiempo suficiente para asegurarse que la puerta se abr?a antes de retirarse dejando a la pareja ante un Ludovico de bajo rango ataviado con una sencilla t?nica negra de lana que se inclin? ante ellos tras estudiarlos brevemente.
??En qu? puedo serviros mi Se?or?? pregunt? con perfecta cortes?a mientras les indicaba que entrasen en la estancia.


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50

                                            DEL FINAL DE UNA VIDA Y UN VIAJE HACIA EL FUTURO

                                                           La saga de Hrolf el Almirante I



La espada impact? con fuerza en el hombro derecho de Hrolf, haciendo que su espada cayera de su mano y quedara colgando de la cinta atada a su mu?eca. Un nuevo golpe se dirigi? a su cabeza, mas esta vez su escudo se interpuso y logr? desviar el impacto mientras Hrolf retroced?a y volv?a a empu?ar su acero.
Su contrincante se mov?a con rapidez y sus golpes eran fuertes y precisos, mas esta vez su ofensiva se encontr? con la defensa del joven noble bien preparada y los barridos dirigidos a sus brazos y piernas fueron desviados, las estocadas dirigidas a su cara fueron paradas con su espada y finalmente el ataque ces? en intesidad.
Cauteloso Hrolf pas? al ataque aprovechando el cansancio de su rival, lanzando golpes r?pidos con su espada larga obligando a la joven mujer que ten?a enfrente a mover su espad?n constantemente agot?ndola a?n m?s. Los golpes de Hrolf cada vez eran detenidos m?s cerca de su objetivo, y el cansancio de Ginebra empezaba a hacer que sus movimientos fueran m?s imprecisos.
El sudor recorr?a los rostros de los contendientes y Hrolf notaba la camisa de lino pegada a su cuerpo bajo la t?nica de acolchado, as? que decidi? acabar con el combate de una vez. Dirigi? una estocada alta a la cara de la joven guerrera para desviarla a medio camino y dirigirla a su hombro derecho, impactando en ?l con fuerza provocando un gru?ido de sorpresa y dolor en su rival.
Su siguiente golpe se dirigi? a su est?mago y fue bloqueado justamente, y el golpe de gracia en el costado que hab?a de decidir el combate a juicio de Hrolf impact? de lleno en Ginebra. Mas ?sta se sobrepuso al golpe y su contrataque pas? la defensa del joven noble impactando en su antebrazo derecho entumeciendo su mano y haciendo que perdiese el control de su espada. El siguiente golpe de Ginebra fue detenido por el escudo pero los otros dos atravesaron la guardia de Hrolf dej?ndolo tendido en el suelo sin resuello con un par de contusiones en las costillas y el abdomen.
Gru?endo Hrolf desat? el correaje de su escudo de cometa y se sent? en el suelo toc?ndose con ciudado las costillas. El dolor era fuerte pero parec?a que ninguna de ellas estaba rota, lo que alivi? en algo el dolor de la derrota. Sab?a por experiencia que una costilla rota o con una fisura era muy molesta y le obligar?a a hacer reposo durante un par de semanas como m?nimo, y con el delicado estado de salud de su padre no pod?a permitirse tanto tiempo de reposo.
La mano de Ginebra apareci? ante sus ojos, y con un suspiro de resignaci?n Hrolf la tom? y se alz? sobre sus pies suprimiendo un gru?ido de dolor al sentir la queja de sus costillas.
?Buen combate Ginebra? como siempre?? dijo con voz baja mientras avergonzado miraba a la guerrera que lo derrotaba con tanta frecuencia. El hecho de que fuera el ?nico rival en la zona capaz de derrotarlo en la mayor?a de los combates no mitigaba la humillaci?n que sent?a Hrolf cada vez que su Housecarl le venc?a en el campo de entrenamiento.
?Gracias se?or? Vos tambi?n hab?is combatido con habilidad, como siempre?? respondi? la bella joven mientras recog?a su mandoble de pr?cticas del suelo y lo dejaba en el estante de las armas situado a un lado del campo de pr?ctica intentando ignorar el dolor que sent?a en el costado y en el hombro ?Pero hab?is vuelto a confiaros. Os falta agresividad y experiencia en combate real, no acab?is de rematar al enemigo y eso os cuesta la derrota conmigo y os puede costar la vida si os enfrent?is a alguien en un combate a muerte?
?Gracias por el consejo. Intentar? recordarlo la pr?xima vez? respondi? lac?nico Hrolf mientras dejaba su armas y su escudo al lado del mandoble de Ginebra. Ten?a raz?n, como siempre, pero el consejo realmente no ten?a un valor real. Nadie se iba a atrever a luchar a muerte con ?l, la sangre de Leif corr?a por sus venas con una pureza que pocos nobles en todo el imperio igualaban y ninguno superaba, y eso era un salvaguarda que le aseguraba una pl?cida y confortable existencia en un mundo dominado por vikirs, por mucho que la idea no agradase al joven. Entre los nobles el veneno y las intrigas pol?ticas hab?an sustituido a las espadas y las hachas como armas de combate desde hac?a m?s de diez generaciones, y hac?a siglos que no hab?a habido una Guerra de Casas digna de tal nombre gracias a la influencia de los Ludovicos.
Con gesto ausente extendi? sus brazos y esper? a que Ginebra le quitase el coselete de mallas que lo hab?a protegido en el combate, para acto seguido ayudarla a ella a desprenderse del suyo. Inquietamente not? por en?sima vez una oleada de calor recorrer su rostro al observar el bello cuerpo de la joven, claramente apreciable con las ropas acolchadas pegadas a su cuerpo debido al sudor y al peso de la cota de mallas. Y por en?sima vez descart? la idea de alabar la belleza de Ginebra en voz alta y robarle un beso. La joven pertenec?a a una familia de empobrecidos hidalgos que vend?an sus espadas a los nobles m?s acomodados y por sus venas corr?a tambi?n la sangre de Leif, pero la diferencia de posici?n entre ambos era enorme y la joven aceptar?a sus halagos y proposiciones sin dudarlo? sin que Hrolf pudiera saber nunca si lo hac?a por que realmente se sent?a atra?da por ?l o si lo hac?a con la esperanza de tener un hijo suyo que mejorase la posici?n y riqueza de los suyos.
?Y para qu? enga?arme? pens? sombr?amente Hrolf mientras cog?a una toalla del banco al lado del estante de armas y empezaba a secar el sudor que cubr?a su rostro ?la esperanza de tener un hijo con un maldito y sagrado sesentaycuatroavo ser? la que la decidir? a calentar mi cama esta noche si se lo pido??
Tras limpiarse ambos el sudor que los cubr?a y aflojar las t?nicas de acolchado Hrolf y Ginebra se dispon?an a abandonar el patio de armas cuando la llegada del joven Gwnn los detuvo.
?Mi se?or, vuestro padre solicita vuestra presencia en su despacho inmediatamente? dijo el joven criado kelt que hac?a las veces de sirviente personal de Hrolf junto al veterano Lydonn, qued?ndose a medio camino entre una reverencia profunda y una genuflexi?n.
Sorprendido por la petici?n Hrolf dirigi? sus pasos hacia la torre que dominaba la fortaleza mientras comentaba a su escolta ?Ir? a ver qu? quiere padre. En cuanto acabe bajar? al pueblo a hablar con el pr?ctico del puerto, un par de mercantes est?n por llegar y quiero entrevistarme con sus capitanes... y por la tarde saldr? a cazar al bosque...?
?Os estar? esperando en la puerta del castillo con los caballos Alteza Imperial? respondi? formalmente Ginebra mientras la dedicaba una reverencia al exasperado Hrolf. Tras varios meses a su servicio hab?a una serie de tics que no hab?a conseguido que la obcecada Housecarl abandonase, y el tratamiento formal que le dispensaba en p?blico era uno de ellos.
?Por favor Ginebra... me basta con un simple Hrolf, o un Mi Se?or si no quieres tanta familiaridad, pero olvida de una vez lo de Alteza Imperial... Ni soy pr?ncipe ni pertenezco a la familia directa del Emperador, Tyr sea loado por ello, as? que no vuelvas a llamarme as?? dijo Hrolf con escasas esperanzas de que sus instrucciones fueran obedecidas.
?Como ordene su Alteza Imperial? respondi? imperturbable Ginebra con una expresi?n totalmente seria aunque Hrolf crey? distinguir la sombra de una risa en sus preciosos ojos azules.

Reprimiendo un rugido de exasperaci?n Hrolf cruz? las inmensas puertas de la torre del homenaje del castillo sin reparar en su tama?o ni en la decena de guardias vikir protegidos por brillantes cotas de malla que hac?an guardia frente a ella y que lo saludaron con una reverencia.
Los criados kelts se afanaban por los pasillos de la torre en su interminable quehacer y se apartaban de su camino con presteza pero sin mostrar el temor que sent?an por otros habitantes de la fortaleza conocidos por su mal genio con las ?razas inferiores?. A Hrolf simplemente lo tem?an por su rango y condici?n de posible heredero de los dominios de la Casa del Almirante.






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51
La Taberna / inciativa de la Horda
« en: 20 de Septiembre de 2005, 11:44:04 pm »


Las siguientes tiradas aleatorias D6 han sido obtenidas por nuestro servidor de dados:

3   2   5   5   6   3   2   4   4   1

52
1 Concurso de Relatos de Klaskan / Historias de un mundo cruel. autor Sotolp.
« en: 16 de Septiembre de 2005, 10:30:08 pm »


                        5.- HISTORIAS DE UN MUNDO CRUEL (Servidores)


Ca?a la noche en Klaskan,las tinieblas se apoderaban de la poca luz existente en el valle de los muertos.

Dehm, desde las alturas contemplaba como todo lo que hab?a creado en siete a?os de duro trabajo, en no m?s de siete horas desaparecer?a por completo,no faltaba nadie,desde humanos a orcos, pasando por servidores, enanos, seres oscuros,etc.

Se preparan para la gran lucha,la que se habia oido hablar desde tiempos inmemorables, la que pasaba de padres a hijos a lo largo de una vida,la que el Dehm de todos los seres, hab?a prohibido.

Ya no val?a la retirada,ni el perdon,tampoco la piedad ni el arrepentimiento,solo la muerte era la que rondaba por encima de la cabeza de todos los seres,les habia dado una vida de ventaja  y al final los habia alcanzado a todos por igual y en el mismo sitio.

?C?mo se pod?a llegar a estos extremos?,?Qu? hice mal?,?en que he fallado?,muchas preguntas sin respuesta rondaban la cabeza de Dehm,pero la respuesta estaba clara?.?,la avaricia ,el ansia de poder,querer someter a los demas pueblos con acuerdos y tratados entre razas que jam?s se hab?an hablado,ni soportado,era un todo y un nada,,una barra de oro al aire, para saber en que lado ca?a la marca del maldito metal.

Grupos de seres se desplazaban de un lado para otro, daba igual la raza a la que perteneciera,  ya  daba igual,todo era una locura en la cabeza de ??nuestro dios??,ver impotente como se acaba una vida, es dificil ,pero como soportar la extinci?n de razas completas,como soportar ese dolor,?C?mo?.

En un momento de su agonico lamento,de su pesar ,de sus lagrimas contenidas???.c?elos, una salida, cree ver una soluci?n a su dolor, como expresarla,como hacerla participe de tanto ser distinto.

En el valle de los muertos, una luz ilumina a los miles de seres reunidos en torno a un fin??.la destrucci?n.Tras la luz se divisa una silueta, como ?ngel ca?do desde el conf?n del universo,es ?l? Dehm.

Por primera vez desde el comienzo de la vida en Klaskan,Dehm aparece delante de sus hijos, como padre autoritario, para poner orden en el descalabro de las vidas de todos los seres de este plano??????????????

53
1 Concurso de Relatos de Klaskan / Artaj. autor Paid.
« en: 16 de Septiembre de 2005, 10:27:38 pm »


                                                       Artaj



Artaj?Limba caminaba, preocupado, entre la muchedumbre de Troggs que se amontonaban alrededor de los puestos repletos de mercanc?as, cambiando, comprando, trocando, esperanzados, las monedas acu?adas por el emperador por mercanc?as propias y en otras ocasiones, por otras tra?das de las recientes tierras exploradas por el imperio.

Se paro en uno de los puestos, comprando una corteza h?meda de Ciena, para as? mitigar su hambre y sed. Llevaba muchos meses sin entrar en TroggHeim, sin ollar de nuevo la Gran Plaza de Irtuk, presidida por el Monolito que representaba la gloria de Ig?Suzail y donde se realizaban la gran mayor?a de transacciones comerciales en la capital. Se daba cuenta del progreso alcanzado, el emperador hab?a realizado un trabajo met?dico, un trabajo digno de reconocer. Levantar de la nada un creciente Imperio y por ende aplacar los rumores de incertidumbre que susurraban ?Qu? hay mas all? de los bosques?, centrando la atenci?n en la construcci?n de la legendaria Torre de Magia, la Torre de Espinas como empezaba a conocerse.

?Cuanto es ? ? pregunto Artaj por el pedazo de ciena ? ?2 Draks se?orr tkkk?- mascull? el mercader ? ? bien los valen el pedazo de tierna ciena que hab?is escogido ?no cre?is? ?

?Vale mas que tu honradez seguro, metedlo en una saca y ah? va el dinero? ? Artaj recogi? la comida y sigui? vagando por la gran plaza mercado. Le llamo la atenci?n el bullicio y su mente perspicaz dedujo que los almacenes imperiales hab?an dado rienda suelta a sus reservas para enriquecer la econom?a de la capital Trogg. No conven?a reservar demasiado los preciados materiales que el imperio acumulaba en conquistas y a trav?s de los a?os, pues el ego?smo pod?a quebrar un imperio creciente, floreciente, cual rama seca?y Artaj vio en este movimiento, una acertada visi?n comercial de la que no le importar?a participar?

Fue entonces cuando vio como parte de la muchedumbre se apartaba de la zona del monolito y escucho el retumbar de las membranas de Cimbali, el sonido t?pico que acompa?aba cual tambores el avance de Trogg Guerreros. Un grupo de Troggs, se encamino al centro de la Plaza, acompa?ados y a la vez comandados por un ?LiderCuchilla?, su misi?n?quien sabe, ?Quiz?s alguna ejecuci?n sumaria ante el gent?o, o solo una demostraci?n del reciente poder?o militar alzado por el emperador?

As? vio como un contingente militar tomaba parte de la plaza y formaba r?pidamente una zona ?prohibida?. La oratoria del L?der no se hizo esperar y ante los Troggs presentes, espet? los deseos del Emperador en buscar h?roes y aguerridos Trogg que sirvieran a la causa del Emperador. Promesas de riquezas, posici?n en la estructura social Trogg, todo se ofreci? en la Gran Plaza?

Cuando llego la noche, un grupo de 10 individuos aun permanec?an en la plaza mientras la comunidad dorm?a. Eran los elegidos, aquellos que hab?an llamado la atenci?n del L?der Cuchilla y ser?an recibidos por el propio emperador en la Torre de Espinas. Muchos hab?a decidido no arriesgarse, ver al emperador y fracasar pod?a significar la muerte, era preferible no arriesgar y continuar en una vida an?nima, pero llana y sin aliciente?

Artaj ?Limba estaba entre los 10 que quedaban en la plaza. Los dem?s le conoc?an en su mayor?a. Artaj fue conocido en el asalto a las ruinas humanas y se destaco por la venta de los esclavos humanos al Imperio y las transacciones posteriores. Llevaba unos a?os fuera de circulaci?n, pero hab?a llegado el momento adecuado para dejar el anonimato. Formar?a parte de los escogidos del Imperio?.

Ciena: Un manjar de miel y corteza de ma?z muy apreciado entre los Troggs por sus nutrientes y su sabor. Normalmente se vende en ferias y mercados y se consume mucho entre las unidades militares.

Cimbali. Tambores que anuncian el paso de Guerreros, 1 de cada 10 guerreros Trogg porta al menos uno de estos instrumentos.

LiderCuchilla: Guerreros Trogg que comandan unidades de elite del ejercito (unidades veteranas). El emperador delega en ellos misiones especiales y de importancia que no desea dejar en manos inexpertas. Suelen portan una especie de Naginata de hoja curva que representa su estatus y veterania.

54
1 Concurso de Relatos de Klaskan / El antiguo reino Orco de Tharkut. Autor Paid
« en: 16 de Septiembre de 2005, 10:26:09 pm »



                                 4.- Trogg

                                EL ANTIGUO REINO ORCO DE THARKUT


Este relato proviene de los antiguos manuscritos de Marcio, un sabio humano que tuvo a bien sobrevivir a su encuentro con unas tribus orcas asentadas en unas tierras inhospitas y salvajes y que se decian descendientes del Reino Orco de Tharkut, otrora desaparecido.

Marcio, viajero y comerciante incansable, dejo las tierras humanas para adentrarse en las misteriosas tierras altas de Kokeli y alli cayo presa de un clan orco salvaje y primitivo, pero que conservaba una rica cultura oral, y vivian en ruinas propias de una cultura orca superior, olvidada en el tiempo?

Marcio consigui? que estos orcos, a cambio de abalorios y promesas de comercio les hablara del reino perdido de Tharkut?

?Mucho se dice de las leyendas del Reino perdido de Tharkut, fundado por el Santo Mazkath Hazmar Muerte en la Oscuridad, cuyas visiones le llevaron a fundar el Reino de Tharkut, ganando as? la condici?n de Santo entre los fieles de su deidad, un demonio cuyo se pierde en las eras de Klaskan. Aqu? se dice naci? uno de los Hijos de Almanegra, fecundando en sus forma oscura y neblinosa a la Hija de Mazkath en recompensa a sus haza?as. Un nieto que gobernaria tras la marcha de Mazkath su legado.

La dama regalada con tal don fue Drazulka Kroldar, hija del Santo Mazkath. Ella trajo la semilla del mas oscuro mal a las tierras de Mazkath. De esa manera relego a los enanos y los elfos de las tierras cercanas a sus fortalezas y bosques, temerosos de la presencia del Hijo de un Dios, un heroe orco de temido poder.


Pero en este pasado olvidado, los elfos tuvieron gran culpa de la caida del naciente y predominante Reino de Tharkut. Tuvieron una clara ayuda de los humanos y una algo menor, aunque estuvo ah?, de los enanos.

En el A?o 103 del Calendario Imperial se fundo el Ducado de Kivila como recompensa a la Casa Noble Bormia  por su lealtad al Imperio humano. Eran tiempos dif?ciles y los humanos hubieron de llegar a un Territorio donde el Santo Mazkath habia conseguido atraer una comunidad orca lo suficientemente grande para fundar su peque?o ?Reino?, en medio de territorio humano, un reto dif?cil de afrontar. Mas que una recompensa el Rey de los Humanos le dio una manera de mantener ocupado al Duque, pues era un fuerte opositor a la corona.

As?, Aquel primer Duque de Kivila, apoy? las maniobras del Reino ?lfico de IcVanus, que vio como el Reino de Tharkut en las tierras altas de Kokeli, amenazaba los lindes del bosque de sus ancestros. Fue as? como el reinado ?lfico de Telasai Alianam, padre del actual Rey, tuvo en el Reino de Tharkut su asesi y su verdadero problema en los finales de su reinado y se vio obligado a ayudarse de los humanos. La ayuda fue mutua, si, pero sobre todo el veneno entre palabras del Duque de Kivila, convencio al Rey Elfico de la necesidad de desterrar de aquellas tierras a los orcos, ?demasiado peligrosos para convivir con ellos, impredecibles y que procrean como  ratas?.?, dec?a el Duque.

Asi el primer Duque de la casa Bormia, Feledar I, pacto con los elfos un apoyo a sus acciones a cambio de poder tomar posesion de estas tierras altas y dejar el Bosque de Icvanus en manos de los elfos de manera inmemorial.

El verdadero problema de los Elfos era el liderazgo del Santo Mazkath, un lider cuyas visiones y oratoria enardec?an al orco mas descreido. Varias escaramuzas de diversa envergadura frenaron el avanze orco y su expansi?n al NorOeste de las Kokeli .

El Duque Feledar fue tan ladino que jugo a dos bandas, pactando en un primer momento con el propio Mazkath el reparto de las monta?as y enga?ando a los elfos, pero cuando se le presento la oportunidad, pacto con el Rey ?lfico Telasai para sacarse de encima quiz?s un futuro problema.

Fueron a?os de rencillas, escaramuzas y peque?as batallas donde Feledar agostaba los recursos de elfos y orcos mientras el se reservaba para un golpe final.

El ultimo enfrentamiento Elfo-Humano-Orco de envergadura tuvo lugar en las Minas de Cobre de Arkalu, , all? las tropas orcas habian tomado un importante yacimiento enano y fueron atacadas por un ejercito combinado que se habia movilizado a marchas forzadas.

Por otro lado, Magos de la Voz Elfos, preparan un poderoso hechizo m?gico que matara o al menos retuviera al Hijo de Drazulka y el Dios de la Noche Eterna. El ni?o hab?a nacido hacia no mas de 3 a?os y ya presentaba rasgos demoniacos y divinos en su rostro y en su madurez ya nada podria parar el liderazgo orco en aquellas tierras.

En la Batalla de Arkalu, muri? El Santo Mazkath y perdida fue su Hacha y s?mbolo de victoria ?Silbala?. La caida de su lider, hizo retroceder a los orcos hasta el corazon de su peque?o Reino en el Propio Templo Subterr?neo del Acehador. El Rey Elfo Telasai sucumbio en la batalla y los elfos se quedaron rezagados en el golpe final a los orcos. Aun as? El Duque Feledar consigui? convencer al Conclave de magos elfos para acompa?arle en el asedio al templo del Acechador.

La ?lima batalla llevada a cabo contra los orcos, tuvo como final la perdida de su ciudad sumergida en un Lago Monta?oso, pues las magias en la batalla desbordaron el curso de un rio monta?oso (se dice que un poderoso espiritu de las Monta?as se ali? con los elfos para echar a estos) y la inundaci?n del Templo que en su dia fund? Mazkath y llevo al final del peque?o Reino Orco de Tharkut.

No se sabe que sucedi? con el Hijo del Dios Orco-Demonio, al que se le llam? Mravroshkha-Khielshor, pero muchos creen que muri? antes de poder tomar la madurez de su forma y asi liderar a los orcos de Tharkut.

Otros relatos dicen que fue encerrado en lo mas profundo del templo orco por los propios magos elfos en un letargo inmortal y aun preso en su cuerpo de ni?o, pero con el poder de los demonios orcos de su lado, pues no encontraron la forma de matar en esos momentos a tal criatura, quien sabe?.?



Marcio trajo estas historias a las tierras civilizadas e incluso llegaron a las tabernas de los reinos orcos, donde los rumores de este reino perdido indujeron a algunos valerosos orcos a buscarlo.

As? Patukar, restaurador de la Gloria de Kur Rangel tuvo conocimiento de la leyenda de Tharkut y partio con sus mas fieles en la busqueda de la legendaria Tharkut, congregando a su alrededor a docenas de fanaticos seguidores.

As? fue como encontr? a Silbila, el Hacha Sagrada que port? en vida el Santo Mazkath y que encontr? en sus b?squedas mas all? de las tierras exploradas por los orcos, en manos de un Druida Elfo al que mataron el y sus secuaces.

Se rumorea en la oscura corte orca que un tal Patukar ha prometido dinero y riquezas sin igual al reino orco y su Se?or le ayuda en su b?squeda y la financia. Rumores, conversaciones de taberna, quien sabe, quizas tengan su parte de verdad?.


LA VERDAD SEG?N MARCIO

?Ciertamente, la verdad fue que el Hijo del Oscuro, tambi?n llamado entre los Orcos como Gruznel , fue aprisionado en el propio templo de su padre, en un semiplano creado por los Elfos, de tama?o enormemente reducido, en donde se encerr? a semejante ser y su guardia personal, convertidos en zombies. All?, sumergido en la Savia de Madre Creadora y encerrado por la magia de los Magos ha permanecido hasta ahora?

Los elfos se vieron imposibilitados en su momento de matarlo, debido a su naturaleza. Con el paso de las decadas, Gruznel adormecido por la savia magia ha madurado, pero en medio de enso?aciones. Si finalmente es liberado, su cuerpo sera el de un ser adulto, pero no tendra la madurez de un adulto en cuanto a comprensi?n de las cosas.
Solo el hacha de su abuelo puede devolverlo a la vida de su letargo, el contacto con tal objeto sagrado, objeto que Patukar el orco ha recuperado?.

Si Gruznel volviera de su sue?o, ser?a quizas el heroe orco m?s poderoso que nunca viera esta raza y nuestra perdicion jejeje.?

?Una buena b?squeda no creeis se?ores?

Este ?ltimo extracto es parte de las conversaciones de Marcio con hombres de la corte y Patukar desconoce estos datos. Sabe de la existencia de un viajero llamado Marcio pero poco m?s?.? quien es este Marcio ? ah quien sabe

 

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1 Concurso de Relatos de Klaskan / De la juventud de Ragnar. autor Javier
« en: 16 de Septiembre de 2005, 09:16:00 am »


                                3.- De la juventud de Ragnar (Minotauros)



   Ragnar Astas de Acero era el tercer hijo del jefe de un peque?o clan que habitaba en el norte de las llanuras de Minosia, a escasas leguas del linde del enorme bosque que marcaba la frontera norte del ?reino? minotauro.

   Los Olafsson, el clan de Ragnar, eran un peque?o clan de agricultores y pastores que eran clientes del Jarl Erik el Audaz, jefe del clan Svensson, y uno de los Jarls m?s poderosos del reino que constantemente se ve?a involucrado en conflictos en el sur con los que trataba de aumentar su considerable poder y ser reconocido como rey por el Atherling, deseo que era compartido por m?s de uno de los otros Jarls.

   As? que la infancia de Ragnar pas? entre las nuevas de batallas y escaramuzas entre los diversos Jarls y Thanes, sin que en los Atherlings ninguno de los pretendientes al trono lograse ni de lejos el apoyo necesario para ser elegido en la asamblea. Nada nuevo, vaya, ya que en los a?os que siguieron a la ?fundaci?n? de Minosia s?lo el tirano Olaf el Sanguinario y el temible guerrero Harald el Oso hab?an conseguido llevar la corona durante breves a?os antes de ser depuestos en sangrientas guerras.

   Incluso perteneciendo a un pueblo tan belicoso y fornido como el minotauro, Ragnar era especialmente alto y fuerte y con un temperamento temible, y r?pidamente destac? como guerrero entre los miembros de su clan, hasta el punto de que apercibido Erik por sus Carls del potencial del joven le propuso entrar a su servicio cuando ?ste contaba apenas con 14 a?os y ya era m?s alto y corpulento que la mayor?a de adultos de su clan.

   Ragnar eludi? la propuesta alegando que era demasiado joven y no estaba a?n preparado para tama?o honor, aunque la verdad es que la negativa del joven se deb?a a que tras haber hablado con los carls del Jarl hab?a llegado a la conclusi?n de que la escasa pericia t?ctica y la probada estupidez de Erik lo llevar?a a la muerte en poco tiempo, y que sus carls se ver?an obligados a acompa?arlo en su destino lo quisieran o no. Y Ragnar a?n no quer?a morir.

   Bien es cierto que Erik era uno de los Jarls m?s poderosos del reino y que en combate sus Carls eran temibles, mas en un combate contra oponentes que no fueran minotauros sus brillantes t?cticas de carga frontal lo llevar?an a una derrota segura.


   En esos tiempos los bosques del norte de Minosia eran tranquilos y los cazadores minotauros campaban por ellos sin problemas, proporcionando pieles y carne a los granjeros de las llanuras a cambio de objetos met?licos y grano, y los minotauros gozaban de un merecido periodo de paz y tranquilidad s?lo interrumpido ocasionalmente por las disputas entre los belicosos Jarls y Thanes que rivalizaban por el trono.

   Apenas dos a?os despu?s la situaci?n hab?a cambiado radicalmente.
Tras a?os de escaramuzas y peque?os enfrentamientos con sus vecinos el Jarl Erik y sus Thanes hab?an logrado una victoria decisiva y costosa en la gran batalla del Prado Rojo sobre su m?ximo rival por el trono, el Jarl Sven del clan Magnusson, y la guerra por el trono parec?a llegar a su fin con esta victoria, que dejaba como ?nico rival de Erik al joven Jarl Gunther del clan Sigmundsson, quien no contaba con el apoyo de suficientes clanes ni Thanes como para oponerse al poder creciente del Jarl Erik.

   Y en los bosques del norte los cazadores estaban desapareciendo misteriosamente sin dejar rastros, y los cada vez m?s atemorizados supervivientes hablaban de sombras furtivas que se mov?an fuera del alcance de la vista y los observaban con animosidad esperando el momento para acabar con ellos.

   Las noticias que llegaban al norte hac?an presagiar que el Jarl Erik lograr?a por fin la victoria sobre Gunther, ya que hab?a reunido un gran n?mero de Carls y se aprestaba a invadir los territorios del clan Sigmundsson.

   Mas por lo que parec?a Gunther estaba dispuesto a vender caro su pellejo, y se lanz? a una guerra de guerrillas con un grupo de Carls escogidos que cre? serias dificultades a Erik, que sin haber reunido a?n a todos su Carls se vi? obligado a defender sus tierras de un enemigo  que parec?a estar en diez sitios a la vez golpeando donde m?s dol?a a Erik.

   Pero pese al valor de los Carls de Gunther y a la habilidad de ?ste la superioridad de Erik era enorme, y finalmente el grupito de Gunther fue obligado a retirarse a sus tierras tras un par de combates con Thanes de Erik en que ?nicamente la valent?a y fiereza de Gunther evit? el exterminio de sus hombres ante las fuerzas m?s numerosas que lo atacaban.

   Pero cuando todo parec?a presagiar que Gunther iba a ser definitivamente derrotado los seres sobre los que los cazadores llevaban meses avisando atacaron por sorpresa. Decenas de granjas situadas cerca de los bosques del norte fueron arrasadas, y los pocos supervivientes que lograron llegar a los poblados del sur contaron relatos de la crueldad de los atacantes, que no eran otros que los p?rfidos y cobardes elfos.

   Por la cantidad de granjas arrasadas y los escasos d?as en que hab?an sucedido los ataques se pod?a advertir claramente que la amenaza era seria, y que ser?a necesario el uso de gran cantidad de guerreros para acabar con los incursores y volver a asegurar la frontera. Y como los dominios de Erik y sus Thanes hab?an sido atacados, ?ste tuvo que desviar parte de sus carls hacia el norte para hacer frente a esta amenaza y retras? el ataque a los plazas fuertes del clan Sigmundsson.
   
   En breves d?as llegaron al norte un centenar de curtidos Carls al mando de uno de los Thanes de confianza de Erik, el temido Sigurd el Sanguinario, cuya carga en el Prado Rojo hab?a roto el muro de escudos del Jarl Sven y hab?a decidido la suerte de la batalla. A ?l se unieron decenas de voluntarios entre los granjeros y hombres libres de la zona, y un contingente de m?s de 300 minotauros valientes y decididos entraron en los bosques dispuestos a vengar los ataques sufridos.
   
   Pocos eran los cazadores que se hab?an unido a la expedici?n, y el desconocimiento de la ubicaci?n de las bases de los elfos hac?a presagiar que la expedici?n tal vez no ser?a tan r?pida ni tan exitosa como Sigurd pregonaba...

                                                                                     
             
                                                                                         (........continuar?).

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1 Concurso de Relatos de Klaskan / Los B'wa-Kell. Autor Martin.
« en: 16 de Septiembre de 2005, 09:03:22 am »

? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ?1.- Los B?wa Kell (N?madas)


   Esta es la historia de c?mo el pueblo de los B?wa Kell fue echado de sus tierras por un invasor nigromante venido de otro plano.

   La historia se remonta ha hace m?s de 3.000 lunas, el pueblo de los B?wa Kell era un pueblo guerrero que se hab?a estacionado en las ?Tierras Verdes? (los antecesores las llamaron as? por sus grandes planicies verdes), su tecnolog?a era muy? peque?a por no decir nula debido a que hacia relativamente poco que se hab?an estacionado en aquel lugar, todav?a algunos ancianos recordaban como ellos viajaban de ni?os con sus familias en busca de un hogar seguro por todo el mundo conocido que es Klaskan. El sistema de gobierno era una variante de monarqu?a, el jefe era el descendiente de una familia que en el pasado hab?a realizado alguna acci?n que salv? a todo el pueblo, dicha acci?n no se recuerda pero hay varias leyendas que hablan sobre ella.
En el momento de los hechos que vamos a contar el jefe era un gran guerrero llamado Riz Khan, hab?a asesinado en un duelo a su hermano, por lo que hab?a asumido el poder del pueblo, la ciudad era muy grande y en el centro hab?a un castillo amurallado que con una buena defensa era impenetrable. La tercera luna de despu?s de que el sol estuviese en lo m?s alto, Riz Khan recibi? noticias de un puesto de guardia, el vigilante en si hab?a divisado un gran ejercito que entraba en las tierras de los B?wa Kell, hacia tiempo que no hab?a guerra y eso a mucha gente no le gustaba as? que cuando Riz dio la noticia todo el mundo se enfureci? de que les invadiesen, pero por dentro se alegraban de que pudiesen guerrear. Los d?as siguientes fueron de euforia preparando las armas y practicando las viejas t?cnicas de lucha, tambi?n durante esos d?as el ejercito enemigo se hab?a dejado ver por distintas partes de los territorios de los? B?wa Kell arrasando y quemando muchos pueblos y granjas, la decisi?n de Riz Khan fue salir y destruir al ejercito invasor antes de que pudiese arrasar m?s pueblos circundantes a la ciudad.

   Una semana despu?s de recibir el primer mensaje el ejercito parti? al completo dejando solo una peque?a guarnici?n en la ciudad. El viaje fue largo pero eso no se noto en las tropas que lo de caminar mucho las venia de antes. Cuando llegaron al punto donde pensaban que iban a interceptar al ejercito enemigo les recibi? un vigilante que no hab?a visto nada durante estos d?as, decidieron seguir el camino y solo un d?a despu?s divisaron a los invasores, los estandartes eran negros y estaban raidos, mostraban extra?as formas que representaban a los dioses del Caos, aquello puso nervioso al ejercito, pero aun Ali decidieron acabar con el enemigo fuese quien fuese.

   Al amanecer del d?a siguiente Riz Khan ya estaba montado en su caballo liderando su ejercito, el ataque fue muy r?pido, pero los oponente presentaron una defensa inesperada, muchos de los hombres muertos eran revividos con forma de muertos vivientes por chamanes nigromantes, naturalmente esto asusto a muchos hombre que huyeron pero la mayor?a sigui? luchando contra el enemigo y contra sus antiguos compa?eros. Durante m?s de una hora de batalla un ejercito mucho m?s peque?o que el de Riz Khan se mantuvo pero al fin cay? cuando el propio Riz mato al hechicero que lideraba el ejercito nigromante y este huyo del campo de batalla dejando a unos pocos muertos vivientes que cayeron r?pidamente.

   Ese anochecer hubo un gran banquete para celebrar la victoria pero al d?a siguiente volvieron al castillo, a los hombres no sab?an porque tanta prisa, apenas hab?an saboreado la victoria. La causa del regreso tan r?pido fueron las ultimas palabras del hechicero nigromante, las cuales resonaban en la mente de Riz Khan, ?has ca?do en la trampa humano, ahora los dioses me reencarnaran en un demonio por mis servicios?. Eso solo confirmo lo que Riz ya sospechaba, no pod?a ser que el gran ejercito divisado por los vigilantes no fuese ni la mitad que el de los B?wa Kell, hab?a sido un cebo, cuanto m?s tardasen en llegar al castillo menos posibilidades tendr?an de evitar una cat?strofe. Despu?s de dos d?as corriendo llegaron al castillo, a lo lejos vieron varias columnas de humo que sub?an serpenteantes al cielo, cuando llegaron a una colina cercana al castillo los miedos de Riz Khan se hicieron verdad, hab?an llegado tarde.

   Las columnas de humo proced?an de las casas y las granjas circundantes al castillo, pero lo peor es que en el propio castillo ondeaba una de las banderas que hab?an visto en la batalla anterior.

   Todo el ejercito supo al instante lo que hab?a ocurrido, el ejercito que hab?an derrotado solo era un cebo para sacar las tropas del castillo y despu?s tomarlo por sorpresa sin que casi hubiese resistencia.
Lo primero que pens? Riz Khan fue asaltar el castillo, su castillo, pero despu?s de meditarlo supo que eso seria imposible as? que decidi? asediarlo. Esta estrategia molestaba a las tropas que lo que quer?an era recuperar sus pertenencias, pero aun as? obedecieron las ordenes ya que ellos tambi?n sab?an que el castillo era casi impenetrable. A la llegada del ejercito aparecieron muchos supervivientes que lograron escapar de la batalle, la mayor?a contaron lo mismo, que el ejercito ataco por la noche y que la guarnici?n tardo tanto en reaccionar que el enemigo casi estaba dentro, tambi?n muchos hablaban de monstruos tales como zombis, esqueletos e incluso alg?n drag?n pero de lo que estaban seguros es el ejercito asediante superaba a los B?wa Kell.
El asedio al castillo solo se vio interrumpido dos veces durante tres d?as por dos mensajeros que intentaban salir del castillo, al cuarto d?a, muchas trompetas sonaron, era un sonido nuevo para las tropas humanas pero aun as? supieron lo que quer?an decir, la gran batalla iba a comenzar.

   Las puertas del castillo se abrieron y de ellas sali? un ejercito completamente coordinado, a diferencia del cebo que cada uno hacia lo que quer?a, principalmente se compon?a de esqueletos y de b?rbaros unidos al caos, tambi?n hab?a zombis, y algunos monstruos tales como trolls y quimeras, pero con diferencia lo que m?s impresion? fue la salida del general nigromante, montado en un drag?n rojo, y portando un estandarte de batalla, parec?a que el solo iba a ganar la batalla, lo ?nico que animo a los B?wa Kell fueron los ?nimos de Riz Khan.

   La batalla comenz? al poco tiempo, las tropas nigromantes parec?an actuar sin que les diesen las ordenes, pero aun as? actuaban como un solo cuerpo. Los arqueros de Riz Khan empezaron a disparar a la primera l?nea de esqueletos, parec?a que por su situaci?n elevada iban a hacer muchos da?os en el enemigo, pero la mayor?a de flechas no impactaba y si lo hac?an apenas afectaban a estos muertos vivientes, r?pidamente cambiaron su objetivo y se dirigieron a los b?rbaros, aun as? ya era demasiado tarde, los nigromantes empezaron la subida a la colina donde se hab?a estacionado Riz Khan con su ejercito. Inmediatamente los lanceros se lanzaron colina abajo corriendo hacia el enemigo, y aunque eran pocos, apenas dos centenares, el choque causo grandes da?os en los esqueletos que vieron como sus primeras l?neas eran atravesadas con las lanzas. La alegr?a del ejercito humano duro poco, exactamente hasta que un grupo de arqueros fue aplastado por una roca gigante, los nigromantes sab?an una forma de lanzar rocas desde grandes distancias, del castillo sal?an decenas de ellas y aunque pocas causaban da?os, era un factor que no estaba previsto.

   La batalla se fue desarrollando a favor de los nigromantes, principalmente porque cada muerto nuestro era un hombre m?s en su ejercito, eso causaba miedo entre los guerreros que a la que mor?a alguien a su lado se volv?a a levantar pero esta vez atac?ndoles a ellos, los lanceros empezaron a luchar contra unos trolls que, cabreados por los ?pinchazos? por todos los lados, lanzaban a sus enemigos de tres en tres, mientras tanto las quimeras lanzaban llamaradas de fuego que abrasaban tanto a los enemigos como a los amigos. El nigromante que lideraba el ejercito enemigo estaba luchado contra Riz Khan, mientras que el drag?n rojo tenia muchas flechas clavadas en su cuerpo y permanec?a tumbado en el suelo herido de muerte por una flecha en el ojo.
Por cada golpe que asestaba Riz, su enemigo le daba tres y efectivos, Riz estaba muy herido y cansado pero aun as? segu?a luchando, al fin dio la orden de retirarse, pese al ruido que produc?a la batalla y los gritos, la orden se expandi? como el fuego y poco a poco los hombres se fueron retirando del campo de batalla hasta que solo Riz quedo all?, fueron pocos lo que vieron como el nigromante le asestaba el golpe mortal mientras gritaba: ? ??VIVA los B?WA KELL!!?


   Actualmente el descendiente de Riz se llama Mart?n Khan, y al igual que su padre es un gran guerrero, los B?wa Kell son un pueblo n?mada que al igual que sus antepasados buscan un hogar seguro donde poder vivir.



    Este relato es inventado, los enemigos, el castillo amurallado, etc, los nombres fueron sacados de novelas excepto el de Mart?n (esta claro), espero que guste a sus lectores.
? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ?                            Saludos, Mart?n.

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Comentarios / Queda inaugurado el foro de relatos
« en: 15 de Septiembre de 2005, 05:24:12 pm »

    Y es gratis.  As? que todo aquel interesado en colocar su relato en este foro puede enviarmelo en cualquier formato de texto, que yo lo editar? y lo colocar? en su post correspondiente.  Con el fin de no hacer que los post de los relatos se desmadren, cada post de relato estar? cerrado de forma que se postee en este mismo post de comentarios (menudo lio).  Cada cual que abra el que quiera y diga lo que desee.

   Se acepta cualquier tipo de relato que tenga una tem?tica fant?stica, no hay que ser muy exigente con los niveles (los mios por ejemplo son de lo m?s normalito).  Solo controlar un poco la ortograf?a y la redacci?n que se trata de relatos y no de mensajes de moviles.  :binkybaby:

   A pasarlo bien

   Saludos
   Karnak.

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Relatos de la Gran Horda / Sangre y grog. autor Karnak.
« en: 15 de Septiembre de 2005, 05:08:26 pm »


                                             SANGRE Y GROG
   

   Despu?s de haber estado dando vueltas por las colinas sin rumbo definido ni objetivo a la vista, Da?n y sus chicoz llegaron a un altozano que se ergu?a sobre la desembocadura de un r?o. Al otro lado se intu?a la espesura de un bosque denso, pero junto al r?o unas edificaciones eran perfectamente visibles desde el otero donde los Orcos satisfacc?an su curiosidad observando lo que desde all? les parec?a una ciudad.

Por fin una poblaci?n donde refrescarnos ?gru?? D??n- bajemos y busquemos un lugar donde nos sirvan un buen trago de Grog.  Matar?a por un buen trago de Grog.  ? Y sin m?s comenz? a bajar la colina hacia la ciudad junto al r?o-.

   Demonios ?rezong? uno de sus chicoz siguiendo sus pasos- Desde que perdimos a Br?t, esta exploraci?n se ha vuelto de lo m?s insoportable.

   Y tanto ?respondi? otro-.  Como que era ?l quien llevaba el Grog.

   Pero debemos reconocer ?contest? un tercero- es que nos re?mos mucho con Br?t.
   
   Se llev? todo el m?rito de haber sido el primero en descubrir aquel territorio con lava ?habl? el primero-, ?record?is como gritaba?.  ?Que me quemo??? Que me quemo??? adyudadme malnacidos?? Juas Juas Juas.  S?lo de pensarlo  me parto de la risa.

               Tampoco es para re?rle la gracia, el muy jod?o se empe?? en no lanzarnos el Grog hasta que le ayudar?mos a salir del charco de lava que hab?a pisado.  Siempre fue un ego?sta y un amigo de los taponez. ?Sentenci? el tercero-

              El se cay? solito dentro de la lava, pues que salga ?l solito.  Pero el Grog era de todos y no ten?a derecho a hacer que se quemara con ?l, desde luego que a m? tambi?n me pareci? un acto muy ego?sta. ?Contest? el segundo-.

Se hizo el silencio mientras se iban acercando a la ciudad.  Finalmente se encontraron frente a la ciudad al otro lado del r?o.  Era una ciudad enorme sin amurrallar, de altos edificios con c?pulas doradas y torres esbeltas.  De piedras blancas y rosadas, desde donde se encontraban ve?an perfectamente amplias arboledas con fuentes cantarinas y estatuas de las que manaba agua.  Un puente de dos arcos con balaustres blancos y adoquines multicolores un?a ambos lados del r?o y hacia ?l se encaminaron los intr?pidos exploradores. 

                  ?Qu? mierda de sitio se supone que es esto? ?Rezong? D??n- Desde luego que no es tapona esta ciudad, ni siquiera los taponez son tan cursis.

                  Y c?mo apesta joder ?respondi? uno de sus chicoz cuando les lleg? el suave perfume a rosas, jazminez y almizcle-. Es repugnante.

                  Este sitio es abobinable, no me extra?ar?a que fuese creaci?n de alg?n demonio del Arallu que se haya personado en el mism?simo Klaskan.  ?O?s esta m?sica endemoniada? Hace que mis instintos asesinos se adormezcan. 

Desde todos lados llegaba un suave murmullo musical, c?taras, flautas, liras, mandolinas y casta?uelas se confund?an en una bella melod?a de fondo y un coro de voces infantiles cantaban a la primavera?. ?Creo que hemos llegado en medio de un ritual demon?aco ?Susurr? D??n- Nosotros a lo que hemos venido, busquemos un buen antro donde nos sirvan Grog y seguimos con nuestras exploraciones-.



El centinela Atlante ten?a la mente en blanco.  Su concentraci?n era tal que pod?a navegar por el Nirvana concentr?ndose en las zonas Feng-Shui de su ?rea de exploraci?n, no hab?a ninguna presencia extra?a por los alrededores? pero ? esto que es?.  De repente todo el matiz viol?ceo que recorr?a su mente se ennegreci?, intrusos. ?Pero que?.
Abri? los ojos como quien sale de un mal sue?o para encontrarse de frente con un grupo de ? Puaj, Orcos.  Orcos aqu?, pero como han llegado hasta la bella Atlanz?.  Se restreg? los ojos incr?dulo a lo que ve?a.

           Usted perdone? ehm? ser extra?o.  ?Sabe si hay algun Antro, Cuchitril o taberna en la ciudad?. -Da?n intent? mostrar su lado amable tal y como la experiencia de tantas exploraciones le hab?a ense?ado a hacer ante un aborigen cuando intentaba entrar en una ciudad.  Siempre daba mejores resultados que sacar su cimitarra y dedicarse a dar tajos a diestro y siniestro, con el tiempo hab?a comprobado que esta actitud no era agradecida ni bien entendida por los habitantes de las ciudades extra?as.
El ser extra?o no era ni tap?n ni orejotaz, aunque se asemejaba a estos ?ltimos por la palidez de su piel.  Sin embargo ten?an una extra?a escamaci?n por todo el cuerpo, su ojos eran ovalados y de color amarillo meao, y sus manos ten?an una telilla entre los dedos como las patas de los patos.   Nota para cultos: (cuando D?on pens? en las patas de los patos  hac?a referencia a las extremidades inferiores de estos ?nades no a sus hembras).

            AAAHH, Orcos, Orcos en la ciudad.  S?lvese quien pueda nos atacan los Orcos?Los centinelas primero???.  Y desapareci? corriendo en la ciudad dejando atr?s un escudo de lat?n ricamente adornado y una lanza muy curiosa con tres puntas.
 
           Qu? extra?o ?Dijo D??n mientras desenvainaba su cimitarra, por si los taponez como siempre acostumbraba a decir-
S? que es extra?o se?or, este armamento es de muy poca calidad.  Aunque este escudo tan bonito podr?a servir como plato, seguro que a mi mam? le encantar? como regalo ?dijo despreocupadamente mientras met?a el escudo abandonado en su bolsa de viaje-

Los cinco Orcos entraron en la ciudad cimitarra en mano.  A lo lejos les lleg? un murmullo extra?o sobre el fondo musical, poco a poco la m?sica se fue apagando y sobre ella se elev? un griter?o que se fue acercando hasta ellos para convertirse en una muchedumbre de seres como el vigilante que hab?an visto apostado, ejem.. adormilado, junto a la puerta de la ciudad.  Un grupo heterog?neo de hombres, mujeres y ni?os con bultos y cajas sobre la cabeza corr?an hacia la puerta en direcci?n hacia los Orcos.  Da?n y sus acompa?antes agarraron sus cimitarras dispuestos a vender cara su vida.

            Orcos???, Nos invaden???, S?lvese quien pueda???.  La muchedumbre dando alaridos de terror abandon? la ciudad dejando atr?s un silencio sepulcral.  Los Orcos continuaron avanzando con enorme sorpresa esperando que de un momento a otro se les echara encima la guarnici?n de la ciudad. 
Al poco llegaron a una amplia plaza en cuyo centro una fuente que har?a las delicias de cualquier orejotaz lanzaba al aire chorros de agua espumosa y cantarina. 

           Mirad ?grit? uno de los Orcos- aqu? podremos refrescarnos y quitarnos el polvo del camino.
Yo me echar? agua por encima ?Dijo D?on- pero me niego a beber esta agua.  Parece que tiene extra?os efectos secundarios. 

Los Orcos se quitaron sus botas de hierro e introdujeron sus patas en el estanque al que ca?a el agua de la fuente.  Unos peces dorados correteaban entre sus pies.  ?Ahhh- exclamaron de placer los Orcos.  El agua empez? a ponerse de color chocolate, un extra?o humillo de color oscuro empez? a burbujear y los peces dorados se colocaron panza arriba y se dejaron morir. 
Est?n ricos estos pezcaos ?Dijo un Orco masticando uno de los peces- s?lo falta un poco de Grog para bajar las raspas. 

Al otro lado de la plaza se oy? un grito espeluznante.  Un ser extra?o se tir? manos a la cabeza ?Sacrilegio??? sacrilegio???, han contaminado el estanque sagrado y est?n devorando los peces de Atlantis, es el fin del mundo???, es el fin del mundo???- .  Los Orcos miraron extra?ados al otro lado de la plaza sin dejar de masticar.  De una puerta ricamente decorada sobre la que colgaba un cartel de letras fosforitas que dec?a: ?Drag Atlanz Club?.   Tiraron los peces se calzaron sus botas de hierro y all? se dirigieron los Orcos con un solo pensamiento en su calabazo.  ?Grog, Grog, Grog, Grog?. 
Un murmullo de ?ooohh?  ?mmmm?, y un desmayo en una de las esquinas recibi? a los Orcos en el interior del Antro-club.  Sin disimular pero visiblemente inc?modos se encaminaron a la barra del establecimiento donde les esperaba un camarero (o tal vez una), con la cara extra?amente pintarrajeada, las u?as largas y una enorme peluca de color rubio-anaranjado que le llegaba hasta la cintura.

          Hola  guapos, qu? quer?is tomar?. 
          Un buen barril de Grog para cada uno ?susurr? D?on visiblemente preocupado por la confianza que mostraba el camarero- ?Qu? ciudad es ?sta y quienes sois vosotros? ?pregunt? movido por la curiosidad-.
El camarero comenz? a servir un extra?o mejunje en unas jarras grandes.
Esta ciudad es Atlanz, una colonia Atlante en tierra firme.  Todos nosotros pertenecemos a la raza submarina de los Atlantes, antigua como la historia del mundo.
Mientras o?a esto observ? a su alrededor, todos ten?an m?s o menos una pinta como la del camarero.  Pelos largos y de colorines, u?as grandes y pintadas, la cara pintarrajeada y sus labios embadurnados en un color rojo sangre.  Todos iban sobre unos zapatos-elevadores del tama?o de un barril de Grog, que hac?a que al caminar parecieran patos mareados.  Esta gente debe guardar las cosas en sitios altos porque parece que necesiten zapatos escaleras ?pens? D??n-.
El camarero hab?a terminado de servir las bebidas y se inclin? hacia el hombro de D??n.  ? Orcos? hab?a o?do hablar de vosotros.  ?Es cierto que sois rudos y sudorosos?, y que os encanta luchar en batallas y que sois sangrientos? ooh?mmm..- se lami? su labio inferior en una mueca que asque? al pobre D??n-.

           S?, bueno? siempre han circulado muchas leyendas sobre nosotros, pero casi todo son exageraciones.  ? Se meti? un trago de la bebida entre pecho y espalda, primero sinti? un escalofr?o y luego una sensaci?n de n?usea.-  Pero qu? demonios es esto, que mierda me has servido?- Y agarr? al camarero por el cuello y lo atrajo hasta su cara-
            Oooh? ya veo que no eres nada pasivo, me gusta? -inquiri? el otro sonriendo-

             Has intentado envenenarme ?Gru?? D??n furioso- te matar?  y esparcir? tus tripas por esta ciudad siniestra. ? y comenz? a estrujarle el cuello-.

            Esto no es veneno ?habl? uno de los pezcaos desde un ric?n- Es zumo de alga, con pulpa de frutas y nectar de flores recolectados por colibr?s, es muy bueno y tiene muchos antioxidantes y vitaminas y ?

           Aaarggg ???.  Todos los Orcos comenzaron a escupir y tiraron sus vasos lo m?s lejos posible. ?Zumo de frutas-  Estos traidores han intentado envenenarnos.  Sacaron sus cimitarras al grito de ?A por ellos?.

Los clientes del establecimiento que hasta ahora se hab?an mantenido al margen de la conversaci?n saltaron hacia ellos quit?ndose la ropa y dando gemidos.  ?A m? primero, a m? primero-.  Los Orcos extra?ados retrocedieron hacia la puerta.  D??n solt? al camarero que comenz? a gritar.  ?Sigue??? sigue????.

Una vez en la plaza nuevamente Da?n mir? a su alrededor, del Club comenz? a salir un grupo de pezcaos y desde otros lados de la plaza empezaban a aparecer peque?os grupos de t?midos pezcaos.  ?Esta gente est? endemoniada, s?lo cabe replegarse con cautela y pasar a una t?ctica de defensa activa, volvamos hacia las puertas de la ciudad-. Lentamente con las cimitarras en la mano avanzaron hacia el r?o.

Una puerta se abri? y del interior surgi? una voz ?No me viol?is, no me viol?is-
Desde una de las ventanas surgi? una figura femenina. ?Mirad chicas, machos de verdad.-.  M?s figuras comenzaron a asomarse a las ventanas.  ?Chicoz- murmur? D??n- apretad el paso que la cosa se pone fea. 

Al poco enfilaron la calle que llegaba hasta las puertas de la ciudad, tras ellos una multitud de hist?ricas e hist?ricos corr?a tras ellos.  Los Orcos atravesaron un parque pisoteando las plantas y rompiendo los esquejes reci?n plantados.  Al llegar a la puerta enfilaron el puente y lo atravesaron sin mirar hacia atr?s.  All? la salida apresurada de los habitantes hab?a sembrado el camino de maletas, bolsas y cajas abandonadas en la hu?da apresurada.
Uno de los chicos exclam? ?Esta bolsa est? llena de oro-. ?Esta otra tambi?n- grit? otro.  ?Aqu? hay una caja llena de joyas y alhajas-. 
D??n fren? su trote y se volvi? hacia los bultos abandonados. ?Ehm, bueno, supongo que podemos esperar un poco y llevarnos algo de valor, recojed todo lo que ve?is de valor-.
Al otro lado, a las puertas de la ciudad un grupo de pezcaos agitaban pa?uelos a modo de despedida.  ?volved pronto-, -no nos olvid?is- -Ehh, que las copas hay que pagarlas-. 

       Desde luego que a esta gente no les sienta bien vivir en la superficie, parecen un grupo de elfos locos.  ?Dec?a un Orco que arrastraba un enorme cofre, mientras echaba una ?ltima mirada a la ciudad-. 
        Y que lo digas ?Respondi? D??n-  ?C?mo se puede vivir en una ciudad sin Grog?.  Es normal que se hayan vuelto locos.



DIAS MAS TARDE, EN MAUS-SHAKUTARB?K


   Y luego? aparecieron m?s de 100 guardias por la esquina de la fortaleza.  Est?bamos rodeados, pero a?n as? no nos rendimos y decidimos pagar caras nuestras vidas.  Lanzamos tajos a diestro y siniestro, pateamos sus culos de escamas, y luchando conseguimos abrirnos paso hasta el lugar donde guardaban el tesoro?. ? Relataba uno de los Orcos-

   ?.Custodiado por unos enormes Elementales de Agua... ?Continu? otro de los Orcos-

   D??n, visiblemente afectado por el Grog asent?a y sonre?a a todos lados mientras o?a las felicitaciones de todos sus amigos en el Cuchitril del campamento de la Horda.  Pero el H?roe que hab?a saqueado una ciudad Atlante con s?lo 4 escoltas estaba triste.

   Pobre Br?t, era un valiente, ?l s?lo consigui? abatir a la mitad de la guardia antes de caer moribundo bajo una lluvia de flechas.  S?lo le dio tiempo a decir:  ?D??n? t? siempre fuiste mi amigo, por eso te doy la parte del bot?n que me corresponda?.  Y yo a pesar de que su viuda lo reclame? no puedo hacerle un feo y romper el ?ltimo deseo de un camarada muerto.


? 2004. By Karnak.


59
Relatos de la Gran Horda / La profec?a. autor Karnak.
« en: 15 de Septiembre de 2005, 04:45:24 pm »


                                                       LA PROFECIA

   En la vieja Torre de la Hechicer?a, el Se?or de la Muerte Gorovod se encontraba recostado en un div?n, contemplando la biblioteca de su sala Arcana, donde se aglomeraban infinidad de tomos de magia con sus cubiertas de piel humana, o papiros arrugados donde las runas de sangre describ?an un terrible hechizo, tablillas cubiertas de signos extra?os y espantosos, y pergaminos de cuero de drag?n o de serpiente con las recetas m?gicas para infinidad de males, p?cimas de venenos o cartas zodiacales de personajes muertos en los principios de la Era.

   Su aprendiz entr? en la sala portando una bandeja con varios objetos que fue depositando en una mesa junto al altar de los sacrificios.  Un caldero de hierro cubierto de holl?n negro, unas velas fabricadas con grasa de enano, un espejo de plata pulida, una copa de oro labrado, un quemador de incienso de madera de esterlitzia y una escoba normal en apariencia.

   Gorovod hab?a ayunado durante varios d?as para tener su y hab?a realizado ejercicios de concentraci?n y meditaci?n con el objetivo de preparar su mente y su cuerpo y purificarlos debidamente para el peligroso ritual.  Se incorpor? en su div?n y se sent? relajado ante la mesa, disponiendo con sumo cuidado los objetos m?gicos que su ayudante le ofrec?a.  Coloc? las velas en los extremos de la mesa y las encendi? con un chasquido de sus dedos formando un pent?culo iluminado.  El caldero de hierro fue depositado sobre el brasero a un lado de la mesa, vaci? en ?l todo un barril de grog y su ayudante fue sumergiendo en el l?quido toda suerte de pociones, potingues, restos pringosos, hojas de mil especies vegetales.  Todo ello removiendo cuidadosamente con una cuchara de madera, a?adiendo sin parar peque?as cantidades de sustancias y materiales cuyo aspecto invitaba al almuerzo a salir atropelladamente garganta arriba.

  -Esto ya est? ?grazn? el peque?o goblin- calculo que el almuerzo estar? listo cuando finalice el ritual.
  - Eso espero ?dijo Gorovod- tengo tanta hambre que me comer?a un enano entero?o un goblin.

   El ayudante no hizo caso del comentario de su Maestro, acostumbrado ya a este tipo de bromas y continu? removiendo el espeso caldo, mientras el Mago continuaba con su labor.

   Coloc? una barrita de incienso en el quemador, le acerc? un tiz?n del brasero hasta que prendi? y lo coloc? a un lado. Ech? aliento sobre el espejo y lo puli? con la manga de su capa de piel de lobo hasta que consigui? empa?arla y lo coloc? en el centro de la mesa. 

   - Prep?rate, voy a empezar con el ritual.

   El Goblin apag? todas las antorchas que iluminaban la estancia y las sombras lo invadieron todo, la luz procedente de las velas iluminaba el ambiente con un pent?gono tenebroso que se dibujaba en la b?veda del techo. Gorovod rode? con sus manos el espejo de plata y se dispuso a mirar en ?l, sus ojos se dilataron a medida que el humo t?xico del incienso iba inundando sus pulmones. El goblin aguardaba al otro extremo de la mesa con cara de espanto, sosteniendo un pergamino y una pluma de tinta en cada mano.

  -Siete.
  -Catorce.
  -Veinte y nueve.
  -Doce.
  -Dos
  -Treinta.
  -Ocho.

   El aprendiz iba apuntando las cifras m?gicas conforme las recitaba su Maestro, con trazo cuidadoso pero r?pido.  Dobl? el pergamino cuando apunt? la ?ltima cifra y se levant?.

   -Vete a sellar la loter?a antes de que cierre el kiosco y regresa para preparar el almuerzo.  A ver si esta vez tenemos m?s suerte y salimos de pobres?esta vez tengo un presentimiento.

   -S? Maestro ?y sali? a toda velocidad de la Torre de Magia- ?Ser? un Amo de la Muerte, pero es un negado para los hechizos de adivinaci?n? ?pensaba el goblin camino de la aldea.




   

60
Relatos de la Gran Horda / La marcha. autor Karnak.
« en: 15 de Septiembre de 2005, 04:39:35 pm »
                                                        LA MARCHA

Desde que tu no me amas
Amo a los animales
Y el animal que mas quiero
Es el buitre carro?ero
(extremoduro).

   Gruntz despleg? el pergamino que hab?a desenrollado de la pata del buitre.  Lo observ? curioso y se lo entreg? a Fuzkazam.  ?Creo que no s? leer.

   El mago lo mir? con reproche y tom? el pergamino que le ofrec?an.  Lo desenroll? cuidadosamente y estudi? las runas, luego lo volvi? a enrollar y se lo pas? a su ac?lito. ?Gu?rdalo.

   -?Y bien?-. Pregunt? el Gran Se?or de la Horda intrigado.
   -Son noticias de Zak?l, el Grimburt.  Dice ?pocas defensas, cosa f?cil?.

   Los reunidos se miraron unos a otros y luego bajaron la mirada pensativos hacia la mesa donde hab?an desplegados varios mapas y algunas revistas de elfas ligeras de ropa.  Las miradas se clavaron en las revistas.

   Finalmente el Gran Se?or de la Horda carraspe?, y todos se movieron inquietos con culpa simulada.  ??Qu? significa eso exactamente?-. Pregunt?.

   -Significa que hay pocas defensas y que la cosa es f?cil. ?Contest? el mago-.
   -F?cil desde el punto de vista del explorador, que ya sabemos c?mo ven las cosas esta gente. ?Dijo Gruntz-
   -Eso es cierto  ?Replic? Tor-Wuaki- todos sabemos c?mo es el mismo Da?n de exagerado.   A?n recuerdo su historia de c?mo trajo el huevo de drag?n y de su lucha con la enorme dragona. Luego el Mago lo identific? como el huevo de un avestruz.

   Da?n no se encontraba presente en la reuni?n, todav?a no hab?a regresado de su misi?n ante los Minotauros.  Pero si hubiera estado presente no habr?a dicho nada.  Ning?n Orco es lo suficientemente tonto o temerario como para replicar al Gran Se?or de la Horda.

   -Cabe la posibilidad de que en realidad hayan pocas defensas tal y como dice Zak?l. ?Apunt? S?lwine el Se?or de los Olog-Khush.
   -O puede que sea todo lo contrario y nos encontremos con un ej?rcito mucho m?s poderoso de lo que imaginamos.  Yo creo que debemos andar con precauci?n antes de lanzar el ataque definitivo.  ?Tor-Wuaki pas? el dedo por el mapa, aunque miraba hacia la portada de una de las revistas donde una exuberante elfa mostraba sus atributos alimenticios-.  Avanzaremos hacia el norte por esta ruta, nos encontraremos en este punto con Zak?l que nos trasmitir? un nuevo informe. Y esta vez espero que sea m?s concreto.  Gruntz env?a un buitre a Zak?l y dale las nuevas instrucciones y manda otro a Lagh?sh e informa al Se?or de la Muerte de la situaci?n, dile que precisamos de su magia para ablandar las defensas humanas.  Ma?ana por la noche salimos, espero que para entonces haya llegado Da?n con noticias.  ?Y con un golpe en la mesa que lanz? mapas y revistas por el suelo, dio por acabada la reuni?n-.

   Al d?a siguiente la Horda se puso en marcha como una marabunta, desordenada e imparable rumbo norte.  Encabezando la marcha se encontraba el Gran Se?or de la Horda junto a su inseparable lugarteniente Gruntz.  A su lado cabalgaba el Se?or de la Ilusi?n Fuzkazam.  Tras ellos la infanter?a y los arqueros, en el centro las carretas tiradas por esclavos con los pertrechos y las m?quinas de asedio despiezadas.  Cerrando la marcha los cabalgalobos y lejos avanzando a traspi?s y variando el rumbo continuamente se arrastraba la Patrulla Condenada, el grupo de no-muertos que acompa?aba a la Horda. En el aire Muggrath bramaba su enfado contra los enanos por no haberle permitido luchar en su torneo para ni?as, mientras las arp?as se divert?an lanzando sus excrementos sobre las tropas que caminaban bajo ellas.  A media ma?ana se incorpor? al grupo Da?n, quien inform? al Gran Se?or de sus negociaciones con los Minotauros tras lo cual ocup? su lugar en la avanzadilla de la Horda.

   Durante varios d?as avanzaron por un territorio salpicado de colinas de pendientes suaves con poca vegetaci?n bordeando el hermoso valle que se ve?a a lo lejos y donde seg?n los informes de Da?n los minotauros hab?an construido una de sus ciudades.  Al quinto d?a divisaron los llanos al norte pero antes de entrar en las praderas Tor-Wuazi orden? acampar, despleg? guardias en el per?metro y esper? acontecimientos. 

   Al atardecer lleg? un buitre con un mensaje desde Katund-Z?d?k.  El Mago recogi? el mensaje antes de que Gruntz le metiera la zarpa y despleg? el pergamino de piel humana leyendo en voz alta. 

   -?Avistados dos espolones con bandera Atlante en el mar de Dot-Z?.  Nos mantenemos a distancia, esperamos instrucciones?.  Lo firma Nyh?rgo, Kr?tar al mando de la flota.-.

   Tor-Wuazi se llev? la garra al ment?n, pensativo y con expresi?n preocupada.  Mir? hacia el horizonte, donde se encontraba la ciudad humana.  -Los Atlantes vuelven a la carga, esto no presagia nada bueno-  pens? en voz alta.  Volvi?ndose hacia el Mago le dijo:
   -Env?a un buitre a Nyh?rgo con estas instrucciones: ?eludir el combate, poner rumbo al sur, agrupad la flota?.

   El Mago tom? nota r?pidamente de las ?rdenes y corri? hacia su carromato.  ?Mago???- Bram? Tor-Wuaki. ?Alerta todas las guarniciones y env?a un buitre a la Sk?thrgra? para que movilicen sus tropas-.  Y volvi?ndose hacia su Lobo grit?:
   -Gruntz, levantamos el campamento.  Ma?ana nos espera la Gloria o la Victoria-.

   En poco menos de un surco de reloj el campamento fue recogido precipitadamente (o simplemente abandonado) y toda la Horda se adentr? en los llanos del norte camino de la ciudad humana.  Tras varias horas avanzando sin ning?n percance observaron en el horizonte la silueta de una peque?a construcci?n de madera, una torre de vigilancia sin duda alguna.  En lo alto alguien ondeaba un trapo de color rojo.

   -Es Zak?l ?Dijo Gruntz sin apartar el acercalejos de su cara-.
   -Puntual a la cita, a veces pienso que este tiene sangre elfa, creo que es demasiado eficaz en lo que hace para ser un Orco-. Dijo Tor-Wuaki asintiendo.
   
   En esos momentos notaron un leve estruendo a sus pies que fue aumentando su volumen mientras la tierra comenzaba a estremecerse.  ?A alguien le suenan las tripas- Dijo Gruntz despreocupado.  Aunque la mayor parte de la Horda miraba a todas partes intentando averiguar el origen  del bramido al mismo tiempo que el p?nico asomaba a sus ojos.  Finalmente el ruido se volvi? ensordecedor y una nube de roc?o cay? sobre ellos empap?ndolos de arriba abajo. 

     -Agua??, que asco. ?Dijo Gruntz sacudi?ndose-.
   -?Qu? demonios ha sido eso?, pregunt? Tor-Wuaki.
   -He sentido una gran explosi?n de energ?a m?gica m?s al norte.     ?Dijo Fuzkazam-. Creo que el Se?or de la Muerte ha cumplido su parte.
   -Pues veamos qu? nos tiene que decir Zak?l, a ver si ha cumplido la suya 
    Tor-Wuaki dio la orden de continuar la marcha mientras se lanzaba a la carrera a trav?s de la llanura, seguido por los jinetes de lobo y sus lugartenientes.



   All? donde avanzaba la horda toda la tierra se encontraba cubierta de charcos y la llanura se hab?a transformado en un erial de barro y fango.   El ej?rcito avanzaba cautelosamente por el territorio h?medo hacia la torre de vigilancia que se encontraba ya muy cerca, mirando por donde pisaban y guardando un miedo at?vico a la magia y a lo desconocido que nadie se atrev?a a reconocer.  Al poco rato lleg? la vanguardia hasta una peque?a colina de suave pendiente donde los humanos hab?an construido la torre de vigilancia que b?sicamente se trataba de una peque?a construcci?n de madera con una torre de poca altura desde donde los vig?as oteaban el horizonte.  El per?metro se hallaba rodeado de una peque?a cerca de madera que parec?a m?s dise?ada para impedir que saliera nadie al exterior que para impedir a nadie acceder al interior.  Hab?an algunos edificios construidos contra la parte interna de la muralla de madera: unos establos  donde se revolv?an nerviosos 4 gara?ones negros, un almac?n a medio saquear, y un peque?o recinto para dar cobijo a los viajeros pues la guarnici?n dorm?a en el interior del edificio fortificado. La torre no ten?a ninguna ventana en la parte baja y la puerta de acceso se encontraba a m?s de 10 metros de altura.  Unos peque?os ventanucos situados a esa altura permit?an dar cobijo a los arqueros mientras descargaban lluvias de flechas sobre el enemigo.  Una escalera asom? por la puerta alta y se desliz? hasta el suelo, arriba asom? un rostro embozado y cubierto por una t?nica de color gris que hac?a se?ales con la mano invitando a los orcos que se encontraban en el patio a subir. 

   Arriba se dirigi? Tor-Wuaki seguido de su lugarteniente Gruntz y entraron en la torre donde la figura descubriendo su rostro se arrodill? ante el Gran Se?or de la Horda mientras se tocaba la frente con la palma de su mano derecha e inclinaba ligeramente la cabeza en lo que es el saludo habitual a un superior de la Horda.   

   -Mi Gran Se?or.  La torre es nuestra ?salud? Zak?l-
   -Buen trabajo explorador, ?qu? ha sido de la guarnici?n?, ?no habr?n conseguido escapar? ?Pregunt? Tor-Wuaki mirando alrededor-.
   -Est?n ah? abajo ?Respondi? Zak?l se?alando hacia la estancia en la parte baja de la torre- Despu?s de encargarme del guardia ca? sobre el resto que murieron en la cama sin siquiera emitir un quejido.

   Efectivamente, en un rinc?n del amplio sal?n se encontraban seis literas, en todas ellas excepto en una hab?a un humano con una sonrisa roja abierta en el cuello.  El otro se encontraba desplomado sobre una silla frente al fuego, donde con seguridad el desgraciado hab?a ido a buscar un poco de calor en el fr?o de la noche.

   -Buen trabajo Zak?l ?dijo el Gran Se?or palmeando la espalda del explorador- Pasaremos aqu? la noche y ma?ana emprenderemos el asalto a la ciudad.  Gruntz prepara los caballos y los humanos.  Hoy comemos carne fresca.

   Aquella noche la Horda comi? y descans? en previsi?n de la batalla a la ma?ana siguiente.  Tan s?lo permaneci? despierta la Patrulla Condenada que se encarg? de vigilar los alrededores de la torre de vigilancia, si es que se le puede llamar despierto al estado de eterna vigilia que tienen los no-muertos.

   Al d?a siguiente el ej?rcito emprendi? nuevamente la marcha, con las carretas de pertrechos m?s llenas a?n gracias al saqueo de la torre de vigilancia que ard?a elevando su columna de humo a los cielos como un tributo a los dioses de la guerra.  A media ma?ana lleg? la Horda a los arrabales de la ciudad n?mada, ?sta se encontraba perfectamente amurallada y rodeada de un espectacular foso, algo que no inquiet? en lo m?s m?nimo al Gran Se?or de la Horda que orden? a sus tropas desplegar y disponerse para el combate.  Da?n dispuso las balistas y los arqueros, Muggrath se desplaz? al flanco derecho junto con las arp?as y el Mago.  S?lwine y sus Ogros se desplazaron al flanco izquierdo mientras el propio Tor-Wuaki y su guardia ocupaban el centro del despliegue.  Los no-muertos iban de aqu? para all? sin saber muy bien qu? hacer. Entretanto los goblins y los esclavos al mando de Gruntz descargaron las piezas de artiller?a de las carretas y las montaron en la l?nea de batalla.  Despu?s de un tiempo de desorden y descoordinaci?n el frente del despliegue qued? relativamente organizado y todos los Kr?tar miraron al Gran Se?or esperando sus ?rdenes, ?ste sin quitar la vista de la ciudad hizo un ligero movimiento con la cabeza.  Gruntz alz? y baj? su cimitarra al mismo tiempo que Da?n alzaba su arco y los lanzapiedras, 10 balistas y los arqueros comenzaron a descargar una nube de proyectiles sobre las murallas.  La primera andanada barri? las defensas, la segunda destroz? amplios sectores de muralla y las puertas.  Muggrath emprendi? el vuelo sin esperar por las Arp?as que permanecieron junto al Mago.  Abajo los no-muertos comenzaron a avanzar sobre el foso, cada uno arrastraba un carromato de mano con ramas y tierra que los esclavos hab?an dispuesto para rellenar el foso.  Al llegar al pie de las murallas lanzaron al interior del foso los materiales de relleno consiguiendo abrir un camino hacia las brechas de los muros, en ese mismo instante la infanter?a comenz? a avanzar sobre la ciudad a cubierto tras los escudos la guardia personal de Tor-Wuaki mientras los Ogros y los arqueros al mando de Da?n avanzaron sobre sus flancos.  En esos momentos Muggrath se abati? sobre la ciudad a toda velocidad sobre su p?jaro de fuego que lanz? un alarido estremecedor. 

   Sin ni siquiera comenzar la batalla ya hab?a finalizado.  Muggrath apareci? sobre el resto de las murallas y alzando su martillo de guerra anunci? la victoria.  Los humanos hab?an sido aplastados, literalmente, bajo el fuego devastador de los lanzapiedras. Toda la horda se encontraba ya en el interior de la ciudad conquistada saqueando y destruyendo todo lo que encontraban a su paso.  A?n as? poco quedaba de lo que anteriormente hab?a sido una ciudad humana que hab?a osado ofender a la Horda, no hab?a un solo ser vivo y todos los edificios de importancia hab?an sido desmontados o destruidos.  S?lo quedaban algunas chozas en pie que pronto sufrieron la ira de los invasores.  Los ?nicos humanos que hab?an permanecido en la ciudad eran las dotaciones de las balistas que hab?an sido abatidos por los lanzapiedras antes incluso de que pudieran cargar sus armas y sus restos ya estaban siendo disputados por Arp?as y Ogros.  Tambi?n se observaban los cad?veres de algunos vagabundos y ancianos que hab?an sido abandonados a su suerte por los n?madas humanos en su cobarde hu?da de la ciudad, todos hab?an muerto ahogados.

   La victoria estaba siendo celebrada por la Horda, devorando los cad?veres que hab?an conseguido encontrar entre las ruinas y bebiendo el grog que Gruntz destilaba gracias a su alambique de campa?a.  S?lo Muggrath, que destrozaba los restos del muro con su martillo de guerra, se lamentaba. 

    -Primero los taponez no me permiten combatir en el torneo ?rug?a mientras golpeaba con su martillo- Y ahora estos humanos reh?yen el combate.  Es que ya no hay valientes en Klaskan?.
   -Hay que ver qu? mal se lo ha tomado el Muggrath ?le dec?a Gruntz al Gran Se?or de la Horda-.
   -Yo ya me lo tem?a, este muchacho siempre ha sido muy impulsivo y se toma a pecho lo del combate con honor.  Pero bueno?en cuanto termine de derruir las murallas, cargamos las piedras y nos lanzamos en persecuci?n de este cobarde para darle su merecido escarmiento.  Ma?ana partimos, env?a buitres con mensajes a todas las guarniciones e informa de la batalla.  Y ahora vamos a descansar que cosechar victorias es muy agotador.

   A pesar de todo el Gran Se?or de la Horda pudo dar satisfacci?n a las veinte concubinas que le acompa?aban durante las campa?as de guerra.


   En la Torre de Lughash el Nigromante le?a el mensaje que daba noticias de la victoria de la Horda.  Tan contento estaba que orden? a su ac?lito sacrificar un tap?n para honra de los dioses y para la cena.

   En la flota la noticia fue coreada por las dotaciones de las naves, las nuevas ?rdenes fueron rugidas con odio por todos blandiendo sus armas al aire o golpeando sus escudos.  ?muerte?, ?muerte?, ?muerte?.

   Lejos los Sk?thrgra? se pon?an en marcha, infantes, arqueros, cabalgalobos y carros de pertrechos se dirig?an al Sur convocados por el Gran Se?or de la Horda.

   

   


 

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