LA INVOCACION
La antigua Torre de Magia con sus ancianas paredes de piedra negra cubiertas de hiedra y musgo, su mayordomo jorobado y sus extra?os ruidos y gemidos nocturnos se elevaba como un poderoso presagio de augurios nefastos en la ladera de una alta monta?a. En el pasado la monta?a hab?a escupido su tributo de fuego y lava sobre la ladera norte dejando un desolado paisaje de destrucci?n. Y aunque en la ladera sur se elvaba alguna vieja con?fera como desafiando el oscuro poder que emanaba de la Torre, sus retorcidas ramas y su tronco carcomido eran una clara manifestaci?n de las energ?as del Caos que abundaban en la zona.
La sala Arcana, en lo m?s alto de la Torre, era una abovedada estancia amplia y oscura. Con unos peque?os ventanucos enrejados que mostraban una pefecta visi?n de los alrededores. En una de sus paredes la chimenea ard?a en un fuego rojo amarillo, intentando hacer retroceder el fr?o seco que emanaba de un pozo de dos metros de di?metro cuyo fondo parec?a incrustarse en el mismo Arallu. Ten?a un brocal de ?nice negro de dos palmos de altura que circundaba su per?metro y desde el techo sobre el abismo colgaban varias cadenas y cuerdas con ganchos y nudos manchados con el oscuro color de la sangre seca y en uno de los ganchos hab?a un enano ensartado, goteando sangre sobre el abismo por mil heridas abiertas con un cuchillo ritual que le hab?a inscrito sobre la piel desnuda las Runas de Sangre de un poderoso hechizo.
En torno al pozo se agruparon los magos. Gorovod el Archimago, Se?or de la Muerte, Fuzkadam Se?or de La Ilusi?n y Gradg?l el aprendiz de la Torre de Fuego. Agrupados en el interior de un pent?culo m?gico cuyo centro era el oscuro pozo.
Gorovod arroj? sobre un brasero un pu?ado de hierbas y un humo espeso y melanc?lico fue invadiendo la estancia velando la escasa luz que arrojaba la chimenea. Enrosc?ndose en espirales agitado por un viento g?lido procedente del fondo del pozo y formando extra?as figuras demon?acas que parecen aullar al infinito mientras danzan en torno a los invocantes en un obsceno ritual depravado y antiguo.
Los Magos cayeron en trance, mientras murmuraban la letan?a del poderoso hechizo atrayendo a este mundo la energ?a vital de los esp?ritus que danzaban a su alrededor.
Espiritus del Arallu, esp?ritus demon?acos del Vac?o, os invoco. Tiamat Drag?n negro del Norte, apelo a tu fuerza y determinaci?n. Salamandra Primigenia ardiente, apelo a tu calor nutriente, a tu protecci?n. Cuervo del Invierno y oscura noche, os pido vuestra sabidur?a oculta. Que estos dones de los poderes ocultos del Infierno est?n presentes en este pent?culo, que quienes se encuentran aqu? los conozcan. Esp?ritus de los Palios Infernales, esp?ritus del fuego, ?sed bienvenidos!.
Un rugido primigenio emergi? con violencia del fondo del pozo y los esp?ritus se avalanzaron sin piedad sobre la ofrenda de carne que colgaba devorandola mientras la v?ctima aullaba horrorosamente.
A mil leguas de distancia, en la ciudad maldita de Myl-Achaelon los muertos se levantaron en hordas sedientas de sangre para reclamar su tributo de carne y terror. La anta?o orgullosa Myl-Achaelon se hab?a convertido en una ciudad desolada, sus habitantes hab?an huido presas de un terror irracional o muerto de una extra?a plaga que carcom?a sus cuerpos y enloquec?a sus mentes. Sus templos estaban vac?os y en sus jardines otrora hermosos se prodigaba la maleza y de sus fuentes de aguas cantarinas s?lo quedaba un lodo fangoso que del que se elevaba el terrible olor de la carro?a. Su orgulloso Rey loco hab?a despertado un antiguo Mal. Tan s?lo le quedaba aguardar su fin.
