Autor Tema: La marcha. autor Karnak.  (Leído 2740 veces)

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Karnak

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La marcha. autor Karnak.
« en: 15 de Septiembre de 2005, 04:39:35 pm »
                                                        LA MARCHA

Desde que tu no me amas
Amo a los animales
Y el animal que mas quiero
Es el buitre carro?ero
(extremoduro).

   Gruntz despleg? el pergamino que hab?a desenrollado de la pata del buitre.  Lo observ? curioso y se lo entreg? a Fuzkazam.  ?Creo que no s? leer.

   El mago lo mir? con reproche y tom? el pergamino que le ofrec?an.  Lo desenroll? cuidadosamente y estudi? las runas, luego lo volvi? a enrollar y se lo pas? a su ac?lito. ?Gu?rdalo.

   -?Y bien?-. Pregunt? el Gran Se?or de la Horda intrigado.
   -Son noticias de Zak?l, el Grimburt.  Dice ?pocas defensas, cosa f?cil?.

   Los reunidos se miraron unos a otros y luego bajaron la mirada pensativos hacia la mesa donde hab?an desplegados varios mapas y algunas revistas de elfas ligeras de ropa.  Las miradas se clavaron en las revistas.

   Finalmente el Gran Se?or de la Horda carraspe?, y todos se movieron inquietos con culpa simulada.  ??Qu? significa eso exactamente?-. Pregunt?.

   -Significa que hay pocas defensas y que la cosa es f?cil. ?Contest? el mago-.
   -F?cil desde el punto de vista del explorador, que ya sabemos c?mo ven las cosas esta gente. ?Dijo Gruntz-
   -Eso es cierto  ?Replic? Tor-Wuaki- todos sabemos c?mo es el mismo Da?n de exagerado.   A?n recuerdo su historia de c?mo trajo el huevo de drag?n y de su lucha con la enorme dragona. Luego el Mago lo identific? como el huevo de un avestruz.

   Da?n no se encontraba presente en la reuni?n, todav?a no hab?a regresado de su misi?n ante los Minotauros.  Pero si hubiera estado presente no habr?a dicho nada.  Ning?n Orco es lo suficientemente tonto o temerario como para replicar al Gran Se?or de la Horda.

   -Cabe la posibilidad de que en realidad hayan pocas defensas tal y como dice Zak?l. ?Apunt? S?lwine el Se?or de los Olog-Khush.
   -O puede que sea todo lo contrario y nos encontremos con un ej?rcito mucho m?s poderoso de lo que imaginamos.  Yo creo que debemos andar con precauci?n antes de lanzar el ataque definitivo.  ?Tor-Wuaki pas? el dedo por el mapa, aunque miraba hacia la portada de una de las revistas donde una exuberante elfa mostraba sus atributos alimenticios-.  Avanzaremos hacia el norte por esta ruta, nos encontraremos en este punto con Zak?l que nos trasmitir? un nuevo informe. Y esta vez espero que sea m?s concreto.  Gruntz env?a un buitre a Zak?l y dale las nuevas instrucciones y manda otro a Lagh?sh e informa al Se?or de la Muerte de la situaci?n, dile que precisamos de su magia para ablandar las defensas humanas.  Ma?ana por la noche salimos, espero que para entonces haya llegado Da?n con noticias.  ?Y con un golpe en la mesa que lanz? mapas y revistas por el suelo, dio por acabada la reuni?n-.

   Al d?a siguiente la Horda se puso en marcha como una marabunta, desordenada e imparable rumbo norte.  Encabezando la marcha se encontraba el Gran Se?or de la Horda junto a su inseparable lugarteniente Gruntz.  A su lado cabalgaba el Se?or de la Ilusi?n Fuzkazam.  Tras ellos la infanter?a y los arqueros, en el centro las carretas tiradas por esclavos con los pertrechos y las m?quinas de asedio despiezadas.  Cerrando la marcha los cabalgalobos y lejos avanzando a traspi?s y variando el rumbo continuamente se arrastraba la Patrulla Condenada, el grupo de no-muertos que acompa?aba a la Horda. En el aire Muggrath bramaba su enfado contra los enanos por no haberle permitido luchar en su torneo para ni?as, mientras las arp?as se divert?an lanzando sus excrementos sobre las tropas que caminaban bajo ellas.  A media ma?ana se incorpor? al grupo Da?n, quien inform? al Gran Se?or de sus negociaciones con los Minotauros tras lo cual ocup? su lugar en la avanzadilla de la Horda.

   Durante varios d?as avanzaron por un territorio salpicado de colinas de pendientes suaves con poca vegetaci?n bordeando el hermoso valle que se ve?a a lo lejos y donde seg?n los informes de Da?n los minotauros hab?an construido una de sus ciudades.  Al quinto d?a divisaron los llanos al norte pero antes de entrar en las praderas Tor-Wuazi orden? acampar, despleg? guardias en el per?metro y esper? acontecimientos. 

   Al atardecer lleg? un buitre con un mensaje desde Katund-Z?d?k.  El Mago recogi? el mensaje antes de que Gruntz le metiera la zarpa y despleg? el pergamino de piel humana leyendo en voz alta. 

   -?Avistados dos espolones con bandera Atlante en el mar de Dot-Z?.  Nos mantenemos a distancia, esperamos instrucciones?.  Lo firma Nyh?rgo, Kr?tar al mando de la flota.-.

   Tor-Wuazi se llev? la garra al ment?n, pensativo y con expresi?n preocupada.  Mir? hacia el horizonte, donde se encontraba la ciudad humana.  -Los Atlantes vuelven a la carga, esto no presagia nada bueno-  pens? en voz alta.  Volvi?ndose hacia el Mago le dijo:
   -Env?a un buitre a Nyh?rgo con estas instrucciones: ?eludir el combate, poner rumbo al sur, agrupad la flota?.

   El Mago tom? nota r?pidamente de las ?rdenes y corri? hacia su carromato.  ?Mago???- Bram? Tor-Wuaki. ?Alerta todas las guarniciones y env?a un buitre a la Sk?thrgra? para que movilicen sus tropas-.  Y volvi?ndose hacia su Lobo grit?:
   -Gruntz, levantamos el campamento.  Ma?ana nos espera la Gloria o la Victoria-.

   En poco menos de un surco de reloj el campamento fue recogido precipitadamente (o simplemente abandonado) y toda la Horda se adentr? en los llanos del norte camino de la ciudad humana.  Tras varias horas avanzando sin ning?n percance observaron en el horizonte la silueta de una peque?a construcci?n de madera, una torre de vigilancia sin duda alguna.  En lo alto alguien ondeaba un trapo de color rojo.

   -Es Zak?l ?Dijo Gruntz sin apartar el acercalejos de su cara-.
   -Puntual a la cita, a veces pienso que este tiene sangre elfa, creo que es demasiado eficaz en lo que hace para ser un Orco-. Dijo Tor-Wuaki asintiendo.
   
   En esos momentos notaron un leve estruendo a sus pies que fue aumentando su volumen mientras la tierra comenzaba a estremecerse.  ?A alguien le suenan las tripas- Dijo Gruntz despreocupado.  Aunque la mayor parte de la Horda miraba a todas partes intentando averiguar el origen  del bramido al mismo tiempo que el p?nico asomaba a sus ojos.  Finalmente el ruido se volvi? ensordecedor y una nube de roc?o cay? sobre ellos empap?ndolos de arriba abajo. 

     -Agua??, que asco. ?Dijo Gruntz sacudi?ndose-.
   -?Qu? demonios ha sido eso?, pregunt? Tor-Wuaki.
   -He sentido una gran explosi?n de energ?a m?gica m?s al norte.     ?Dijo Fuzkazam-. Creo que el Se?or de la Muerte ha cumplido su parte.
   -Pues veamos qu? nos tiene que decir Zak?l, a ver si ha cumplido la suya 
    Tor-Wuaki dio la orden de continuar la marcha mientras se lanzaba a la carrera a trav?s de la llanura, seguido por los jinetes de lobo y sus lugartenientes.



   All? donde avanzaba la horda toda la tierra se encontraba cubierta de charcos y la llanura se hab?a transformado en un erial de barro y fango.   El ej?rcito avanzaba cautelosamente por el territorio h?medo hacia la torre de vigilancia que se encontraba ya muy cerca, mirando por donde pisaban y guardando un miedo at?vico a la magia y a lo desconocido que nadie se atrev?a a reconocer.  Al poco rato lleg? la vanguardia hasta una peque?a colina de suave pendiente donde los humanos hab?an construido la torre de vigilancia que b?sicamente se trataba de una peque?a construcci?n de madera con una torre de poca altura desde donde los vig?as oteaban el horizonte.  El per?metro se hallaba rodeado de una peque?a cerca de madera que parec?a m?s dise?ada para impedir que saliera nadie al exterior que para impedir a nadie acceder al interior.  Hab?an algunos edificios construidos contra la parte interna de la muralla de madera: unos establos  donde se revolv?an nerviosos 4 gara?ones negros, un almac?n a medio saquear, y un peque?o recinto para dar cobijo a los viajeros pues la guarnici?n dorm?a en el interior del edificio fortificado. La torre no ten?a ninguna ventana en la parte baja y la puerta de acceso se encontraba a m?s de 10 metros de altura.  Unos peque?os ventanucos situados a esa altura permit?an dar cobijo a los arqueros mientras descargaban lluvias de flechas sobre el enemigo.  Una escalera asom? por la puerta alta y se desliz? hasta el suelo, arriba asom? un rostro embozado y cubierto por una t?nica de color gris que hac?a se?ales con la mano invitando a los orcos que se encontraban en el patio a subir. 

   Arriba se dirigi? Tor-Wuaki seguido de su lugarteniente Gruntz y entraron en la torre donde la figura descubriendo su rostro se arrodill? ante el Gran Se?or de la Horda mientras se tocaba la frente con la palma de su mano derecha e inclinaba ligeramente la cabeza en lo que es el saludo habitual a un superior de la Horda.   

   -Mi Gran Se?or.  La torre es nuestra ?salud? Zak?l-
   -Buen trabajo explorador, ?qu? ha sido de la guarnici?n?, ?no habr?n conseguido escapar? ?Pregunt? Tor-Wuaki mirando alrededor-.
   -Est?n ah? abajo ?Respondi? Zak?l se?alando hacia la estancia en la parte baja de la torre- Despu?s de encargarme del guardia ca? sobre el resto que murieron en la cama sin siquiera emitir un quejido.

   Efectivamente, en un rinc?n del amplio sal?n se encontraban seis literas, en todas ellas excepto en una hab?a un humano con una sonrisa roja abierta en el cuello.  El otro se encontraba desplomado sobre una silla frente al fuego, donde con seguridad el desgraciado hab?a ido a buscar un poco de calor en el fr?o de la noche.

   -Buen trabajo Zak?l ?dijo el Gran Se?or palmeando la espalda del explorador- Pasaremos aqu? la noche y ma?ana emprenderemos el asalto a la ciudad.  Gruntz prepara los caballos y los humanos.  Hoy comemos carne fresca.

   Aquella noche la Horda comi? y descans? en previsi?n de la batalla a la ma?ana siguiente.  Tan s?lo permaneci? despierta la Patrulla Condenada que se encarg? de vigilar los alrededores de la torre de vigilancia, si es que se le puede llamar despierto al estado de eterna vigilia que tienen los no-muertos.

   Al d?a siguiente el ej?rcito emprendi? nuevamente la marcha, con las carretas de pertrechos m?s llenas a?n gracias al saqueo de la torre de vigilancia que ard?a elevando su columna de humo a los cielos como un tributo a los dioses de la guerra.  A media ma?ana lleg? la Horda a los arrabales de la ciudad n?mada, ?sta se encontraba perfectamente amurallada y rodeada de un espectacular foso, algo que no inquiet? en lo m?s m?nimo al Gran Se?or de la Horda que orden? a sus tropas desplegar y disponerse para el combate.  Da?n dispuso las balistas y los arqueros, Muggrath se desplaz? al flanco derecho junto con las arp?as y el Mago.  S?lwine y sus Ogros se desplazaron al flanco izquierdo mientras el propio Tor-Wuaki y su guardia ocupaban el centro del despliegue.  Los no-muertos iban de aqu? para all? sin saber muy bien qu? hacer. Entretanto los goblins y los esclavos al mando de Gruntz descargaron las piezas de artiller?a de las carretas y las montaron en la l?nea de batalla.  Despu?s de un tiempo de desorden y descoordinaci?n el frente del despliegue qued? relativamente organizado y todos los Kr?tar miraron al Gran Se?or esperando sus ?rdenes, ?ste sin quitar la vista de la ciudad hizo un ligero movimiento con la cabeza.  Gruntz alz? y baj? su cimitarra al mismo tiempo que Da?n alzaba su arco y los lanzapiedras, 10 balistas y los arqueros comenzaron a descargar una nube de proyectiles sobre las murallas.  La primera andanada barri? las defensas, la segunda destroz? amplios sectores de muralla y las puertas.  Muggrath emprendi? el vuelo sin esperar por las Arp?as que permanecieron junto al Mago.  Abajo los no-muertos comenzaron a avanzar sobre el foso, cada uno arrastraba un carromato de mano con ramas y tierra que los esclavos hab?an dispuesto para rellenar el foso.  Al llegar al pie de las murallas lanzaron al interior del foso los materiales de relleno consiguiendo abrir un camino hacia las brechas de los muros, en ese mismo instante la infanter?a comenz? a avanzar sobre la ciudad a cubierto tras los escudos la guardia personal de Tor-Wuaki mientras los Ogros y los arqueros al mando de Da?n avanzaron sobre sus flancos.  En esos momentos Muggrath se abati? sobre la ciudad a toda velocidad sobre su p?jaro de fuego que lanz? un alarido estremecedor. 

   Sin ni siquiera comenzar la batalla ya hab?a finalizado.  Muggrath apareci? sobre el resto de las murallas y alzando su martillo de guerra anunci? la victoria.  Los humanos hab?an sido aplastados, literalmente, bajo el fuego devastador de los lanzapiedras. Toda la horda se encontraba ya en el interior de la ciudad conquistada saqueando y destruyendo todo lo que encontraban a su paso.  A?n as? poco quedaba de lo que anteriormente hab?a sido una ciudad humana que hab?a osado ofender a la Horda, no hab?a un solo ser vivo y todos los edificios de importancia hab?an sido desmontados o destruidos.  S?lo quedaban algunas chozas en pie que pronto sufrieron la ira de los invasores.  Los ?nicos humanos que hab?an permanecido en la ciudad eran las dotaciones de las balistas que hab?an sido abatidos por los lanzapiedras antes incluso de que pudieran cargar sus armas y sus restos ya estaban siendo disputados por Arp?as y Ogros.  Tambi?n se observaban los cad?veres de algunos vagabundos y ancianos que hab?an sido abandonados a su suerte por los n?madas humanos en su cobarde hu?da de la ciudad, todos hab?an muerto ahogados.

   La victoria estaba siendo celebrada por la Horda, devorando los cad?veres que hab?an conseguido encontrar entre las ruinas y bebiendo el grog que Gruntz destilaba gracias a su alambique de campa?a.  S?lo Muggrath, que destrozaba los restos del muro con su martillo de guerra, se lamentaba. 

    -Primero los taponez no me permiten combatir en el torneo ?rug?a mientras golpeaba con su martillo- Y ahora estos humanos reh?yen el combate.  Es que ya no hay valientes en Klaskan?.
   -Hay que ver qu? mal se lo ha tomado el Muggrath ?le dec?a Gruntz al Gran Se?or de la Horda-.
   -Yo ya me lo tem?a, este muchacho siempre ha sido muy impulsivo y se toma a pecho lo del combate con honor.  Pero bueno?en cuanto termine de derruir las murallas, cargamos las piedras y nos lanzamos en persecuci?n de este cobarde para darle su merecido escarmiento.  Ma?ana partimos, env?a buitres con mensajes a todas las guarniciones e informa de la batalla.  Y ahora vamos a descansar que cosechar victorias es muy agotador.

   A pesar de todo el Gran Se?or de la Horda pudo dar satisfacci?n a las veinte concubinas que le acompa?aban durante las campa?as de guerra.


   En la Torre de Lughash el Nigromante le?a el mensaje que daba noticias de la victoria de la Horda.  Tan contento estaba que orden? a su ac?lito sacrificar un tap?n para honra de los dioses y para la cena.

   En la flota la noticia fue coreada por las dotaciones de las naves, las nuevas ?rdenes fueron rugidas con odio por todos blandiendo sus armas al aire o golpeando sus escudos.  ?muerte?, ?muerte?, ?muerte?.

   Lejos los Sk?thrgra? se pon?an en marcha, infantes, arqueros, cabalgalobos y carros de pertrechos se dirig?an al Sur convocados por el Gran Se?or de la Horda.

   

   


 
Muchas mentiras contadas unas pocas veces se convierte en conspiraci?n.? Una mentira contada muchas veces se convierte en realidad.