Autor Tema: De la juventud de Ragnar. autor Javier  (Leído 2658 veces)

0 Usuarios y 1 Visitante están viendo este tema.

Karnak

  • Gruntz, traeme m?s grog!
  • Mago
  • ***
  • Mensajes: 2320
  • Et in Arcadia Ego
    • Ver Perfil
    • Espada y Brujer
    • Email
De la juventud de Ragnar. autor Javier
« en: 16 de Septiembre de 2005, 09:16:00 am »


                                3.- De la juventud de Ragnar (Minotauros)



   Ragnar Astas de Acero era el tercer hijo del jefe de un peque?o clan que habitaba en el norte de las llanuras de Minosia, a escasas leguas del linde del enorme bosque que marcaba la frontera norte del ?reino? minotauro.

   Los Olafsson, el clan de Ragnar, eran un peque?o clan de agricultores y pastores que eran clientes del Jarl Erik el Audaz, jefe del clan Svensson, y uno de los Jarls m?s poderosos del reino que constantemente se ve?a involucrado en conflictos en el sur con los que trataba de aumentar su considerable poder y ser reconocido como rey por el Atherling, deseo que era compartido por m?s de uno de los otros Jarls.

   As? que la infancia de Ragnar pas? entre las nuevas de batallas y escaramuzas entre los diversos Jarls y Thanes, sin que en los Atherlings ninguno de los pretendientes al trono lograse ni de lejos el apoyo necesario para ser elegido en la asamblea. Nada nuevo, vaya, ya que en los a?os que siguieron a la ?fundaci?n? de Minosia s?lo el tirano Olaf el Sanguinario y el temible guerrero Harald el Oso hab?an conseguido llevar la corona durante breves a?os antes de ser depuestos en sangrientas guerras.

   Incluso perteneciendo a un pueblo tan belicoso y fornido como el minotauro, Ragnar era especialmente alto y fuerte y con un temperamento temible, y r?pidamente destac? como guerrero entre los miembros de su clan, hasta el punto de que apercibido Erik por sus Carls del potencial del joven le propuso entrar a su servicio cuando ?ste contaba apenas con 14 a?os y ya era m?s alto y corpulento que la mayor?a de adultos de su clan.

   Ragnar eludi? la propuesta alegando que era demasiado joven y no estaba a?n preparado para tama?o honor, aunque la verdad es que la negativa del joven se deb?a a que tras haber hablado con los carls del Jarl hab?a llegado a la conclusi?n de que la escasa pericia t?ctica y la probada estupidez de Erik lo llevar?a a la muerte en poco tiempo, y que sus carls se ver?an obligados a acompa?arlo en su destino lo quisieran o no. Y Ragnar a?n no quer?a morir.

   Bien es cierto que Erik era uno de los Jarls m?s poderosos del reino y que en combate sus Carls eran temibles, mas en un combate contra oponentes que no fueran minotauros sus brillantes t?cticas de carga frontal lo llevar?an a una derrota segura.


   En esos tiempos los bosques del norte de Minosia eran tranquilos y los cazadores minotauros campaban por ellos sin problemas, proporcionando pieles y carne a los granjeros de las llanuras a cambio de objetos met?licos y grano, y los minotauros gozaban de un merecido periodo de paz y tranquilidad s?lo interrumpido ocasionalmente por las disputas entre los belicosos Jarls y Thanes que rivalizaban por el trono.

   Apenas dos a?os despu?s la situaci?n hab?a cambiado radicalmente.
Tras a?os de escaramuzas y peque?os enfrentamientos con sus vecinos el Jarl Erik y sus Thanes hab?an logrado una victoria decisiva y costosa en la gran batalla del Prado Rojo sobre su m?ximo rival por el trono, el Jarl Sven del clan Magnusson, y la guerra por el trono parec?a llegar a su fin con esta victoria, que dejaba como ?nico rival de Erik al joven Jarl Gunther del clan Sigmundsson, quien no contaba con el apoyo de suficientes clanes ni Thanes como para oponerse al poder creciente del Jarl Erik.

   Y en los bosques del norte los cazadores estaban desapareciendo misteriosamente sin dejar rastros, y los cada vez m?s atemorizados supervivientes hablaban de sombras furtivas que se mov?an fuera del alcance de la vista y los observaban con animosidad esperando el momento para acabar con ellos.

   Las noticias que llegaban al norte hac?an presagiar que el Jarl Erik lograr?a por fin la victoria sobre Gunther, ya que hab?a reunido un gran n?mero de Carls y se aprestaba a invadir los territorios del clan Sigmundsson.

   Mas por lo que parec?a Gunther estaba dispuesto a vender caro su pellejo, y se lanz? a una guerra de guerrillas con un grupo de Carls escogidos que cre? serias dificultades a Erik, que sin haber reunido a?n a todos su Carls se vi? obligado a defender sus tierras de un enemigo  que parec?a estar en diez sitios a la vez golpeando donde m?s dol?a a Erik.

   Pero pese al valor de los Carls de Gunther y a la habilidad de ?ste la superioridad de Erik era enorme, y finalmente el grupito de Gunther fue obligado a retirarse a sus tierras tras un par de combates con Thanes de Erik en que ?nicamente la valent?a y fiereza de Gunther evit? el exterminio de sus hombres ante las fuerzas m?s numerosas que lo atacaban.

   Pero cuando todo parec?a presagiar que Gunther iba a ser definitivamente derrotado los seres sobre los que los cazadores llevaban meses avisando atacaron por sorpresa. Decenas de granjas situadas cerca de los bosques del norte fueron arrasadas, y los pocos supervivientes que lograron llegar a los poblados del sur contaron relatos de la crueldad de los atacantes, que no eran otros que los p?rfidos y cobardes elfos.

   Por la cantidad de granjas arrasadas y los escasos d?as en que hab?an sucedido los ataques se pod?a advertir claramente que la amenaza era seria, y que ser?a necesario el uso de gran cantidad de guerreros para acabar con los incursores y volver a asegurar la frontera. Y como los dominios de Erik y sus Thanes hab?an sido atacados, ?ste tuvo que desviar parte de sus carls hacia el norte para hacer frente a esta amenaza y retras? el ataque a los plazas fuertes del clan Sigmundsson.
   
   En breves d?as llegaron al norte un centenar de curtidos Carls al mando de uno de los Thanes de confianza de Erik, el temido Sigurd el Sanguinario, cuya carga en el Prado Rojo hab?a roto el muro de escudos del Jarl Sven y hab?a decidido la suerte de la batalla. A ?l se unieron decenas de voluntarios entre los granjeros y hombres libres de la zona, y un contingente de m?s de 300 minotauros valientes y decididos entraron en los bosques dispuestos a vengar los ataques sufridos.
   
   Pocos eran los cazadores que se hab?an unido a la expedici?n, y el desconocimiento de la ubicaci?n de las bases de los elfos hac?a presagiar que la expedici?n tal vez no ser?a tan r?pida ni tan exitosa como Sigurd pregonaba...

                                                                                     
             
                                                                                         (........continuar?).
Muchas mentiras contadas unas pocas veces se convierte en conspiraci?n.? Una mentira contada muchas veces se convierte en realidad.