Autor Tema: Sangre y grog. autor Karnak.  (Leído 3282 veces)

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Karnak

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Sangre y grog. autor Karnak.
« en: 15 de Septiembre de 2005, 05:08:26 pm »


                                             SANGRE Y GROG
   

   Despu?s de haber estado dando vueltas por las colinas sin rumbo definido ni objetivo a la vista, Da?n y sus chicoz llegaron a un altozano que se ergu?a sobre la desembocadura de un r?o. Al otro lado se intu?a la espesura de un bosque denso, pero junto al r?o unas edificaciones eran perfectamente visibles desde el otero donde los Orcos satisfacc?an su curiosidad observando lo que desde all? les parec?a una ciudad.

Por fin una poblaci?n donde refrescarnos ?gru?? D??n- bajemos y busquemos un lugar donde nos sirvan un buen trago de Grog.  Matar?a por un buen trago de Grog.  ? Y sin m?s comenz? a bajar la colina hacia la ciudad junto al r?o-.

   Demonios ?rezong? uno de sus chicoz siguiendo sus pasos- Desde que perdimos a Br?t, esta exploraci?n se ha vuelto de lo m?s insoportable.

   Y tanto ?respondi? otro-.  Como que era ?l quien llevaba el Grog.

   Pero debemos reconocer ?contest? un tercero- es que nos re?mos mucho con Br?t.
   
   Se llev? todo el m?rito de haber sido el primero en descubrir aquel territorio con lava ?habl? el primero-, ?record?is como gritaba?.  ?Que me quemo??? Que me quemo??? adyudadme malnacidos?? Juas Juas Juas.  S?lo de pensarlo  me parto de la risa.

               Tampoco es para re?rle la gracia, el muy jod?o se empe?? en no lanzarnos el Grog hasta que le ayudar?mos a salir del charco de lava que hab?a pisado.  Siempre fue un ego?sta y un amigo de los taponez. ?Sentenci? el tercero-

              El se cay? solito dentro de la lava, pues que salga ?l solito.  Pero el Grog era de todos y no ten?a derecho a hacer que se quemara con ?l, desde luego que a m? tambi?n me pareci? un acto muy ego?sta. ?Contest? el segundo-.

Se hizo el silencio mientras se iban acercando a la ciudad.  Finalmente se encontraron frente a la ciudad al otro lado del r?o.  Era una ciudad enorme sin amurrallar, de altos edificios con c?pulas doradas y torres esbeltas.  De piedras blancas y rosadas, desde donde se encontraban ve?an perfectamente amplias arboledas con fuentes cantarinas y estatuas de las que manaba agua.  Un puente de dos arcos con balaustres blancos y adoquines multicolores un?a ambos lados del r?o y hacia ?l se encaminaron los intr?pidos exploradores. 

                  ?Qu? mierda de sitio se supone que es esto? ?Rezong? D??n- Desde luego que no es tapona esta ciudad, ni siquiera los taponez son tan cursis.

                  Y c?mo apesta joder ?respondi? uno de sus chicoz cuando les lleg? el suave perfume a rosas, jazminez y almizcle-. Es repugnante.

                  Este sitio es abobinable, no me extra?ar?a que fuese creaci?n de alg?n demonio del Arallu que se haya personado en el mism?simo Klaskan.  ?O?s esta m?sica endemoniada? Hace que mis instintos asesinos se adormezcan. 

Desde todos lados llegaba un suave murmullo musical, c?taras, flautas, liras, mandolinas y casta?uelas se confund?an en una bella melod?a de fondo y un coro de voces infantiles cantaban a la primavera?. ?Creo que hemos llegado en medio de un ritual demon?aco ?Susurr? D??n- Nosotros a lo que hemos venido, busquemos un buen antro donde nos sirvan Grog y seguimos con nuestras exploraciones-.



El centinela Atlante ten?a la mente en blanco.  Su concentraci?n era tal que pod?a navegar por el Nirvana concentr?ndose en las zonas Feng-Shui de su ?rea de exploraci?n, no hab?a ninguna presencia extra?a por los alrededores? pero ? esto que es?.  De repente todo el matiz viol?ceo que recorr?a su mente se ennegreci?, intrusos. ?Pero que?.
Abri? los ojos como quien sale de un mal sue?o para encontrarse de frente con un grupo de ? Puaj, Orcos.  Orcos aqu?, pero como han llegado hasta la bella Atlanz?.  Se restreg? los ojos incr?dulo a lo que ve?a.

           Usted perdone? ehm? ser extra?o.  ?Sabe si hay algun Antro, Cuchitril o taberna en la ciudad?. -Da?n intent? mostrar su lado amable tal y como la experiencia de tantas exploraciones le hab?a ense?ado a hacer ante un aborigen cuando intentaba entrar en una ciudad.  Siempre daba mejores resultados que sacar su cimitarra y dedicarse a dar tajos a diestro y siniestro, con el tiempo hab?a comprobado que esta actitud no era agradecida ni bien entendida por los habitantes de las ciudades extra?as.
El ser extra?o no era ni tap?n ni orejotaz, aunque se asemejaba a estos ?ltimos por la palidez de su piel.  Sin embargo ten?an una extra?a escamaci?n por todo el cuerpo, su ojos eran ovalados y de color amarillo meao, y sus manos ten?an una telilla entre los dedos como las patas de los patos.   Nota para cultos: (cuando D?on pens? en las patas de los patos  hac?a referencia a las extremidades inferiores de estos ?nades no a sus hembras).

            AAAHH, Orcos, Orcos en la ciudad.  S?lvese quien pueda nos atacan los Orcos?Los centinelas primero???.  Y desapareci? corriendo en la ciudad dejando atr?s un escudo de lat?n ricamente adornado y una lanza muy curiosa con tres puntas.
 
           Qu? extra?o ?Dijo D??n mientras desenvainaba su cimitarra, por si los taponez como siempre acostumbraba a decir-
S? que es extra?o se?or, este armamento es de muy poca calidad.  Aunque este escudo tan bonito podr?a servir como plato, seguro que a mi mam? le encantar? como regalo ?dijo despreocupadamente mientras met?a el escudo abandonado en su bolsa de viaje-

Los cinco Orcos entraron en la ciudad cimitarra en mano.  A lo lejos les lleg? un murmullo extra?o sobre el fondo musical, poco a poco la m?sica se fue apagando y sobre ella se elev? un griter?o que se fue acercando hasta ellos para convertirse en una muchedumbre de seres como el vigilante que hab?an visto apostado, ejem.. adormilado, junto a la puerta de la ciudad.  Un grupo heterog?neo de hombres, mujeres y ni?os con bultos y cajas sobre la cabeza corr?an hacia la puerta en direcci?n hacia los Orcos.  Da?n y sus acompa?antes agarraron sus cimitarras dispuestos a vender cara su vida.

            Orcos???, Nos invaden???, S?lvese quien pueda???.  La muchedumbre dando alaridos de terror abandon? la ciudad dejando atr?s un silencio sepulcral.  Los Orcos continuaron avanzando con enorme sorpresa esperando que de un momento a otro se les echara encima la guarnici?n de la ciudad. 
Al poco llegaron a una amplia plaza en cuyo centro una fuente que har?a las delicias de cualquier orejotaz lanzaba al aire chorros de agua espumosa y cantarina. 

           Mirad ?grit? uno de los Orcos- aqu? podremos refrescarnos y quitarnos el polvo del camino.
Yo me echar? agua por encima ?Dijo D?on- pero me niego a beber esta agua.  Parece que tiene extra?os efectos secundarios. 

Los Orcos se quitaron sus botas de hierro e introdujeron sus patas en el estanque al que ca?a el agua de la fuente.  Unos peces dorados correteaban entre sus pies.  ?Ahhh- exclamaron de placer los Orcos.  El agua empez? a ponerse de color chocolate, un extra?o humillo de color oscuro empez? a burbujear y los peces dorados se colocaron panza arriba y se dejaron morir. 
Est?n ricos estos pezcaos ?Dijo un Orco masticando uno de los peces- s?lo falta un poco de Grog para bajar las raspas. 

Al otro lado de la plaza se oy? un grito espeluznante.  Un ser extra?o se tir? manos a la cabeza ?Sacrilegio??? sacrilegio???, han contaminado el estanque sagrado y est?n devorando los peces de Atlantis, es el fin del mundo???, es el fin del mundo???- .  Los Orcos miraron extra?ados al otro lado de la plaza sin dejar de masticar.  De una puerta ricamente decorada sobre la que colgaba un cartel de letras fosforitas que dec?a: ?Drag Atlanz Club?.   Tiraron los peces se calzaron sus botas de hierro y all? se dirigieron los Orcos con un solo pensamiento en su calabazo.  ?Grog, Grog, Grog, Grog?. 
Un murmullo de ?ooohh?  ?mmmm?, y un desmayo en una de las esquinas recibi? a los Orcos en el interior del Antro-club.  Sin disimular pero visiblemente inc?modos se encaminaron a la barra del establecimiento donde les esperaba un camarero (o tal vez una), con la cara extra?amente pintarrajeada, las u?as largas y una enorme peluca de color rubio-anaranjado que le llegaba hasta la cintura.

          Hola  guapos, qu? quer?is tomar?. 
          Un buen barril de Grog para cada uno ?susurr? D?on visiblemente preocupado por la confianza que mostraba el camarero- ?Qu? ciudad es ?sta y quienes sois vosotros? ?pregunt? movido por la curiosidad-.
El camarero comenz? a servir un extra?o mejunje en unas jarras grandes.
Esta ciudad es Atlanz, una colonia Atlante en tierra firme.  Todos nosotros pertenecemos a la raza submarina de los Atlantes, antigua como la historia del mundo.
Mientras o?a esto observ? a su alrededor, todos ten?an m?s o menos una pinta como la del camarero.  Pelos largos y de colorines, u?as grandes y pintadas, la cara pintarrajeada y sus labios embadurnados en un color rojo sangre.  Todos iban sobre unos zapatos-elevadores del tama?o de un barril de Grog, que hac?a que al caminar parecieran patos mareados.  Esta gente debe guardar las cosas en sitios altos porque parece que necesiten zapatos escaleras ?pens? D??n-.
El camarero hab?a terminado de servir las bebidas y se inclin? hacia el hombro de D??n.  ? Orcos? hab?a o?do hablar de vosotros.  ?Es cierto que sois rudos y sudorosos?, y que os encanta luchar en batallas y que sois sangrientos? ooh?mmm..- se lami? su labio inferior en una mueca que asque? al pobre D??n-.

           S?, bueno? siempre han circulado muchas leyendas sobre nosotros, pero casi todo son exageraciones.  ? Se meti? un trago de la bebida entre pecho y espalda, primero sinti? un escalofr?o y luego una sensaci?n de n?usea.-  Pero qu? demonios es esto, que mierda me has servido?- Y agarr? al camarero por el cuello y lo atrajo hasta su cara-
            Oooh? ya veo que no eres nada pasivo, me gusta? -inquiri? el otro sonriendo-

             Has intentado envenenarme ?Gru?? D??n furioso- te matar?  y esparcir? tus tripas por esta ciudad siniestra. ? y comenz? a estrujarle el cuello-.

            Esto no es veneno ?habl? uno de los pezcaos desde un ric?n- Es zumo de alga, con pulpa de frutas y nectar de flores recolectados por colibr?s, es muy bueno y tiene muchos antioxidantes y vitaminas y ?

           Aaarggg ???.  Todos los Orcos comenzaron a escupir y tiraron sus vasos lo m?s lejos posible. ?Zumo de frutas-  Estos traidores han intentado envenenarnos.  Sacaron sus cimitarras al grito de ?A por ellos?.

Los clientes del establecimiento que hasta ahora se hab?an mantenido al margen de la conversaci?n saltaron hacia ellos quit?ndose la ropa y dando gemidos.  ?A m? primero, a m? primero-.  Los Orcos extra?ados retrocedieron hacia la puerta.  D??n solt? al camarero que comenz? a gritar.  ?Sigue??? sigue????.

Una vez en la plaza nuevamente Da?n mir? a su alrededor, del Club comenz? a salir un grupo de pezcaos y desde otros lados de la plaza empezaban a aparecer peque?os grupos de t?midos pezcaos.  ?Esta gente est? endemoniada, s?lo cabe replegarse con cautela y pasar a una t?ctica de defensa activa, volvamos hacia las puertas de la ciudad-. Lentamente con las cimitarras en la mano avanzaron hacia el r?o.

Una puerta se abri? y del interior surgi? una voz ?No me viol?is, no me viol?is-
Desde una de las ventanas surgi? una figura femenina. ?Mirad chicas, machos de verdad.-.  M?s figuras comenzaron a asomarse a las ventanas.  ?Chicoz- murmur? D??n- apretad el paso que la cosa se pone fea. 

Al poco enfilaron la calle que llegaba hasta las puertas de la ciudad, tras ellos una multitud de hist?ricas e hist?ricos corr?a tras ellos.  Los Orcos atravesaron un parque pisoteando las plantas y rompiendo los esquejes reci?n plantados.  Al llegar a la puerta enfilaron el puente y lo atravesaron sin mirar hacia atr?s.  All? la salida apresurada de los habitantes hab?a sembrado el camino de maletas, bolsas y cajas abandonadas en la hu?da apresurada.
Uno de los chicos exclam? ?Esta bolsa est? llena de oro-. ?Esta otra tambi?n- grit? otro.  ?Aqu? hay una caja llena de joyas y alhajas-. 
D??n fren? su trote y se volvi? hacia los bultos abandonados. ?Ehm, bueno, supongo que podemos esperar un poco y llevarnos algo de valor, recojed todo lo que ve?is de valor-.
Al otro lado, a las puertas de la ciudad un grupo de pezcaos agitaban pa?uelos a modo de despedida.  ?volved pronto-, -no nos olvid?is- -Ehh, que las copas hay que pagarlas-. 

       Desde luego que a esta gente no les sienta bien vivir en la superficie, parecen un grupo de elfos locos.  ?Dec?a un Orco que arrastraba un enorme cofre, mientras echaba una ?ltima mirada a la ciudad-. 
        Y que lo digas ?Respondi? D??n-  ?C?mo se puede vivir en una ciudad sin Grog?.  Es normal que se hayan vuelto locos.



DIAS MAS TARDE, EN MAUS-SHAKUTARB?K


   Y luego? aparecieron m?s de 100 guardias por la esquina de la fortaleza.  Est?bamos rodeados, pero a?n as? no nos rendimos y decidimos pagar caras nuestras vidas.  Lanzamos tajos a diestro y siniestro, pateamos sus culos de escamas, y luchando conseguimos abrirnos paso hasta el lugar donde guardaban el tesoro?. ? Relataba uno de los Orcos-

   ?.Custodiado por unos enormes Elementales de Agua... ?Continu? otro de los Orcos-

   D??n, visiblemente afectado por el Grog asent?a y sonre?a a todos lados mientras o?a las felicitaciones de todos sus amigos en el Cuchitril del campamento de la Horda.  Pero el H?roe que hab?a saqueado una ciudad Atlante con s?lo 4 escoltas estaba triste.

   Pobre Br?t, era un valiente, ?l s?lo consigui? abatir a la mitad de la guardia antes de caer moribundo bajo una lluvia de flechas.  S?lo le dio tiempo a decir:  ?D??n? t? siempre fuiste mi amigo, por eso te doy la parte del bot?n que me corresponda?.  Y yo a pesar de que su viuda lo reclame? no puedo hacerle un feo y romper el ?ltimo deseo de un camarada muerto.


? 2004. By Karnak.

Muchas mentiras contadas unas pocas veces se convierte en conspiraci?n.? Una mentira contada muchas veces se convierte en realidad.