A los representantes de las naciones civilizadas y al Excmo. Sr. Presidente de la SdN:
Sirva la presente para comentar ciertos aspectos. En primer lugar, Francia lee las propuestas que nuestros buenos amigos estadounidense e italiano han efectuado y ve que la tónica general es la de mostrar sus simpatías con las justas reivindicaciones galas, lo cual agradezco, pues está claro que el concierto internacional está del lado de la verdad. Así pues, y viendo con detalle que la propuesta de la joven nación americana es mucho más pulida y satisfactoria para todas las naciones que la presentada por Francia, hago saber que retiro mi propuesta, y daré todo el apoyo a la propuesta de los Estados Unidos de América, por considerarla justa y adecuada.
Asímismo, deseo también dar públicamente las gracias por el apoyo expresado por Italia, en sus palabras referentes a la moderación francesa que ponen de manifiesto, una vez más, que Francia no deseó en ningún momento verse abocado a esta situación tan incómoda. Si Gran Bretaña tiene un ápice de dignidad, reconocerá que, en esencia, la propuesta es igual a la presentada por Francia para resolver nuestro conflicto, que fue desechada con grandes aspavientos; por tanto, si dicha propuesta se acepta al final del CdE de Palermo, qué le quedará a Gran Bretaña por hacer? Espero que su respuesta sea aceptar, de una vez y para siempre, las reglas de la diplomacia internacional.
Otra muestra de la doblez británica reside en la particular posición que el Honorable Emperador del Japón ha adoptado hacia Francia, olvidando, entre otros servicios prestados a él, cosas como mediar diplomáticamente entre el Zar y Japón para conseguir el Condominio en Corea, a lo cual nuestro amigo el Zar no estaba nada dispuesto en principio. Pero sigo insistiendo una y otra vez, y las que hagan falta: Japón seguirá siendo considerado un amigo por Francia, y espero volver a contar pronto en París con una legación diplomática que recomience nuestros contactos. Porque, de otro modo, la única cosa que se puede pensar es que Japón ha decidido alinearse, o subyugarse, al Imperio Británico a cambio de concesiones en la zona de expansión rusa con el apoyo británico y sin contar con el Zar.
Sin otro particular, se despide atentamente,
Tristan de Fevre, Presidente de la República Francesa.