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Secciones del Librojuego I

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LEYENDA: (+info)
    Secciones Libres
    Secciones Libres "Referenciadas"
    Secciones Reservadas
    Secciones Terminadas
    Secciones Huérfanas

AZ:
Listado de Autores y sus secciones asociadas:

Autor  SeccionesRaulINTRODUCCIÓNAZ1,7,22, 40Mariano4Martin3,10, 5, 8, 19Pablo d.l.I.13,2,16,18Ariadna20,9,33Teppic6Ivo44Salsbury25,101,34--

AZ:
Listado de secciones y sus modificaciones:

Sección  Titulo y Modificaciones1Cavilaciones en la celda de la protagonista.2Investigaciones en la Biblioteca3Tomas las "hierbas medicinales" y duermes. Amanece, te encuentras a Agatha. Te da el puñal y dos monedas.4Primer encuentro con la muda hermana Ágata. Te da un puñal y dos monedas de oro.5Avisas a Rigmenda y partes en mula. Puedes acampar en cueva.6Sigues a Agata hasta "su celda". Te escupe y caes dormida.7Preguntas en la cocina. Regla de Pétula.8Desconfías de la carta. Partes y te refucias en unas cuevas. Ves un jinete negro.9Carta de Sir Manuel de Duván10Sala prohibida de la biblioteca. Consigues el Ojo de Luna.11-12-13Disquisiciones paranoicas sobre como marcharte.14-15-16Estado de euforia. Abres la puerta y es Rigmenda.17-18Agredes a Rigmenda con el puñal. La acusas de que la carta sea falsa. Te da el santo y seña de la hermandad.19-20Te desmoronas psicologicamente y te quedas en tu celda.21-22Te pones en marcha sin más dilación, dejando atrás la abadía.23-24-25Los margenes hablan.26-27-28-29-30-31-32-33En que la protagonista descubre en la seccion prohibida nueva y reveladora informacion sobre los Redencionistas y se revela al lector una posible relacion de estos con el personaje.34-35-36-37-38-39-40-41-42-43-44Los lobos te matan. FIN.45-46-47-48-49-50-51-52-53-54-55-56-57-58-59-60-61-62-63-64-65-66-67-68-69-70-71-72-73-74-75-76-77-78-79-80-81-82-83-84-85-86-87-88-89-90-91-92-93-94-95-96-97-98-99-100-101-102-103-104-105-106-107-108-109-110-111-112-113-114-115-116-117-118-119-120-121-122-123-124-125-126-127-128-129-130-131-132-133-134-135-136-137-138-139-140-141-142-143-144-145-146-147-148-149-150-

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INTRODUCCIÓN
Querida hermana,

No me andaré con rodeos: atendiendo a la diligencia y buen hacer de vuestros servicios en el pasado, os he elegido para una misión de extrema importancia. Como sin duda sabréis, la ciudad de Cluxambuqua, sita en la frontera con los Bosques Oscuros, se ha declarado independiente y ha establecido una “comuna popular”. Creemos que una peligrosa secta herética está detrás de todo y, debido a razones que no os incumben, el Emperador prefiere no intervenir directamente para sofocar la rebelión. Por suerte, el odio racial entre las diversas etnias que habitan la urbe hace muy inestable el gobierno del autoproclamado “Consejo popular”, presidido por un joven comerciante elfo que creemos lidera en secreto la secta. Según parece, los herejes tienen en sus manos una antiquísima reliquia cuya naturaleza se ignora . Piensan utilizarla la próxima luna llena en un horrendo ritual que, de tener éxito, desatará terribles fuerzas primigenias, oscuros poderes ahora dormidos. Vuestra misión será sustraer dicha reliquia y entregarla a la Santa Inquisición para que ésta asuma el poder en la ciudad y destruya a los malvados, restableciendo el orden y la autoridad imperial.

Nunca he sido partidaria de las amenazas, pero huelga decir que tras el reciente descubrimiento de vuestros escarceos con cierto alegre fauno (por no hablar de los preparados “medicinales” hallados en vuestra celda u otros escándalos pasados) no estáis en condiciones de negaros a nada. Además, puedo garantizaros que las más altas instancias de nuestra Orden, así como destacadas personalidades muy cercanas a la persona del Emperador, tienen su mirada puesta con atención en Cluxambuqua y sabrán recompensar un éxito como es debido.

Partiréis al amanecer, haciéndoos pasar por una peregrina de camino a las Montañas Sagradas.

Quedad con los Dioses.

La Abadesa

Ve al 1

AZ:
1
No cabe duda, es el sello de la abadesa. Ha pasado mucho tiempo desde tu último servicio a la Corona Imperial, y muchas imágenes acuden a tu mente mientras doblas la carta y te la guardas.

Piensas en lo mucho que habrá cambiado Cluxambuqua desde tu última visita allí años atrás, y sonríes recordando la forma apresurada en la que hubiste de abandonar la ciudad en aquella ocasión, con tus hábitos ocultos bajo las ropas de una cabaretera. Ya entonces era aquella una ciudad conflictiva y con cierto desapego a La Tradición, y por lo que parece este sentimiento no ha hecho sino ir a más.

Te sacas las lentes y las dejas sobre la mesilla mientras cierras los ojos. Llevas entonces tu mano a la nariz justo entre ellos, haciendo una ligera presión para tratar de calmar el dolor de cabeza que de un tiempo a esta parte te asalta cada vez con más frecuencia.

Recapacitas sobre todo lo que esta carta significa, y sobre qué hacer al respecto.

Sabes que no tienes posibilidad alguna de hablar con la abadesa a quién su cargo obliga a vivir incomunicada en el Sacristorio, la torre más alta de la Abadía, y desde donde gobierna esta mediante misivas y oración. Únicamente podrías hacerle llegar un escrito que sin duda no sería respondido antes del amanecer, y retrasar tu partida más allá de lo que te indica en su carta resultaría en verdad algo poco saludable.

Podrías echarte a descansar todo lo que puedas antes del duro viaje que te espera, porque sabes que la experiencia acumulada en tus aventuras del pasado no servirá para paliar el paso de los años ni para ayudarte a caminar por esa nieve que ya comienza a caer. Con un poco de mala suerte los augurios que anuncian una fuerte tormenta de nieve en los próximos días no estarán errados.

Claro que en lugar de descansar tal vez podrías aprovechar el poco tiempo que te queda para hacer alguna indagación por el monasterio. Su biblioteca es abrumadora, no sólo por la cantidad de libros que allí hay sino también por su variada procedencia y contenido. Sin embargo sabes que en la entrada, dentro de su vitrina, reconocerás la silueta del Fauno al que un día conociste en su forma más carnal, y a quién la justicia que los hombres imparten en nombre de los dioses sentenció no ha mucho a cambiar la vida de sus entrañas por serrín. Y pasar por allí nunca es un trago agradable para ti, que ya antes odiabas la taxidermia.

Tal vez en las cocinas puedas averiguar algo también, con la cháchara de las hermanas. Como reza el dicho popular Zurcorcoalenco “Chismes y cazuelas, si cocinas los cuelas”.

Otra opción sería ponerse en marcha de inmediato, para tratar de evitar que la tormenta te alcance en las yermas tierras que rodean la abadía. Un poco más allá el terreno es montañoso y al menos te será más fácil encontrar cobijo entre sus cuevas en caso de necesidad.

La elección en cualquier caso es sólo tuya.

Si decides que antes de ponerte en marcha lo mejor es intentar relajarte un poco con ayuda de alguno de tus “preparados medicinales” en espera del amanecer, ve al 3

Si decides hacer algunas indagaciones por el monasterio antes de tu marcha, ve al 4

Si decides partir de inmediato dado lo urgente de la situación y del temporal que se avecina, ve al 5

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