Autor Tema: Newsfax T21 (1105-1109) - India  (Leído 6935 veces)

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Newsfax T21 (1105-1109) - India
« en: 07 de Enero de 2008, 12:47:50 pm »
Preludio - Invierno 1104/1105

El final de 1104 fue inusitadamente frío. Un viento terrible bajó del norte, atravesó toda la estepa y no se detuvo en las altas montañas del Himalaya, sino que en las cumbres se reforzó y se enfrió aún más y cayó sobre la India como un manto helado. La ola gélida duró sólo unos pocos días y luego las temperaturas se fueron normalizando, pero esos pocos días bastaron para enfermar a muchos y matar a unos cuantos. Los sabios lo consideraron como un mal augurio. Acertaron.

Durante los últimos meses de 1104 y los primeros de 1105 fueron llegando negras noticias a los distintos reinos indios. Las primeras alarmas hablaban de graves disturbios en Pagan; el reino, que aún trataba de sobreponerse a los estragos que le causó la horda de Kerait, había caído en la anarquía. El joven Rajá Hombiz, hijo de Ahombiz, en quien todos depositaban sus esperanzas, murió en noviembre de 1104. Fué la última gota que colmó el vaso: el reino estalló. La lucha no se limitó a los nobles ávidos de poder, como era habitual, sino que se extendió a todas las castas, como si nadie confiara ya en otra ley que la del más fuerte. Con asombrosa rapidez la sociedad de Pagan se disolvió en tribus, clanes y pueblos que cuando no luchaban entre ellos se mantenían amurallados, sin ningún contacto con nadie.

La locura de Pagan pareció extenderse más allá de las fronteras del reino. Las pocas caravanas que consiguieron llegar de vuelta hablaban de que la violencia y el bandidaje se extendían por todas las tierras por las que pasaron. Las ciudades que antes les recibían con los brazos abiertos ahora estaban cercadas por altas murallas que no abrían sus puertas a nadie, cuando no habían sido ya saqueadas e incendiadas. Sólo las caravanas mejor armadas pudieron defenderse de las bandas que les atacaron, no sólo los bandidos habituales, sino también campesinos armados y bandas de soldados renegados.

La noticia más sorprendente y terrible llegó unos meses más tarde: Song había cerrado sus fronteras. No eran sólo rumores: las caravanas que conseguían llegar a sus fronteras eran obligadas a retroceder por las guarniciones de los fuertes fronterizos; los viajeros contaban que los soldados y oficiales se negaban a hablar con nadie, y parecían vigilar tanto hacia dentro como hacia fuera del territorio Song. Nada podía atravesar las fronteras del Imperio. Incluso la secular ruta de la seda se había interrumpido. Y nada se sabía de lo que ocurría dentro de esas fronteras.

Sin posibilidad de comerciar y ante tanto peligro, pocos se aventuraban mucho más allá de la frontera este de Assam y pronto dejaron de llegar noticias. Lo último que se supo hablaba del lejano norte, de las estepas cercanas a los bosques helados, y no se sabía si eran hechos o fantasías. Decían que tampoco las hordas pudieron resistirse a la locura y que todas se habían disuelto en grupos enfrentados entre sí, grupos cada vez más pequeños y más feroces. Sólo la gran horda de Saraba se mantuvo unida bajo el implacable liderazgo de Tukeban, pero ni siquiera ellos podían hacer frente a la locura que llenaba el este del mundo, y se comentaba que estaban abandonando las tierras del norte de China y marchando hacia su tierra natal de Mongol, adonde llegarían en unos meses, atemorizados ante la crueldad que se había apoderado de esa parte de la tierra.

Con esos presagios nefastos es como llegó la primavera de 1105 a los reinos de la India.
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Re: Newsfax T21 (1105-1109) - India
« Respuesta #1 en: 09 de Enero de 2008, 03:02:12 pm »
Rajputado de Assam
(Hinduismo Civilizado Nación Abierta)
Yabedra, Gran Rajá de Assam, el Querido de los Vedas.
Diplomacia: N/A

Los nobles de Assam habían puesto sus esperanzas en que el nuevo Gran Rajá Yabedra cambiara la política confiada de su predecesor y reforzara el rajputado ante la amenaza de las hordas y el estado de guerra latente con Pala. Es cierto que el ejército de Assam no era nada desdeñable y que la aniquilación de la horda de Gaochán parecía demostrar que no era tanto el peligro. Pero nada de eso tranquilizaba a los acomodados nobles de Assam, que no querían arriesgar la prosperidad del rajputado y la suya propia.

Las noticias que llegaron durante el invierno tampoco eran alentadoras. Los rumores de desaparición de las hordas daban esperanza, pero el temor a que la locura de Pagan llegara a las fronteras de Assam ennegrecía los pensamientos de los nobles y del pueblo. El estado de ánimo general empeoró aún más con las muertes de la hermana de Yabedra y de la esposa del príncipe Juderi, y poco después de la madre de Yabedra, víctima de tantos disgustos.

Pero no iba a ser Yabedra quien calmara la inquietud. Desde el inicio de su reinado el Gran Rajá puso su interés en mejorar su infraestructura de gobierno, y a eso dedicó sus esfuerzos y buena parte de los recursos del rajputado. Los negros presagios no le hicieron cambiar de idea: los ejércitos de Assam se mantuvieron alerta pero no hubo nuevos reclutamientos. A lo único que accedió el Rajá fue a invertir algún dinero en intentar mejorar la calidad de las tropas existentes.

Al menos las inversiones del Rajá dieron su fruto y la infraestructura de gobierno del rajputado fue extendida y mejorada. También dieron provecho las inversiones en obras públicas en varias regiones. En esos trabajos pasaron cinco años, entre la satisfacción de la prosperidad aumentada y la inquietud ante los peligros que acechaban al rajputado. Cinco años en los que finalmente nada perturbó la paz de Assam. ¿Cuánto tiempo más duraría?
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Re: Newsfax T21 (1105-1109) - India
« Respuesta #2 en: 10 de Enero de 2008, 11:18:51 pm »
Rajputado de Pala
(Budismo Hindu Civilizado Nación Abierta)
Jalendry, Rajá de Pala
Diplomacia: -

Los negros presagios que recorrieron toda la India no dejaron de lado a Pala. Su situación era delicada, entre las hordas y la hostilidad del poderoso Rajputado de Assam. Pero el año 1105 empezó con una afortunada sorpresa: en las tierras agrestes de Pundra, cerca de la frontera con Navadaria, se descubrieron ricos yacimientos de oro. El descubrimiento atrajo mercaderes de toda India y en la cercana Nadapala se amplió el barrio comercial para acoger esta nueva actividad.

Pero los malos presagios se hicieron realidad cuando abril de 1106 murió el Rajá Jalendry. Su hijo Jalendry II se apresuró a ir a Navadaria a tomar el mando de las tropas y luego marchó a Nalanda, donde fue proclamado Rajá sin ninguna oposición. El nuevo Rajá se dedicó a consolidar su posición y a intentar mejorar las tropas de caballería del rajputado, apartado en el que logró importantes avances. Pero estas ocupaciones le hicieron dejar de lado otros proyectos importantes, como el proceso de reformas económicas, en el cuál no se hizo nada durante esos cinco años.
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Re: Newsfax T21 (1105-1109) - India
« Respuesta #3 en: 19 de Enero de 2008, 10:49:21 am »
Reino de Tarain
(Hinduismo Civilizado Nación Abierta)
Dil'Bahadur, Señor de Tarain
Diplomacia: Japut NT, Culcat T

El lóbrego y frío invierno de 1104 afectó gravemente a la familia real de Tarain. En pocas semanas murieron Sondury, ex-esposa de Tatyardanhana II, y Kali y Mali, hijas de Samudragupta. Tales desgracias no ayudaban al Señor de Tarain a emprender la necesaria reconstrucción del reino tras las duras batallas contra la horda de Gaochán y la rebelión que siguió a estas. El pueblo esperaba que su Señor reunificara el reino y recuperara la seguridad y prosperidad perdidas.

Sin embargo Dil'Bahadur, Señor de Tarain, apenas hizo nada. Quizás afectado por las muertes en la familia y los malos presagios, quizás cansado de tan terribles batallas como había tenido que vivir siendo príncipe, se dedicó a gobernar desde Tarain. Pasó los años supervisando incesantemente a los burócratas y administradores, que aunque escasos eran suficientes para su pequeño reino y no precisaban tal nivel de atención.

Su única otra ocupación fue la de intentar tener hijos para que llegara nueva vida a la familia real. Tampoco en eso le favorecieron los dioses. Tras largos meses sin fruto, al fin su esposa Lakshmi, la llamada "Belleza y Alegria", quedó embarazada. Pero fue un embarazo difícil, complicado desde el inicio, y que culminó trágicamente con la muerte de la madre y del niño en febrero de 1107. Dil'Bahadur se recogió aún más en sus tareas administrativas y se negó a emprender otra empresa o a tomar otra esposa.

Aún sin la participación del Señor de Tarain los nobles y generales del reino eran conscientes de que había que hacer algo para recuperar las posesiones perdidas. Así el príncipe Dahana decidió tomar tropas a su cargo e ir a la ciudad de Jatpur a intentar convencer a sus gobernantes que se reincorporaran al reino. En su precipitación llevó consigo unas tropas que estaban acampadas para ser entrenadas. El oro que se había reservado y los instructores que se habían contratado quedaron ociosos en el campamento, sin tropas que adiestrar ni un general que dirigiera el entrenamiento. Tanta precipitación no impresionó a los señores de Jatpur. Aceptaron reconocer la soberanía nominal de Tarain sobre la ciudad pero sin aportar tributos ni trabajadores al reino. Dahana no podía considerarse satisfecho.

El general Jondalar partió hacia Culcat con una misión similar. Con menos prisas, la preparó mejor, incluyendo una oferta de matrimonio de sí mismo con una hija de la nobleza local, y tuvo un éxito mayor: los gobernantes de Jondalar no sólo aceptaron volver al reino de Tarain, sino también el enviar al Señor parte de los tributos de la ciudad.

Aparte de la diplomacia, se acordó el dedicar grandes inversiones para mejorar la calidad de la infantería y la caballería del reino. Pero el desinterés del rey hizo que no se consiguieran los progesos esperados. Habría que esperar tiempos mejores.
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Re: Newsfax T21 (1105-1109) - India
« Respuesta #4 en: 24 de Enero de 2008, 06:59:00 pm »
Rajputado de Punjab
(Hinduismo Civilizado Nación Abierta)
Darlana, Rajá de Punjab
Diplomacia: N/A

Tras las terribles luchas de los años anteiores contra la horda y la triste muerte del Rajá Rajyavardhana, el pueblo de Punjab sólo deseaba paz y tranquilidad. Y su nuevo Rajá hizo lo posible por dársela.

Salvo el general Yabardena, que murió durante el invierno negro, tanto el Rajá como su heredero y todos los príncipes y generales se mantuvieron a la defensiva ante cualquier nuevo ataque de las hordas o de cualquier otro. Se hicieron modestas inversiones para mejorar los servicios de espionaje y las tropas del Rajputado, sin descuidar los centros de estudio y la construcción de obras públicas. En esa tensa espera transcurrieron los años, y nada destacado sucedió. La falta de noticias fue la mejor noticia para Punjab.
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Re: Newsfax T21 (1105-1109) - India
« Respuesta #5 en: 01 de Febrero de 2008, 01:11:24 pm »
Rajputado de Uttar-Pradesh
(Hinduismo Civilizado Nación Abierta)
Mahudi, Rajá de Uttar-Pradesh
Diplomacia: Pawar (+2YfC), Nepal: H

El nuevo Rajá no cambió en demasía su política respecto a su predecesor. Prosiguió con los grandes esfuerzos para mejorar la caballería del Rajputado, que siguieron siendo exitosos. Siguió su colaboración con sus aliados del Rajputado de Nasik, ofreciéndoles instructores en caballería y recibiendo expertos en espionaje, que acompañó con fuertes inversiones. También aportó generosas sumas para los centros de estudio e investigación. Siguió enviando a sus nobles en misiones diplomáticas. Y se mantuvo alerta ante posibles amenazas, tanto con su poderoso ejército, que incluso aumentó con nuevos reclutas, como con los no escasos mercenarios que tenían contratados.

El Rajá Mahudi también consideró necesario asegurar la futura sucesión dinástica. Ante todo nombró heredero del reino a Jagatjit, su hijo primogénito. Como Jagatjit no podría tomar oficialmente ese puesto hasta dentro de unos años, cuando cumpliera los 15, el Rajá declaró que si él moría el señor Nanak sería regente hasta la mayoría de edad del heredero. Y para estar completamente seguro se dedicó a visitar asíduamente a su esposa Brinda para engendrar más príncipes y posibles herederos. Esas visitas dieron su fruto con el nacimiento de un nuevo hijo en enero de 1107. No tardó mucho Brinda en volver a quedar embarazada, pero en esta ocasión la alegría se tornó en tragedia y madre e hijo morían en el parto en semptiembre de 1008.

Mientras el Rajá estaba así ocupado sus hombres partían en todas direcciones en misiones diplomáticas. El general Inder se dirigió a la región de Chitor, pero al encontrar allí a hombres de Tarain parlamentando con los señores locales dio media vuelta y volvió a Gujerat siguiendo las órdenes recibidas del Rajá, que no deseaba un conflicto con el Rajá de Tarain.
El general Karan marchó con los mercenarios de Delhi a la vecina región de Nepal, independiente tras el paso de la horda de Gaochán y la destrucción del reino del Tibet. Allí trató de convencer a los señores locales de que se unieran al Rajputado; pero las recientes desgracias habían vuelto a los nepalíes recelosos ante los extraños, y la falta de habilidad de Karan no ayudó: la inicial desconfianza se tornó en hostilidad contenida. Se hizo saber a Karan que no era bienvenido, y aunque no fue atacado tampoco volvió a ser recibido en ninguna casa de importancia.
El señor Nanak no encontró ni competidores ni nativos hostiles y siguió con su larga tarea de exponer a los notables de la conquistada Pawar las ventajas de su pertenencia al Rajputado. Superando anteriores fracasos su labor iba logrando fruto hasta que encontró el peor obstáculo posible: una súbita apoplejía acabó con su vida durante su sueño en diciembre de 1106.
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Re: Newsfax T21 (1105-1109) - India
« Respuesta #6 en: 08 de Febrero de 2008, 10:44:33 am »
Rajputado de Rajput
(Budismo Hindu Civilizado Nación Abierta)
Mahide, Rajá de Rajput
Diplomacia: Dahala (+1YfC)

El invierno negro no fue muy grave en Rajput. Hubo más muertes de lo habitual entre el pueblo y en algunas familias nobles de bajo rango, pero las grandes familias, incluyendo la del Rajá, no se vieron afectadas. Los brahmanes se apresuraron a proclamar que el Rajá Mahide estaba protegido por los dioses.

A Mahide le importaba un comino. Él no necesitaba malos augurios para saber que el mundo estaba lleno de peligros, y no se sentía especialmente protegido por los dioses. Prefería estar protegido por altas murallas y afiladas lanzas en manos de hombres adiestrados en su uso. Por eso siguió invirtiendo importantes cantidades de dinero y mano de obra en buscar mejoras para su infantería, su caballería y sus fortificaciones e ingenios de asedio. También construyó fuertes en sus tierras, reforzó las murallas de Nagpur e hizo reconstruir las de Benares.

No descuidó el frente diplomático: envió al gran General Hanhu, héroe de la lucha contra los bárbaros de Gaochan, a la corte de Nasik para mejorar las relaciones, y dio orden de que se dejara paso a la embajada de Nasik, liderada por el Señor Subha, al que recibió personalmente y atendió durante largo tiempo (ver NF de Nasik). Por último envió al Príncipe Gaurav a la región de Dahala para que intentara mejorar las relaciones con los líderes locales y permaneciera atento a cualquier ataque en el sur.

Mientras ordenaba estos preparativos Mahide permanecía en Benares supervisando la administración de su reino. Junto a él estaba el Heredero Sahedra al mando de una parte del ejército, preparado para defenderse de cualquier ataque. Ningún enemigo pillaría desprevenido a Rajput.

Pero para mantener un buen ejército hace falta un reino próspero, y para conseguir eso también dio órdenes el Rajá: mandó que se ampliaran las ciudades de Nagpur y Benares; esta ya era una de las más grandes ciudades de la India y del mundo conocido, además de un famoso centro de peregrinación para los fieles hinduistas.

Tal vez fuera la visión de los miles de peregrinos que acudían a la ciudad santa, tal vez fuera el considerar que toda ayuda, incluso la de los dioses, era útil para prevenirse ante un ataque. El caso es que el Rajá decidió levantar en Rajput, cerca de la ciudad santa, un gran templo dedicado al Dios Shiva. Hizo llamar a cientos de trabajadores y dedicó a ello parte de su oro, iniciando un proyecto que llevaría largos años pero que daría como resultado una obra grandiosa. Y quizás atraería la protección de Shiva, que nunca estaba de más en este mundo tan peligroso.
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Re: Newsfax T21 (1105-1109) - India
« Respuesta #7 en: 12 de Febrero de 2008, 10:19:06 am »
Rajputado de Nasik
(Hinduismo Marítima Nación Abierta)
Jaganat, Rajá de Nasik.
Diplomacia:

Como en tantos otros lugares de la India, el año 1105 se inició con muertes. El General Radhakrish murió de una extraña enfermedad y el Rajá Jaganat tuvo que hacerse cargo personalmente de las tropas que mandaba hasta encontrar un sustituto. Sin embargo eso no alteró los planes del Rajá, puesto que pensaba dedicarse a permanecer alerta con sus tropas ante cualquier amenaza contra Nasik. Le acompañó el Príncipe Mahendapala, vigilando con su flota las costas y las rutas comerciales del Rajputado. Mahude no dejará que los negros presagios del invierno se convirtieran en realidad.

Con el Rajá vigilante, el señor Subhas fué el encargado de mejorar las relaciones con los reinos vecinos. Tras llevar aún más tropas para la defensa bajo el mando del Rajá, viajó hasta Mathura acompañando a un grupo de expertos en espionaje, junto con una importante suma en libros, ingenios secretos y oro para financiar su tarea de instruir a los servicios de inteligencia de Uttar-Pradesh. Tras dejarlos allí fué a Benares a encontrarse con Mahude, el Rajá de Rajput, para intentar convencerle a él y a su corte de los beneficios de un pacto con Nasik.

Al mismo tiempo el General Hanhu de Rajput hacía lo propio en Nasik con el Rajá Jaganat. Sin embargo el general era un hombre más habituado al campo de batalla que a la corte y más ducho en el combate que en las sutilezas dialécticas. Poco avesado a las costumbres de la corte de Nasik, extrañas para él, cometía una y otra vez pequeñas torpezas y desconsideraciones involuntarias que le rebajaban ante los nobles. Una y otra vez intentaba exponer las ventajas para Nasik de un buen acuerdo con Rajput, pero los nobles locales, incluso el mismo Rajá Jaganat, le escuchaban cada vez con más fastidio y empezaron a evitarlo. Frustrado una y otra vez en una misión que no podía resolver con la espada, como cada vez tenía más ganas, Hanhu se desesperaba. Él había obtenido la gloria luchando contra los bárbaros de Gaochan, y ahora era despreciado por un montón de nobles que no sabían ni por qué extremo coger una lanza.

Una noche, en una fiesta de gala que ofrecía el Rajá para lo más selecto de la nobleza de Nasik, Hanhu intentaba exponer una vez más su caso ante un consejero del Rajá. Mientras lo hacía, una vieja mujer que estaba sentada cerca de ellos se burlaba del acento de Hanhu, riéndose de él sin ninguna consideración y haciendo comentarios a sus acompañantes como si él no estuviera allí. Hanhu contenía a duras penas su irritación cuando la mujer estalló a ruidosas carcajadas por algo involuntariamente gracioso que él había dicho. Hanhu estalló y abofeteó a la mujer, gritándole que se callara mientras hablaban los hombres. La expresión de horror de todos los que lo vieron y el silencio que se hizo a su alrededor le hizo pensar que algo no iba bien. Pero eso no le preocupó mucho rato porque segundos después un noble le cortó la garganta con su daga enjoyada. El gran General Hanhu, el héroe de la guerra contra Gaochán, que se había enfrentado a miles de aullantes jinetes nómadas sedientos de sangre y había triunfado contra las temibles hordas bárbaras, murió en una fiesta palaciega. Nunca llegó a saber que había golpeado a la madre del Rajá de Nasik.

La indignación por el lamentable comportamiento de Hanhu, aunque mitigada en parte por haber recibido su justo castigo, dañó notablemente la imagen de Rajput entre los notables de Nasik. Sin embargo, los excelentes informes que enviaba Subhas desde Benares hablando maravillas de la muy afectuosa disposición del Rajá Mahude y sus nobles hacia los intereses de Nasik hicieron olvidar el desagradable incidente y llevaron a una mejora general de las relaciones con Rajput. La corte recibió con satisfacción el tratado de Defensa Mútua que firmaron el Señor Sabhu en nombre de Nasik, y el Rajá Mahude de Rajput. El pobre Hanhu y su desafortunado final quedaron relegados a ser una más de las anécdotas que se explicaban en la corte de Nasik.

Mientras los diplomáticos hacían su trabajo, los contables hacían el suyo. Del tesoro del Rajputado salieron grandes sacos de oro para financiar la construcción de obras públicas en Surhastra. También se dedicaron importantes sumas a mejorar, con la ayuda de los instructores de Uttar-Pradesh, la calidad de la caballería de Nasik; los progresos fueron muy significativos. Y también hubo oro para apoyar el trabajo del más notable de los súbditos del Rajá: el sabio Akshay, llamado el Viajero.

Akshay había decidido volver a trabajar en un campo en el que ya había hecho importantes avances: los explosivos. El Rajá dispuso que el sabio Akshay recibiera todo el apoyo y una sustanciosa subvención. Espoleado por las facilidades, Akshay continuó sus investigaciones con entusiasmo e inventó un sistema para concentrar cargas capaz de derribar muros de piedra. Los ingenieros del ejército de Nasik celebraron grandemente esta nueva arma de su arsenal. Sin embargo, este ingenio trajo consigo un acontecimiento nefasto: a finales de septiembre de 1109, cuando Akshay estaba haciendo una demostración ante el Rajá y sus generales y nobles una carga estalló inesperadamente. Akshay desapareció entre el humo y las llamas mientras una lluvia de cascotes y material en combustión caía sobre el estrado desde donde observaban las autoridades. Hubo numerosas víctimas, entre ellas el mismísimo Rajá Mahude.

La consternación se extendió entre la corte y entre el pueblo de Nasik. Los brahmanes proclamaron que esta súbita muerte era un castigo de los dioses, que se reservaban para sí el poder de la destrucción suprema y castigaban a aquellos que querían robárselo. Ellos habían lanzado el fuego del cielo sobre el impío Akshay, y en su enojo habían castigado también al imprudente Rajá por apoyarle. La gente acudió en masa a los templos para rogar a Vishnu que les protegiera y a Shiva que no les castigara, y masas de fanáticos acudieron a los centros de investigación o universidades que encontraron, quemando bibliotecas y linchando a los estudiosos que no pudieron huir a tiempo.

Los disturbios extendieron el descontento entre la gente e incluso entre los nobles. El Rajá había perecido y su hijo mayor Pavalamuthu tenía 14 años y no podía subir al trono todavía. Tal vez la muerte del Rajá sin heredero fuera una señal de que los dioses querían un cambio de dinastía.

Años antes el Rajá Mahude había encargado al General Mahendapala que asumiera la regencia si él moría antes de que  Pavalamuthu fuera mayor de edad. Ahora se vería si esta elección fue acertada. Mahendapala actuó con celeridad. Dejó de lado los disturbios religiosos para concentrarse en tomar el mando de las tropas del Rajputado que afortuandamente estaban concentradas totalmente en Nasik, bajo el mando directo del Rajá. Mahendapala era un general respetado entre los oficiales y los soldados; a sus 75 años de edad todavía participaba en los ejercicios militares y montaba como el mejor jinete de Nasik. Había conocido a los padres y abuelos de la mayor parte de los oficiales del Rajputado, y muchos de ellos habían servido bajo sus órdenes directas. Así que cuando Mahendapala se presentó ante cada uno de los regimientos y le dijo a su oficial que le siguiera con su guardia personal, todos lo hicieron como un solo hombre.

Así acompañado de decenas de oficiales y de varios cientos de los mejores soldados de cada regimiento se presentó el General Mahendapala en Daman. Su llegada no fue acogida con vítores. Algunos nobles lo aceptaron como regente, quizás para evitar un mal menor. Otros se ausentaron apresuradamente de la capital, excusándose en el peligro del populacho. Y aún otros expresaron abiertamente su desacuerdo, pero estos bajaron la cabeza cuando Mahendapala y sus seguidores les visitaron en sus mansiones. No hizo falta tomar medidas de fuerza, todos aceptaron al nuevo regente aunque fuera no de muy buen grado.

Abortada cualquier oposición entre los nobles el Regente Mahendapala vovlió su atención a la algarada religiosa. Una vez más se ocupó personalmente del asunto: visitó a los líderes religiosos y les exigió que aplacaran los ánimos. Los brahmanes, que no querían que las protestas se les fueran de las manos, aceptaron hacerlo siempre que el nuevo Rajá se alejara de las impías prácticas de su antecesor, algo a lo que Mahendapala accedió con indiferencia; después de todo Akshay había muerto, así que eso ya no importaba.

Así las autoridades religiosas y los militares consiguieron frenar los disturbios. Pero el pueblo ya había vuelto su mirada hacia los dioses de siempre y se había vuelto en contra de los que osaban profanar los secretos divinos. La memoria de Akshay y de los investigadores había quedado gravemente manchada en las mentes del pueblo de Nasik.

En esta situación se llegó al final del año 1109 en Nasik. El viejo General Mahendapala había conseguido evitar un golpe palaciego o una guerra civil. Ahora era el Regente, había aferrado firmemente el poder y tenía bajo su mando directo todas las fuerzas militares del Rajputado. Por poco tiempo, empero. Pronto tendría que ceder todo esto al joven heredero Pavalamuthu.
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Re: Newsfax T21 (1105-1109) - India
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Rajputado de Vengi
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Vardana, Rajá de Vengi.
Diplomacia:

En Vengi se veía el futuro con optimismo. Una vez el Rajá Vardana había consolidado su posición como soberano del nuevo Rajputado y terminada la guerra con Chola, se encaraba con ánimo la reparación de los estragos sufridos en la guerra. Los negros presagios fueron ignorados e incluso la muerte durante el invierno del Señor Anantapurna, ex gobernador de Chela, no enturbió los espíritus.

El Rajá Vardana empezó su reinado con decisión. Viajó con su guardia personal y su corte a Bandar y la proclamó como capital del Rajputado. Allí estableció a los numerosos escribanos y burócratas, algunos de ellos venidos de la corte de Tanjore. Viendo que eran demasiados para las necesidades del Rajputado, despidió a un buen número de ellos y simplificó la administración. Las protestas y el descontento no ablandaron el corazón del Rajá: había que suprimir gastos innecesarios.

Con igual decisión dio órdenes a sus nobles y generales. Envió a Parvati y Sinsagalam que fueran a Kalinga a predicar la fe hinduista entre los paganos para mejor integrarlos en la nación. Tuvieron un considerable éxito y tras cinco años la mayor parte de los notables de la región veneraban a los dioses hinduistas e iniciaron la construcción de templos públicos para sus ritos. También dio órdenes a Tigretamil y Uma Pradesh para que se reunieran en Vengi con sus numerosas tropas y permanecieran atentos ante cualquier amenaza exterior, y así lo hicieron.

Pero la amenaza no vino de fuera. En abril de 1106 muró Tigretamil. Uma Pradesh tomó temporalmente el mando de sus tropas, y se econtró al frente de prácticamente todo el ejército del Rajputado. Las tentaciones que tuvo en el momento de la coronación de Vardana le asaltaron de nuevo con renovadas fuerzas… y esta vez vencieron. Uma Pradesh tomó a sus tropas, se proclamó Rajá y marchó hacia Bandar a tomar el poder. Su gran ejército no encontró oposición alguna y se plantó ante las puertas de la ciudad. Envió un heraldo exigiendo a Vardana que se rindiera y le coronara como legítimo Rajá, y se puso a esperar. Sabía que su ejército era inmensamente superior a las pocas tropas que tenía Vardana, así que el Rajá sólo podía rendirse.

No esperó mucho. Al alba del día siguiente un estrépito de trompetas y tambores llamó la atención de todos los soldados sitiadores. La puerta prncipal de la ciudad se abrió y por ella saló una comitiva de músicos y portaestandartes, encabezada por un elefante cubierto con una armadura enjoyada sobre el cuál iba el mismo Vardana. La comitiva avanzó solemnemente hacia el campamento de Uma Pradesh, mientras los soldados se apresuraban a levantarse y salían a ver qué ocurría. Uma Pradesh fue avisado urgentemente y tuvo el tiempo justo para vestirse con su armadura de gala para ir a recibir al Rajá junto con sus oficiales.

El elefante y su séquito se detuvo enfrente de Uma, mientras los soldados se agolpaban alrededor intentando ver el espectáculo. Uma montado en su caballo quedaba empequeñecido frente a Vardana en su elefante, lo que no gustó al general. Abrió la boca para ordenarle que desmontara y se entregara. No pudo hacerlo porque Vardana empezó un discurso con voz potente:

"Soldados de Vengi, os saludo. Estoy orgulloso de vosotros. Habéis luchado junto a mi padre Manjula y a mí mismo para conseguir vencer al déspota de Chola y liberar a nuestro pueblo. Y ahora estáis aquí. ¿Venís a traicionarme, a ensuciar vuestro honor, a venderme a este usurpador?" -- dijo señalando a Uma.

La respuesta de los soldados fue inmediata, casi instintiva: -- "¡No! ¡Nunca! ¡Viva Vardana!" --. Los que al principio dudaban se fueron uniendo al coro de vítores, que se fue extendiendo incluso entre las tropas que estaban demasiado lejos para saber qué pasaba.

Uma Pradesh empalideció, se quedó aturdido durante unos instantes. Pero al fin reaccionó y se dirigió al comandante de su guardia personal: -- "¡Rápido, matad a Vardana ahora mismo! ¡Aseteadlo!"

Antes de que el comandante pudiera dar ninguna orden, sin embargo, uno de los oficiales de Uma, Mangalon, se acercó a Uma y le decapitó de un tajo de espada. Algunos guardias se abalanzaron contra él pero otros oficiales le defendieron y redujeron a los guardias.

Vardana lo contemplaba todo desde el elefante. Al poco los oficiales tomaron la cabeza de Uma, se prostraron frente a Vandara y se la ofrecieron, pidiendole clemencia. El Rajá se mostró magnánimo y les perdonó la vida, e incluso nombró a Mangalon nuevo General de Vengi como premio, entre los vítores de los soldados. Triunfante pero escarmentado, en los años siguientes mantuvo a las tropas bajo su mando directo en Bandar, con Mangalon como su ayudante.

Si el reinado de Vardana estaba siendo agitado, no lo era menos su vida personal. Decidido a tener pronto un heredero, se casó en junio de 1105 con la bella Miandra de Bandar. Pronto se quedó embarazada pero murió de parto prematuro en abril de 1106. Tras unos meses de luto se casó con Mahura de Madurai. Los dioses bendicieron esta unión con una hija, Yamula, en junio de 1108, pero la madre murió también en el parto. Pertinaz, Vandara se casó en terceras nupcias con Mansula. Le dió otra hija, Bandula, en diciembre de 1109, y consiguió sobrevivir, lo que llenó de alegría al Rajá. Pero Vengi siguió sin un heredero.
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Re: Newsfax T21 (1105-1109) - India
« Respuesta #9 en: 27 de Febrero de 2008, 07:31:36 pm »
Khanato de Saraba
(Pagano Asiático Nómada Nación Abierta)
Tukeban Khan, "El Rayo que Cabalga"
Diplomacia:

Mongol, la tierra originaria de lo que ahora era la Gran Horda de Saraba, estaba llena de expectación. Hacía muchas estaciones que los guerreros habían marchado hacia el este, a recoger las riquezas que los que trabajaban la tierra acumulaban para ellos. Era ley de vida: los escarbadores acumulaban alimento y oro para que los nobles jinetes fueran a tomarlo cuando les placiera. Así había sido siempre y siempre sería así. Ahora llegaba el momento de llevar las riquezas a la tierra natal, donde se habían quedado los demasiado ancianos para cabalgar, donde estaban las tumbas de sus antepasados.

La expectación se mezclaba con el temor. Los avisos del regreso del Khan y sus hombres habían llegado mezclados con extrañas y terribles historias de locura y destrucción. No es que la destrucción asustara a los nómadas, al contrario; pero no era la alegre destrucción de la batalla y el saqueo, sino el producto de la locura y la enfermedad, algo que intimidaba a los jinetes. Sus lanzas y arcos les protegían de los hombres, pero ante los demonios necesitaban la protección de los dioses y estos no siempre estaban atentos.

Los meses pasaban; llegaban rumores, llegaban historias, pero no llegaban los guerreros nómadas. Y cuando los ancianos ya se resignaban a morir sin ver las nuevas riquezas y sin escuchar las gloriosas historias de saqueo, la Gran Horda llegó a Mongol. Era la primavera del año de 1006, y fue un año recordado durante mucho tiempo por los innumerables caballos y jinetes que cubrían la estepa y por la cantidad de carros cargados de riquezas sin límite.

Sin embargo, el ánimo de la horda no era todo lo alegre que podía esperarse. Hubo banquetes, borracheras y más muertos en peleas de lo que recordaban incluso los más viejos, pero detrás de todas las celebraciones quedaba una sombra. Esta sombra también pareció afectar al Gran Khan Tukeban. Tras un tiempo ordenó a su ejército que se concentrara en un lugar apartado de la región. Allí establecieron un gran campamento, con miles de tiendas y estandartes que llegaban hasta donde alcanzaba la vista. De allí salían regularmente caravanas de carros que iban a las poblaciones cercanas a buscar comida y bebida. Pero el Gran Khan y su ejército no se dejaron ver.

O quizás sí. Porque unas semanas después de esa reclusión llegaron unas sorprendentes noticias. Unos viajeros llegados de Buryat decían haber visto a lo lejos una masa enorme de jinetes. No llevaban estandartes, pero era difícil no reconocer a los jinetes de Saraba. ¿Y quién podía juntar tantos hombres y caballos sinó el Gran Khan Tukeban? Los viajeros decían que la horda se dirigía hacia el oeste, viniendo de Mongol y yendo hacia las montañas que llevaban a Hövsgol. Si era así, ¿quién estaba en el campamento de Tukeban en Mongol? ¿Había vuelto a partir la Horda de Saraba? ¿Hacia dónde?
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Re: Newsfax T21 (1105-1109) - India
« Respuesta #10 en: 29 de Febrero de 2008, 10:53:18 am »
Reino del Tíbet
(Budismo Bárbaro Nación Abierta)
Urghen, Rey del Tíbet
Diplomacia:

Urghen el Misterioso, Urghen el Huidizo, Urghen el Invisible.

Nada se sabía del nuevo rey del Tibet ni de su pueblo. Desde que emprendieron el “Largo Viaje” no habían llegado noticias de ellos a ningún pueblo civilizado. No habían aparecido por sus antiguas tierras, ni tampoco habían atacado las regiones que antaño eran blanco de sus saqueos. Ni caravanas mercantes ni exploradores militares habían encontrado rastro de su paso. Unos decían que habían muerto todos, otros que se ocultaban bajo tierra, otros que se habían convertido en espíritus incorpóreos que sólo aparecían de noche. La única verdad es que nada se sabía del pueblo errante del Tibet ni de su misterioro rey.

Hasta que en abril de 1108 una extraña comitiva llegó a la región de Tibet. Unos cientos de hombres a caballo, seguidas por otros cientos de infantes y por una caravana de carros y civiles a pie. Su aspecto era gastado, fatigado, como si llevaran años vagando sin detenerse. Y se podía decir que así era, puesto que esa comitiva era el pueblo del Tibet que regresaba a lo que fueron sus tierras. Pero a su frente no iba Urghen sino Tamerlon, su hijo, ahora nuevo rey del Tibet. Urghen había muerto en las montañas y su tumba quedaría oculta por siempre entre las rocas y las nieves eternas. Misterioso, huidizo, invisible hasta el final.

La desastrada tropa acampó a las puertas de Lhasa y Tamerlon pidió hablar con los nobles locales. Fue recibido con escasos honores, apenas como a otro noble, no como a un rey. Pero Tamerlon no se mostró ofendido, al contrario. Agradeció vehementemente que les acogieran, prometió hacer de Lhasa ser la capital del nuevo reino del Tibet y ofreció casarse con la joven casadera que los ancianos locales dispusieran. Los nobles le escucharon con atención y tras largos meses de conversaciones le ofrecieron un pacto: ellos le reconocerían como a su aliado y le proporcionarían alojamiento para su pueblo, sustento para sus tropas y una generosa asignación, a cambio de que Tamerlon y los tibetanos defendieran la ciudad ante sus enemigos. No era el reconocimiento como rey que Tamerlon deseaba, pero en su situación tampoco podía ser demasiado exigente: aceptó y se preparó para iniciar el renacer del reino de Tibet desde Lhasa.
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Re: Newsfax T21 (1105-1109) - India
« Respuesta #11 en: 29 de Febrero de 2008, 09:04:20 pm »
Imperio de Chola
(Hinduismo Civilizado Nación Abierta)
Rajendra III, Emperador, Rajá entre los Rajás, Majarajá de Chola y la India toda, "El Tocado por los Dioses".
Diplomacia: Bijapur EA, Satava C, Golconda H

La paz con Vengi consolidaba una desgracia y una infamia, pero al menos permitía al Rajá dedicar sus energías a reconstruir la castigada economía de Chola. Se lanzó con decisión a ampliar las principales ciudades del imperio. Los ingenieros imperiales se desplegaron por Tanjore, Kollam, Cherry y Sringerai, creando nuevos mercados, excavando pozos y derruyendo barrios enteros como si hubieran sufrido un terremoto para dejar paso a nuevas avenidas y casas para la pujante burguesía. También se extendió el afán constructor a la región de Pandya, que vio aparecer en sus campos acequias, molinos y caminos por doquier para mejorar la producción de los campesinos. Tanto fue el dinero que se invirtió en esos años que se decía que tenían las vacas sagradas más gordas de la historia de Chola.

Mientras el Rajá Rajendra permaneció en Tanjore gobernando y supervisando la reconstrucción de la burocracia del imperio, diezmada cuando Vengi ocupó Tanjore. Junto a él estaba su heredero Mikharma, encargado de la defensa del reino. Éste además aprovechaba para pasar largos ratos con su esposa, los cuáles dieron fruto en forma de una hija en mayo de 1106. Pero esta alegría duró poco puesto que la madre enfermó y murió a las pocas semanas del nacimiento. Mikharma, entristecido, siguió cumpliendo con sus deberes hacia el Imperio pero en sus ratos libres se mostraba taciturno y sólo consentía la compañía de los eunucos reales.

Rajendra también intentó recuperar mediante la diplomacia parte de la extensión perdida del imperio. Envió al Señor Asitya a la ciudad de Bijapur, donde consiguió un acuerdo comercial beneficioso para ambas partes. El Señor Dhanyavad, en cambio, tuvo menos éxito en Satava, cuyos nobles sólo aceptaron reconocer que la dinastía de Chola en tiempos pasados tuvo derechos sobre la región, pero no ninguna soberanía actual.

Con Golconda el Rajá ordenó un estilo más directo. El General Namaste, que estaba en la ciudad, recibó el encargo de que convenciera a los nobles locales a aceptar ser vasallos de Chola por las buenas o por las malas. Los nobles, tal vez adivinando las intenciones de Namaste, rechazaron cualquier pacto. Entonces el general dio orden de conquistar la ciudad aprovechando que ya estaba dentro de sus murallas. Pero no contaba con la astucia y prevención de los dirigentes de Golconda ni con la valentía de su pueblo. Cuando las tropas de Namaste fueron a capturar el palacio de la ciudad se encontraron que los nobles se habían escondido y que les esperaba la guardia local reforzada por una numerosa milicia ciudadana. Las tropas de Namaste se tuvieron que retirar con pérdidas. A partir de entonces se entabló un duro combate que duró varias semanas, luchando calle a calle, casa por casa. Los guerreros de Chola eran superiores pero tenían enemigos en todas partes e iban sufriendo un desgaste cada vez mayor. En un asalto al palacio de un noble Namaste recibió una pedrada lanzada desde un tejado y cayó inconsciente. Sus guardias lo retiraron del combate inmediatamente pero murió a las pocas horas. Desmoralizados y habiendo sufrido graves bajas, los oficiales decidieron abandonar la maldita ciudad. Si hubieran tenido enfrente un ejército profesional posiblemente hubieran caído todos. Pero los golcondanos también habían tenido muchos muertos y su cuidad estaba siendo arrasada; prefirieron abrir las puertas al enemigo que huía y permitirle que se retirara. Cuando el ejército de Chola se alejaba derrotado y diezmado pudieron ver como la gente de Golconda les abucheaba y se burlaba desde las murallas. Los soldados no pudieron más que aguantarse y seguir su marcha, que no cesaron hasta que estuvieron en la seguridad de Karnata.
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