Extracto del turno Humanos3:

De los Libros de la Casa de Darloc
Libro quinto: Donde se habla del encuentro con Erewer

Después del encuentro con Erky, Darloc dedicó varios días a explorar hasta el mas mínimo detalle del valle, observando que su extensión y fertilidad permitiría la construcción de una ciudad bien abastecida, y que situando una fortaleza en el cañón de acceso se facilitaba enormemente su defensa, como además se encontraba cerrado por derrumbes recientes, quedando solo un pequeño túnel formado por las enormes rocas que obturaron el cañón, incluso fantaseo con que seria fácilmente disimulable esa entrada, quedando el valle totalmente escondido y separado del resto, pues hasta el riachuelo por el que desaguaba el valle se filtraba por entre las rocas, resurgiendo ya en la llanura exterior a cierta distancia en medio de una laguna. Quizás algún día, si el Padre deHm lo permite, podría llegar a crear allí el Reino de la Font, y esta vez seria real y no un juego de niños.

Estando seguro de que no habían mas accesos al valle, Darloc centró su atención en el enorme árbol de hojas plateadas que sobresalía en el bosque, quedando admirado por su porte, posiblemente hicieran falta unos 50 hombres para poder abrazar el tronco en su base, y eso, en el caso de poder acceder hasta la misma, pues se encontraba a salvo por un mar de puntiagudas espinas que salían de la alfombra de enmarañadas y verdes raíces que lo rodeaban. Eran estas espinas de una longitud de un brazo, muy afiladas y extremadamente duras, tanto que podrían incluso utilizarse como armas si se pudieran recolectar.

Una mayor observación le permitió detectar que lo que había supuesto que eran raíces del singular árbol, eran en realidad plantas diferenciadas del mismo, sin embargo no pudo encontrar ningún paso a su través, tan entrecruzadas estaban sus espinas, pero intuía que tendría que existir alguna manera de acceder, por lo que se puso a buscar alguna rama baja a la que pudiera alcanzar desde alguno de los árboles circundantes, pero no vio ninguna accesible, así que no encontrando paso, ni a nivel del suelo, ni por encima de el, se recostó sobre una cúmulo de rocas que emergían entre unos arbustos a escasos metros de las espinas, y se puso a maquinar la forma de acceder, si al menos hubiera conservado el hacha de Erky podría haber intentado abrir un paso entre las espinas, ignorando que se hubiera mellado el hacha antes de poder cortarlas.

Por alguna extraña asociación, Darloc dirigió sus pensamientos a Pe_Dra. el singular monumento que alguien había construido y cuyo conocimiento empezaba a desentrañar, entonces se le hizo luz en su mente, ese afloramiento de rocas sobre el que se encontraba tenia algo raro, por lo que centro en el mismo su atención. No tarde en deducir que esas grandes y pesadas rocas habían sido puestas en ese lugar, y ese esfuerzo tenía que tener una motivación, y estaba dispuesto a encontrarla, ello le permitió observar como el liquen que cubría a una de las piedras mas pequeñas estaba como desplazado, como si hiciera poco que había sido girada, acercándose mas vio un hueco entre esa piedra y el resto de la roca, así que busco una rama gruesa para hacer palanca y apartarla.

Apenas Darloc aplico la palanca sobre la piedra que le había llamado la atención, cuando esta empezó a girar con gran facilidad, de forma que pudo comprobar que con las fuerzas de sus manos le bastaban para hacerla rotar, aquello desde luego que era construido, y con una gran habilidad para que el eje de rotación quedase sujeto por ambos extremos permitiendo girar a la pieza sin prácticamente roces, y bastando un mínimo esfuerzo para mantener el hueco que tapaba al descubierto, de hecho una simple piña seca había sido la causa de que se encontrase entreabierto.

Al asomarse Darloc observo un oscuro pasillo que se hundía en el suelo, así que tras construirse una pequeña antorcha se dispuso a explorarlo, dejando la entrada entreabierta con ayuda de la piña que le había permitido descubrirla. Tras bajar por una especie de escalera de caracol se encontró con un pasadizo, en cuyo final existía otra escalera, pero lo mas peculiar era el material, todo el pasadizo y la segunda escalera estaba cubierta por todos lados de madera, sin que se observase ninguna grieta ni junta de montaje.

Tras varios interminables minutos subiendo empezó a entreverse luz natural, por lo que Darloc apago la antorcha envolviéndola con un trozo de cuero, para evitar que le delatase, y siguió subiendo tomando las máximas precauciones.

Por la longitud del pasadizo subterráneo y el tiempo que llevaba ascendiendo no cabía duda que la escalera se encontraba en el interior del fabuloso árbol plateado, como pudo comprobar al llegar a la zona iluminada, pues aunque no terminaba allí la escalera, si se podía salir al exterior sobre una enorme rama lateral, tan ancha que había construido sobre ella una pasarela, que llevaba a una plataforma totalmente invisible desde el suelo por la cantidad de ramitas y hojas que la cubría, Darloc pensó que si en cada una de las demás gruesas ramas superiores ocurriría otro tanto, el árbol podía ser una ciudad.

Se aventuro Darloc en explorar la plataforma, encontrando sobre ella un conjunto de tres especies de habitáculos construidos con madera y que como todo el conjunto no dañaba en absoluto a las partes vivas del árbol. En la primera estructura encontró lo que podría ser una armería, si no fuera porque solo había allí una armadura, aunque por sus instalaciones podría albergar a un par de docenas. En la segunda estructura encontró lo que parecía una sala multiusos comedor/estar; y por último, en la tercera, observó que contenía una serie de camastros. Ya se retiraba para seguir explorando cuando un atenuado quejido le hizo reparar en una pequeña y oscura habitación anexa, cuando adaptó su agudeza visual a las condiciones de penumbra pudo ver que contenía otro camastro, y sobre él un cuerpo, el que se había delatado con su lamento.

No observando a nadie más, Darloc, empuñando su jabalina de madera, se acerco pudiendo ver a un elfo con un cuchillo clavado en el pecho, pero aunque permanecía con vida no parecía que pudiera resultar en absoluto peligroso, así que dejo en el suelo su arma y se aproximo al herido, lo encontró sin conocimiento, y dando la impresión de extrema debilidad. Centrándose en la herida y el cuchillo dedujo que era el de Erky, a pesar de todo había herido de muerte a su oponente.

Aquel cuchillo no podía retirarse sin acabar de desgarrar importantes órganos internos precipitando la muerte, pero dejarlo suponía una larga agonía. Convencido de que no había nadie mas y que no tenia nada que temer, Darloc volvió rápidamente al suelo del bosque, buscando ciertas hierbas que no tardó en encontrar, con unas preparó una cataplasma que aplico alrededor de la herida, con otras hizo un brebaje que obligo a viva fuerza a tragar al semiinconsciente elfo, y se sentó a su lado a esperar que hiciera efecto.

Como media hora después el elfo abrió los ojos y dirigiéndose a Darloc le preguntó:
-Elfo- ¿Quién sois?
-Darloc- Soy Darloc, carbonero de Alfach, paro antes de preguntar deberías identificarte.
-Elfo- Sois vos quien ha entrado en mi casa sin ser invitado, pero de todas formas mi nombre es Erewer, último guardián del árbol de la luna. Decidme pues ¿cómo habéis conseguido llegar hasta aquí, sin que koal os haya molestado?
-Darloc, alarmándose- No se quien es Koal, pero si dejáis la puerta de la casa entreabierta es una invitación a entrar, (y relata como encontró el acceso).
-Erewer- Mi estado me impidió asegurarme de dejar la entrada bien cerrada, pero de todas formas el destino ha jugado su baza, no hay un solo pino en mas de 200 codos y una piña delata la entrada secreta. En cuanto a Koal solo tenéis que levantar la vista y la veréis.

Darloc levanta la vista y descubre a una hermosa serpiente de jade, la de veneno mas mortífero de todas las conocidas, que les observa sin apenas moverse, pero si Erewer esperaba ver miedo en Darloc se llevo una sorpresa cuando este se levanto y con aparente descuido cogió con sus manos a Koal y tras juguetear con ella la depositó sobre una repisa.

-Darloc- Si lo decís por este simpático animalito podéis estar tranquilo, por una extraña circunstancia que desconozco nunca ningún reptil me ha agredido ni tampoco se asustan por mi presencia.
-Erewer, murmurando- ¿Será “El que amansa a las bestias”, ¿será tiempo de que se cumplan las antiguas leyendas?, pero no puede ser, no es un carbonero de quien hablan.
-Erewer- ¿Qué me habéis hecho tomar?
-Darloc- Como ya sabréis, puesto que vos mismo no os habéis sacado ese cuchillo, vuestra situación es irreversible, así que he preparado un brebaje que al menos elimina el dolor por el tiempo que os quede.
-Erewer- Contadme pues vuestra historia, quisiera saber realmente quien sois.
-Darloc- Con gusto la contaré si luego vos me contáis la vuestra.
-Erewer- Mi vida es demasiado larga para relatarla en el tiempo que me queda, pero responderé a vuestras preguntas.

Darloc le relató al elfo su vida, pero sin informar de su adopción ni dar pistas de su verdadero origen, pues se sentía orgulloso de llamar padres a Betac y Dotera, así que Erewer quedo sorprendido y confuso, sin que le cuadrase la información recibida, pero no queriendo insistir quedo a disposición de responder.

-Darloc- Decidme pues ¿cuál es el origen del odio entre minotauros y elfos?
-Erewer- Se pierde en la noche de los tiempos, varias leyendas presentan motivos distintos, así según la leyenda de los Orígenes, los elfos recibimos el encargo de los dioses de mantener Klaskan libre de criaturas extrañas, monstruosas y antinaturales, por lo que los minotauros, cuyo origen es la magia, deben de ser erradicados. Otra leyenda apenas recordada dice que los primeros minotauros tras escapar del control de sus creadores se refugiaron en el bosque, y allí un Rey Elfo les dio protección, pero ellos en vez de agradecerlo, talaron uno de los sagrados Árboles de la Luna para con su madera construir granjas, ello llevo a que los elfos destituyeran a su rey y decidieran la completa aniquilación de los sacrílegos que habían puesto sus manos sobre el árbol, ese sacrilegio no podía consentirse ni perdonarse. Sea el que sea la cuestión es que es nuestra misión hacerles desaparecer.
-Darloc- Decidme entonces porque habéis convivido tantos años en el mismo valle con el minotauro Erky sin plantear batalla.
-Erewer- En este valle, lugar donde vive el último Árbol de la Luna conocido, no me esta permitido derramar sangre, así que aunque cientos de veces estuvo a tiro de mis arco, siempre me tuve que contener.
-Darloc- ¿Sois Erky y vos los últimos de vuestras razas?
-Erewer- No que yo sepa, hacia el este, después del prado hay un enorme bosque, (donde ocurrió la batalla entre elfos y minotauros), pasando el bosque viven en aldeas y granjas dispersas los minotauros, y mas al norte, entre los bosques, viven los elfos.
-Darloc- Entonces, ¿cómo nadie más ha venido a este valle?
-Erewer- Los minotauros desconocen su existencia, Erky llego siguiéndome a mi, y de los elfos yo soy el último de la Compañía del Árbol, ninguno mas sabe venir. Ahora dejadme, pues la fatiga me vence. Y Erewer cerró los ojos, nunca mas volvió a abrirlos, pues horas después, en esa misma noche, expiró.

Darloc dedicó el resto del día en explorar el árbol plateado, su escalera interior, tallada sobre la madera muerta central, subía hasta doce niveles mas, poseyendo en total 13, de ellos el mas bajo correspondía a lo que podría ser cuarto de armas y pabellón de guardia, los dos siguientes estaban ocupados por talleres diversos, los siguientes nueve parecían destinados a uso residencial, mientras en el ultimo, sobre una especie de parihuelas al aire libre, encontró varios esqueletos, como ofreciendo los cuerpos sin vida a las aves o mostrándolos a los dioses, la cuestión es que el cuerpo sin vida de Erewer fue subido allí con bastante esfuerzo por parte de Darloc, y acomodado junto a los esqueletos de sus congéneres, pues supuso que esa era la forma de honrar a sus muertos de los elfos.

Darloc conservo la magnifica armadura que había encontrado, pues cuando se la probó esta modificó sus medidas adaptándose a su cuerpo, y siendo de durísimo metal era liviana de llevar y no molestaba para ningún movimiento, desde luego si Erewer la hubiese llevado puesta no habría sido herido por el cuchillo de Erky, cuchillo que también conservo Darloc.

Terminado de explorar el valle boscoso y sus alrededores, Darloc elaboró un mapa, pero entonces se encontró con la dificultad de que no podía escalar los montes que lo rodeaban, pues sus laderas parecían cortadas a cuchillo, y empezaba a sentir la necesidad tanto de regresar a Pe_Dra, como de dejar a buen recaudo de intrusos el Valle de Erk_Erew, como lo había nombrado en honor de Erky y Erewer, pues consideraba que ahora formaba parte de su feudo. Tras muchas vueltas encontró una solución común a ambos problemas, provocar un mayor derrumbamiento en la entrada del cañón de acceso al valle, así que preparó una mezcla explosiva de minerales, y procedió a provocar derrumbe tras derrumbe hasta conseguir un talud por el lado que daba al valle mientras el lado exterior presentaba un aspecto abrupto.

Una vez en la parte alta de la montaña, no tenia nada más que desandar el camino para poder regresar a Pe_Dra, y así lo hizo llevándose el plano del valle, la armadura de Erewer, y el cuerno de caza y el cuchillo de Erky


Los Voluntarios y Lord Alexander... regresan!

El regreso de Lord Alexander a Tabor quedará en las leyendas urbanas de la ciudad, especialmente por sus acompañantes, una tribu de humanos procedentes de las junglas del otro lado del Riomar (nombre con que es conocido el brazo de mar que se adentra en tierra), y no es para menos, a la comitiva de rústico carros con sus enseres y animales “domésticos”: enormes gallinas de pantano, cerdos de manglar, perros cazacaimanes (capaces de partir la dorsal de un mordisco), loros de colores increíbles, búfalos de agua, gigantescas boigas púrpura (serpientes muy venenosas, aunque mansas para con sus cuidadores), varanos pescadores adiestrados para suministro de pescado, monos azules recogedores de frutos, y gaviotas vigía, sorprenden a quienes lo ven.

Sin embargo eran los propios humanos quienes mas llaman la atención, abriendo la comitiva camina una unidad de soldados de ambos sexos tras el estandarte personal de Lord Alexander, cubiertos con taparrabos de piel de caimán verde, material del que están hechos también sus calzados, como únicos elementos de vestidura, piel que se adivinaba de tono bronce, aunque pintada como de camuflaje verde a partir de extractos de plantas mezclados con piedras machacadas (esmeraldas de mar), que colorea de forma permanente y que los hace prácticamente invisibles en la espesura de las junglas y manglares, escudos de madera de énoba, tan resistentes como de acero pero ligeros como de paja, también pintados de verde, armas arrojadizas tipo jabalina, largas cerbatanas en bandolera, junto a su bolsa de dardos envenenados en la cintura, y cortas espadas de sección en “Y” capaces de atravesar cualquier armadura también en bandolera cruzada con la cerbatana, cabezas adornadas para la ocasión con enormes plumas multicolores de aves de paraíso. Avanzan sin ningún orden ni formación aparente, aunque un general reconocería sin lugar a dudas una disposición adecuada para desplegarse con rapidez, en la que sus integrantes van intercambiando posiciones continuamente.

Cierra la comitiva el resto de la tribu, con vestidos confeccionados con algodón del pantano, teñidos en todos los colores imaginables, que avanzan como de fiesta hablando, señalándolo todo y riéndose de todo.

El chaman de la tribu, curiosamente un joven de unos 21 años de nombre Dav, que es a su vez Jefe de Guerra de la misma, acompaña a Lord Alexander, es como el resto de los soldados, no demasiado alto, estructura atlética, pelo ensortijado y negro como el azabache, muy fuerte, y extraordinariamente ágil, gano la jefatura militar al enfrentarse solo a un león de manglar y vencerlo demostrando así su arrojo y valor, y sucedió al viejo chaman cuando este le eligió como tal y le transfirió a el y a su hermana Lu sus conocimientos y magia en la ceremonia mágica de la Transmisión. Va vestido con lo que podría ser su uniforme de gala, a modo de capa una parte de la piel curtida del león que le dio la jefatura, el ceñidor de su pelo está hecho a partir de una mandíbula de tiburón, las plumas que lo adornan recogidas de un nido de águilas, su cinturón es de piel de cobra, su vestido de piel de caimán, su espada de guerrero de acero pavonado y hueso de oso, su cerbatana de bambú adornada con filigranas grabadas al fuego, su bastón de chaman de madera de enebro negro con un cristal engarzado que despide, o absorbe, luz a voluntad de su dueño.

En frente del edificio del Senado les espera la comitiva de recepción que acompaña a ambos hasta la sala de reuniones. Dav permanece en la entrada para asombro de los senadores, mientras Lord Alexander accede a la tribuna, una vez allí presenta el informe respecto a las últimas exploraciones, así como comunica al Senado la existencia de la tribu que le acompaña, que dicha tribu libremente ha decidido servir a la República poniéndose a sus órdenes, por lo que él acepta gustosamente cediéndoles parte de sus puestos en los mercados, parte de sus territorios en la jungla/manglar del sur, que por similitud con su lugar de origen les será mas fácil acomodarse, y armar, pagar y mantener de su propio bolsillo a la unidad de infantería que supone el pequeño ejército de la tribu y que mientras no se le requiera otra misión formará parte de su guardia personal.

Solicita al Senado que escuche a su acompañante y que de el visto bueno a sus decisiones, acción más bien formal puesto que Lord Alexander tiene autonomía suficiente para tomarlas. Obtenido el permiso acompaña a Dav a la tribuna.

Dav toma la palabra y expresándose de forma rudimentaria en el antiguo idioma universal de Klaskan, conservado por la tribu por ser el que usa en sus ceremonias, cuenta al Senado la leyenda de su origen como pueblo, como en el Desastre Entero un Humano Marchó, marcando así el camino a los elegidos hasta la selva, donde encontraron refugio, como una vez allí manifestó su naturaleza minidivina y desapareció de su vista, como desde entonces sobrevivieron enfrentándose a todos los peligros y saliendo siempre adelante, con el apoyo de a quien desconociendo su verdadero nombre llaman DEHM, que viendo a Lord Alexander recorrer sus tierras reconocieron en él a quien su leyenda dice que iría a buscarlos para unirlos al Resto, y que por ello decidieron ponerse a su servicio y seguirle, no como siervos, sino como hombres libres que voluntariamente toman sus decisiones.

Maravillado el Senado por los relatos, y viendo que solo pueden aprobar lo hecho, dan la bienvenida a Dev, y allí mismo deciden que él y su pueblo, como hombres libres, respetuosos para con el Padre deHem, merecen ser considerados como ciudadanos de la República, y que su cultura merece ser respetada, por lo que constituirán una de las tribus oficiales, con derecho a conservar sus costumbres y leyes particulares a nivel interno, y con representación en el Senado, ya que les corresponde nombrar a un Senador de Tribu, a su criterio y elección. (Lo que no saben estos senadores es que ello les va a obligar a tener que aceptar entre ellos a una “Senadora”, a Lu, y con ella el tener que empezar a cambiar toda la legislación que discrimina a la mujer, pues entre los habitantes de la selva esmeralda no existe discriminación ni para la toma de decisiones, ni para el mando ni para el combate).