Extracto del turno Nómadas:

 

La biografía de Jarlaxe

(CAPITULO 2)

 

Los pocos campesinos de Cugdeon que se habían levantado antes de que el Sol saliese oyeron un ruido de cascos a lo lejos, en el horizonte se recortaba la figura de un jinete galopando que dejaba tras de si una estela de polvo. Los campesinos creyeron ver un aura naranja a su alrededor y pensaron que se trataba de su salvador, pero, ¿de que le iba a salvar?, ¿y porque gritaba asi?. Cuando el jamelgo llego a la altura de los campesinos, estos pudieron ver a un tipo ardiendo, vestido con una túnica roja y un sombrero picudo, que se lanzó directamente al lago. Una columna de vapor salió del agua y después lo hizo el tipo murmurando algo asi como: “ maldita bola de fuego, no la consigo dominar todavía”. El tipo salió del lago aparatosamente y chorreando, los campesinos le miraban intrigados, el miró a los campesinos y dijo:

 

-No tendréis ropa seca que me podáis dejar, ¿verdad?

 

Unos minutos después Jarlaxe estaba sentado en la “Jarra sin Fondo”, la taberna del pueblo, con ropa nueva y comentando sus hazañas, todas ellas falsas, con los campesinos mientras estos le iban invitando cerveza tras cerveza. Este era un truco que el mago había aprendido a lo largo de los años, no necesitaba la magia en si misma para ganar dinero, con cuatro palurdos que le escuchasen y varios juegos de manos ya tenia una cena asegurada.

Tras cenar abundantemente a costa de los campesinos Jarlaxe se retiro a la habitación que había alquilado al tabernero porque necesitaba aprenderse algunos hechizos y sobre todo la bola de fuego que no acababa de coger el truco. Cuando cogió su libro de hechizos se dio cuenta que estaba empapado y no se podían leer bien los hechizos.

-No hay problema– se dijo –utilizo el hechizo de secar (muy útil cuando se va de acampada) y solucionado.

Pero cuando Jarlaxe empezó a pasar las paginas para aprenderse el susodicho hechizo se volvió a dar cuenta que estaba empapado el libro y no se podían leer bien los hechizos. Tras varias horas con el libro cerca del fuego por fin podía empezar el estudio, pero para entonces Jarlaxe ya estaba dormido hacia tiempo.

 

Pasaron los días y Jarlaxe seguía en Cugdeon, necesitaba descansar pero aun asi no apartaba de su mente la importante misión que le había llevado a hacer aquel fastuoso viaje, y es que Jarlaxe llevaba casi un mes cabalgando todos los días sin descanso... para el caballo.

Cuando por fin estuvo listo para partir (caballo descansado, ropa seca, comida para el viaje, libro de hechizos seco, ingredientes para sus hechizos, más ropa seca, etc) se despidió de los lugareños a los que tanto dinero había sacado y marcho al alba para aprovechar las horas diurnas.

 

Llevaba meses estudiando en la escuela de magos de Fruguarth, sus amigos habían partido a diferentes torres de magia excepto Banesh que seguía en el templo de paladines (véase capitulo 1.), pero hace ahora un mes el hechicero recibió una misiva proveniente de una torre de magia al este del continente que decía:

“ Estimado Jarlaxe:

 

Desde Varania nos complace invitarlo a nuestro torneo de magia que se celebrara en el equinoccio de verano.

Vendrán participantes de todos los reinos con el fin de medir sus fuerzas.

 

Solo les esta permitido asistir a los que lleven consigo el sello de esta carta.

 

Saludos.

 

Esta carta se auto incendiara en breves momentos.”

 

No había acabado de leer esta ultima frase cuando la carta estallo en llamas chamuscándole las manos y las mangas de la túnica.

 

-¡Mierda!, ¡joder!- exclamó Jarlaxe mientras intentaba apagar la carta pisándola con el pie. Cuando por fin lo consiguió descubrió que el sello lacre seguía intacto, o al menos todo lo intacto que se puede estar después de pisarlo repetidamente.

Ahora Jarlaxe cabalgaba a toda prisa por llegar a tiempo al torneo debido, principalmente, a que faltaban unos días para el dichoso equinoccio de otoño y todavía le faltaba una gran parte del viaje.

 

Un día mientras Jarlaxe se curaba con un paño húmedo las manos (todavía quemadas por la carta) un grupo de bandidos rodeo al hechicero creyéndolo indefenso, y asi era pues el único hechizo útil que este se había preparado era el de dormir, por si acaso tenia insomnio, que tras lanzarlo a un miembro de la banda no sirvió de nada más. Los bandidos, después de darle de ostias a su compañero dormido hasta que despertó, ataron a Jarlaxe y se lo llevaron a una cabaña en medio del bosque donde lo despojaron de sus pertenencias. Paso en una habitación a oscuras dos días hasta que descubrió una grieta en una de las paredes de madera que poco a poco fue ensanchando y convirtiendo en un agujero por donde el pasaba a duras penas, el agujero lo solía tapar con lo que parecía ser una silla desvencijada. Cuando por fin tuvo el agujero listo salió en medio de la noche de la celda con una pata de la silla como arma, vio dos guardias que dejo tumbados en el suelo con sendo garrotazos. Después de mirar la utilidad de un arma como aquella recogió sus bártulos, ensillo el primer caballo que vio y marcho cabalgando al galope en la dirección que le decían sus instintos.

Sus instintos fallaron. Cuando por fin vislumbro un camino lo siguió y llego a una población que reconoció, se trataba de Cugdeon.

El hechicero volvió a realizar el viaje esta vez con los hechizos necesarios preparados, pero esta vez no paso nada ni se encontró a nadie que entrañase peligro alguno.

 

Cuando llego a Varania se encontró que era una jungla poblada por hombres lagarto o, como también se les llamaba, saurios. Pensando que llegaba tarde, el equinoccio había pasado hace una semana, cabalgó rápidamente hacia la ciudad donde se celebraba el evento. Se llamaba Esthix y estaba rodeada de una inmensa muralla la cual tenia tantas zarzas escalándola que había perdido toda su utilizad. Dentro de la ciudad descubrió una plaza inmensa en medio los edificios donde varios saurios llevaban tablas, muebles y otros objetos varios de un lado para otro.

 

Cuando vio un hechicero saurio se le acerco a él y le pregunto:

 

-Disculpe, ¿ya ha acabado el torneo?

El hechicero le respondió, mirándolo incrédulo –pero si todavía no ha empezado, falta una semana para el equinoccio.

-Eso no es verdad –le corrigió Jarlaxe- fue hace una semana.

-En su tierra es posible, pero aquí todavía no ha pasado debido al cambio horario.

-¿cambio horario?

-¿no sabe lo que es?, como el mundo es redondo, la hora no es la misma en todas las partes.

-Pero, ¿el mundo no es plano?

-Que va, está demostrado que es redondo.- A todo esto varios hechiceros se habían acercado interesados por la discusión y uno de ellos intervino.

-Mi maestro dice que el mundo es plano.

-Que no, coño, es redondo.- repitió el saurio.

-Pues yo hoy por ahí que no tenia limites, era infinito. –objeto otro espectador.

-Infinita es tu imaginación zopenco, el mundo es plano y ya esta. –dijo el primero.

-Que es redondo, joder.

-Plano.

-Hombre, todo depende de la definición que tengais de...

-¡redondo!

-¡plano!

-Tiene forma de un D20.

-¿qué es el equinoccio?- pregunto un orco que pasaba por allí.

 

Jarlaxe, agobiado por el tono que tenia ya la discusión se alejo a investigar animado por el hecho de que había llegado a tiempo.

En el claro había tiendas donde los hechiceros invitados podían alojarse, de las cuales muchas habían sido “retocadas” por sus dueños para que se adaptasen a su gusto, el orco había tirado barro encima para “darle color”, un atlante se había traído la suya que era como una burbuja gigante u otro hechicero puso su tienda en el cielo a salvo de visitantes no deseados. Jarlaxe se conformo con la suya tal como estaba y lo único que puso fue un hechizo de protección en la puerta, que resulto haber fallado cuando un saurio entró como si estuviese en su casa diciendo que la inscripción estaba abierta.

 

Cuando Jarlaxe salió de la tienda vio al mismo grupo de hechiceros que antes discutían sobre la forma del mundo lanzándose hechizos con el fin de zanjar la discusión. Tras esquivar varios proyectiles mágicos Jarlaxe alcanzó la cola para inscribirse descubrió a unos cuantos hechiceros esperando delante de él y a un saurio sentado tras una mesa:

-Titulo de magia y sello- dijo el saurio a un hechicero. Cuando este se los entrego el saurio escribió algo en un pergamino y dijo- siguiente.

Cuando llego el turno del orco el saurio repitió:

-Titulo de magia y sello.

-¿qué sello?- respondió este.

-El sello de la invitación.

-Yo no recibí invitación. –dicho esto el saurio se retiro a discutir con un compañero que estaba detrás. Tras unos momentos regresó diciendo:

-Bueno, hemos decidido aceptarte a pesar de no estar invitado. Necesito tu titulo de mago.

-En mi tierra no tenemos de eso.

-Pues yo necesito saber que usted es un mago. –De repente un proyectil de fuego salió disparado de un dedo del orco e impacto en el saurio proyectándolo a este varios metros hacia atrás.

-¿Ves como soy mago?- Varios saurios se reunieron para deliberar mientras agarraban a su compañero derribado que intentaba por todos los medios lanzarse al cuello del orco, el cual no entendía porque había tanto odio en su mirada.

Al fin uno de los reunidos se acerco al orco y le dio su aprobación. Cuando llegó el turno de Jarlaxe y este entrego el sello y su titulo el saurio que había sustituido al primero dijo entre risas:

-Vaya, otro con las manos chamuscadas. Me parece que adelantamos mucho la incineración de la carta.- Jarlaxe, que no le veía ninguna gracia, no respondió.

-¡Jarlaxe!- dijo una tercera voz por la espalda. Cuando el aludido se giro vio a su amigo Lej´Masoj en la cola saludándole. Cuando este ultimo se hubo inscrito tras varios minutos buscando el sello en los bolsillos de su túnica salió corriendo a abrazar a su amigo entre lagrimas:

-Jarlaxe, amigo mío, cuanto tiempo sin vernos. Hay tantas cosas que contarnos y...- intento decir entre lágrimas.

-Tranquilo, no pasa nada, tranquilo- pero su amigo seguía llorando de la emoción.

-Si, pero es que… lo siento, es la emosión.

-Bueno, venga, ya pasó, tranquilo.- pero Lej seguía llorando asi que Jarlaxe le lanzo un hechizo de dormir para que dejase de llamar la atención de todo el mundo y lo llevó a su cabaña.

 

Al día siguiente, con Lej más tranquilizado, los dos amigos se contaron todas sus aventuras (las de Jarlaxe falsas todas ellas, pero el empezaba a creérselas), recordaron viejos tiempos y entrenaron sus hechizos más poderosos. Jarlaxe todavía no dominaba su bola de fuego, pero Lej era un experto en el hechizo miedo, a cualquier persona que se lo lanzase, persona a la que Lej tenia miedo y salía corriendo, no fallaba nunca el tío.

A todo esto Lej comento:

-Vi unos colegas discutiendo una cosa por ahí... ¿tu sabes que forma tiene el mundo?- La cara de Jarlaxe se torno blanca como la de un cadáver. No la había dado tiempo a pensar una respuesta más o menos coherente cuando una voz femenina sonó a sus espaldas:

-¡Lej!, ¡Jarlaxe!, ¡hola!- Lej se giró rápidamente reconociendo esa voz.

-¡Iklinya!- exclamó, pero cuando Jarlaxe vio que se le humedecían los ojos le lanzó el hechizo de dormir rápidamente.

-Jarlaxe, pero porque has...- comenzó Iklinya.

-La emosión.- La elfa no pidió más explicaciones suponiendo la causa. Cuando se pusieron al día Iklinya dio una buena noticia al hechicero:

-Banesh va a asistir al torneo- al ver la cara de incredulidad de su amigo la elfa explico- Viene como guardaespaldas de un importante archimago.

-Ahh...

 

Los días transcurrieron con normalidad, pero el día anterior al comienzo del torneo se empezó a escuchar unos trombos anunciando al archimago de la torre de Loth Lorihen, un grupo de soldados apareció e hizo un círculo alrededor de una gran carroza. Encima de la carroza, dirigiéndola, estaba sentado el personaje más grande que los tres amigos habían visto en su vida, Banesh.

-Ehh, mirad, es Banesh?- dijo Lej –que raro que no nos avisase de que venia.

Iklinya y Jarlaxe se intercambiaron unas miradas:

-Si que es raro- contestó este ultimo con una sonrisa en los labios.

 

Un soldado abrió la puerta de la carroza y de su interior apareció un joven de unos veinte años saludando a la gente, pero los espectadores seguían mirando expectantes al interior de la carroza hasta que se dieron cuenta de lo que pasaba:

-¿ese es el “gran archimago”?- pregunto irónicamente Jarlaxe – O aprende muy rápido o se a chutado más rejuvenecimientos que todos nosotros juntos (véase capitulo 1.)

-Me inclino más por la segunda opción- contesto la elfa.

 

Al día siguiente unas trompetas anunciaron el comienzo del torneo, consistiría en tres pruebas. La primera era una eliminatoria general: los magos y hechiceros se lanzarían conjuros entre ellos con el fin de dejar inconsciente, dormido o en trance a sus oponentes, cuando la mitad hubiesen caído el resto pasarían a la siguiente prueba. La segunda prueba consistía en derribar a un troll (véase experiencia anterior con el troll en el capitulo 1.), típica criatura con resistencia natural a la magia, los que lo consiguiesen pasarían a la ultima prueba. En este caso los magos o hechiceros tendrían que derrotar al vigente campeón del torneo para arrebatarle el titulo.

 

La primera prueba comenzó y los tres amigos formaron un circulo para defenderse de los posibles ataques, esto de por si ya les evito un montón de ataques, pero los que se atrevieron se encontraron levitando (véase poder de Iklinya en el capitulo 1.), recibiendo proyectiles mágicos o sintiendo un miedo terrible hacia Lej que les hacia salir corriendo. Cuando la prueba termino los tres amigos habían sobrevivido junto con 7 magos más entre los que se encontraban el gran archimago, al que nadie se había atrevido a atacar, un orco y un enano que habían sacado sus respectivas armas (garrote y martillo respectivamente) y se habían liado a ostias con todo el mundo y un saurio llamado Zsass-Tur que era alabado por sus compatriotas.

 

La segunda prueba comenzó con un mago volando después de recibir una patada del troll. En su turno, Jarlaxe, tiro su hechizo de dormir, pero como no hizo efecto tuvo que improvisar y le lanzo una lluvia de proyectiles mágicos, que si bien no le hicieron heridas graves asustaron a la criatura que salió corriendo. Después de Jarlaxe fue el turno del enano que comenzó formulando varios hechizos, como casi ninguno le salió y los que lo hicieron no hicieron efecto se enfureció, cogió su martillo y derribo al troll con un martillazo en el pie. Aunque intento explicar que el martillo era mágico no le sirvió y fue descalificado. Cuando le toco a Lej, este intento su famoso hechizo de terror, pero la resistencia del troll hizo que este rebotara y Lej salió corriendo al ver al troll como su peor pesadilla. Tras Lej, y aun riéndose por la actuación de este, le llego el turno al orco que comenzó a hablar con el troll en su idioma, tras unas cuantas palabras el troll pegó un grito enfurecido y se lanzó hacia el orco el cual hizo acopio de un gran valor al empezar a formular un hechizo. No le dio tiempo. Por fin llego el turno de Iklinya que simplemente hizo levitar a la criatura y la lanzó desde una altura suficiente para que quedase inconsciente. El ultimo de todos fue el archimago que formulo poderosos hechizos de distracción, luego para atontarlo, pero como ninguno hizo un efecto suficiente para parar al troll los guardaespaldas del mago, entre ellos Banesh que les había estado animando, se abalanzaron sobre el troll hasta derribarlo a base de espadazos. El archimago paso la prueba porque, según el jurado, “había echo gala de un gran conocimiento de conjuros”.

 

Tras la segunda prueba solo quedaban cuatro magos en pie Jarlaxe, Iklinya, el archimago y Zsass-Tur, que también había derribado el troll con un conjuro de invocar serpientes, le salio tan bien que estubieron todo el dia siguiente buscando por las tiendas y los establos las malditas serpientes que se habían convertido en una plaga.

Estaban todos esperando la próxima prueba cuando el pregonero del torneo anuncio su llegada. Se trataba de un humano muy anciano pero que irradiaba... ¿vejez?, se movía ayudado por un bastón y por su aprendiz que le llevaba del brazo. El archimago murmuro algo como “esto es más fácil que invocar una bola de fuego”, comentario que dolió a Jarlaxe más que al viejo.

 

El primer pretendiente hacia el titulo fue Iklinya que ataco con una descarga de hielo que no hizo efecto gracias a la protección del anciano, cuando la elfa preparaba desesperadamente un hechizo poderoso comenzó a sentir sueño. Se suponía que los elfos eran inmunes hacia ese hechizo pero tal era el poder del mago que incluso arranco un bostezo a la elfa, pero nada más. Fue entonces cuando el ayudante del mago se acerco a el y le dijo:

-Se trata de una elfa, señor.

-¿una elfa?, ahh, ahora entiendo porque no se ha dormido. Lo siento hija, ahora termino esto.

 

Iklinya, escéptica ante ese comentario, noto como sus piernas se tornaban flácidas y caía al suelo sin poder mover ni un solo músculo.

 

El siguiente fue el saurio que comenzó lanzando todo tipo de hechizos pequeños para debilitar las barreras del mago, este sabiendo las intenciones del saurio invoco varios diablillos que empezaron a revolotear alrededor del hombre lagarto ganando tiempo para su amo, justo cuando Zsass-Tur acababa con la ultima de las criaturas el anciano terminaba de invocar un demonio mayor. La cara que se le quedo al saurio y el hecho de que levantase las manos ante la poderosa criatura basto para finalizar el duelo. Zsass-Tur hizo un saludo cortes ante el poderoso mago y se largo bastante acojonado todavía por el demonio.

 

Jarlaxe comenzó concentrándose para invocar el hechizo que nunca le había salido, la bola de fuego. Mientras, el mago intentaba superar las barreras mágicas que Jarlaxe había levantado antes del combate. Cuando estuvo listo formulo los versos y... un proyectil salió de su mano y estallo en el objetivo, ¡que llamas!, el calor abrasaba a todos los presentes y la victima se revolcaba por el suelo mientras otros magos intentaban apagar las llamas, cuando lo consiguieron se levanto del suelo un saurio, el mismo que recibió el proyectil del orco en la cola de inscripción, y empezó a cagarse en la madre de Jarlaxe, en su puntería y en su magia.

-Muy bueno el hechizo, pero la próxima vez tendrás que apuntar mejor- dijo el mago a Jarlaxe, el cual fue descalificado por agredir a un miembro del jurado.

 

El último en enfrentarse al vigente campeón fue el gran archimago el cual sacó, otra vez, su repertorio de hechizos y los empezó a lanzar contra su contrincante. No había terminado uno cuando ya empezaba el otro pero ni uno solo. Ni uno solo había echo efecto en el mago que riéndose a carcajadas se acerco al incrédulo archimago y le dio tal bastonazo que le dejo tirado en el suelo humillado. Tan fuerte se reía el mago que tuvo que venir su ayudante a sujetarlo porque se caía el también.

 

Más tarde los cuatro amigos se despedían prometiendo reunirse pronto. No se marchaban desilusionados, habían llegado más lejos de lo que esperaban. Y Banesh se había divertido mucho viendo a su jefe en el suelo humillado. En fin por fin una aventura real que Jarlaxe podría contar a los espectadores de las tabernas.