Extracto del turno Atlante:

Entremés de la Victoria Regia, dentro de los relatos de Ablesèia:

(Se abre el telón. La decoración muestra en la oscuridad de la noche las luces de un campamento orco, mientras dos exploradores atlantes ataviados con los ropajes de la Guardia del Leviathan lo vigilan tomando un tentempié)

- EXPLORADOR 1:

¿No es verdad, explorador
que en esa apartada orilla
de Hediondos hay una villa
y llega hasta aquí el olor?

- EXPLORADOR 2:

¡Cuán gritan esos malditos,
pero mal arpón me parta,
si en acabando esta tarta,
no pagan caros sus gritos!

- EXPLORADOR 1:

¿Qué es el orco? Un baladí.
¿Qué es el orco? Un tontorrón,
un engendro o aberración.
Su mayor seso es pequeño,
capaz sólo para el sueño,
que los orcos, orcos son.

(Aparece entre los arbustos un orco en busca de alimento)

- ORCO POETA:

Recuerde la tripa dormida, avive el seso y despierte
contemplando
cómo se va la comida, cómo se nos viene el hambre
tan callando.
Cuán poco dura el comer, cómo después de acordado
da dolor.
Cómo, a nuestro parecer,
cualquier guiso pasado fue mejor.

(Los dos exploradores intentan apresar al orco, pero, siendo incapaces de reducirle, comienza una lucha cómico-patosa para deleite del público. El combate va degenerando, se dan voces de alarma y comienzan a llegar más y más combatientes de uno y otro bando, hasta que finalmente aparece.... ¡Sardándalo!)

- CORO:

¡Que lo cante el mundo entero:
Como al Sol no lo miramos
y con él nos alumbramos,
pues tal al Rey considero!

(Nuestro aguerrido soberano pone en fuga a los Hediondos, y reúne a su Guardia del Leviathan en una declamación final)

- SARDÁNDALO:

Volverán los oscuros infraseres
En nuestra costa sus basuras a dejar,
pero aquellos que usurparon estas ruinas,
esos no... no volverán.

(Un orco apresado como esclavo y arrodillado ante el Rey osa hablarle)

- ORCO POETA:

¿Qué es la gloria? Me pregunto
mientras clavas tus pupilas en el mar azul
¿Qué es la gloria? Ahora ya lo entiendo.
La gloria... eres tú.

(Aclaman TODOS. Sardándalo victorioso saluda al público. Cae el TELÓN)

FIN


Extracto de un turno Orco:

La despedida:

Muggrath llegó corriendo a su choza, el enorme orco exultaba alegría por los cuatro costados.
-Mamá, mamá. Me han ascendido a Mak Ur-Hoth, por fin lo he conseguido. Soy uno de los mejores guerreros de la Horda y el Gonun me lo ha reconocido.

La mugrienta choza no era lo suficientemente alta como para que Muggrath pudiera permanecer erguido en su interior por lo que tenía que permanecer con los hombros encogidos y su cabeza gacha lo que le daba un aspecto de sumisión. Una postura cómica pues su madre que tenía ascencia Ogra tenía casi su anchura de hombros y aunque su estatura sí le pemitía deambular erguida por toda la choza no le llegaba ni a la altura de los hombros, parecía que su presencia le inspiraba un profundo respeto y un temor insondable. A pesar de su corpulencia andaba entre los trastos, cachivaches, esclavos y enseres con la agilidad de un Lobo de las Nieves. Estaba de espaldas a Muggrath en el centro de la estancia revolviendo un caldero de más de un metro de circunferencia y ni siquiera se volvió para saludar a su hijo.

- ¿Qué educación es ésta?. –Refunfuñó la orca- sal fuera, límpiate las garras de los pies y lávate las manos que la cena está casi lista. Hoy tenemos tu plato favorito, tapón a la campesina. –Y continuó revolviendo el caldero sin volver la mirada-.

- Oh...má, enseguida vuelvo. –Muggrath salió y se aseó para la cena-

Cuando regresó aseado y con el pelo aplastado a un lado con la raya al centro la mesa ya estaba puesta. En el centro un enorme tapón asado estaba listo para ser repartido entre la familia, su madre se sentaba enfrente suyo y su corpachón ocupaba todo el ancho de la mesa al igual que Muggrath con su parte de la mesa. En el extremo derecho se sentaba su padre al lado de su inseparable garrafón de Grog. Comenzaron a servirse del asado trinchando de cualquier parte y comiendo directamente, bebiendo de cuando en cuando de una botella de Grog que cada uno tenía para su uso.

- Dime má... ¿qué te ha parecido mi ascenso?. –Muggrath preguntaba con cara de lechoncito en epoca de Navidad-

- Oh hijito... estoy tan orgullosa de tí. Por fin has conseguido ser un gran Guerrero. No como el fracasado de tu padre –La orca le arreó con la tapa del caldero de hierro colado, que así a ojo podría pesar 5 kilos, el padre ni se inmutó y siguió dándole a la garrafa de Grog y picando de su plato de comida- Cuéntame como ha sucedido todo.

- Verás má... al Gonon Tor-Wuazi le gustó mi actuación en la Batalla de la ciudad tapona, dijo que mi arrojo y mi valentía al acabar yo sólo con media unidad de arqueros en la empalizada de la fortaleza le causó muy buena impresión. Desde entonces lleva observando mi comportamiento en diversas escaramuzas, y al quedar vacante el puesto de Urdanâk en la Mak después de la rebelión de algunos ingratos a la Horda que han terminado como esclavos ha decidido que yo era el más indicado para el puesto.

- Violenzia...violenzia..sólo violenzia, salvajizmo y zaqueos. Como dice nuestro profeta el Gran Ayuk-Bardin la violenzia sólo engendra .... esto... –CLONK, CLONK, la tapa del caldero volvió a estreyarse contra la cocorota del padre de Muggrath nuevamente sin efectos aparentes- ezo violenzia. Teniaz que haberte dedicao a eztudiar y a hazerte un orco de provecho y no andar todo el día por ahí saqueando, violando y mantando gente.

- Cállate ya Glosnar¡¡¡ eres un inútil y una verguenza para nuestro pueblo. Desde que acudes a la Iglesia del Puercoespín Asado, no eres el mismo, aunque ya decía mi madre que eras un fracasado. Debería haberme arrejuntado con Tahkôrth que sí que fue un gran guerrero...

- Pero si a Tahkôrth lo mató un tapón mientras huía en la Batalla de los Abizmoz de Holmz –Replicó Glosnar-

- ¿Como te atreves viejo borracho? –Replicó airado Muggrath- Tor-Wuazi nos ha contado miles de veces esa batalla y dice que fue una gloriosa victoria contra los cobardes taponez, Tahkôrth murió para mayor gloria de la Horda, como muchos más aquel hermoso día.

- Anda ya...yo eztuve allí y zé lo que digo. Aquello fue una auténtica matanza, zólo zobrevivimoz doze orcoz de los cazi 150.000 que aquel día noz congregamoz en el Abizmo. Fue allí donde ví la Luz al comerme un Puercoezpín del hambre que había pazado durante el regrezo.

- Tú lo que pasa es que siempre has sido un cobarde –Replicó la madre de Muggrath- Un humano hubiera tenido más pelotas que tú en esa batalla. Así estás que desde aquel día sólo bebes Grog y comes puercoespín asado y verduras hervidas. Gandul¡¡¡ gandul¡¡¡ que no das ni golpe¡¡¡ -Esta vez ya comenzó a notarse un bulto en forma de chichón en el cabezón del orco-

- Es cierto papá te has dado a la comida vegetariana y eso no es bueno para un Orco, cuando uno se abandona de esa forma puede perder hasta las ganas de vivir. Y en cuanto a lo que dices de la Batalla del Abismo el propio Tor-Wuazi dice que fue un glorioso ataque hacia atrás, los taponez huyeron despavoridos ante la sorpresa. –Muggrath esgrimió una pata asada a modo de espada mientras daba tajos al aire- debió ser una batalla gloriosa.

- Oh... zierto... huyeron dezpavoridoz hacia nozotros que atacábamoz gloriozamente hacia atráz. – Gloznar dió un prolongado trago a su garrafa de Grog de 25 litroz- tal vez por eso zólo zobrevivimos doze. En fin me termino miz verduraz que tengo que ir al templo para el ofizio de la tarde. Hijo mío te deseo toda la suerte del mundo, que el Minidios Dehm-i-Moore otorgador de fortuna ezté contigo. –Apurando el Grog se levantó para irse-

- Espera papá. Te he traído algo. –Muggrath rebuscó en su bolsa- lo pisé mientras venía de la Choza-Cuartel General, y pensé que te gustaría tenerlo. – Y le alcanzó un puercoespín aplastado de tal forma que parecía una alfombra de piel y espinas-

El padre de Muggrath se arrojó al suelo llorando, rezando y gimiendo. Entre los sollozos se le entendían palabras como “herejía”, “el mesías ha regresado”, y otras incoherencias mientras intentaba recomponer los restos del animalito.

- Sabía que te gustaría –Replicó Muggrat soltando una carcajada-

- Fracasado¡¡¡ gandul¡¡¡ inútil¡¡¡ -Gritó la medio-Ogra, y le lanzó la tapa del caldero, el caldero, la mesa y varios muebles que encontró por la zona con una puntería envidiable-.

- Adióz cariño... no me esperez hazta dentro de trez díaz porque ahora hay que ezperar zi rezuzita el Mezíaz –gritó el padre mientras se escurría fuera de la choza con las piel y las espinas cuidadosamente protegidas en su regazo-

Muggrat se rió una vez más, en el fondo le encantaban esas pequeñas riñas familiares. Se levantó y recogió su Hacha de Batalla, forjada por su madre por su octavo cumpleaños. –He de irme, me espera mi prueba de valor. Debo capturar a la mítica Ave Mol-Stress y demostrar así mi valía para el puesto que se me ha otorgado en la Horda-. Su madre se levantó orgullosa y lo abrazó. – Sin duda que lo conseguirás, como que eres mi hijo-. Y lo acompañó hasta la puerta de la choza.

Muggrat se alejó calle abajo con su hacha al hombro, su armadura de combate puesta, el escudo atado a la enorme espalda. No volvió la vista atrás, su mente sólo estaba pendiente de su misión: capturar el Ave Elemental y regresar con ella. Su madre quedó en la puerta de la choza, aún era joven y según los cánones de los orcos guapa. Hombros anchos como un ropero, muslos del grosor de pinos, brazos capaces de romperle el cuello a un tapon, cabeza ancha y cara enorme con una nariz prominente herencia de sus antepasados ogros su figura la completaban dos enormes ubres y un culo que necesitaba un sofá para poder sentarse con comodidad. Era sin duda la admiración del barrio. Regresó al interior de la choza tras cerrar puerta tras de sí, se sentó a la mesa y acabó con los restos del tapón asado y lo que quedaba de Grog en las botellas...contemplando ensimismada el dibujo que su Muggrat le había regalado cuando cumplió ocho años.

- Se parece tanto a su padre- Suspiró con amor...
Dibujo para mamá

La invocación:

Un mensajero entró en la Tienda de Tor-Wuazi

- Gran Amo un mensaje urgente de los Grandes Chamanes –dijo arrodillándose y ofreciendo un pergamino de piel humana al Caudillo Orco-.

Tor-Wuazi se tomó su tiempo antes de incorporarse de su lecho, odiaba que lo interrumpieran mientras se encontraba con su harén, pero cuando se trataba de los requerimientos de los Chamanes más que pesadez le sobrevenía una pequeña desazón. Al Caudillo Orco nunca le gustaron los que tenían tratos con los poderes Arcanos, no entendía la Magia y lo que no era capaz de entender lo ponía nervioso. Con visible mal humor despidió a las veintidos concubinas con las que estaba pasando la noche y se apresuró a ponerse su armadura de batalla y enfundarse al cinto su cimitarra y su cuchillo Kukri*.

- Guardias avisad a Gruntz que se persone inmediatamente. – El Gran Orco era parco en palabras y rápido en acción-

Aún no se había terminado de enfundar la Espada al cinto cuando se presentó Gruntz totalmente desnudo y con una joven Orca debajo de cada brazo.

- A su mandato Amo –consiguió cuadrarse sin soltar a ninguna de las hembras-

- Gruntz a veces me pregunto si tienes algo de cerebro en el interior de tu cabeza.

- ¿Serebro?, ¿en el interior de mi calabazo? – Gruntz comenzó a golpearse contra el madero central que sostenía la tienda que comenzó a estremecerse peligrosamente- fuera serebro... no quiero cosas en el interior de mi cabeza que dificulten mis pensamientos, fuera fuera....

- Gruntz, deja el madero antes de que se caiga el techo de la tienda encima de nuestras cabezas o yo mismo te sacaré el cerebro por tus orejas. Ahora coje el pergamino y léeme lo que pone.

El mensajero que seguía inclinado ocultaba su cabeza entre las rodillas aunque mantenía extedido el brazo con el pergamino al extremo. Gruntz recogió el pergamino y comenzó a darle vueltas. Al cabo de un rato se lo entregó a Tor-Wuazi. –No sé lo que pone Amo del Mundo, debe ser porque creo que no sé leer-

- Yo tampoco Gruntz, vete a vestirte y de regreso te traes un tapón que conozca idiomas y conserve la lengua en su sitio. –Contestó Tor-Wuazi-

- Como desees Amo, -Y con una hembra bajo cada brazo, que no había soltado ni para leer el pergamino dió media vuelta y se dirigió a su choza-.
Mientras Gruntz abandonaba la tienda el mensajero recobró la compostura y carraspeando llamó la atención de Tor-Wuazi.

- Mi Gran Señor, se me ha ordenado que os diga que los Grandes Chamanes requieren de su presencia en la Caverna, pues al parecer han ocurrido extraños sucesos que requieren de vos. El pergamino indica ciertos objetos y materiales que debéis llevar con vos a la Caverna. –Y sin esperar respuesta el mensajero desapareció como había llegado, más por temor que por indicación de Tor-Wuazi, dejando el pergamino en manos del Gran Orco.

A media mañana se había reunido la Skuthzugra* con Gruntz al frente, también se habían recopilado los materiales que se indicaban en el pergamino que se habían acumulado en tres carretas y ocho mulas. Estos productos eran de lo más variado, doce taponez, 20 barriles de Grog, que ocupaban casi todo el espacio de las carretas porque los taponez se habían amarrado a las mulas, gran cantidad de hierbas aromáticas y venenosas y por último se había pedido leña en abundancia y hojas de pino aromáticas pero Gruntz en uno de sus alardes de lógica orca había decidido cortar tres pinos enteros de un bosque próximo y “que los Grandes Chamanes cojan la madera y las hojas que deseen ellos mismos”.

A mediodía empredió la marcha la comitiva, con la excusa de que iban de caza y que cualquiera se hubiera creído si no hubiera sido por los tres pinos que arrastraba la última carreta. Se dirigieron hacia el Este para a las dos horas girar hacia el Sur hacia el interior del Gran Desierto donde en las montañas se situaba la Caverna de los Chamanes. Saliendo la Luna Roja llegó el grupo a la entrada de la Caverna, llenos de polvo y arena del desierto, nadie había pronunciado ni una palabra durante todo el camino. Tres grandes Ogros recibieron a los guerreros y ayudaron a bajar la mercancía de las mulas y las carretas. Tres de los taponez habían muerto durante el camino.

- Estos infraseres no aguantan ni un pequeño paseo por el desierto –farfulló Gruntz mientras los arrojaba a una esquina del depósito junto a la entrada de la Caverna-

Finalizada la descarga de todo el material, el jefe de los Ogros indicó a Tor-Wuazi que lo acompañara pero dijo que su Guardia que debía esperar fuera al aire libre. El Gran Orco protestó, no le gustaba la idea de enfrentarse a la Magia sólo; aunque confiaba en su poder y en su espada, preguntó si su fiel Gruntz podía acompañarle. El Ogro asintió. Gruntz temía que fuera a suceder algo parecido, a regañadientes acompañó a su Amo al interior de la Caverna, les guiaba el Jefe Ogro, mientras que los otros dos cerraban la marcha portando cada uno una antorcha que iluminaba el camino por la oscuridad.

Tor-Wuazi no supo cuanto tiempo estuvo caminando en medio de sombras y oscuridad, atravesaron cuevas inmensas, agujeros por los que escasamente podían pasar, puentes de piedra que parecían mantener el equilibrio en el vacío. Rodearon lagos subterráneos en los que ondulaban tenebrosos presagios de terrores bajo su superficie. En algunas zonas podía vislumbrar una especie de torres fortificadas donde unos reflejos de ojos felinos le devolvían la mirada, y en cierta ocasión en una caverna que no parecía tener techo oyó unos susurros por encima de su cabeza, y el viento agitado de que algo los sobrevolaba; no podía olvidar la incertidumbre de que la magia movía fuerzas que él nunca llegaría a comprender pero sí a temer.

Finalmente llegaron a una cueva que se encontraba algo iluminada. Algunas antorchas dispersas a lo largo de las paredes difuminaban una luz danzante que arrojaba sombras juguetonas que parecían arder en la oscuridad. En el centro de la sala observaron a un grupo de Chamanes sentados alrededor de la apertura de un pozo que se abría en la inmensidad del Abismo, sobre el pozo colgaban varios taponez boca abajo colgados del techo por las piernas con cadenas. Algunos taponez aullaban de dolor y otros de puro terror, Tor-Wuazi se percató de que la mayoría eran los taponez que había traído consigo desde el campamento. Una observación mas detallada del lugar le permitió contemplar que en la sala ya se encontraba todo el cargamento de Grog que había transportado, que los pinos habían sido reducidos a pequeños tocones de leña, y que las hierbas estaban siendo triturados en un rincón por un grupo de Goblins que se afanaban seriamente en su tarea. En ese rincón más iluminado que el resto de la sala una gran marmita de hierro de más de 3 metros de diámetro se encontraba sobre un fuego que era alimentado y avivado continuamente con la leña y aromatizado con el pino. Continuamente se arrojaba sobre su interior las hierbas que se iban triturando en la mesa que se encontraba a su lado. El vapor que desprendía el enorme caldero se mezclaba con el aire caliente, asfixiante y nauseabundo que emergía del pozo y se expandía por toda la caverna y se aposentaba sobre los asistentes causando una especie de sopor, que unido al humo de las pipas que fumaban los Chamanes hacía que las sombras adquirieran una extraña vida y su danza del fuego se convirtiera en un Baile de la Muerte.

Alrededor del pozo habían 17 chamanes*, Goblins, Orcos, Ogros, Hobgoblins. Representantes de todas las razas pielverdes estaban allí congregados y lo que resultaba extrañamente curioso había hasta un Troll de piedra. Todos eran miembros del culto de Mara-Khâli*, la diosa Madre de los Demonios, Señora de los Infiernos. Reconocidos por su característica cabeza afeitada y remachada con clavos de hierro por lo que eran conocidos como Phinheas, un procedimiento bastante doloroso y que les hacía ser dignos del amor de Mara-Khâli. Sus ritos son secretos pero en cualquier caso las leyendas les atribuyen sacrificios cruentos y dolorosos, aún así y como marca la Ley es uno de los 7 cultos Secretos registrados en la Horda. Los Taponez también eran 17 y todo parecía indicar que allí iba presenciar uno de sus terribles y secretos sacrificios rituales.

Un Goblin Phinheas habló a Tor-Wuazi

- Acércate guerrero, todas tus preguntas hallarán aquí su respuesta –Y volviendo su mirada hacia el foso añadió- El oráculo te dirá todo lo que deseas y te hará dos concesiones.

- ¿Como sé que puedo fiarme de vosotros cabeza de tacha? –Preguntó Tor-Wuazi

- Hace tres días se nos apareció la Gran Mara-Khâli, la Madre, y nos desveló ciertos pasajes de tu futuro. También nos dijo que hoy se presentaría aquí el Mensajero de los Dioses para hacerte entrega de las ofrendas que los Dioses te han concedido pues han tejido para tí un Destino único que llevará al Pueblo Verde a la gloria. Hemos preparado el sacrificio para que el Minidios Dehm-i-Moore*, El Mensajero, se presente y te conceda los Favores Divinos.

- ¿Y cómo sé que todo esto no es una trampa? –preguntó aún desconfiado Tor-Wuazi.

- Nuestro culto hace los mayores sacrificios para ganarnos el Amor de la Madre, nuestras cabezas así lo atestiguan –Contestó el Goblin-

- En el caso del Troll no creo que haya sufrido tanto... –Replicó el guerrero-

- Aún así ésta es una de las pruebas menos dolorosas que nos exige la Madre, no sólo es nuestro cuerpo físico, sino nuestra mente y nuestra alma que se resquebrajan en nuestra entrega voluntaria a Mara-Khâli. Ella nos habla a través de estas hierbas que fumamos y las pócimas que bebemos en su honor. Los Elementales de la Tierra nos ofrecen la hierba de Mari, o los hongos Sombrero Loko, la nuez de Ur, el musgo Melandar, la hoja de Hamindea, la corteza de Cury, la raiz de Arlan, la flor de Breldiar y muchas otras que nosotros destilamos y convertimos en pociones que luego mezclamos con el mejor Grog que utilizamos como base. Con ellos accedemos al Plano Espiritual y contactamos con los Dioses y Minidioses, y así hace tres días se nos comunicó que hoy se te concedería la revelación. Y que el propio Mensajero se personaría aquí para comunicarte tu Destino, nosotros sólo somos el medio para que tome forma física en el Plano de la Materia. –El Goblin se hizo a un lado y dejó un hueco

- Siéntate aquí. El ritual está a punto de finalizar.

– Le pasó una gran copa con un líquido espeso- Bebe y aguarda la llegada del Minidios.

Tor-Wuazi se sentó junto al Chamán Goblin, ojeó a su alrededor y vió cómo el resto de Chamanes apuraban su copa. Miró la suya y la bebió de un sorbo, tenía un sabor dulzón y agradable, era tibio y le reconfortó el estómago que se encontraba tenso con tantas emociones y los nervios a flor de piel. Se enjugó el líquido con una mano y notó cómo el calor pasaba del estómago a su cabeza y la embriaguez tomaba sitio a su escaso raciocinio. Ni el Grog más potente, ni en abundante cantidad hubiera conseguido el mismo efecto en tan poco tiempo, en pocos minutos la cabeza de Tor-Wuazi comenzó a oscilar de un lado a otro, chispas de colores danzaban ante sus ojos, y el fondo oscuro del pozo parecía bostezar con hambre bajo él.

Los acólitos Ogros bajaron las cadenas que sujetaban a los taponez hasta quedar a la altura de los Chamanes. Cada uno tenía en su mano un cuchillo ritual semejante a una espada Kosphita*, con ellos empezaron a hacer marcas en los cuerpos de los taponez, como si fueran señales, que inmediatamente comenzaron a manar sangre en abundancia. La agonía de los esclavos duró poco porque tras unos breves rituales de inscripción en sus carnes, los Ogros los soltaron y cayeron al abismo donde se perdieron sus alaridos de terror. Sólo llegó el eco lejano de un chapoteo viscoso. Y poco a poco la penumbra fue convirtiéndose en una sombra latente que se escurría hacia los rincones consumiendo la luz que daban las antorchas y mitigando el fuego de la marmita. Los sirvientes dejaron de trabajar y mantuvieron un respeto silencio, la sombra fue ganando posiciones en toda la sala y la luz retrocedió hasta los tizones de las antorchas y la fogata oprimiendo a los presentes, y luego una Sombra aún más poderosa y asfixiante se alzó sobre el Pozo. El Mensajero había llegado.

El MiniDios Dehm-i-Moore, el Mensajero, el Caos Aullante, el Dador de Miserias. Su presencia sobrecogió a Tor-Wuazi, la imagen que se veneraba en los templos de Maus-Shakutarbîk daban la imagen de un Orco joven, alto, con alas en los pies y en la cabeza, portando en la mano derecha una balanza y en la izquierda un dado de 100 caras. Pero ésto que ahora veía era un Demonio salido de lo más profundo del Arallu*, y su corazón de encogió de terror. El MiniDios le habló directamente a su cabeza.

-“Tor-Wuazi, el Destino te ha escogido para fines que nunca podrías soñar. Los Dioses no podemos revelarte nada, pues es nuestra obligación dejar que el destino se cumpla por tus propias acciones. Pero has sido tocado por la Divinidad y por lo tanto te han sido concedidos dos deseos, la ofrenda ha sido otorgada y los Dioses están satisfechos. Pide y te será concedido”.

El Guerrero permaneció mudo de terror, pero un codazo del Chamán Goblin lo sacó de su estupor. –Ahora has de formular tus deseos-.

Tor-Wuazi aclaró la garganta que tenía seca, intentando aparentar valor. Carraspeó y finalmente dijo:

- Oh¡¡ Gran MiniDios, que se cumpla tu voluntad y la del Destino. Deseo la aparición automática de un Héroe, de un Mago que de vida a la Torre del Fuego de Lughâsh. Y deseo que el Destino favorezca mi búsqueda de la Mítica Espada Skali-Bur.

De pronto la Sombra retrocedió por toda la sala y se encogió hacia el fondo del foso, la luz recobró su anterior luminosidad y todo pareció volver a la normalidad. El regreso del MiniDios fue tan rápido que Tor-Wuazi ni se había percatado. Otro codazo del Goblin lo volvió a la realidad.

- Tómate este Grog muchacho, te hará bien –Y le pasó una garrafa de Grog-

Apuró la bebida hasta la última gota, calmando su sed e intentando olvidar los momentos angustiosos que había pasado. Sin embargo el Grog le fue devolviendo a la realidad y se sacudió los últimos restos del sopor que le había embotado los sentidos. Pronto trajeron más antorchas y el ambiente comenzó a animarse con la incorporación de nuevos invitados a la reunión, la mayoría de ellos hembras.

- Supongo que ya te encuentras bien guerrero. El MiniDios te escuchará. Ahora si no te importa hemos de acabar el ritual con una pequeña bacanal y dar cuenta del Grog que tan generosamente nos has traído, creo que es hora de que regreses a tu campamento. –El Goblin se dió media vuelta ignorándolo y se enganchó de una Ogra que le triplicaba en tamaño- La salida es por ahí dijo señalando un hueco en la esquina junto a la marmita.

Todavía vacilante Tor-Wuazi salió por la obertura que le señaló el Goblin, al otro lado se encontró con el almacén donde inicialmente habían amontonado las mercancías que bajaron de las carretas y las mulas. Visiblemente enfadado pensó en el tiempo que había perdido dando vueltas por las cavernas para llegar al punto de salida. Allí se encontraba Gruntz que había sido sacado de la Sala poco antes de que finalizara el ritual, estaba totalmente borracho y hubo que cargarlo y amarrarlo sobre su Lobo de Guerra para que no se cayera.

Tor-Wuazi seguido de su séquito se adentró nuevamente en el desierto, la luna se encontraba en lo más alto del cielo y halo de luz alumbraba su camino de vuelta. Meditaba los extraordinarios sucesos que habían ocurrido esa noche.

-En verdad Gruntz que el Destino y los Dioses se han aliado, porque lo sucedido esta noche escapa a nuestra comprensión. Han ocurrido sucesos de lo más extraordinarios.

-Y que lo diga Amo –Gruntz articulaba con visible dificultad habida cuenta de su embriaguez- Hasta esta noche nunca me lo había hecho con tres Ogras al mismo tiempo...tienen unas ubres que...
El guantelete tachonado de clavos de Tor-Wuazi se flexionó en un giro rápido hacia la izquierda, impactando la mandíbula de Gruntz en un golpe seco. Gruntz cayó hacia atrás y así se quedó, y así llegó hasta el campamento dormido y atado a su Lobo de Guerra. Y esa misma noche contó a todo el que quiso oírlo en el Chiringuito*, que la noche anterior se lo había hecho con 5 Ogras y que sus ubres son como barriles de Grog. Aunque nadie daba crédito a su historia. Porque estas cosas no pasan nunca.

Kukri: N.d A. cuchillo largo usado por los Gurkas del Nepal. Se caracteriza por su hoja curvada hacia el exterior mientras su ancho aumenta desde la empuñadura hacia la punta. Se asemeja a una hoz pero con el ancho de la hoja al revés.
Skûthzugra: Los Asesinos Oscuros. La Guardia Personal del Gonun Tor-Wuazi.
17 chamanes: El número 17 es mágico entre los Orcos ya que es el número de signos del Zodíaco Orco.
Mara-Khâli: la Diosa del Infierno en el Panteón Orco. Es la madre de los Demonios. También llamada La Madre. Sus acólitos se afeitan la cabeza y se clavan la cabeza como símbolo de su entrega a la Diosa y por esto son conocidos como Pinheas. Más información en Panteón Orco.

Organización de la Horda:

Tras el advenimiento al poder de Tor-Wuazi, la Horda ha sufrido una serie de remodelaciones en su estructura militar para poder adecuarla a las diferentes situaciones en que podría verse involucrada. De esta forma la flexibilidad con que intenta dotarse podría dar respuesta rápida y contundente de una forma adecuada maximizando los medios militares disponibles. Con el tiempo la estructura militar se irá adecuando con la incorporación de nuevas unidades y pertrechos y se engrosarán las filas de cada División.

En realidad la Horda de Tor-Wuazi se denomina en Lengua Negra Kazgûmhoth, La Horda de la Sombra Silenciosa, y éste por ser su Líder Absoluto es el Gonon o Señor. Su título es Gonon-u-Kazgûmhoth, o Señor de la Horda de la Sombra Silenciosa. La Guardia personal que escolta y acompaña siempre al Gonon Supremo es la Skuthzugra, los Asesinos Oscuros. Son la élite de las tropas de la Horda y la forman los mejores guerreros que han ascendido todos los escalafones del ejército.

La Horda se organiza por divisiones denominadas Ur-Hoth o Gran Hueste y puede estar compuesta por varios miles de guerreros, está bajo el mando de un Urdânuk o Gran Comandante. Las divisiones son grandes ejércitos adscritos a una amplia zona y que tiene capacidad tanto defensiva como ofensiva. Cada división se subdivide a su vez en tres batallones que se denominan Imga, primer batallón que tiene como misión la vigilancia de los territorios a cargo de la Ur-Hoth bajo el mando de un Comandante Imga-Urdânuk. El segundo batallón formado por los cuerpos de élite de la Ur-Hoth con misiones de ataque y apoyo en grandes ofensivas es el Mak, bajo el mando del Mak-Urdânuk. Y el tercer batallón el Kirn, formado por el grueso del ejército con tropas de baja calidad, novatas o por tropas aliadas con mandos que no pertenecen directamente a la Kazgûmhoth, están bajo el mando de un Kirn-Urdânuk.

Los grados de mando en la Kazgûmhoth tras Comandantes de los Batallones son los siguientes:

Kritar: Gran Capitán, comanda una Agar-hoth o hueste de Sangre, que puede formar hasta 1000 soldados.
Drartûl: Capitán, comanda una Strig-Roytar, puede formar hasta 100 soldados.
Ujâk: Sargento, comanda patrullas de hasta 10 soldados. Son asistentes de los Drartûl y muy raramente forman unidades de combate aisladas.

Una unidad que merece especial atención y debe considerarse aparte de la estructura orgánica de la Kazgûmhoth es el cuerpo de exploradores, pues su versatilidad les permite formar en cualquier unidad de una Ur-Hoth, dando apoyo logístico y táctico con la información que puede aportar y en otras ocasiones actúan por su propia cuenta explorando territorios directamente para el Gonon, ante quien responden personalmente. Ellos son los Grimbûrz y prácticamente es una unidad de élite por las características que poseen.

Esto es lo concerniente a la organización militar de la Horda. En próximas entregas se estudiará la organización administrativa en lo concerniente al Conclave de Magos, los Gremios, la Eclesiarquía, y los Maestros Esclavistas.

La receta de tapón a la campesina de mamá Muggrath

Ingredientes: Unos cuantos taponez, 30 kilos de ciruelas, unos buenos puñaos de uvas, 2 barriles de Grog, muchos puñaos de piñones (de los que salen en los pinos no de los que reparten en Antros y Garitos), caldo de carne (tapón, humano, elfo, o cualquier otro infraser), 10 kilos de cebollas, 1 barril de aceite de Pezcao (grasa para ejes de carretas también vale). Sal, pimienta, y yerbajos varios al gusto y a puñaos. El ingrediente secreto de mamá Muggrath: una campesina Humana fresca.

Tiempo de preparación: Lo que se tarda en beberse uno de los barriles de Grog.

Preparación: En la Cazuela para grandes eventos, se echan las ciruelas enteras, las uvas, el barril de Grog, los piñones, la cebolla picada y el tapón troceado. Se deja dorar hasta que el tapón esté tierno. (ojo porque los taponez añejos son correosos y no reblandecen nunca). A la media garrafa de Grog bebida, eche el caldo de carne, el aceite, los yerbajos, y la campesina entera (los humanos son mas tiernecitos). Se cierra la tapa para que no escape la campesina y se deja cocer a fuego vivo durante el resto de la garrafa de Grog.
Bien entonados con el Grog la comida se sirve calentita y por supuesto con otro barrilito de Grog Gran Reserva. La familia lo agradecerá.

Extracto del turno de los Seres Oscuros:

Extracto del Libro de los Muertos de los Seres Oscuros. Los ritos funerarios.

[…] Cuando el muerto haya fallecido en el transcurso de una acción valerosa, tomarás su cuerpo, y despojado de toda vestidura, trazarás con tus garras sobre su pecho la señal del héroe. De esta forma, cuando retorne a la tierra primigenia, será reconocido por los guardianes y será tratado como tal.

Si además, con esta acción ha logrado salvar a algún congénere, coloca sobre su rostro barro a punto de secarse, pues el rostro de tan valerosa acción iluminará por si sola la sala celeste. Si la máscara cae al entrar en la tierra, podrás ver cómo se ilumina una nueva estrella en el cielo.

Cuando toda la ceremonia esté lista, prende fuego al cuerpo. Para ello, ayúdate de su propia sangre. Abre un poco sus heridas, y deposita en el la primera chispa que salga de la antorcha.

[…]Un miembro de nuestra raza no ha de descansar y desfallecer ante la muerte de un congénere. Su voluntad es la del hierro, adaptable en caliente, pero inamovible en frío. Por ello, si la furia embarga vuestros corazones, preparad las hogueras, pues más de vosotros estaréis muertos.

Los esclavos:

Mientras tanto, en la ciudadela, un grupo de reconocimiento regresaba acompañado... Al llegar a la puerta, los guardias les detuvieron.

- ¿Quiénes son?

- Bárbaros... era un grupo pequeño. Los localizamos al sur, y caímos sobre ellos. Éstos han sido capturados con vida. Nos servirán de esclavos.

- Bien... vamos a necesitar mucha mano de obra, si los rumores que corren son correctos. Podéis pasar.... ¡Espera! Ese no. Es demasiado viejo. No nos sirve.

- ¡Piedad, mi señor! – gritó el anciano- Soy un buen obrero, aún tengo fuerzas para trabajar... os ruego, por Lab...

No pudo acabar su frase. Uno de los guardias alzó sus garras, y de un poderoso golpe, le dejó inerme... El resto de esclavos se echó al suelo, atemorizado.

- Pasad... ¡Ahora! –gritó, enfurecido.

Los esclavos, con una rapidez desconocida por sus piernas, se pusieron en pie y pasaron corriendo al interior de la ciudadela, seguidos de sus captores.

- ¿Por qué has hecho eso?

- Estaba rogando por su dios, y deben comprender que sus dioses somos nosotros, porque, ¿Qué es un dios? Alguien a quien intentas tener contento para evitar su castigo, alguien a quien maldices por lo bajo, esperando a un tiempo que no se entere de tus sentimientos. Es alguien de quien te mantienes a distancia, respetando la distancia, y a quien jamás se te ocurriría atacar. Y nosotros somos, desde ahora, sus dioses.