Autor Tema: Sard?ndalo  (Leído 1890 veces)

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Raúl

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Sard?ndalo
« en: 19 de Febrero de 2004, 07:34:51 am »
I. ?Viva imagen de h?roes antiguos, se labrar?a un nombre en nuestra memoria/
Sard?ndalo el Restaurador, Sard?ndalo el Valiente?

Consulta al Consejo de Ancianos, glosada en los Ables?ia


Para ellos, fue un baile de ira y miedo, cada danzar?n flirteando con la sonrisa helada de la Muerte por sobre un lecho de espinas dulces. Para los dem?s, la sombra apenas vislumbrada de dos bestias acorraladas por una tormenta de acero implacable.

La danza pod?a haber proseguido as? hasta el fin de los Ciclos, pero alg?n dios (si es que hay alguien digno de tal nombre) no lo quiso, y un tajo certero puso fin al fest?n de los sentidos. La poes?a cedi? cort?smente su lugar a la ?pica justo en el momento en que el vencedor asi? fuertemente la espada con ambas manos y reban? la cabeza de su oponente derribado, para elevarla despu?s ante sus sorprendidos espectadores con un ronco grito triunfal...

Yo dir?a que ni siquiera un dios (si es que hay alguien digno de tal nombre) hubiera sido capaz de o?r c?mo en ese preciso instante algo se romp?a para siempre, algo que ya hemos olvidado. Los bardos cantan bellas aleluyas de sangre, sudor y l?grimas, pero temo que siempre olvidan lo realmente importante...


II. ?C?rcel de seda lujosa / su coraz?n amordaza. /  En lo profundo del alma / la Nada teje su nido?

Lilo?, 75: xvi



Tras la abluci?n matinal, el Rey se conduc?a con parsimonia por los jardines del Templo, rodeado de una cohorte de escribanos, aduladores, funcionarios y consejeros. Mas ya no era un soberano inexperto, y su dominio del antiguo arte de fingir le permit?a sonre?r complaciente, fruncir preocupado el ce?o o bien adoptar una expresi?n severa, seg?n resultase m?s conveniente, en el momento oportuno y sin la menor necesidad de prestar atenci?n a su interlocutor.  Inevitablemente, un aura de frivolidad rodeaba al grupo, y sin embargo a su paso las gentes se inclinaban respetuosas, de forma que entre frases ingeniosas y risas forzadas discurr?a la ma?ana mientras se despachaban diversos asuntos de importancia.
Podr?a haberse tratado de otro d?a cualquiera, pero al pasar junto al Estanque Sagrado el Rey pos? la mirada en el agua, y no se reconoci? a s? mismo en el reflejo. Fugazmente record? alg?n nimio detalle de su ?ltima aventura, y levemente extra?ado sigui? paseando, con una vaga inquietud. De pronto parec?a echar de menos el aire libre en los pulmones y la caricia del sol sobre la piel, y sinti? que la ciudad submarina, con toda su hermosa y vasta obra de ingenier?a, con sus complejas esclusas, su iluminaci?n artificial, sus c?maras de aire y sus reservas de agua, no era m?s que un imperfecto y pueril remedo de la Naturaleza, una prisi?n construida sobre la vanidad y la soberbia. Sinti? una punzada en el est?mago al pensar en la palabra ?prisi?n?, y fue como si lo viera todo con nuevos ojos: sus trajes, sus poes?as, sus banquetes, sus piscinas, sus perfumes, su amante, su ajedrez y su alcoba. Quiz? fue el asco, quiz? la conmiseraci?n, quiz? el asombro: lo cierto es que ese d?a el esp?ritu de Sard?ndalo se acerc? al verdadero destino de su Raza como nunca lo hab?a hecho, y (lo que para los legos ser?a una paradoja) se alej? definitivamente del Atlantysedhrid. Que lo hiciera tambi?n su cuerpo era una mera cuesti?n de tiempo...


III. ?Entre las Olas, poderosa [es] la Luz?

Vieja m?xima regia de Sard?ndalo



El Rey pecaba de ingenuo, pues confiaba en que tarde o temprano hallar?a respuesta a todas sus preguntas. A?n se consideraba un elegido del Gran Dios Sardina, y cre?a ver la mano de la Providencia en todo lo que hac?a, pero una imagen no dejaba de atormentarle: la imagen de un Rey b?rbaro de cabellos largos como los suyos, envuelto en gruesas pieles y sentado en un trono fr?o y amenazador. Por corona ce??a lo que parec?a una mand?bula de orco, y su mirada ard?a implacable desde la Oscuridad...
Pero otras preocupaciones ocupaban tambi?n su mente, como el reciente descubrimiento de las Ruinas... s?lo la Madre de las Aguas sab?a cu?ntos secretos guardaban aquellas viejas c?pulas derruidas... en su responsabilidad como soberano, dirigir?a en persona la exploraci?n de la antigua ciudad... Y, una vez m?s, los Dioses estar?an de su parte.


IV. ?Pero ya no s? (ya no quiero saber) si es peor el Recuerdo o el Olvido...?

Atlantysedhrid



Nadie puede explicar lo que se siente cuando cae la ?ltima muralla... Limit?mosnos a decir que la Verdad para Sard?ndalo no fue fuente de Luz, sino todo lo contrario... Hab?a exigido permanecer apartado del resto del grupo, y no se arrepent?a de su decisi?n...

Qu? terrible fue para ?l la Verdad.... c?mo aniquil? sus restos de esperanza y ech? por tierra sus ilusiones. Pues en sus sue?os acerca de la restauraci?n del Mundo Antiguo no se escond?an m?s que falacias... La Ciudad de las Mil C?pulas no hab?a sido m?s que una ficci?n, un velo de ignorancia, una anestesia de hedonismo... y si nadie pod?a recordar el Origen, la ?nica raz?n era que nadie quer?a hacerlo. Pues los atlantes no eran hijos de los Dioses, no eran herederos de una raza superior, no hab?an sido tra?dos a Klaskan para velar por la eterna llama de la Sabidur?a...
Comprendi? que aquel Rey primitivo no era otro que el Padre de los Atlantes, el Origen Perdido... que los atlantes, m?s all? de los afeites y los ropajes, segu?an siendo b?rbaros, feroces y crueles...


V. ?Hay fuegos que el llanto no apaga, y sombras que la alegr?a no vence. Las personas ordinarias miran sin ver; las sabias reconocen en cada ola una mirada y una mirada en cada ola.?

Del Tesoro de las Cien Aguas, o Libro de las Transformaciones



Nadaba desconcertado entre c?pulas ruinosas cuando descubri? una en la que el paso del tiempo parec?a haberse cebado menos. Entr? y descubri? sorprendido que a?n guardaba algo de aire y no hab?a sido inundada: en tiempos lejanos, parec?a haber sido el jard?n de un Templo. Camin? receloso hasta el milenario Estanque Sagrado, al que casi no osaba asomarse, y en sus aguas milagrosamente conservadas vio su propio rostro, pero no el burlonamente inexpresivo del cortesano indolente, sino el sudoroso y desencajado del Guerrero...



VI. ?Infinitos son los caminos del atlante, como las olas del Gran Mar...?

Atlantysedhrid*



?FIN?


* Recordemos que mientras que la Lilo? se trata de una recopilaci?n m?s o menos ?tradicional? (o ?cl?sica? incluso, si se quiere) de poes?as an?nimas, la Atlantysedhrid constituye una curiosa interpretaci?n de la historia atlante, con tintes claramente pesimistas,  a veces traducida, err?neamente (por algunos autores seguramente influenciados por dialectos de aparici?n muy posterior a la redacci?n del mismo), como Llanto o Lamento por Atlantys, cuando en realidad el vocablo Edhrid designaba en el Myl-Ablos de entonces un concepto m?s complejo... algo as? como ?culpa-infinita-que-deber?-pagarse-por-toda-la-eternidad-y-para-la-que-no-cabe-escape-ni-redenci?n-alguna?, lo que ciertos estudiosos han simplificado, y traducido (m?s exactamente aunque por supuesto perdi?ndose en el proceso una riqueza de matices s?lo comprensibles dentro de la mentalidad y la lengua del Puerto del Atardecer) el t?tulo como El Sino de los Atlantes
Antes de las comidas se despliega la servilleta. Enrique Jardiel Poncela

Karnak

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Re: Sard?ndalo
« Respuesta #1 en: 21 de Febrero de 2004, 08:53:18 pm »

 Y pensar que este amariconao de sardin?ndalo va a regir los destinos de los Goblins... que horror.  Menos mal que estoy yo aqu? para controlar que la cosa no se desmadre y acaben totalmente atolondrados.

 Saludos
 Karnak. Se?or de los Orcos.

 P.D. Pero si parece la Princesa Prometida mirando dentro de los estanques de los jardines...
Muchas mentiras contadas unas pocas veces se convierte en conspiraci?n.? Una mentira contada muchas veces se convierte en realidad.