Estaba anocheciendo, en medio de un desierto sin nombre, un fuerte vendaval levantaba la arena que durante miles de ciclos hab?an depositado anteriores tormentas, las ruinas de una antiqu?sima ciudad empezaban a emerger, cuando a media noche el viento ceso, la luz de las estrellas iluminaban lo que fue una colosal urbe, su forme era circular, sus murallas, lo ?nico que hab?a resistido el paso del tiempo sin apenas deterioro median 150 codos de altura, su grosor en la base era de 75 codos, 12 huecos pentagonales la atravesaban en donde anta?o un sistema qu?ntuple de puertas basculantes permit?an el acceso, o se cerraban volvi?ndose infranqueables a los extra?os. Seis avenidas cruzaban las ruinas, empezando y terminando cada una en puertas opuestas cortando 200 calles circulares conc?ntricas. El primer circulo de edificaciones, adosado a la muralla, y el segundo hab?an sido cuarteles, en las siguientes dos calles se ubicaban herrer?as, a continuaci?n estaban situados los diferentes talleres, agrupados en sectores circulares, almacenes y graneros ocupaban los siguientes sectores, conforme nos acercamos al centro eran mercados, enormes edificios de viviendas ocupaban 150 calles con graneros y aljibes situados estrat?gicamente y en cantidad suficientes para soportar un asedio de de 50 ciclos productivos, edificios administrativos y diferentes escuelas se situaban en el interior, por ultimo eran los palacios y los cuarteles de la Guardia los edificios de los c?rculos mas c?ntricos, pero era una inmensa plaza totalmente empedrada en donde conflu?an las avenidas radiales, y en su centro un ara de plata brillante, como reci?n pulida, servia de base a una gema piramidal de un codo de arista, era la ?nica, la gema de la vida y la muerte, la gema del pasado y del futuro, el tesoro de la ciudad muerta, la raz?n por la que se construyo y la causa de su ruina.
No queda nadie vivo, ni escrito ni leyenda, que recuerde a la ciudad perdida, su nombre fue olvidado en la noche de los tiempos, as? como que razas o razas lo poblaban, un paseo por sus ruinas permitir?a observar diferentes tipos de estructuras, como si todos los pueblos conocidos hubieran convivido en ella, y a?n as? encontrar?amos edificios no atribuibles a ninguna, sin embargo no ver?amos ning?n templo ni estructura religiosa, como si los dioses aun fueran accesibles sin necesidad de recurrir a intermediarios, tampoco encontrar?amos restos o esqueletos de sus antiguos habitantes ni de bestias en el interior de la muralla.
Cuando en su aparente movimiento la estrella Jamil quedo situada en la vertical de la ?nica la gema se llen? de luz, un brillo extra?o emerg?a de sus caras, sus aristas desped?an rayos con todo el espectro de luz conocido, entonces miles de esp?ritus despertaron de su letargo en todo lo largo y ancho del Plano Luz, la ?nica reclamaba su presencia, as? que todos se pusieron en movimiento, desde los helados glaciares, de los t?rridos desiertos, de las h?medas selvas, de las altas monta?as, de la profundidad de los mares, de los umbr?os barrancos, de las estepas, de los bosques, de los r?os y arroyos, de las simas quebradas y valles, de las grutas y de los valles acud?an a su llamada, mientras los nodos entraban en resonancia y los portales de acceso al Plano Luz parec?an desvanecerse.
Un esp?ritu llego primero, y al ba?arlo la luz de la ?nica empez? a tomar forma corp?rea, la gema reclamaba a los pobladores de la ciudad, para volver a la vida, un nuevo imperio surgir?a, y quiz?s fuese el definitivo, ya estaban llegando mas esp?ritus cuando una nueva tormenta de arena se desato, en breves instantes se oscureci? el cielo, la luz de Jamil se eclipso, la gema quedo sin poder, mientras toneladas y toneladas de arena volv?an a cubrir la ciudad, a lo lejos pod?an divisarse varios dragones, todos dirigiendo los vientos sobre la ciudad, todos empe?ados en cubrirla de arena Terminada su labor uno de ellos fijar? su morada en las dunas del desierto sin nombre, se encargar? en el futuro de vigilar y dirigir las tormentas de arena, nadie debe llegar al lugar, no debe volver a ver la luz de Jamil la ?nica, no al menos antes de que se cumpla el tiempo fijado desde el Plano Espejo, y para ello aun faltan miles de ciclos. Al apagarse la gema los nodos volvieron a su estado habitual, los portales se estabilizaron y los esp?ritus que avanzaban hacia la ciudad volvieron a dispersarse por todo el orbe.
Pese a la diligencia de los dragones un esp?ritu llego a iniciar su transformaci?n, ya no era un esp?ritu, pero tampoco hab?a adquirido cuerpo, debatieron los dragones que hacer con ?l, pues no les estaba permitido destruirlo, al final llegaron a la conclusi?n de dejarlo libre, pero borrando sus recuerdos, ahora se mueve por Klaskan, buscando un cuerpo que lo acoja, sin recordar su origen, ni su nombre, ni su historia, ni siquiera a la ciudad perdida, ni mucho menos su raza.
En su deambular ha llegado a una tierra tropical y pantanosa, Varania le llaman sus habitantes, all? se siente acogido, por lo que se refugia en unas antiguas ruinas, por la noche observa las estrellas, hay una que brilla de forma especial, Vanil le llaman los habitantes del lugar, Kamil le llaman los orcos, Nanil los enanos, Aanil en la profundidad de los mares,... Cuando la observa siente como que llega la hora de su transformaci?n, pero pasan las noches sin completarse, y en cada amanecer vuelve a su estado inicial, solo el Gran Dhem sabe si finalizar? la espera en esta era, o si tendr? que seguir vagando por Klaskan hasta las siguientes.