Autor Tema: El Vacio entre los mundos  (Leído 3651 veces)

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Teppic

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El Vacio entre los mundos
« en: 07 de Enero de 2006, 07:28:55 pm »
Tema: Dioses
Jugador: Arioch
Calificacion: Fuerte



Los ojos de diamantes refulgían con la luz solar en contraste con la sempiterna oscuridad del templo de la diosa Devira. Los ojos daban humanidad al rostro de piedra enmarcado en una calavera de hueso de un animal bovino, en honor al yelmo de hueso de dragón que enmarca las facciones de la verdadera diosa. Pues ella dio muerte al dragón Leukmahîr en tiempos que sólo los antiguos recuerdan.

Tras la plegaria, las sacerdotisas habían abandonado el lugar para despedir a los guerreros que partían a tierras lejanas en busca de sustento; pues en las faldas del volcán en el que reside el Gran Pueblo no se puede cultivar la tierra ni criar ganado; ambas como consecuencia de los largos años que allí viviera Leukmahîr. Tan sólo una de las sacerdotisas, una de las más jóvenes quedaba allí, acompañada tan sólo por el sonido de las cadenas que pendían de la estatua de la diosa Devira. Allí quedó rogando a la diosa por la victoria en la batalla, por la supervivencia de aquel con el que había yacido la noche anterior y por el fruto que su vientre albergaba tras el ritual a la diosa.


Motivo 1:

Soy de la creencia que no son los dioses los que crean a los fieles; sino más bien al revés, que son los fieles los que crean a los dioses. Una de las razones por las que creo que esto es así (y no soy el único) es por el hecho de que los dioses, a menudo, tienden a parecerse a aquellos que los adoran. Esto es así, tanto en lo físico como en el carácter. Hay numerosos ejemplos en las diversas mitologías existentes que demuestran esto que aquí estoy contando.
Ahora bien, supongamos un pueblo con estructura matriarcal y que por una serie de desafortunadas consecuencias se han visto obligados a vivir en guerra continua con otros pueblos por su supervivencia. ¿Cómo sería el dios (o diosa) que crearía este pueblo?

Motivo 2:

Supongo que ya se habrán hecho una idea; pero por si acaso les diré cuál es mi opinión. ¡Una diosa guerrera!
Claro, era muy fácil. La estructura matriarcal hace que casi automáticamente la divinidad deba ser de sexo femenino y quizás por ello como consecuencia sus representantes en Tessab también lo sean (las sacerdotisas del templo).
Y claro, la diosa debe ser fuerte; como lo deben ser también los habitantes de ese pueblo en condiciones tan hostiles. El instinto de supervivencia inherente a cualquier criatura hace que esto sea así.

Motivo 3:

Por supuesto, tras la diosa hay todo un mito. Una gran historia. Nada más y nada menos que la muerte de un dragón (uno muy grande y malo) que vivía en el interior del volcán en cuyas faldas ahora viven los habitantes de este pueblo (el Gran Pueblo como les gusta llamarse). Una vez liberados del dragón que cruelmente acabó con la fertilidad de sus tierras, el pueblo ha seguido viviendo en esas tierras; pero como pueblo guerrero que es (descendientes de la diosa por supuesto; esto es parte del mito y consecuencia de que la diosa sea además asociada a la fecundidad); demostrarán a su deidad que son merecedores de ella y vivirán como guerreros para arrebatar a otros lo que les ha sido negado.


Consecuencia:

Devira, la diosa guerrera acabó con el dragón Leukmahîr que habitaba en las tierras del Gran Pueblo. El Gran Pueblo agradecido la venera, pues su sangre se mezcló con la de la diosa en tiempos que ya nadie recuerda.
« Última modificación: 07 de Enero de 2006, 07:31:34 pm por Teppic »
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Teppic

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Re: El Vacio entre los mundos
« Respuesta #1 en: 07 de Enero de 2006, 07:30:33 pm »
Tema: Razas,sociedades y politica
Jugador: Pablo de las Indias
Calificacion: Fuerte



“...quizás los primeros habitantes de este planeta hayan sufrido grandes catástrofes debido al particular clima del que fueron víctimas desde el mismo momento en que pisaron este suelo. Y particularmente me estoy refiriendo a La Gran Luz y a la Gran Oscuridad, donde el calor y el frío son tan extremos que provocan cambios notables en toda la superficie.

Con el paso de las eras, sin embargo, unas notables mutaciones han ocurrido en algunos. Serán muchos los que las nieguen. Serán muchos los que digan que son cuentos para los niños que se niegan a dejar sus hogares para refugiarse. Pero yo los he visto, es más, yo he convivido con ellos.

Más de uno reirá cuando nombre a los hombres lanudos. Una raza de hombres grandes totalmente cubiertos de un largo y grueso cabello de pies a cabeza. A mi entender, son la respuesta natural al frío extremo. Y si se me permite divagar un poco, pues diré que los ancestros de estos hombres se perdieron durante un período de frío más prolongado de lo normal y terminaron viviendo en las inhóspitas tierras polares, en aquel lugar donde el hielo nunca se derrite. El tiempo hizo el resto.

Cuando todos nos dirigimos a nuestros cálidos refugios subterráneos, ellos vuelven a ser los dueños absolutos del planeta. Es su temporada de aprovisionamiento, aunque algunas culturas lo nieguen. Más adelante, en el capítulo V y VIII profundizaré en sus usos y costumbres.

Es que ahora mismo no puedo dejar de nombrar a otros seres todavía más asombrosos. Aún recuerdo cuando mi abuelo nos contaba la historia de los hospitalarios hombres subterráneos, y es el día de hoy que no me creo haber visitado Whanda, la ciudad brillante. Según mis teorías, estos hombres encorvados de enormes ojos y nariz prominente (deberían ver el increíble olfato del que fueron dotados, pueden oler un cascarudo a cientos de metros...) no fueron otra cosa que hombres que decidieron vivir bajo tierra. La oscuridad y el hambre lograron los cambios...”

-¡¡Elena, Elena!!, te pedí algo sobre las razas de nuestro planeta, no un tratado sobre mitología. – gritó irritado el joven desde su lugar, casi en la otra punta del recinto.
-Jovencito, en primer lugar debes llamarme Srta. Harst. Luego, esto es una biblioteca, y no puedes andar vociferando como si estuvieras en los mercados... y en tercer lugar deberías leer el texto completo y no sólo las primeras cinco páginas. Así que si no tienes ni los modales ni la inteligencia para hacer uso de estas instalaciones te pediré que te retires. - los otros estudiantes emitieron una solapada risa entre dientes.

El joven se sonrojó, bajó la vista a los manuscritos que le habían sido entregados y pasó el resto de la tarde leyendo y tomando apuntes del ya clásico “Las Razas” de H. R. Wanrod.


Motivo 1.

Sin duda, este turno tiene mucho que ver con los climas descriptos en el tema Geografía. Con frío y calor extremos en algunos períodos del año, pues parte de los habitantes de gran parte del planeta se vieron obligados, cuanto menos a cambiar sus hábitos. Así, si decimos que la raza principal es el hombre, pues podemos decir que hay, por lo menos, dos subrazas, mutaciones de la primera, adaptadas al frío extremo y adaptadas a la vida en las profundidades de la tierra.

Motivo 2.

Como toda cosa diferente, seguramente los hombres lanudos y los hombres subterráneos no podrían vivir en paz exponiéndose abiertamente al resto de los mortales, obligándose a vivir escondidos. De ahí que muchos los consideren inexistentes o mitológicos.


Motivo 3.

Desde luego no intento explicar en este argumento como es que el resto del planeta subsiste en esos momentos tan caóticos como lo son La Gran Luz y La Gran Oscuridad. Simplemente hablo de cómo algunos se adaptaron y cambiaron. Razas casi tan antiguas como el mismo hombre pero no tan numerosas, ni tan... ¿aventureras?.

CONCLUSIÓN.

Se habla de la existencia de dos razas de humanoides: Los Hombres Lanudos de los Polos y Los Hombres Subterráneos.
¡Felicidad para todos, gratis y que nadie se vaya ofendido!