Autor Tema: Ivlak, el ultimo heroe... (IV)  (Leído 3240 veces)

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Maldito Heroe

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Ivlak, el ultimo heroe... (IV)
« en: 23 de Marzo de 2006, 03:45:00 pm »
CAPITULO IV

Después de salir vivos de las Costas Muertas nos dirigimos al Bosque Negro, donde las antiguas leyendas decían habitaba el ultimo dragón y que servia a las fuerzas oscuras que comandaba Lord Kronn.

Anduvimos por senderos oscuros y solitarios, hasta que llegamos a una aldea donde habríamos de pedir posada. Nos atendió un anciano en su cabaña:                                                                                                               
   -Pasad! pasad! Bienvenidos forasteros…                                                                 
   -Mi nombre es Yunker Espada Roja y necesitamos comida y caballos, anciano…                                                                                                                       
   -Y vino también viejo…-dijo Milo
Entonces Yunker saco una bolsa con monedas de oro que entrego al anciano, este sin vacilar nos trajo vino y comida, y encendió la fogata.
El anciano nos comento que en los últimos días hordas de orcos habían estado rondando por esas tierras. Entendimos que lo más probable era que nos atacaran en el Bosque Negro, nuestro tiempo se acababa y teníamos que seguir. Tomamos provisiones y caballos, no había tiempo que perder.
Dejamos la aldea atrás, el Bosque Negro nos esperaba. Hassler que siempre se mantenía al frente encontró rastros de los orcos y pisadas de dragón:                                                                                                             
   -Orcos y algo peor… -dijo Hassler.                                                                               
   -Que puede ser peor que los orcos en este momento?- preguntó Karsten.                                                                                                               
   -El Dragón, encontré rastros de cenizas y sus huellas están cerca de una cascada donde se pierde el rastro…                                                                             
   -Entonces sigamos adelante con cautela- dijo Yunker.

Entramos con mucha precaución al Bosque Negro, era muy oscuro y callado el ambiente. A lo lejos podíamos escuchar los gritos de los orcos que se acercaban, desenvainamos nuestras espadas y seguimos adelante. Hassler nos hizo una seña y nos detuvimos. Dejamos los caballos y seguimos a pie:                                                               
   -Si nos atacan pelearemos de dos en dos, para cubrirnos las espaldas-dijo Yunker.

De la oscuridad de los árboles una lluvia de flechas cayó encima de nosotros, apenas si tuve tiempo de levantar mi escudo para protegerme, una flecha logro herir a Morggesten. Se empezó a escuchar mucho ruido, los orcos venían hacia nosotros.                                                                                                                       
   -De dos en dos!!!-gritaba Yunker.

Miraba en todas direcciones sin distinguir nada. Los orcos aparecieron y nos atacaron, a  mi espalda estaba Rafnar, Milo y Karsten peleaban por otro lado, Hassler y Morggesten juntos también al igual que Yunker y Helfdane.  Durante la pelea tuvimos que separarnos todos, nuestras espadas estaban destrozando a los orcos, pero estábamos muy juntos y eso hacia que chocáramos y nos estorbáramos, era difícil.
 
Mi armadura estaba cubierta con sangre, no sabia si era mía o del enemigo, aunque ya había recibido algunos golpes no sentía el dolor de una herida profunda. Al fin pudimos vencer a los orcos que se osaron en atacarnos, pero sabíamos que vendrían más, así que nos apresuramos y avanzamos hasta llegar al río, ya no había camino que seguir.

Llegamos hasta la cascada que anteriormente nos había señalado Hassler, el agua caía y no había a donde seguir, delante de nosotros se posaba una gran montaña:                                                                                                                           
   -Detrás de la montaña esta la Fortaleza…-dijo Hassler- habremos de entrar a la caverna que esta debajo de la cascada, es la única forma de entrar…                             
   -El dragón esta ahí dentro…-dijo Rafnar con cierto temor.                                                 
   -Vamos, no hay tiempo que perder. -dijo Yunker.

Entramos sin vacilar, ya no había marcha atrás, con las pisadas sentimos en el suelo huesos y cráneos, Hassler logro encender una antorcha y seguimos avanzando. Sentí un golpe en la espalda que me derribo, eran los orcos de nuevo, nos habían sorprendido, me puse de pie y ataque. Nos estaban haciendo retroceder, pelábamos con furia, lanzando gritos con cada golpe que asestábamos, pero el rugido de una bestia retumbo en todo el lugar, los orcos huyeron rápidamente y nosotros nos mirábamos unos a otros sin saber que hacer.

Seguimos adelante, sin saber lo que nos esperaba, aferrandonos a nuestras espadas. De nueva cuenta se escucho un rugido e hizo que Hassler se detuviera:                                                                                                                         
   -Que pasa Hassler? – preguntaba Milo…                                                               
   -El dragón esta esperándonos, pero alguien tendrá que quedarse mientras los demás lo pasamos…                                                                                                     
   -Y bien, quien se queda? – decía Karsten.

Nadie decía nada, el silencio que había en la caverna era imponente, hasta que una llamarada ilumino todo el lugar. Era el dragón que salía a nuestro encuentro, el rugido de sus entrañas me atemorizo bastante y estuve a punto de correr, pero Yunker con escudo al frente y empuñando su espada lanzo un golpe al dragón, los rugidos de la bestia casi hicieron que explotaran nuestros oídos. El calor dentro de la caverna era terrible. No podíamos quedarnos mucho tiempo o acabaríamos rostizados. Morggesten y Milo atacaron también, Karsten nos empujo a Rafnar y a mí al frente:                                                                                           
   -Corred y alcanzar la salida…-nos dijo, apresurados logramos salir, detrás de nosotros Hassler, Helfdane, Yunker y Karsten.
   -Milo… Morggesten…? –pregunte, pero Yunker con un movimiento de cabeza me hizo entender que nuestros amigos se quedarían a combatir al dragón. Hassler se adelanto a buscar la entrada a la Fortaleza, el resto avanzamos lentamente, Rafnar y yo mas callados que de costumbre
  -Hay orcos en la entrada trasera, no son mas de diez no tendremos problema en entrar…-decía Hassler.

Así de nueva cuenta desenvainamos nuestras espadas que ya estaban manchadas con sangre de orcos. Nos detuvimos detrás de unas rocas y observamos por un rato, los orcos se estaban alimentando, tenían sus armas en el suelo y aprovechamos para atacar.
Hassler lanzo su espada que atravesó a uno de los orcos, los demás atacamos rápido y ferozmente sin dar oportunidad a los orcos de tomar sus armas y repeler el ataque.  Entramos de prisa y sin miramientos, vimos las torres donde supusimos tendrían a la Princesa Valya. Un grupo de bárbaros estaban haciendo guardia en la entrada principal, de igual forma que contra los orcos atacamos rápidamente sin dar oportunidad al enemigo.

   -Hay que tomar sus cascos y sus capas, para pasar inadvertidos… -decía Yunker, entonces nos hicimos pasar por bárbaros para entrar a la torre. Subíamos los escalones de prisa, en poco tiempo descubrirían los cuerpos de los orcos y los bárbaros y entonces si estaríamos en graves problemas.
Derribamos la última puerta que mantenía prisionera a nuestra Princesa, entramos al salón y ahí estaba, vestida de blanco y encadenada. Helfdane se quedo afuera para alertarnos. Yunker de un golpe rompió con su espada las cadenas y libro a la Princesa, con su espada.
   -Yunker!, sabia que vendrías por mi…-decía la Princesa.                                     
   -Princesa, el enemigo esta afuera…-dijo Karsten.

Los cuernos de Velaher resonaron en la Fortaleza, era la señal de alerta, me asome por el balcón y vi que orcos y bárbaros corrían en todas direcciones, alistando sus armas. De otra torre salía Drako, empuñando su espada y dando ordenes a sus hombres. Helfdane entro en la sala y nos alerto:
   -Orcos suben rápidamente, hay que salir de este horrendo lugar…

Salimos del lugar con nuestras espadas al frente, y no tardamos en toparnos con los orcos que subían deprisa, chocamos y peleamos, nos abrimos paso entre sangre y muertos, corrimos a la salida pero los bárbaros ya nos esperaban.

   -En circulo, en circulo!,  protejan a la Princesa…!!! –nos gritaba Yunker desesperado. Los bárbaros atacaron y los rechazamos, no cedíamos pero el enemigo cada vez se hacia mayor. Drako se aproximaba al sitio de encuentro.

Cuando el enemigo más nos abrumaba aparecieron por detrás de ellos Milo y Morggesten, luchando como fieras y sin temor de caer. Yo quede sorprendido porque los creía muertos, pero verlos me dio más fuerza y seguí atacando haciendo retroceder a los bárbaros.
   -Salid de prisa…!!! –gritaba Milo. Yunker protegía a la Princesa, Rafnar y yo los cubríamos de los orcos, atrás quedo el resto para asegurar la salida de la Princesa. Drako y sus hombres nos alcanzaron afuera.

   -Sigan adelante, y cuiden ella- dijo Yunker que se enfrentaría a Drako. Entonces salio el resto y enfrento  a los hombres de Drako, Yunker fue al encuentro del líder del enemigo, pero Morggesten lo detuvo.
   -Sigue adelante, yo peleare con el…-dijo, estaba herido y su tiempo se terminaba. Yunker acepto y le dio un apretón de manos. Hassler llego con caballos que montamos rápidamente al tiempo que seguíamos lanzando golpes. Cabalgamos de prisa, vi atrás Drako no tuvo mayor problema en vencer a Morggesten.

Cabalgamos toda la noche hasta estar seguros que el enemigo no nos alcanzaría. Habíamos logrado rescatar a la Princesa Valya, pero su rescate costo la vida de dos grandes guerreros: Astur y Morggesten.

Al día siguiente llegamos a los límites de nuestro reino, cansados, heridos y hambrientos. Una escolta nos llevo al Castillo, donde nuestro Rey nos recibió como autentico héroes.  Se preparo en la Sala principal del Castillo un gran banquete en nuestro honor, pero Yunker y los demás lo rechazamos.
   -Dime Yunker, que se merecen tu y estos valientes guerreros que arriesgaros sus vidas por mi hija- dijo el rey                                                                           
   -Dos valientes hombres quedaron atrás, así que no podemos festejar, solo le pido que sus nombres sean gravados en el Salón Real, donde se encuentran los restos de nuestros héroes… -dijo Yunker.                                                     
   -Así será entonces Yunker-dijo el Rey                                                                           
   -Ahora es tiempo de descansar, que muy pronto Lord Kronn y sus ejércitos atacaran con furia…

Entonces nos retiramos del lugar, porque sabíamos que la batalla final estaba cerca…
 
Los Heroes no morimos, nos reunimos en el infierno para la batalla final...