Estimado Lisímaco, emperador de macedonia:
Envío esta misiva con premura puesto que mi cargo se vería en peligro si se descubriese este gesto.
Hará ahora un ciclo lunar viaje hasta Delfos a visitar su ya famoso oráculo. Cada año se realiza este gesto en honor a los dioses olímpicos y es una tradición que el rey de Grecia escuche sus profecías. Las nuevas que los ermitaños que allí habitan no son nada buenas y ensombrecen mi alma, pero mi deber como gobernante de estas tierras es cumplir con los designios de los dioses.
El trágico mensaje que los dioses me transmitieron fue alto y claro, la alianza con los macedonios es falsa y se están gestando agresiones contra los griegos por parte vuestra, me niego a creer eso pero la población espera que su gobernante sea un fiel seguidor de los dioses y erradique esa amenaza. Mis generales están planeando la guerra puesto que dan por hecho que se va a llevar a cabo, pero tu y yo somos amigos de toda la vida y no podía dejar que esto ocurriese así.
Por eso te envío esta misiva urgente, para avisarte que la guerra se acerca a tus tierras hasta ahora pacificas. Ruego que perdones mis acciones, pero me veo obligado a ello por fuerza divina.
Mis más sinceros saludos, Casandro, líder de la liga Pan helénica.