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Desaparición / Re: Resultados Turno 1.
« en: 11 de Noviembre de 2006, 10:45:13 am »
Paul Kristoff
La conversación con Sandy no dio los resultados esperados (por supuesto, no me reconoció en aquel niño de los barrios bajos), y tampoco aportó interesantes datos para comenzar a indagar. Afortunadamente, los detectives de la policía metropolitana ya se habían ido y solamente un par de uniformados se mantenían en la puerta de la casa, a los cuales no fue difícil engañar con mi documentación y aspecto.
Dentro tan solo un cura (un tal padre O’Sullivan) que consolaba a la desconsolada “niña”. La conversación no aporto demasiados datos; no sabía en que estaba trabajando, no tenía enemigos y estaba segura que su desaparición no había sido voluntaria. Lo típico, vaya.
Con estos datos, no lo dude un instante; si alguien sabia algo del tema ese sería Tony “el niño”, famoso repetidor del Templo de los listillos, como se conocía a la Universidad entre los estudiantes.
Tony no era tonto, ni mucho menos, aunque desde luego no era estudioso ni le gustaba estudiar. Repetía y repetía porque ese era su corralito, el lugar donde el efectuaba sus negocios, desde venta de objetos de “segunda mano” hasta tráfico de drogas, pasando por la inevitables apuestas.
Cuando Tony no estaba en clase (las mas de las veces), se encontraba en el sótano de “El Elfo Negro” un bar de mala reputación, pero con unos estupendos billares donde Tony ponía en práctica sus estudios de geometría aplicados al billar (el billar es geometría y fuerza, repetía el repetidor). Tony me debía varios trabajos (boletines de calificaciones falsificadas para los niños bien de la ciudad) nunca pagados y que ahora pensaba cobrarme en especie. Él tenía forzosamente que haber oído algo de este oscuro asunto.
Mientras esperaba la hora habitual de aparición de Tony (ni a él ni a mi nos gustaba mucho madrugar, mas bien éramos animales noctámbulos), aproveche en casa para recopilar toda la información que La Gran Red tuviera sobre el profesor Freeman, sus últimos trabajos, tesis, colaboradores y rivales, estado financiero y cualquier otra cosa que pudiera serme de utilidad.
Nada, nada fuera de lo normal y habitual. Una escueta biografía, sus meritos y logros académicos, una foto del siglo pasado y sus últimas publicaciones. Ningún escándalo, ninguna investigación prohibida o envidiada, ningún asunto económico pendiente o futuro… El profesor Freeman era para la red un individuo gris más, pero para mi eso era precisamente un acicate a mi curiosidad.
Llegué a El Elfo Negro un par de horas antes, ya que era un buen lugar donde escuchar lo que se cocía en la ciudad, mientras esperaba a Tony y me tomaba un par de deliciosos Jack’s con hielo.
Tony no estaba cómodo con nuestra conversación; la Universidad era su territorio y sin embargo no sabía casi nada del profesor y su posible desaparición. Dicen, comentan, se rumorea,… pero nada sustancioso con lo que empezar a investigar.
Lo que mas fastidiaba a Tony es que con tan poca información, me iba a seguir debiendo los trabajos, y lo que mas me molestaba a mí es que parecía que el profesor se hubiera desvanecido en el aire; nadie sabía nada y nadie había visto nada.
Parecía que fuera lo que fuera, se había producido y provocado dentro de los muros de la Universidad…
La conversación con Sandy no dio los resultados esperados (por supuesto, no me reconoció en aquel niño de los barrios bajos), y tampoco aportó interesantes datos para comenzar a indagar. Afortunadamente, los detectives de la policía metropolitana ya se habían ido y solamente un par de uniformados se mantenían en la puerta de la casa, a los cuales no fue difícil engañar con mi documentación y aspecto.
Dentro tan solo un cura (un tal padre O’Sullivan) que consolaba a la desconsolada “niña”. La conversación no aporto demasiados datos; no sabía en que estaba trabajando, no tenía enemigos y estaba segura que su desaparición no había sido voluntaria. Lo típico, vaya.
Con estos datos, no lo dude un instante; si alguien sabia algo del tema ese sería Tony “el niño”, famoso repetidor del Templo de los listillos, como se conocía a la Universidad entre los estudiantes.
Tony no era tonto, ni mucho menos, aunque desde luego no era estudioso ni le gustaba estudiar. Repetía y repetía porque ese era su corralito, el lugar donde el efectuaba sus negocios, desde venta de objetos de “segunda mano” hasta tráfico de drogas, pasando por la inevitables apuestas.
Cuando Tony no estaba en clase (las mas de las veces), se encontraba en el sótano de “El Elfo Negro” un bar de mala reputación, pero con unos estupendos billares donde Tony ponía en práctica sus estudios de geometría aplicados al billar (el billar es geometría y fuerza, repetía el repetidor). Tony me debía varios trabajos (boletines de calificaciones falsificadas para los niños bien de la ciudad) nunca pagados y que ahora pensaba cobrarme en especie. Él tenía forzosamente que haber oído algo de este oscuro asunto.
Mientras esperaba la hora habitual de aparición de Tony (ni a él ni a mi nos gustaba mucho madrugar, mas bien éramos animales noctámbulos), aproveche en casa para recopilar toda la información que La Gran Red tuviera sobre el profesor Freeman, sus últimos trabajos, tesis, colaboradores y rivales, estado financiero y cualquier otra cosa que pudiera serme de utilidad.
Nada, nada fuera de lo normal y habitual. Una escueta biografía, sus meritos y logros académicos, una foto del siglo pasado y sus últimas publicaciones. Ningún escándalo, ninguna investigación prohibida o envidiada, ningún asunto económico pendiente o futuro… El profesor Freeman era para la red un individuo gris más, pero para mi eso era precisamente un acicate a mi curiosidad.
Llegué a El Elfo Negro un par de horas antes, ya que era un buen lugar donde escuchar lo que se cocía en la ciudad, mientras esperaba a Tony y me tomaba un par de deliciosos Jack’s con hielo.
Tony no estaba cómodo con nuestra conversación; la Universidad era su territorio y sin embargo no sabía casi nada del profesor y su posible desaparición. Dicen, comentan, se rumorea,… pero nada sustancioso con lo que empezar a investigar.
Lo que mas fastidiaba a Tony es que con tan poca información, me iba a seguir debiendo los trabajos, y lo que mas me molestaba a mí es que parecía que el profesor se hubiera desvanecido en el aire; nadie sabía nada y nadie había visto nada.
Parecía que fuera lo que fuera, se había producido y provocado dentro de los muros de la Universidad…