En el nombre de Ala, el Clemente, el Misericordioso.
A la horda de Gaochan, a la gente de los caballos, a los que no van a tardar en morir.
No es fácil cometer tres errores en una misma acción, vuestro kan lo ha conseguido.
Primer error. Vender la piel del oso antes de cazarlo.
Dar por segura la victoria en una guerra en la que sólo se ha librado una batalla, ha sido y es uno de los fundamentales errores cometidos por infinidad de generales a lo largo de la historia. Gaochan parece querer seguir esa tradición y ya considera a los turcos como gentes derrotadas. Gaochan ha vencido una vez, le ha gustado el sabor de la sangre derramada por el enemigo, ha bebido de ella, le ha gustado y se siente invencible; no os lo podemos reprochar, muchos han seguido esa pauta y la mayoría han perecido sin volver a llevarse a los labios el dulce sabor de la victoria.
Segundo error. Mostrar tu debilidad al enemigo.
No, no penséis que no sabíamos cuales son vuestros puntos débiles. Hasta los niños más pequeños y peor instruidos saben que vuestra horda jamás podrá tumbar las altas murallas de las principales ciudades turcas, ni tendrá la habilidad necesaria para cerrar ningún cerco en torno a ellas. Samarcanda, Tashkent y otras son invulnerables a vuestras acometidas, el hecho de que nos lo digáis no supone una información relevante en modo alguno.
No, vuestro problema alcanza más allá de las palabras concretas remitidas a la Shahada. Vuestro problema es que, con esa misiva habéis demostrado que, pese a las bravuconadas que lanzáis públicamente y en la propia carta a la que me estoy refiriendo, sabéis perfectamente que la victoria no está asegurada de vuestro lado y eso es un tanto a nuestro favor. En otras palabras, habéis suplicado que os ayudemos a llevar a cabo una tarea de la que, solos, no podéis llegar a acometer con éxito. Leyendo entre líneas, el olor del miedo y la inseguridad se hacen muy patentes.
Tercer error. Menospreciar a la Shahada.
Nos creéis unos simples arribistas, un grupo de gente a los que sólo les interesa medrar y conseguir el poder, alguien a quien todos odian y que debe abrirse paso con los métodos y las formas que sean precisas para poder sobrevivir. Pero somos mucho más que eso. La Shahada tiene un vínculo de parentesco con las gentes del Islam mucho mayor que el de paternidad, nos consideramos la salvaguarda de los Creyentes y que ha de convertir a todo el orbe a la verdadera fe. Explicadme, ¿cómo vamos a alcanzar nuestras esperanzas de futuro si traicionamos vilmente al único poder terrenal que acepta sin beligerancia nuestra existencia? ¿cómo podemos presentarnos ante los Creyentes, con sus casas destrozadas, sus campos devastados, sus mujeres violadas, su ganado sacrificado… teniendo las mezquitas impolutas y rebosantes de oro? ¿quién, en esas condiciones, seguiría nuestros pasos?
La Shahada, todos sus miembros, todo su poder, TODO, están del lado del turco y le apoyarán, con la ayuda de Alá, el Creador de Todo, hasta la última gota de nuestra sangre, hasta el último hálito, hasta siempre…
… hasta la Victoria que Alá nos concederá.
Acima.