Sé que responder casi dos meses después es imperdonable, y como no caben excusas, no usaré ninguna. Y supongo que poco puedo añadir, si todos estamos de acuerdo en que Klaskan ha sido la mejor partida que hemos jugado, por algo será. Yo desde luego no he conocido a ningún máster con tanta dedicación como dehm, ni un juego que dejase tantísima libertad a los jugadores para organizar a su gusto cómo jugar la partida, no sólo en cuanto a estrategia sino también a ambientación. Hace mucho que dejé de jugar, y también hace mucho que Klaskan dejó de tener turnos regulares, pero pese a todo me da algo de pena darle final. Entiendo que debe ser así, pero me da pena.
Siempre recordaré con cariño las horas dedicadas a Klaskan, con las ambientaciones sobre mis jocosos y decadentes atlantes de Myl-Ablos, el lento inicio de una larga amistad con el Reino de los Dos Enanos (lamentablemente no conservo esos e-mails, pero recuerdo que para remarcar el secular aislacionismo de mis atlantes y su escasa familiaridad con la hipotética Lengua Común en la que nos comunicamos los habitantes de Klaskan, redactaba las primeras misivas en un castellano imperfecto, arcaizante y de extraña sintaxis), las largas charlas con dehm, y, sobre todo, el extraño destino de Sardándalo en su camino inexorable hacia la locura y la barbarie -protegido, eso siempre, por los dioses caprichosos del azar, pese a sus mediocres stats-. Aprovecho para agradecer a Viu su gentileza cuando, al hacerse cargo tras de mí de Orcos2, escribió un relato explicando cómo Sardándalo/Orm perdía el liderazgo de la horda y, en vez de matarle, hizo que se perdiera en la bruma, camino de quién sabe qué nuevas degradaciones.
Fueron años de muy grato recuerdo para mí, en los que pasaron muchas cosas, como el imperfecto encaje en Dracomiconia, el nacimiento del proyecto de esta web o la acogida de los huérfanos de Rogermalton y LOTE. Ahora todo parece un poco apagado, y todos estamos más bien ausentes -cuestión generacional, supongo-, pero ojalá que esto no muera del todo. Yo soy un poco el hombre de los mil proyectos, siempre inciertos y por ahora siempre inconclusos, y sé que dehm nunca pierde la esperanza y acabará por recaer en el arbitraje. Sospecho que a corto plazo no saldrá nada adelante, pero no renuncio a la esperanza. Y si no, al tiempo.
Creo que ya me he puesto nostálgico. Pero Klaskan bien lo merece.
Un abrazo a todos, y en especial a dehm, por aguantar nuestras múltiples idas de pinza,
Raúl
PD: yo tengo mucha curiosidad por conocer los entresijos de la partida, y en particular por aquella cuestión del Apocalipsis klaskánico que nuestro bienamado árbitro nunca quería explicar pero que supuestamente pendía inminente sobre nuestras cabezas. ¡Queremos saber! (que decía la Mercedes Milá en tiempos mejores y ya olvidados)