Empecemos pues el combate...
El día se levantó con una pesada niebla proveniente del mar envolviendo a la antigua ciudad de Esthix bajo su manto protector, sin embargo, a medida que sus habitantes se levantaban para realizar sus cotidianas actividades, la fuerza del astro rey iba poco a poco rompiendo la matutina niebla preparándose para iluminar con todo su esplendor el inicio del Gran Torneo de Magia.
Los saurios habían levantado el día anterior un campo de duelos en una explanada en el exterior de la amurallada ciudad... lejos de la misma por si algún conjuro se desviaba, evitando así cualquier tipo de respuesta por parte de las defensas de la ciudad que podría haber resultado desastroso para todos. La expectación era grande... pues todos esperaban con ansiedad este día, pues al fin se volvía a realizar un Gran Torneo de Magia sobre la faz de klaskan. Es cierto que los asistentes fueron menos de los esperados, pero los que acudieron levantaron revuelo. A lomos de grandes lobos de guerra acudieron Grâgdul y Gorbah, los magos representando a las hordas de orcos bamboleándose sobre sus monturas... algunos silbaron impresionados pensando que el bamboleo de los mismos se debía a su inexperiencia en esas lides al dedicar todo su tiempo a la magia, otros mas versados, sabían que era efecto del grog pero se lo callaron para ellos... El taciturno y enfadado Dubul-Dal los seguía, firme, ceñudo, con cara de enfado, al haber llegado un poco mas tarde que sus ancestrales enemigos los orcos y verse obligado a caminar tras ellos. "Un enano siempre debe ir delante de un orco, delante, siempre delante" no hacía mas que repetirse, controlando su ira, para con él por no haber llegado medio día antes y para con la organización, desconocedora de las mas mínimas leyes de etiqueta. Sin embargo su ira fue menguando cuando vió llegar a la reina Selene de las sílfides, con su arrebatadora belleza y su aura de bondad y ternura... Y es que aunque un enano no tiene tiempo para estas cosas de la sensibleria siempre sabe apreciar la calidad de una obra bien terminada....
Finalmente, el mago saurio, apoyado en un bastón donde resplandecía una extraña gema tornasolada apareció tras el resto de concursantes, y el ruido de la multitud aplaudiendo, dando ánimos y vitoreandole hizo que su apagadas escamas recuperaran brillos que creyó nunca poder recuperar como no fuera por obra y gracia de la magia... No eran muchos los que acudían pero seguro que harían que mereciera la pena... Echó una mirada el campo de duelos y lo que vió le satisfizo.
Habían cumplido sus directrices al pie de la letra... un campo de tierra de 300 pies de lado con dos grandes pedestales a unos 5 pies de altura, rodeado por numerosas bancadas que permitían a la población observar con detenimiento el combate. Rápidamente se puso en su lugar y escuchó al gran Reptis, señor de los saurios, inaugurar oficialmente el torneo. La emoción le embargaba... el sorteo había decidido que se enfrentara en segunda ronda con Gorbah el Orco, así tendría tiempo de observar a los primeros contrincantes... No tuvo que esperar mucho. Las trompetas sonaron y los contendientes entraron en liza...
Reptis I de Varania