Estimados Padres Conscriptos:
En primer lugar, haya paz. Los mármoles de esta Augusta Cámara no merecen escuchar las palabras que más dignas serían de un mercado de verduras. Las rencillas entre familias, que si bien es cierto dan impulso y color a la República, no son en este momento lo más indicado. Acabemos con los bárbaros, nuestro auténtico enemigo común, estimados colegas.
Por otra parte, dada la imprevista vuelta de los Nicolaius, me alegra ver que los puestos del Senado vuelven a estar completos... Lástima que dicha vuelta no se hubiera producido hace un tiempo, cuando muy necesitadas estaban las arcas romanas del fabuloso tesoro familiar de los Nicolaius! De todos modos, estoy satisfecho por ver que, en realidad, no ha huído vilmente como todos temimos.
Vale atque vale.