Estimados Padres Conscriptos:
Renovación. Tal y como os he dicho en mi anterior intervención, Roma necesita renovarse. Renovarse en espíritu y en ideas, mirar al futuro con esperanza y pensar que nada hay imposible para los hijos de Eneas, de Rómulo, y de Marte.
Y la primera de las cosas por hacer pasa por renovar a la propia República, dejando atrás las derrotas y los lamentos, recuperando el justo equilibrio que siempre ha caracterizado, y ha de caracterizar, a nuestra Gran República Romana.
Así, mi primer decreto es hacer que Fabius Saladinus, pues ya ha combatido con éxito en tierras de Siria, sea mi Magister Equitum, fiando en que ambos podremos comandar a las legiones hacia la victoria.
Por otro lado, y completamente convencido de haber sopesado bien los posibles candidatos al Censorado, presento una doble propuesta a esta Augusta Cámara para ser sometida a votación. He de advertiros, no obstante, que la segunda de ellas es tan sólo un trámite que las leyes de funcionamiento interno me obligan a realizar, ni más ni menos; estoy seguro de que los Eminentes Senadores sabrán reconocer la sabiduría presente en la primera de mis propuestas para el cargo de Censor. No os extrañe, por tanto, que vote en contra de la supletoria.
Por ello, sabedor de que cumplirá con la tarea renovadora que Roma precisa en estos turbios momentos, y comprobado por mí personalmente su buen hacer gubernativo en el consulado que mi familia y él compartieron en su momento, dispongo:
-Propuesta I: Aelius Teppicus para el muy noble cargo de Censor.
-Propuesta II: Papirius Alcius para ser reelegido como Censor.
Emitiendo ya los votos en bloque por mi familia con SÍ a la primera propuesta, y NO a la segunda de ellas.
Vale atque vale.